Marilyn Monroe. Biografía

Marilyn Monroe

El 5 de agosto de 1962, la actriz estadounidense Marilyn Monroe, el gran mito er�tico de los a�os cincuenta, fue hallada muerta en su casa de Hollywood. Aunque el forense dictamin� que la actriz se hab�a suicidado con una sobredosis de somn�feros, las causas de su muerte permanecen a�n confusas; se apreciaron algunas contradicciones en el informe m�dico de su tr�gico fin.


Marilyn Monroe en una imagen de 1953

Las dificultades profesionales y su agitada vida sentimental parecieron estar en el origen de su muerte. En cualquier caso, la jovialidad y el vivir desenfrenado y despreocupado que muchas veces hab�a representado en el cine y fuera de �l se corresponden poco con el verdadero perfil de su vida, marcada por las contradicciones y los complejos de una ni�ez y una juventud desgraciadas, seguidas despu�s de un �xito arrollador al que no supo hacer frente, ni siquiera cuando crey� encontrar, junto a personalidades como Arthur Miller, la estabilidad y la seguridad que persigui� durante toda su vida.

Marilyn Monroe, de verdadero nombre Norma Jean Baker (o Norma Jean Mortenson, apellido de su padrastro), naci� el 1 de junio de 1926 en Los �ngeles, en el estado norteamericano de California. Hija de Gladys Baker, quien nunca le comunic� la identidad de su padre, su primera infancia fue muy dura. Su madre la dej� en manos de un matrimonio amigo hasta que cumpli� siete a�os; entonces se la llev� a vivir consigo.

Pero un a�o m�s tarde Gladys fue internada en un sanatorio psiqui�trico en el que se le diagnostic� una esquizofrenia paranoide, enfermedad que luego Marilyn creer�a haber heredado, especialmente cuando era internada por sus frecuentes depresiones. Su infancia y adolescencia transcurrieron entre un orfanato (en el que ingres� a la edad de nueve a�os y trabaj� como ayudante de cocina), la casa de sus abuelos y las de varias familias que la adoptaron. En una de estas casas de acogida sufri� al parecer abusos sexuales por parte del cabeza de familia cuando contaba ocho a�os.

Nada hac�a pensar que Norma Jean tuviera una futura carrera como actriz, ni tan siquiera el hecho de que su madre, una mujer extraordinariamente atractiva, hubiera trabajado durante un tiempo como montadora de negativo en Consolidated Film Industries. Marcada por la inestabilidad emocional y la pobreza, a los diecis�is a�os, tras abandonar sus estudios, se emple� en una planta de construcci�n de aviones. En la misma f�brica conoci� a un mec�nico de 21 a�os, James Dougherty, con quien contrajo matrimonio el 19 de junio de 1942 y de quien se divorciar�a cuatro a�os despu�s.

De modelo a actriz

Ese mismo a�o de 1946 un fot�grafo de modas la descubri� y la convenci� de que se hiciera modelo. As�, la a�n llamada Norma Jean comenz� su carrera como modelo bajo la tutela de la agente Emmeline Snively, que le sugiri� cambiar el color de su cabello, que era casta�o de nacimiento, por el caracter�stico rubio platino. Durante esta �poca, Norma Jean realiz� un sinf�n de campa�as publicitarias, siendo muy recordadas las que hizo para anunciar trajes de ba�o. Paralelamente, su car�cter inquieto y deseoso siempre de adquirir nuevos conocimientos la llev� a tomar clases de arte dram�tico en el Actor's Lab de Hollywood y a asistir a cursos de literatura en la Universidad de Los �ngeles (UCLA).

El rostro de la modelo comenzaba a ser muy conocido. Sus innumerables trabajos publicitarios hicieron que en 1947 el magnate Howard Hughes, propietario de la compa��a cinematogr�fica R.K.O., le ofreciera hacer unas pruebas de pantalla con el objeto de saber si pod�a dar juego ante una c�mara cinematogr�fica; pero Norma Jean prefiri� aceptar una oferta de la 20th Century Fox para trabajar unos meses como actriz de reparto. Intervino en tres pel�culas olvidables en los que no fue debidamente acreditada, y ya entonces se verific� el cambio de nombre: Norma Jean pas� a llamarse Marilyn Monroe. Uno de sus primeros papeles era de figurante entre una multitud; se trataba de la pel�cula de Frederick Hugh Herbert Scudda Hoo! Scudda Hay!, con June Harver. En un momento del film, Marilyn se separaba del grupo para saludar a la actriz principal. Esta escena, sin embargo, se cort� luego en el montaje, y Marilyn recordaba algunos a�os despu�s: "Una parte de mi espalda es visible en un plano, pero nadie lo supo aparte de m� y algunos amigos �ntimos."

Un a�o despu�s la Fox rehus� renovarle el contrato, por lo que acept� uno nuevo de parecidas caracter�sticas en Columbia. Para esta compa��a actu� en la comedia musical Ladies of the chorus (1948), de Phil Karlson. Marilyn era una modesta bailarina de striptease llamada Peggy Martin y cantaba dos canciones. Para preparar este papel recibi� lecciones del director musical de la Columbia, Fred Karger, con quien se cree que mantuvo relaciones �ntimas. Al a�o siguiente particip� en el que ser�a el pen�ltimo filme de los hermanos Marx m�s o menos al completo (Groucho, Harpo y Chico), Amor en conserva (Love Happy), de David Miller. En la pel�cula, Marilyn contone� sus caderas con tanta donosura que Groucho Marx, que interpretaba al detective Sam Grunion, manifest� por ella con su proverbial histrionismo un bullicioso deseo.


Con Groucho Marx en Amor en conserva (1949)

A continuaci�n consigui�, ya para la productora Metro Goldwyn Mayer, un papel breve pero de suma importancia para su futuro como actriz: en el excelente thriller de John Huston La jungla de asfalto (The Asphalt Jungle, 1950), interpretaba con bastante soltura a �ngela, la amante de un g�ngster al que acaba por traicionar. El siempre atento Joseph L. Mankiewicz, que hab�a iniciado su carrera como realizador cuatro a�os antes, repar� en la joven Marilyn y le ofreci� otro peque�o pero suculento papel en su melodrama Eva al desnudo (All About Eve, 1950). En esta pel�cula interpretaba a una superficial aspirante a actriz en lo que podr�amos calificar como uno de los primeros papeles que respond�an al estereotipo que m�s tarde se crear�a de ella.

Poco antes, en 1949, Marilyn, que durante un tiempo compagin� las profesiones de actriz y modelo, dio su primer golpe en aras de la celebridad al posar para una sesi�n fotogr�fica cuyo resultado es a�n hoy una de las m�s genuinas im�genes de una pin-up girl. Se trata de las im�genes que muestran en tomas cenitales a Marilyn desnuda sobre un cubrecamas de color rojo. Algunas de las fotos aparecer�an ese mismo a�o en un calendario, y algo despu�s, en 1953, una de ellas ser�a la portada del primer n�mero de la famosa revista er�tica Playboy. Esto, sin duda, fue un verdadero acontecimiento medi�tico, quiz� de los primeros que pueden ser comparados a los que se dan hoy d�a.

Mientras tanto, la actriz no abandonaba su carrera en el cine. Tras realizar algunos papeles secundarios no demasiado destacables, en 1952 apareci� en algunos t�tulos de cierta importancia, bien por sus directores, bien por el trabajo que desempe�� en ellos: Encuentros en la noche (Clash by night), de Fritz Lang; No estamos casados (We're not married), de Edmund Goulding; el episodio que Henry Koster realiz� para el film colectivo Cuatro p�ginas de una vida (O�Henry's Full House); y la pel�cula de intriga Niebla en el alma (Don�t bother to knock), de Roy Ward Baker, en el que encarn� de manera muy convincente al personaje de Nell Forbes.


En Niebla en el alma (1952)

Marilyn estuvo verdaderamente espl�ndida en su papel de Nell, una ni�era perturbada que hab�a intentado suicidarse en el pasado y que, desesperada y medio loca tras haber perdido a su gran amor, se disfraza ahora con las joyas de su se�ora para seducir a un atractivo piloto. La ni�a a la que debe cuidar aquella noche, Benny, frustra sus planes, por lo que la alucinada muchacha la amenaza primero con destriparla con tanta facilidad como a una mu�eca, y luego la amordaza y la ata a la cama. En esta s�dica y desquiciada relaci�n con la peque�a, Marilyn dio muestras de una convincente crueldad que, al tiempo que desvelaba sus excelentes dotes dram�ticas, tal vez le trajo a la memoria los horrores sufridos durante su propia infancia. Fue sin duda uno de los mejores papeles de su carrera.

Estrella de la comedia

Pero el filme realmente importante de ese a�o fue la comedia de enredo Me siento rejuvenecer (Monkey Business), de Howard Hawks, el director que junto a John Huston y Billy Wilder tal vez supo extraer lo mejor de Marilyn Monroe. En esta comedia, verdadero cl�sico del g�nero escrita por Ben Hecht, Charles Lederer y I.A.L. Diamond, hac�a el papel de una secretaria rubia y tonta junto a dos verdaderos monstruos del g�nero, Cary Grant y Ginger Rogers. La maestr�a de la puesta en escena y la espl�ndida carpinter�a dram�tico-c�mica de la pel�cula era lo que estaba necesitando la carrera de Marilyn, que por fin pod�a demostrar su val�a m�s all� de lo est�pido que pudiera ser el personaje que interpretara. Adem�s, y como se ver�a m�s adelante, fue en la comedia m�s o menos pura donde la actriz dio lo mejor de s� misma.

En 1953 se rodaron las tres primeras pel�culas en que su contribuci�n era importante. En primer lugar, Ni�gara, un filme de suspense a lo Hitchcock que dirigi� el siempre eficiente Henry Hathaway, pero que no era el tipo de producci�n id�nea para la actriz. Mucho m�s relevante, ya que tal vez es el t�tulo que marca el inicio de Marilyn Monroe como estrella y como mito sexual, es Los caballeros las prefieren rubias (Gentlemen prefer blondes), una nueva comedia, esta vez musical, de Howard Hawks.

Los caballeros las prefieren rubias, basada en una ingeniosa novela de Anita Loos, contaba la historia del enfrentamiento de dos coristas, una morena, la turgente Jane Russell, y otra rubia, Marilyn, que tratan de cazar a uno de los solterones m�s deseados y ricos de Am�rica. En esta pel�cula, plagada de excelentes gags y de provocativos n�meros musicales, Marilyn demostr� que era, adem�s de una buena actriz de comedia, una notable cantante y bailarina, con un estilo personal y muy sugestivo. De hecho, el buscado personaje masculino, que interpret� Charles Coburn, optaba finalmente por quedarse con Lorelei Lee, la rubia.


Marilyn en Los caballeros las prefieren rubias
y Cómo casarse con un millonario (1953)

El tercer trabajo que hizo ese a�o fue un filme argumentalmente bastante parecido, C�mo casarse con un millonario (How to marry a millionaire), de Jean Negulesco, en el que Marilyn y otras dos actrices, esta vez Betty Grable y Lauren Bacall, se propon�an conquistar a un millonario a toda costa. No tan exuberante ni rotunda como la anterior, era una pel�cula que explotaba en clave de comedia la disparidad de f�sicos y caracteres de las tres int�rpretes femeninas y, por tanto, resultaba un trabajo muy a la medida de las aptitudes de Marilyn Monroe. Como consecuencia de estos sensacionales trabajos, en 1954 le ser�a otorgado el prestigioso Globo de Oro a la mejor actriz.

Convertida en menos de un a�o en una de las estrellas m�s rutilantes del firmamento cinematogr�fico hollywoodiense, el 14 de enero de 1954 contrajo matrimonio con el m�tico jugador de b�isbol Joe DiMaggio, uno de los primeros deportistas estadounidenses cuya popularidad era comparable a la de una estrella del cine. La boda fue uno de los acontecimientos sociales m�s sonados de ese a�o, pero s�lo unos meses despu�s, el 27 de octubre, DiMaggio y Marilyn se divorciaron. A pesar de ello, y seg�n el testimonio de amigos de la actriz, Joe DiMaggio fue, de los tres maridos que tuvo, el �nico al que quiso realmente.


Joe DiMaggio

Cinematogr�ficamente hablando, 1954 no fue un gran a�o si se compara con el precedente o con los siguientes. Particip� en dos t�tulos; el primero fue un peculiar cruce entre el melodrama y el western que dirigi� Otto Preminger, R�o sin retorno (River of no return), un buen filme coprotagonizado con Robert Mitchum en el que Marilyn no brill� especialmente. El segundo, la comedia musical Luces de candilejas (There's no business like show business), realizada por Walter Lang, result� de un nivel muy inferior a las que hab�a protagonizado el a�o anterior.

En la cumbre

Pese a los �xitos profesionales que hab�a obtenido en poco tiempo, su vida personal no era nada satisfactoria. Adem�s del reciente fracaso sentimental con DiMaggio, no cesaba de luchar para demostrar que era algo m�s que una cara y una figura bonitas. Cuanto m�s se convert�a en una sex-symbol, m�s intentaba no sucumbir a la conformista imagen que proyectaba. El acoso al que era sometida por parte de los directivos de las productoras era constante. Si en sus filmes ella atra�a al hombre con su cuerpo y su inocente encanto, en la vida se jactaba de no haber aceptado nunca acostarse con los productores y jefes de los estudios, algo que a buen seguro le habr�a facilitado las cosas para conseguir mejores papeles, sobre todo en los inicios de su carrera.

Por otra parte, su arraigado complejo de nulidad intelectual, seguramente causado por haber abandonado pronto los estudios, la llev� a nuevas actividades. En 1955, por ejemplo, acudi� al prestigioso Actors Studio neoyorquino para tomar clases con Lee Strasberg. Inducida por Strasberg, estudi� el psicoan�lisis con la finalidad de conocerse m�s a s� misma y hacer aflorar su potencial interpretativo. Strasberg, un hombre generoso, la trat� como un padre y le ofreci� intervenir en sesiones teatrales del centro, protagonizando obras como Un tranv�a llamado deseo, de Tennessee Williams, y Anna Christie, de Eugene O'Neill. Estos detalles fueron objeto de burlas por parte de ciertos ambientes de Hollywood que se obstinaban en verla como una actriz cuyo �nico atributo valioso era el de despertar una irrefrenable atracci�n en los hombres.

Las dos pel�culas en las que intervino a continuaci�n, aunque excelentes, presentaban al personaje que deb�a interpretar como alguien con m�s de un paralelismo con esa otra Marilyn de la vida real. Tanto en La tentaci�n vive arriba (The seven year itch, 1955), de Billy Wilder, como en Bus Stop (1956), de Joshua Logan, Marilyn ofreció dos actuaciones intachables. Pero el gran p�blico, en lugar de cambiar la idea que ten�a de la actriz fij�ndose en su capacidad interpretativa, todav�a la encasillaba m�s, debido a que eran papeles similares a la imagen que desde los estudios se hab�a dado de ella.


Marilyn Monroe en La tentación vive arriba (1955)
y en Bus Stop (1956)

La presi�n habitual a la que se somet�a a una gran estrella, el menosprecio que sent�a que le profesaban algunos profesionales de la industria y el descontento consigo misma no tardaron en hacer mella en Marilyn. Su comportamiento en los rodajes era cada d�a m�s problem�tico, con frecuentes impuntualidades, excusas para intempestivas ausencias y malas relaciones con actores y t�cnicos. Por esta �poca comenz� a tomarse per�odos de descanso en cl�nicas debido a las depresiones en que cada vez con mayor frecuencia se ve�a sumida.

Con todo, segu�a estando en el ojo del hurac�n, siendo el objeto preferido de la prensa; pero tambi�n ello resultaba frustrante. Aceptaba conceder una entrevista a la espera de que alg�n periodista se interesara por sus inquietudes intelectuales, por lo que le�a o por el tipo de pel�culas que le gustar�a interpretar, pero lo �nico que encontraba sistem�ticamente eran burdas cuestiones de tocador. Algunas de sus respuestas de entonces se convirtieron en c�lebres, como cuando asegur� que no usaba ropa interior o que para dormir s�lo se pon�a Chanel nº 5. As� es que, inconscientemente o no, la propia Marilyn terminaba contribuyendo a consolidar la percepci�n que de ella ten�a la gente.

Nuevos rumbos

1956 fue un a�o crucial en su vida, ya que el 29 de junio se cas� con el dramaturgo Arthur Miller, para lo que debi� convertirse previamente al juda�smo. Este enlace fue m�s sorprendente si cabe para el p�blico y la prensa que el de DiMaggio. Miller, escritor y dramaturgo serio, proveniente de la �lite intelectual jud�a, de posiciones ideol�gicas abiertamente izquierdistas, se casaba con una mujer que supuestamente era la ant�tesis: superficial, fr�vola, sin ideas propias y que aparec�a habitualmente en las portadas de la prensa amarilla. Y quienes le auguraron lo peor, acertaron, ya que este tercer y �ltimo matrimonio fue un nuevo fracaso personal. La desenfadada e ingenua Marilyn Monroe no congeni� con el exclusivo c�rculo de intelectuales neoyorquinos en que se desenvolv�a Miller, y a pesar de que no se divorciaron hasta enero de 1961, pronto se distanciaron de forma irremediable.


Arthur Miller y Marilyn Monroe

Entretanto, Marilyn hab�a puesto en marcha un nuevo proyecto que causaba el recelo de los jefes de los estudios: su propia productora. Cansada del maltrato y el desprecio, en 1957 viaj� a Gran Breta�a para protagonizar y producir El pr�ncipe y la corista (The Prince and the Showgirl), nueva variaci�n algo m�s dram�tica del tema de Los caballeros las prefieren rubias y C�mo casarse con un millonario. Como director y partenaire suyo Marilyn eligi� al shakesperiano y muy brit�nico Laurence Olivier. El rodaje fue, como ven�a siendo habitual, algo turbulento, con enfrentamientos con Olivier, retrasos, pastillas y alcohol. Curiosamente la cr�tica especializada, que ya hab�a destacado su buen hacer como actriz dram�tica en Bus Stop, fue un�nime al se�alar que la espontaneidad y el encanto de Marilyn hab�an eclipsado a Olivier, aunque fue inmisericorde con la pel�cula.

De regreso a Estados Unidos, volvieron a surgir los problemas, las inseguridades y los temores de Marilyn: un matrimonio que ya no funcionaba; unos estudios cada vez m�s refractarios a contratarla, por extra�o que esto pudiera parecer dada su inmensa popularidad; nuevas depresiones; nuevas estancias en sanatorios o cl�nicas de descanso, y dos nuevos factores, o cuando menos m�s acentuados: el consumo de alcohol y de p�ldoras, en especial barbit�ricos.


En El príncipe y la corista (1957)

En su siguiente pel�cula, Con faldas y a lo loco (Some like it hot, 1959), genial y mordaz comedia sobre el amor y el transexualismo en que volvi� a dirigirla Billy Wilder, el rodaje se convirti� en un verdadero suplicio. En sus memorias, Wilder lo recordar�a como la experiencia m�s traum�tica de su carrera debido al imprevisible comportamiento de la actriz, que nunca llegaba a la hora o que, simplemente, ten�a que repetir hasta 65 veces un plano en el que tan s�lo ten�a una frase. No obstante, y gracias en cierto modo a la buena qu�mica que hab�a con los otros dos actores principales, Tony Curtis y Jack Lemmon, el resultado final fue satisfactorio; el trabajo de Marilyn ser�a premiado en 1960 con un nuevo Globo de Oro, esta vez en la categor�a de mejor actriz de comedia o musical.

En 1960 coprotagoniz� junto al actor franc�s Yves Montand el film de George Cukor El multimillonario (Let�s make love). Aunque con un planteamiento habitual en la filmograf�a de Monroe (chica humilde pero con ansias de superaci�n que encuentra el amor en un hombre rico), Cukor imprimi� al argumento un mayor acento dram�tico. Era una producci�n suntuosa, correctamente realizada, y con un buen trabajo de la pareja protagonista, pero aun as� hab�a algo en el conjunto que no termin� de funcionar. Durante el rodaje, Monroe y Montand tuvieron un romance que no pas� a mayores. Marilyn se enamor� del actor, pero para Montand no era m�s que una aventura. Una vez m�s, la mujer m�s deseada del mundo no encontraba o ten�a dificultades para conservar un amor.

Un triste final

Su �ltima aparici�n cinematogr�fica, si descontamos la incompleta y no estrenada pel�cula de Cukor Something�s got to give, fue para muchos cr�ticos y aficionados el mejor trabajo de cuantos realiz� Marilyn Monroe. Dirigido por John Huston y con gui�n del a�n marido de Marilyn, Arthur Miller, Vidas rebeldes (The Misfits, 1961) era un filme eleg�aco, tocado con la rara cualidad de lo irrepetible, que un�a en la pantalla a tres grandes actores, Clark Gable, Montgomery Clift y Marilyn Monroe, tres estrellas que adem�s estaban atravesando por distintos motivos unos momentos personales especialmente delicados. Una historia de perdedores, tan del gusto de Huston, que en un �ltimo crep�sculo encontrar�n al menos un lugar donde poder descansar y compartir sus experiencias con alguien. Intensa y emotiva, quiz� este papel fue el mejor regalo que pudo hacer a Marilyn Arthur Miller, de quien se divorciar�a poco despu�s, el d�a 21 de enero de 1961, justo una semana antes del estreno de Vidas rebeldes. Su sentida interpretaci�n de la divorciada Roslyn Tabor, que encuentra un nuevo amor en el personaje que encarna Gable, acabaría siendo apreciada como admirable cierre y legado de carrera actoral.


En Vidas rebeldes (1961)

Los �ltimos meses de la vida de Marilyn presentan una serie de zonas oscuras que probablemente nunca lleguen a esclarecerse, como su relaci�n con el entonces presidente de Estados Unidos, John F. Kennedy, que parece probado que fue de naturaleza �ntima, o m�s tarde con el hermano de �ste, el senador Robert Kennedy, en la que algunos indicios pueden hacer pensar que fue tan s�lo de amistad. De cualquier modo, los nombres de ambos aparecieron entonces y siguen apareciendo hoy en el asunto de la muerte por suicidio de la actriz, que falleci� el 5 de agosto de 1962 a causa de una sobredosis de barbit�ricos en su casa de Brentwood, California.

A las tres de la madrugada la se�ora Murray, su ama de llaves, la encontr� en la cama en una postura extra�a, con el tel�fono fuertemente aferrado en una de sus manos y las luces encendidas. Un frasco vac�o de Nembutal encima de la mesilla atestiguaba la ingesti�n masiva de pastillas por parte de la estrella. El m�dico forense certific� su muerte y expres� su convencimiento de que se trataba de un suicidio. En a�os posteriores, una aut�ntica industria del esc�ndalo, de la que formar�an parte la prensa amarilla, la de la extrema derecha y un Norman Mailer arruinado y angustiosamente necesitado de dinero, especularon incansablemente sobre la relaci�n entre su muerte y los hermanos Kennedy.

No era la primera vez que hab�a ingerido una sobredosis de barbit�ricos combinada con alcohol: exactamente lo mismo hab�a ocurrido en la primavera del a�o anterior, poco despu�s de la separaci�n de Miller y del estreno de Vidas rebeldes. La polic�a, extra�amente, no revel� el nombre de la sustancia que hab�a tomado Marilyn, e incaut� y rehus� hacer p�blicas las cintas magnetof�nicas de la compa��a de tel�fonos en que estaban grabadas las llamadas que efectu� la noche de su muerte. Esto no hizo m�s que confirmar las sospechas de que Marilyn llam� a alguien en busca de ayuda, alguien cuya alta posici�n p�blica no le permit�a afrontar el esc�ndalo que hubiera supuesto verse envuelto en semejante asunto.

Pese a la infinidad de biograf�as y libros que sobre ella se han escrito (incluyendo su autobiograf�a, aparecida p�stumamente en 1974), en los que se ha podido percibir esa otra Marilyn que no se ajusta al t�pico, a�n hoy sigue apareciendo en primer lugar, o en un lugar muy destacado, en toda clase de rankings m�s o menos fr�volos: en 1995 fue votada por los lectores de la revista inglesa Empire como la actriz cinematogr�fica m�s sexy de todos los tiempos; la misma revista, en 1997, la situaba como la octava estrella del cine (masculina y femenina) m�s grande de todos los tiempos; y en 1999, la americana People Magazine la consideraba la mujer m�s sexy del siglo.


La tentación vive arriba (1955)

En definitiva, a pesar de los denodados intentos que Marilyn Monroe llev� a cabo en vida para ser considerada de manera distinta a como se la ve�a, dif�cilmente desaparecer� nunca de la imaginaci�n colectiva como uno de los �conos er�ticos del siglo XX. La imagen de La tentaci�n vive arriba, con blusa y falda plisada blancas que se le levantan y agitan cuando pasa sobre un respiradero del metro de Nueva York, ha quedado indisociablemente unida a su nombre. Su desaparici�n en plena juventud, y en la cumbre de su fama como actriz y como mito er�tico vivo, no hizo m�s que acrecentar la leyenda.

C�mo citar este art�culo:
Fernández, Tomás y Tamaro, Elena. «». En Biografías y Vidas. La enciclopedia biográfica en línea [Internet]. Barcelona, España, 2004. Disponible en [fecha de acceso: ].