Repasamos los coloridos looks de madrina con joyas históricas de la infanta Pilar el día que habría cumplido 86 años

Azul, amarillo y bermellón fueron los colores elegidos por la duquesa de Badajoz para este trío de ocasiones tan especiales. 
La Infanta Pilar en la pedida de mano de los Príncipes de Asturias.
La Infanta Pilar en la pedida de mano de los Príncipes de Asturias.© Gtres Online

La infanta Pilar habría cumplido hoy 86 años. La primogénita de los condes de Barcelona contrajo matrimonio en 1967 con Luis Gómez-Acebo. Con él tuvo cinco hijos: Simoneta, Juan, Bruno, Luis y Fernando. En las primeras bodas de los tres últimos, doña Pilar ejerció de madrina. Repasamos sus coloridos atuendos de peineta y mantilla y joyas históricas heredadas de sus antecesores los Borbones, Habsburgo-Lorena y Orleans.

Bruno Gómez-Acebo de Borbón, el único que no cuenta en su biografía con un divorcio, se casó con Bárbara Cano en octubre de 2002. Para asistir al Real Monasterio de la Encarnación de Madrid, donde se celebró el rito nupcial, la tía de Felipe VI se vistió a juego con los zafiros de la diadema que prestó a su nuera.  Una sencilla joya de inspiración rusa que resalta por las 15 pequeñas gemas de color rodeadas de tirabuzones de brillantes.  Una tiara creada para María Isabel de Orleans, infanta de España, condesa de París y hermana de María de las Mercedes (primera mujer de Alfonso XII), quien se la dejó en herencia a su hija la infanta Luisa de Orleans y esta a la suya, María de las Mercedes de Borbón y Orleans, que se la donó a su primogénita.

Pilar de Borbón y Borbón se cubrió para este enlace con un vestido recto y largo hasta los pies confeccionado en raso y un abrigo de escote pico bordado con pasamanería en azulón zafiro dibujando motivos vegetales. Las sandalias, forradas con la misma tela del modelo y adornos en el escote, también combinaban con el original bolso de mano forrado con plumas de avestruz. Se desconoce la autoría del diseño aunque la hermana del emérito solía confiar en el lápiz del desaparecido Elio Berhanyer para estos acontecimientos.

La infanta Pilar junto a su hijo Bruno Gómez-Acebo en la boda de este en 2002.

AG / JI / SLV/ Gtres

Del cuerpo monocroma sobresalía la mantilla de encaje oscuro sobre una teja alta y destacaba su collar de perlas favorito. Un hilo corto con 25 nácares naturales que perteneció a su bisabuela, la reina María Cristina de Habsburgo-Lorena, y que heredó de su madre, la condesa de Barcelona, en el año 2000. Esta lo recibió como regalo de bodas de Alfonso XIII (hijo de la austriaca) cuando se casó con el hijo del rey en el exilio, don Juan de Borbón y Battenberg, en octubre de 1935.

Doña María de las Mercedes también fue obsequiada en esa ocasión con un saquito con 19 zafiros valorados en 1929 en 7.250 pesetas que traspasó a su primogénita cuando se comprometió con Luis Gómez-Acebo y por el que renunció a sus derechos dinásticos 32 años después. Las gemas habían pertenecido a la citada reina regente. Con ellas, la hermana de Juan Carlos I, mandó montar un collar y unos pendientes junto a un salpicón de diamantes. Uno de los dibujos del collar se separa pudiéndose lucir de forma independiente como pendentif. En la boda de Bruno, la infanta presumió de él colgado de su collar de perlas regias.

El 18 de septiembre de 2004 la infanta nacida en Cannes volvió a desempolvar la mantilla de encaje bruno dibujando medallones (muy similar a la que llevó su madre en el funeral de su padre) para presumir de ser la madre del novio. Beltrán Gómez-Acebo y Laura Ponte se dieron el sí quiero en la Real Colegiata del Palacio de la Granja de San Ildefonso en la que está enterrado Felipe V, el primer Borbón en ocupar el trono español, ante la atenta mirada de toda la familia real. Doña Pilar se tiñó de amarillo canario con una falda recta a la rodilla y un abrigo de manga corta sin solapas que combinó con una blusa blanca con rosetones pintados a la acuarela. Como complementos seleccionó la bombonera y las sandalias doradas que había estrenado en la boda del entonces príncipe Felipe y Letizia Ortiz el 22 de mayo de ese mismo año.

La duquesa de Badajoz ejerció de madrina en la boda de Beltrán Gómez-Acebo y Laura Ponte.

Gtres

La duquesa de Badajoz volvió a rodearse el cuello con el collar de perlas de su bisabuela, la reina María Cristina de Austria, aunque en esta ocasión lo combinó con los pendientes de nácar tocados con un par de solitarios de la reina Isabel II. Unos zarcillos que adquirió la regente por 15.000 francos en la testamentaría de su suegra, conocida como la de los tristes destinos, antes de que saliesen en subasta pública. Alfonso XIII los heredó a la muerte de su madre y se los ofreció como regalo de bodas a su nuera, la condesa de Barcelona, madre de doña Pilar. Además, la infanta lució en la boda una pulsera de perlas de seis hilos interrumpidos por figuras de rubís y diamantes montados en oro amarillo y el broche cornucopia (o cuerno de la abundancia) que también perteneció a la madre del rey emérito. Un alfiler elaborado en oro amarillo, brillantes y gemas de color. Para sujetar su mantilla la primogénita del conde de Barcelona solía usar un alfiler de varias filas de diamantes que también perteneció a su progenitora.

Antes de terminar el año, doña Pi, como la conocían en algunos círculos, volvió a vestirse de madrina en el enlace de su hijo pequeño. Fernando Gómez-Acebo y Mónica Martín Luque se casaron el 27 de noviembre de 2004 en el Real Monasterio de la Encarnación. Para la ocasión la infanta se tocó con el mismo velo de las dos ceremonias anteriores y se enjoyó también con el collar de perlas de la regente. En la chaqueta llevaba prendido un broche de esmeralda rectangular de 27,1 quilates y doble orla de brillantes que había pertenecido a su tatarabuela, la reina Isabel II de España. La reina María Cristina lo adquirió por 16.000 francos tras la muerte de su suegra en 1904 antes de que saliese a la venta en pública subasta. El importante imperdible, que en su día formó parte de un conjunto mucho más opulento, fue heredado por Alfonso XIII, quien en 1938 se lo regaló a su nuera María de las Mercedes tras dar a luz a Juan Carlos I. Actualmente pertenece, igual que unos zarcillos a juego que doña Pilar también utilizó en el casorio de Fernando, a Simoneta Gómez-Acebo, hermana mayor del contrayente. La novia también eligió esmeraldas para coronarse el día de su boda. Mónica le pidió prestada a su suegra una gargantilla de esmeraldas en forma de V con esmeraldas, diamantes y perlas de pequeño tamaño que convirtió en diadema.

La infanta Pilar y su hijo Fernando Gómez-Acebo en la boda de este.

© GETTY IMAGES

La duquesa de Badajoz confió en el talento de Elio Berhanyer para la confección de su atuendo: un traje de chaqueta en bermellón con solapas de esmoquin y puños ribeteados en piel teñida a tono. El diseñador contó años después que “La infanta me vino con una tela estampada que le había regalado el sultán de Brunei, me dijo que quería ponérsela para que él se la viera en la boda; pero es que, además pretendía que le hiciera con ella un traje drapeado. Yo le dije: ‘señora, a mí no me gusta nada esa tela y, en cuanto al drapeado, le va a hacer más volumen’, Al final, le diseñé un abrigo”. El que se refiera al dos piezas como un abrigo hace sospechar a algunos que Berhanyer se estuviese refiriendo al abrigo de flores que lució la duquesa, ese mismo año, en la boda del ahora rey Felipe VI, aunque la pregunta hacía referencia a la boda de su quinto hijo.

Esto te interesa: