El puente que esconde el antiguo pasadizo secreto de los Médici

Ubicación Exacta

El puente que esconde el antiguo pasadizo secreto de los Médici

La poderosa familia florentina utilizaba este corredor para trasladarse de un palacio a otro sin pisar la calle.

Ponte Vecchio
Foto: Shutterstock

Mucho antes de que los Médici se hicieran con el poder de Florencia, el río Arno ya ostentaba el que se convertiría en el monumento más querido y espléndido de su largo recorrido: el Ponte Vecchio. De hecho, ya en la época romana se construyó, en este enclave, un primer puente alzado sobre pilones de piedra. Sin embargo, las constantes crecidas del río Arno destruyeron el puente primigenio en múltiples ocasiones, obligando a los florentinos a idear una nueva estructura para cruzar de un lado al otro de la ciudad.

 

Fue así como, entre 1335 y 1345, se llevó a cabo la obra de uno de los grandes símbolos de Florencia, sustentado por tres grandes arcos que permitieron que la corriente del río fluyera con mayor facilidad. Este icono renacentista sobrevivió a la Segunda Guerra Mundial –fue el único puente florentino que no bombardeó el ejército alemán– y actualmente es uno de los pocos puentes del mundo que están habitados, además de albergar algunas de las joyerías más antiguas de la capital de la Toscana y un tramo del legendario pasadizo secreto de los Médici.

 

 

Suscríbete a nuestra newsletter para descubrir cada domingo los viajes más sorprendentes

 

Ponte Vecchio
Foto: Shutterstock

un camino secreto entre dos palacios

Este curioso proyecto se llevó a cabo en 1565, cuando la familia Médici se trasladó del emblemático Palazzo Vecchio, ubicado en la Piazza della Signoria, a un nuevo hogar situado al otro lado del río: el Palazzo Pitti. Tan pronto se instalaron, Cósimo I –líder de la familia y gran duque de Florencia– encargó al arquitecto Giorgio Vasari que construyera una estructura que les permitiera desplazarse del Palazzo Pitti a su antigua residencia, que seguiría siendo la sede del gobierno, sin tener que cruzar el puente a pie. De esta manera, Cósimo I pretendía evitar posibles atentados contra los duques, cuyo aprecio popular había disminuido drásticamente después de que Alejandro de Médici –su predecesor– aboliera la República Florentina en 1532 y la transformara en monarquía hereditaria.

 

En tan solo cinco meses, Giorgio Vasari erigió una galería elevada que conectaba ambos palacios, garantizando la libre circulación del gran duque. El “Corredor Vasariano”, bautizado así en honor al arquitecto, comenzaba en el Palazzo Vecchio, pasaba por la Galería Uffizi, continuaba sobre el Ponte Vecchio, se asomaba por la iglesia de Santa Felicita –punto en el que los Médici tenían un balcón para asistir a misa sin juntarse con el pueblo– y finalizaba en el Palazzo Pitti. 

 

Durante la construcción, Vasari solicitó a la familia Mannelli –propietarios de la torre Manelli– que le permitieran modificar la estructura de la única torre defensiva que quedaba sobre el puente que antaño había ostentado cuatro, para simplificar el recorrido del pasadizo. Pero los Mannelli no cedieron, así que al arquitecto no le quedó otra alternativa que hacer que el corredor bordeara la torre, manteniendo así este otro edificio icónico de la ciudad. 

 

PARA LEER MÁS: Qué ver en Florencia, 12 lugares donde experimentar el síndrome de Stendhal

Ponte Vecchio
Foto: Shutterstock

lugar para joyeros y orfebres

Los Médici también fueron los responsables de otra importantísima decisión que cambió el Ponte Vecchio para siempre. Cuando finalizaron las obras del Corredor Vasariano, el puente todavía era el lugar en el que se encontraban las carnicerías y los mataderos de Florencia, que se habían instalado ahí para evitar los malos olores en el centro de la ciudad. Además, los carniceros aprovechaban el estar cerca del río para lanzar los desechos directamente a sus aguas. 

Después de varios años yendo y viniendo por el Corredor Vasariano, la poderosa familia, harta del hedor que se acumulaba en el pasadizo (que pasaba, precisamente, por encima de las carnicerías), ordenó trasladar a los carniceros a otra localización. En su lugar, Fernando I de Médici invitó a los joyeros y orfebres a instalarse en las casas situadas sobre el río Arno, consolidando así la presencia de un oficio que todavía hoy preside el maravilloso puente.

 

En la actualidad, se puede pasear por el interior del Ponte Vecchio, curiosear sus tiendas, admirar el brillo de las joyas que lucen en los escaparates y llegar así hasta Oltrarno, el barrio que se encuentra "al otro lado del río Arno". También existe la opción de realizar visitas guiadas por el Corredor Vasariano, siguiendo los pasos del "itinerario del príncipe", que permite contemplar las obras de arte que se ocultan en el interior de este enigmático pasillo –como el famoso Autorretrato de Rafael– y disfrutar de las hermosas vistas a las colinas, el río y los puentes de Florencia desde sus ventanas redondas.