Batalla de Guisa, preludio de la victoria final – CMBQ Radio Enciclopedia

Batalla de Guisa, preludio de la victoria final

Batalla de Guisa, preludio de la victoria final

La gloriosa Batalla de Guisa, desarrollada del 20 al 30 de noviembre de 1958, hace 64 años, abrió las puertas de la Operación Santiago y mostró el ya indetenible avance de las fuerzas rebeldes hacia la derrota total de la tiranía para conquistar la liberación del territorio nacional, como parte de la Ofensiva Final.

En la Sierra Maestra, los últimos meses de ese año fueron los más convulsos y decisivos de la Guerra de Liberación (1956-1959) contra la dictadura de Fulgencio Batista en Cuba. Las acciones de los guerrilleros mantenían en jaque al ejército, que poco a poco iba perdiendo sus posiciones más importantes en el oriente cubano.

Durante violentos combates, iniciados el día 20 a las 08:30 horas, miembros del Ejército Rebelde integrados en el Primer y Tercer Frentes, y dirigidos personalmente por Fidel Castro, enfrentaron a nueve poderosos refuerzos enviados allí desde el Puerto de Mando de la tiranía batistiana en Bayamo.

Al día siguiente llegaron los refuerzos del Ejército a la guarnición del cuartel del lugar.  El combate se intensificaba y Fidel pidió a la población civil que abandonase el pueblo. Así los guerrilleros ocuparon las carreteras, entre ellos las fuerzas del capitán rebelde Braulio Coroneaux, que abarcó las elevaciones montañosas que rodeaban el poblado.

Solo una veintena de rebeldes veteranos combatieron en esos días, pues la mayor parte de la tropa fue extraída de la escuela de reclutas de Minas del Frío. 

El enfrentamiento duró once días y diez noches. Fue un nuevo escenario para el Ejército Rebelde: en vez de las montañas, una carretera asfaltada, a solo 16 kilómetros de Bayamo, sede del puesto de mando de operaciones contra la Sierra Maestra. Cada atacante rebelde luchó, en proporción, contra doce militares del ejército batistiano bien equipados.

Como un poderoso imán, la batalla atrajo y movilizó a todas las fuerzas enemigas de la inmensa región oriental y a los refuerzos enviados desde La Habana. La aviación ametralló y bombardeó con inaudita violencia las posiciones rebeldes, que a pesar de eso y con extraordinaria firmeza, se atrincheraron y mantuvieron firmes, los lugares ocupados y derrotaron los continuos ataques de la infantería batistiana, los tanques y la artillería.

Batiéndose en condiciones de una enorme desventaja en número de fuerzas vivas y armamento, el Ejército Rebelde, sus oficiales y combatientes dieron un ejemplo insuperable de moral revolucionaria, combatividad, valentía y maestría guerrillera.

El joven capitán Braulio Coroneaux, con los hombres bajo su mando, ocupó por orden de Fidel la posición al oeste de la carretera, que se extendía hasta la cima de la Loma del Martillo, situada en una posición estratégica que dominaba la entrada y salida principal a Guisa.  

En el momento más intenso del combate, la posición del bravo jefe rebelde es localizada por un tanque M-4, que la cañonea sin cesar, hasta lograr que un potente disparo del blindado destrozara su trinchera, donde muere heroicamente junto a otros dos combatientes, el día 27 de noviembre de 1958. 

Tres días más tarde, el 30, Guisa es territorio libre y Fidel expresa en la lectura de su parte final: “…el más destacado oficial rebelde fue el capitán Braulio Coroneaux, veterano de numerosas acciones que cayó gloriosamente defendiendo su posición en la carretera de Guisa, por donde no pudieron pasar los tanques enemigos”.

No obstante, la intensidad del fuego rebelde de las últimas jornadas puso en fuga a los soldados, que dejaron abandonados gran cantidad de camiones, balas y fusiles automáticos. Con el botín de guerra capturado se armaron nuevos reclutas.

Aunque el Ejército batistiano concentró en Guisa una importante cantidad de soldados y medios de combate, los rebeldes le asestaron una tremenda derrota que aseguró las posiciones de la guerrilla en el oriente cubano, y consolidó la figura de Fidel Castro como líder y estratega militar.

Esta vez, los rebeldes entraron en Guisa exactamente 61 años después de haberlo hecho las fuerzas del Mayor General Calixto García Íñiguez, hecho militar que había tenido lugar del 28 al 29 de noviembre de 1897, en el contexto de la Guerra Necesaria (1895-1898).

Ana Rosa Perdomo Sangermés