Muere el príncipe Max de Baden, primo de la reina doña Sofía

Muere el príncipe Max de Baden, primo de la reina doña Sofía

La reina Sofía con su primo Max de Baden.
La reina Sofía con su primo Max de Baden.
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La reina Sofía con su primo Max de Baden.

Este jueves día 29 fallecía en su castillo de Salem, en Alemania, el príncipe Max de Baden, primo en segundo grado de la reina doña Sofía y primo hermano del nuevo rey Carlos III de Gran Bretaña. Uno de los decanos de la vieja realeza alemana depuesta tras la Primera Guerra Mundial, el Margrave de Baden, como era su título oficial, era el jefe de la casa gran ducal de Baden que reinó en una parte del suroeste del Imperio Alemán hasta 1918. Nacido en 1933, era hijo del Margrave Bertoldo y de la princesa Teodora de Grecia, hermana difunto duque de Edimburgo esposo de la reina Isabel II de Gran Bretaña. De ahí sus estrechos vínculos con la casa real británica, pero también con las familias reales de España, Grecia, Suecia y Dinamarca.

Su abuelo, el brillante príncipe Max, último canciller del Imperio Alemán, fue el fundador, en su propio castillo de Salem, de la prestigiosa escuela regida por los métodos pedagógicos de Kurt Hahn de la que, desde 1951, fue alumna la reina doña Sofía que convivió mucho con estos primos alemanes con quienes siempre mantuvo una relación muy estrecha. Al igual que sus hermanos la princesa Margarita, esposa del príncipe Tomislav de Yugoslavia, y el príncipe Ludwig, esposo de la princesa Mariana de Auersperg-Breunner, Max creció en el seno del circuito más endogámico de la realeza europea del momento y, terminada la Segunda Guerra Mundial, completó sus estudios en Gordonstaun, en Gran Bretaña. Tras un compromiso matrimonial fallido con su prima hermana la princesa Beatriz de Hohenlohe-Langenburg, en 1966 contrajo matrimonio en el castillo austriaco de Persenbeug con la católica archiduquesa Valeria de Austria, prima en tercer grado del rey don Juan Carlos y descendiente del emperador Francisco José de Austria-Hungría y de la famosa Sissi.

Con el fallecimiento de su padre, en 1963, Max se hizo cargo de la notable y amplia herencia familiar, ocupándose de la administración de sus bienes agrícolas y forestales patrimoniales, participando en numerosas empresas y potenciando la producción de vino de la variedad Müller-Thurgau en sus tierras de los castillos de Salem, a orillas del lago Constanza, y de Ortenau. Un patrimonio muy difícil de mantener y que, con el paso de los años, se vio amenazado por onerosas deudas que, en 1995, le obligaron a realizar una gran venta de mobiliario y de objetos de valor, que le generó más de 21 millones de dólares, además de desprenderse del castillo Neues Schloss que fue adquirido por el grupo kuwaití Al-Hassawi. Para entonces, ya había creado la ONG German Aid-Baden para apoyar a refugiados en el tercer mundo y en particular a los etíopes emigrados al Sudán. En 1998, al cumplir los 65 años, decidió pasar todas las responsabilidades económicas familiares a su primogénito, el príncipe Bernardo, que en los últimos años le ha representado en muchos de los grandes eventos de la realeza europea. El mismo que, en 2009, tuvo que desprenderse de partes del gran conjunto conformado por el castillo de Salem, y del castillo de Eberstein, ambos actualmente propiedad del estado de Baden-Wurttemberg.

El Margrave y la Margravina de Baden estuvieron presentes en las bodas de los tres hijos del rey don Juan Carlos y doña Sofía fue, junto con Carolina de Mónaco, fue en 2002 una de las madrinas de bautismo de su nieto, el príncipe Leopoldo, hijo del ahora jefe de la casa el príncipe Bernardo. Enfermo desde hace algún tiempo, el Margrave ya no pudo asistir este año al funeral por su prima la reina Isabel II, acto en el que fue representado por su esposa y por su hijo Bernardo. Deja cuatro hijos: el citado Bernardo, ahora jefe de la casa; María Luisa, esposa del maestro Zen norteamericano Zentatsu Baker; Leopoldo, soltero; y Miguel, casado con Cristina Höhne. 

El nuevo Margrave está casado con la alemana Stéphanie Kaul, consultora en Marketing y en Administración de Empresas, y ahora asume la responsabilidad de mantener el prestigio y el legado de una gran casa histórica. En próximos días se espera que se anuncie la celebración de un gran funeral en Alemania, donde el difunto contaba con una excelente reputación, al que, con toda probabilidad, no faltarán ni figuras importantes del Gotha europeo, ni doña Sofía y una representación de las casas reales de Gran Bretaña, Suecia, Dinamarca y Grecia. Con el príncipe Max desaparece uno de los últimos grandes personajes de la realeza, ya histórica, de otros tiempos.

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