Eugene Millington-Drake y la diplomacia cultural de Gran Bretaña en Uruguay (1934-1941) | Ana María Rodríguez Ayçaguer - Academia.edu
Simposio “En torno a las ‘invasiones inglesas’. Relaciones políticas, económicas y culturales con Gran Bretaña a lo largo de dos siglos”. Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación- Biblioteca Nacional Montevideo, 16 al 18 de agosto de 2006. Mesa: “Política y relaciones internacionales”. Ponente: Lic. Ana María Rodríguez Ayçaguer Departamento de Historia del Uruguay (FHCE) e-mail: amra@adinet.com.uy Eugen Millington-Drake y la diplomacia cultural de Gran Bretaña en Uruguay (1934-1941)1 Introducción. El 9 enero de 1934 Eugen Millington-Drake presentaba sus cartas credenciales como Ministro de Su Majestad Británica en Uruguay, destino en el que permanecería hasta agosto de 1941. En esos casi ocho años de gestión desarrollaría una intensa actividad diplomática, en un período particularmente complejo de las relaciones internacionales, signado por el ascenso de los totalitarismos y la crisis de la Sociedad de las Naciones, que culminaría con el estallido de la segunda guerra mundial, a comienzos de setiembre de 1939. Fue precisamente para enfrentar en el campo de la propaganda y la información el despliegue propagandístico de los estados totalitarios, que Gran Bretaña lanzaría a partir de 1934, con la creación del British Council, una ofensiva en materia de relaciones culturales. Ese mismo año, el nuevo Ministro británico creaba el Instituto Cultural Anglo-Uruguayo, en cuyo marco desplegaría una profusa actividad de difusión de la cultura y los valores británicos. La presente ponencia propone una primera aproximación a las formas y contenidos de esta actividad desplegada por la Legación británica en Montevideo, intentando una comparación –cuando la documentación relevada lo permite- con políticas similares de otras potencias europeas o de Estados Unidos. La ponencia plantea como hipótesis que el éxito de la labor llevada a cabo por el Ministro Millington-Drake en materia de diplomacia cultural –evidenciado por el gran prestigio de que gozaba Gran Bretaña al momento de su partida de Montevideo- se basó en por lo menos tres factores: a) el acierto en la creación del Instituto Cultural Anglo Uruguayo, que se constituyó en una herramienta de gran utilidad para la difusión de la cultura inglesa y la inserción del Ministro en el medio, fortalecidos ambas instancias por una generosa utilización de su fortuna personal al servicio de la “diplomacia cultural”; b) el desarrollo de una estrategia tendiente a “borrar” los aspectos más irritantes del imperialismo inglés, al tiempo que se resaltaban los valores democráticos y 1 Deseo dejar expresa constancia de mi agradecimiento a la Directora General del Instituto Cultural Anglo-Uruguayo, Profesora Rosina Otegui de Perrier, y a su Secretaria, la Sra. Alicia Areco, por su excelente disposición para facilitarme la consulta y reproducción de material inédito custodiado en dicha Dirección. 2 “constitucionalistas” de la monarquía, incólumes aún en las difíciles condiciones impuestas por la guerra, facilitando así la “sintonía” con el sentimiento democráticorepublicano de la población uruguaya; c) la capitulación de Francia en junio de 1940, que en parte canalizó hacia Gran Bretaña el prestigio y la corriente de simpatía de que gozaba Francia en la población uruguaya. La ponencia se estructura en tres partes: la primera, incursiona en la figura de Millington-Drake, así como en una breve aproximación al escenario de su actuación; la segunda, analiza los objetivos e instrumentos de la diplomacia cultural británica; y la tercera intenta evaluar sus resultados a la luz de la posición que ocupó Gran Bretaña en la opinión pública uruguaya en este período, en términos comparativos con las otras potencias europeas y con Estados Unidos. La investigación de que da cuenta la ponencia se basa fundamentalmente en correspondencia diplomática édita e inédita: informes éditos de los representantes diplomáticos británicos y belgas publicados por Benjamin Nahum; informes diplomáticos inéditos de los representantes de Estados Unidos en Uruguay, y fondos del Archivo Histórico Diplomático del Ministerio de Relaciones Exteriores de Uruguay. Hemos consultado, asimismo, documentación existente en el Instituto Cultural AngloUruguayo. En esta etapa de la investigación no ha sido posible incorporar –salvo en un aspecto puntual- la compulsa de prensa periódica, esencial para medir el impacto de la diplomacia cultural en la opinión pública uruguaya. Esta es una de las muchas limitaciones del presente trabajo que, como ya se señaló, es apenas un primer acercamiento a una temática poco frecuentada por nuestra historiografía. 1.-Sir Eugen Millington-Drake, un “etoniano” en el Uruguay de Terra y Baldomir El nuevo representante de Su Majestad británica.2 El 26 de diciembre de 1933 desembarcaba en Montevideo Sir Eugen Millington-Drake. ¿Quién era este inglés, de aspecto distinguido, llamado a transformarse en el más famoso y promocionado representante diplomático británico en el Uruguay? ¿Qué sabía del país al que llegaba? Eugen John Henry Vanderstegen Millington-Drake –ese era su nombre completo- tenía entonces 44 años. Había nacido en París, el 23 de febrero de 1889 y era hijo de Henry Millington-Drake. Fue alumno del exclusivo Eton College y luego del Magdalen College de Oxford, donde se graduó como Bachelor of Arts en 1912. Ese año ingresó al servicio diplomático como Attaché, siendo destinado a San Petersburgo en marzo de 1913 (al año siguiente recibiría un aumento por su conocimiento del idioma ruso). En agosto de 1914 estallaba la Primera Guerra Mundial, y en octubre de ese año fue transferido a Buenos Aires, donde permaneció hasta octubre de 1919, período en el que fue ascendido a Tercer Secretario de la Legación (diciembre de 1914), y luego a Segundo Secretario (1º de abril de 1919). El 3 de octubre de 1919 fue transferido a París y agregado a la Delegación Británica al Congreso de Paz que se celebraba en esta ciudad. Dos meses más tarde fue designado Sub Secretario de la Embajada británica en 2 La información que se recoge en este breve esbozo biográfico procede en su mayor parte -salvo indicación en contrario- de la “Trayectoria diplomática” de E. Millington-Drake, que incluye Benjamín Nahum, elaborada en base a los datos proporcionados por The Foreing Office List, (1946, p. 259). (NAHUM: 1997:459). 3 la capital francesa, y en 1920 promovido a Primer Secretario. Ese mismo año se casó con Lady Effie Mackay, poseedora de una importante fortuna3. Con ella tendría cuatro hijos. En febrero de 1921 fue transferido a Bucarest, donde actuó como Encargado de Negocios en tres oportunidades. En marzo de 1924 fue destinado a Bruselas, donde también se desempeñó como Encargado de Negocios. Otro tanto ocurriría en Copenhague, a donde fue transferido en agosto de 1927. Allí permanecería hasta comienzos de enero de 1929, cuando fue nuevamente destinado al Río de la Plata, ahora como Consejero de la Embajada en Buenos Aires. Entre 1929 y 1933 permaneció en Buenos Aires como Encargado de Negocios, y el 7 de diciembre de 1933 fue designado Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario en Montevideo, destino en el que permanecería hasta el 31 de agosto de 1941.4 Su nombre ha quedado incorporado a la memoria histórico-cultural de nuestro país, asociado a dos hechos de distinta índole y repercusión: la ya mencionada fundación del Instituto Cultural Anglo Uruguayo y la Batalla del Río de la Plata, en diciembre de 1939, entre los cruceros británicos AYAX, EXETER y ACHILLES y el acorazado de bolsillo alemán Graf Spee, episodio que literalmente puso a Uruguay en el mapa para grandes sectores de la población mundial, y que le reportó a nuestro protagonista una cuota de fama que él haría perdurar con la publicación en 1964 de su libro sobre la batalla (“El drama del Graf Spee”). El primero se enmarca en el tema central de esta ponencia, la “diplomacia cultural”; el segundo marca un momento clave en la estrategia de captar la simpatía de la opinión pública uruguaya para la causa británica, objetivo último al que apuntaba la referida diplomacia cultural. Sin embargo, para comprender cabalmente lo que la misma persiguió y logró, tenemos que saber algo más sobre el Uruguay de la época y sobre los antagonistas que dicha diplomacia debió enfrentar. El Uruguay del período. Cuando Millington-Drake presentó sus cartas credenciales al Presidente Gabriel Terra, corrían los tiempos del “régimen de marzo”, nacido al calor del golpe de estado del 31 de marzo de 1933 que había encabezado el propio Terra (Presidente constitucional desde el 1º de marzo de 1931), con el beneplácito de los sectores conservadors y los intereses extranjeros, y muy especialmente del entonces representante de Su Majestad británica, el Ministro R.C. Michell. En sus informes al 3 La fortuna de los Mackay, condes de Inchcape, provenía de la compañía naviera P &O (Pacific & Oriental). 4 Señalamos a continuación la información más destacada sobre los acontecimientos posteriores en la vida de E. Millington-Drake: en 1942 fue nombrado K.C.M.G (Caballero Comandante de la Orden de San Miguel y San Jorge) y, a propuesta del Foreign Office, fue designado como Representante en Jefe del British Council para Hispanoamérica (1942-1946). En 1948 fue Presidente del Comité de Recepción de las XIV Olimpíadas de Londres. En 1949-1950 visitó Oriente en Misiones Culturales, en calidad de Vicepresidente del Consejo de la Royal India, Pakistan and Ceylon Society. En 1952-1953 realizó giras para dictar conferencias en Africa, Madagascar, Mauricio y Reunión. En 1964 se publica en Gran Bretaña la edición inglesa de “The Drama of Graf Spee and the Battle of the River Plate”. El 7 de diciembre de 1964, a los 75 años, arribó al puerto de Montevideo a bordo del “Amazon” para asistir a los festejos conmemorativos de los 25 años de la Batalla del Río de la Plata. Eugen Millington-Drake murió en Paris el 12 de diciembre de 1972. (NAHUM: 1997:459). En diciembre de 1975, Lady Effie Millington-Drake, su viuda, envía desde Roma la mayor parte de su archivo personal –que cubre el período 1913-1972- al Churchill Archives Centre (Churchill College, Cambridge). No tenemos conocimiento que ningún investigador uruguayo haya trabajado aún en dicho repositorio. 4 Foreign Office, Michell no había ahorrado elogios a la personalidad de Terra, presentado como el estadista capaz, enérgico y sensato, alejado de la “insanía” y la “utopía” batllista, que tantos dolores de cabeza le habían ocasionado a Gran Bretaña. Barridos del escenario político-institucional el Consejo Nacional de Administración y los Ministros por éste designados (en cuyas manos descansaba la política económica del país), arrestados o exiliados en el primer momento los principales líderes batllistas, se abría un horizonte de entendimiento entre Gran Bretaña y el nuevo régimen uruguayo. No todo fueron rosas, sin embargo. Entre otras cosas, porque Gabriel Terra no era un hombre enteramente previsible; porque su régimen tuvo más continuismo en relación al “Uruguay batllista” de lo que seguramente muchos esperaron; y porque la orientación conservadora del Presidente uruguayo (un mérito a la hora de derribar al batllismo) se fue tornando preocupante, en la medida que sus simpatías fascistas parecían alinearlo en la vereda opuesta a Gran Bretaña, cuando el ascenso del nazismo al poder en 1933 y la política agresiva de Mussolini en procura de “un lugar al sol”, comenzaron a llenar de negros nubarrones el cielo de Europa.5 En ese sentido –y en el marco de una problemática, por fuerza, más amplia- nos aventuramos a señalar que la mayor parte de la energía desplegada por el nuevo Ministro británico se concentraría en el seguimiento (y el accionar) en torno a dos grandes temas: la negociación, aprobación y aplicación del Convenio Comercial y de Pagos entre Gran Bretaña y Uruguay (firmado en Londres el 26 de junio de 1935)6; y el desarrollo de una actividad constante para enfrentar la propaganda nazi-fascista, en una disputa por atenuar su influencia en la opinión pública y en el núcleo gobernante. La “diplomacia cultural” desplegada por Eugen Millington-Drake en el Uruguay debe enmarcarse en ese contexto, al margen del cual su análisis pierde la adecuada perspectiva. Por idéntica razón es preciso recordar que la actuación de Millington-Drake se inicia en pleno terrismo, y durante la misma, va a asistir a la “reinstitucionalización” del régimen (elaboración y aprobación de la Constitución de 1934), así como a la lucha de la oposición antiterrista, desde el fracasado intento de levantamiento armado de enero de 1935, hasta los también frustráneos intentos de formar un frente popular opositor. Pero, más importante aún que estas vías frustradas, fue la fuerza con que la lucha política interna en defensa de las libertades democráticas, se imbricó con el enfrentamiento entre fascismo y antifascismo que marcó la época. Esta confrontación adquiriría más fuerza al iniciarse la guerra civil española en 1936, que tuvo honda repercusión local, generando ámbitos de encuentro para los antifascistas y antiterristas. 5 Las simpatías fascistas de Terra y de algunos dirigentes políticos y altos funcionarios del régimen (César Charlone, Luis Alberto de Herrera, Vicente Costa, etc.) son reiteradamente comentadas en los informes diplomáticos ingleses y estadounidenses de la época. En particular, se destaca la estrecha amistad del primer mandatario con el joven Ministro de Italia, Serafino Mazzolini, jerarca fascista que durante su permanencia al frente de la Legación de Italia (1930-1937) desarrolló una muy activa –y por lo general, provocativa- propaganda del régimen de Mussolini entre la colectividad italiana local. Sobre la actividad de Mazzolini, cfr.: ODDONE:1998; y RODRÍGUEZ AYÇAGUER:2003. 6 El “Convenio Comercial y de pagos con Protocolo Adicional y Convenio Suplementario” o Convenio Cosio-Hoare (por los nombres de quienes los suscribieron: Pedro Cosio por Uruguay y Samuel Hoare por Gran Bretaña), fue la culminación de un largo proceso de negociaciones, por el cual Uruguay buscó revertir la difícil situación en que quedó su comercio exportador de carnes cuando la “preferencia imperial” pactada por Gran Bretaña con sus dominios durante la Conferencia de Ottawa (1932), fijó perjudiciales cuotas para el ingreso de nuestro primordial rubro exportador a su principal mercado, el inglés, en beneficio de nuestros competidores del Commonwealth. Sobre el impacto de Ottawa y el proceso negociador del Convenio, cfr: CLEMENTE, Isabel. La política exterior de Uruguay hacia Gran Bretaña, 1930-1952: la Cancillería frente al desafío de la transición en el orden internacional. Mdeo., Facultad de Cs. Sociales, 2002; y los informes diplomáticos ingleses publicados (NAHUM:1996 y 1997). 5 La lucha de los sectores opositores empujaría en el camino de la reinstauración democrática, que comenzó a procesarse a partir de la elección presidencial del 27 de marzo de 1938. De ella surgiría el sucesor de Terra, su cuñado el Gral. Arquitecto Alfredo Baldomir, que asumió funciones el 19 de junio de 1938. Con él llegó al Ministerio de Relaciones Exteriores el Dr. Alberto Guani, diplomático de larga trayectoria y de destacada actuación en la Sociedad de las Naciones, con vínculos personales con algunos de los más importantes dirigentes políticos europeos de la época. Guani, cuyo último destino diplomático había sido precisamente Londres, conocía a Millington-Drake desde 1914, lo cual se constituiría en un “activo” que el Ministro de Su Majestad sabría aprovechar.7 2.- La diplomacia cultural británica: desafíos e instrumentos. Los desafíos. En 1934 se constituía en Gran Bretaña el British Council for Foreign Relations, conocido luego simplemente por British Council, con el propósito de fortalecer los lazos culturales de Gran Bretaña con el extranjero, y contrarrestar la propaganda de la Alemania nazi y la Italia fascista. No sabemos si Millington-Drake recibió instrucciones en ese sentido antes de asumir su puesto en Montevideo (la documentación relevada no aporta pistas al respecto), pero suponemos que puede haber estado en conocimiento de lo que se estaba gestando. Esto podría explicar el hecho de que a tan solo dos meses de haber iniciado su gestión en Montevideo, tomara la primera y fundamental iniciativa en su “diplomacia cultural”: la creación, en abril de 1934, del Instituto Cultural Anglo Uruguayo (en adelante, ICAU). Lo que sí podemos afirmar es que el Ministro británico llegó a Montevideo con la certeza de que debía trabajar intensamente para ganarse la voluntad de la población uruguaya, y lo sabemos por su propio testimonio: “Yo sabía, desde mucho tiempo atrás [se refiere a antes de 1938], que en caso de guerra, Montevideo sería inmediatamente la base sudamericana de la marina mercante –nuestra- […]. Por consiguiente, era esencial que la buena voluntad hacia Gran Bretaña que yo había estado promoviendo –progresivamente- desde mi llegada […] fuera consolidada en forma total” (MILLINGTON-DRAKE:1965:59). Para afirmar esa “buena voluntad” el Ministro británico debía intentar neutralizar (¿borrar?) aspectos negativos asociados a la presencia de Gran Bretaña en Uruguay y a su política exterior, que estaban o habían estado –con desigual fuerza- en la conciencia de algunos (¿muchos?) sectores de la opinión pública uruguaya. Vayamos desde lo local a lo internacional: 1) las empresas británicas de servicios públicos en el Uruguay (ferrocarriles, agua, gas, tranvías, etc.) habían provocado múltiples quejas y resquemores y habían estado en la mira de la política estatista del batllismo, generando en algunos casos pleitos con el gobierno que duraron décadas. El órgano oficial de este partido, EL DIA, había sido el principal portavoz de los ataques contra el capital británico, como nunca olvidaban señalar los representantes diplomáticos de Su Majestad en sus informes al Foreign Office.8 El Ministro Millington-Drake era plenamente 7 Se habían conocido en el viaje de Europa al Río de la Plata, cuando Guani venía a informar a su gobierno después de la invasión alemana de Bélgica, donde estaba destacado, y Millington-Drake se dirigía a Buenos Aires, a donde había sido asignado. Al respecto, agregaba el Ministro británico: “…la amistad entonces establecida fue más tarde renovada en Bruselas y París, y más aún cuando el Dr. Guani fue nombrado Ministro en Londres, en 1936”. (MILLINGTON-DRAKE:1965:195) 8 José Pedro Barrán y Benjamín Nahum, que han analizado pormenorizadamente la relación del primer batllismo (1903-1916) con el imperio británico, han afirmado que no existió en Uruguay un sentimiento 6 consciente de esa situación, aunque podamos no coincidir con su lectura de la misma. 9 2) Gran Bretaña era una potencia imperial, opresora de pueblos coloniales y, para colmo, una monarquía. Ninguna de las dos cosas parecía una buena carta de presentación para una sociedad como la uruguaya, moldeada por el “imaginario” batllista, atravesado por las ideas de la Revolución Francesa y consagrado a la exaltación de la República y la Democracia. 3) la política del “apaciguamiento” (“appeasement”) desplegada durante casi toda la década del treinta por las democracias occidentales en respuesta a la política expansionista de la Alemania nazi y la Italia fascista, fue un elemento determinante de la caída del prestigio de Gran Bretaña y de la crisis de credibilidad de sus propuestas (como de las de la Sociedad de las Naciones, organismo en el que era, junto a Francia, la potencia determinante).10. Como vemos, no era pequeña la tarea que tenía por delante el representante británico en Uruguay. Su despliegue fue intenso y puso a su servicio todos los medios de la Legación, y también los que le brindaba la sólida fortuna de su esposa (como él se cuidó de señalar, y sus colegas, no sin envidia, creyeron oportuno remarcar). A continuación repasaremos brevemente las estrategias diseñadas por Millington-Drake para cumplir con los objetivos planteados. Cabe señalar que, si bien por razones de comodidad de exposición las trataremos por separado, todas ellas estuvieron íntimamente relacionadas y se potenciaron mutuamente. El núcleo difusor: el Instituto Cultural Anglo-Uruguayo. Millington-Drake dedicó algunos párrafos a la fundación del ICAU en su Informe Anual (1934) al Foreign Office. Sus palabras no dejan dudas sobre el rol protagónico que le cupo en la empresa (aunque debemos prevenirnos contra lo que parecía ser una cierta tendencia a amplificar los éxitos de su gestión): “El desarrollo de relaciones culturales, considerada justamente ahora como una de las tareas de las misiones británicas en el exterior y que ha sido llevada adelante con evidente éxito en Argentina, comenzó con la creación de un Instituto Cultural Anglo-Uruguayo en una reunión entre representativas personalidades uruguayas y británicas mantenida el pasado día 9 de marzo. La idea encontró inmediata respuesta y la fundación fue decidida en el acto. La presidencia fue antimperialista con la fuerza que se dio en otros lugares de América Latina (explicable, en parte, por el componente cosmopolita y universalista del batllismo, que no alentaba nacionalismos xenófobos), aunque recuerdan la “mala prensa” de las empresas de servicios públicos británicas entre la población, por lo que se pensaba eran servicios deficitarios y tarifas caras. 9 Explicando las razones por las cuales elaboró un plan de “estímulo” para los empleados de las empresas británicas (entrega de medallas llevada a cabo por Lord Willingdon durante su visita de 1938, a la que nos referiremos más adelante), decía Millington-Drake: “Una esfera muy apropiada para desarrollar esta buena voluntad era la que formaban los varios centenares de empleados de las compañías británicas – sociedades anónimas- que prestaban servicios públicos: la de ferrocarriles, conocida como Ferrocarril Central del Uruguay; la de tranvías, la del gas y también numerosas empresas más pequeñas que representaban capitales británicos y dirigidas por británicos. Naturalmente todas ellas habías tratado a sus empleados en forma justa, lo que se tenía muy en consideración, pero muy pocas veces se les había dado un verdadero estímulo.- La propaganda anti-británica hablaba siempre de la explotación del Uruguay por el capital británico;-de modo que hubo de improvisarse algo que diera por tierra para siempre, una vez por todas con esa propaganda”. (MILLINGTON-DRAKE:1965:59).[La negrita es nuestra]. 10 En el caso de Gran Bretaña, la política del “apaciguamiento” tuvo el “agravante” de que conocidas figuras de la realeza y su círculo íntimo –como es el caso de Lord Londonderry - eran amigos de Hitler y defensores de una política comprensiva hacia sus demandas. (Un agudo análisis de la política del “appeasement”, a través de la figura de Lord Londonderry y su entorno, en el reciente libro de Ian Kershaw, “Un amigo de Hitler”, Ed. Península, España, 2006). 7 aceptada por el Dr. José Irureta Goyena, un importante abogado que ha estado al margen de la política y, como mencioné en mi lista de personalidades importantes, ha cumplido con muchas tareas públicas, y la vicepresidencia por el Ingeniero Juan José de Arteaga, un gran terrateniente cuya familia ha estado tradicionalmente vinculada con Inglaterra y que poco después asumió como Ministro de Relaciones Exteriores. El instituto tuvo al comienzo la fortuna de obtener, en términos muy razonables, atractivas y modernas oficinas en el nuevo local de la ‘Federación Rural’, sobre la Avenida 18 de Julio, en el centro del nuevo ‘West End’ de Montevideo. Aunque la ‘Asociación Argentina de Cultura Inglesa’ en Buenos Aires fue tomada como modelo en muchos aspectos, se ha decidido intentar hacer del instituto más bien un centro social y un club en el cual británicos y uruguayos puedan reunirse. Por lo tanto se ha hecho un esfuerzo especial por decorar atractivamente la amplia sala que da a la calle como sala de té y biblioteca, que se puede convertir en sala de lectura”.11 Vale la pena enfatizar los pilares sociales en los que parecía sostenerse esta apuesta cultural: los estancieros y la colectividad británica (individuos y empresas). En relación con los estancieros, la prueba es tan fuerte que parece superfluo insistir en ello. El novel Instituto funcionaría en la propia sede de la gremial rural que había encabezado la batalla conservadora contra el “inquietismo” batllista12, y tendría como Presidente al Dr. José Irureta Goyena, el más destacado ideólogo conservador y gestor fundamental en la fundación de la Federación Rural. A ello se sumaba la presencia de Juan José de Arteaga, gran estanciero y político herrerista (era sobrino de Luis A. de Herrera), de filiación probritánica, que el 18 de mayo de 1934 asumiría la cartera de Relaciones Exteriores. No era un secreto en ese momento –cuando Uruguay estaba en proceso de negociar el Convenio comercial con Gran Bretaña- que los estancieros eran los más interesados en tener “gestos” de cordialidad hacia ese país. 2) la colectividad británica, representada tanto por personalidades destacadas, como por empresas en carácter de tal.13 Es clara la intención de hacer del Instituto un punto de encuentro de dos sectores estrechamente vinculados por la actividad económica y en algunos casos fuertemente 11 Informe Anual sobre 1934, de E. Millington- Drake a Sir John Simon, Montevideo, 15 de enero de 1935. (NAHUM: 1997: 182-183). 12 En 1929 la Federación Rural había sido la impulsora de la formación del Comité de Vigilancia Económica –bautizado por EL DIA como el “Comité del Vintén”- uno de los soportes del golpe de estado del 31 de marzo de 1933. 13 El primer Consejo Directivo del ICAU, designado el 9 de marzo de 1934, se integraba así: Presidentes Honorarios: el Ministro de Instrucción Pública y el Ministro de Gran Bretaña, E. Millington-Drake; Presidente: Dr. José Irureta Goyena, Vice-Presidente: Ing. Juan José de Arteaga; Secretario General: Oscar Secco Ellauri; Tesorero: M.L. Steel; Vocales: Dr. Guillermo Wilson, Dr. José Pedro Segundo, Dr. Dardo Regules, H. H Grindley, John Welsh, Alberto L. Urtubey y el Dr. Daniel García Capurro. (LIBRO DE ACTAS DE CONSTITUCIÓN Y DE ASAMBLEAS DEL INSTITUTO CULTURAL ANGLOURUGUAYO, folios 1-3).- Del Acta Nº 3 correspondiente a la Asamblea Ordinaria de Socios Vitalicios y Protectores del Instituto, celebrada el 15 de abril de 1937, surge que se encuentran presentes “los siguientes socios protectores personalmente o debidamente representados: Señor Arturo Davie; Ferrocarril Central del Uruguay; Chadwick, Weir & Co. Ltd.; Mann Goerge Depots S.A.; Deloitte, Plender, Griffiths & Co.; y Mac Lean & Stapledon S.A”. En dicha asamblea se eligió el nuevo Consejo Directivo del Instituto para el ejercicio 1937-1938, integrado por: “Presidentes Honorarios, S.E. El Ministro de la Gran Bretaña y el Señor Ministro de Instrucción Pública; Presidente, Don Pedro Cosio; Vice-Presidente, Dr. José Pedro Segundo; Tesorero Mr. S.W. Freeman; Secretario General, Dr. DanielGarcía Capurro; Vocales, Dr. José Irureta Goyena, Ing. Juan José de Arteaga, Dr. Guillermo Wilson, Ing. Eduardo García de Zúñiga; Dr. Dardo Regules, Mr. H.H. Grindley y Don Carlos E. Cat”. (Ibid, folios 12-14) 8 opuestos (las críticas de los estancieros al servicio ofrecido por el Ferrocarril Central del Uruguay habían sido una constante). La elección de la sede no parece banal y la prioridad dada a la instalación de un Salón de Té, hall de entrada y Biblioteca, aparecen justificadas por Millington-Drake en la intención de crear “un centro social y un club en el cual británicos y uruguayos puedan reunirse”. La utilización de la colectividad británica para los fines de su “diplomacia cultural” no fue una tarea sencilla: en sus informes sobre personalidades, los comentarios que dedica a miembros destacados de la misma parecen encerrar una velada crítica a una cierta voluntad de permanecer aislados de las actividades sociales. Su relación con alguno de ellos, como el Gerente General del Ferrocarril Central del Uruguay, H.H.Grindley -sin duda la personalidad más destacada de la colectividad británica- evidenciada en múltiples informes, no parece haber sido todo lo fluida que él hubiera querido, aunque a partir de setiembre de 1939 las asperezas parecen desaparecer, limadas por la necesidad de unir voluntades en defensa de la patria en peligro. Según se señala en sus Estatutos –redactados por el Dr. Daniel García Capurro y aprobados en fecha 16 de marzo de 1934, los fines del Instituto podían resumirse en la enseñanza y difusión de la lengua y la cultura inglesas.14 En relación con la enseñanza de la lengua, es probable que haya incidido también en la decisión de crear el ICAU una medida adoptada en 1932 por las autoridades universitarias en relación con la enseñanza de idiomas en Enseñanza Secundaria –recuérdese que la enseñanza media dependía todavía de la Universidad- y que, a juicio de la Legación, favorecía al francés en perjuicio del idioma inglés.15 Diversos testimonios de la época señalan que el francés era el idioma extranjero más difundido entre los uruguayos. El ICAU, que inició sus actividades el 25 de abril de 1934, hizo rápidos progresos, habiendo encontrado, al parecer, un ambiente receptivo tanto entre quienes querían aprender la lengua inglesa como entre quienes estaban en condiciones de enseñarla.16 14 El artículo 4º del Estatuto decía: “El ‘Instituto Cultural Anglo Uruguayo’ tiene por objeto: Primero.La enseñanza de la lengua y cultura inglesas, mediante: a) la organización de cursos que serán dictados por maestros y profesores idóneos, sobre la base de textos adecuados; b) la adopción de programas oficiales que permitan la coordinación de la enseñanza dictada por maestros y profesores particulares; c) la constitución de tribunales examinadores, que podrán expedir diplomas de preparación elemental, instrucción comercial, capacidad e instrucción superior; y Segundo.- La difusión de la cultura inglesa en nuestro país, mediante: a) la formación de una Biblioteca con sus principales obras; b) la organización de ciclos de conferencias y de reuniones; y c) el auspicio o realización de todo acto -exposiciones de pintura y escultura, conciertos, representaciones, difusión de libros, traducciones, transmisiones radiotelefónicas, etc-., susceptibles de determinar un mejor y más amplio conocimiento del pensamiento y arte británicos”. (LIBRO DE ACTAS, etc., cit, folios 5-6) 15 R.C. Michell a Sir John Simon, Informe Anual, 1932, Montevideo, 24 de enero de 1933 (NAHUM:1996: 205). 16 En su Informe Anual correspondiente a 1934, Millington-Drake informó que en su primer año el ICAU había tenido 24 clases, con un total de 400 alumnos, 77 de los cuales aprobaron los exámenes finales, 41 de ellos con honores. Y agregaba: “La comisión tuvo la fortuna de contar como director del instituto con Mr. A.M. Whitaker, un profesor inglés de larga experiencia y fuerte personalidad. […]El personal docente fue cuidadosamente elegido entre profesores locales de inglés, hombres y mujeres, que mostraron un inesperado entusiasmo y esprit de corps; muchos de ellos se volvieron personalmente populares entre sus alumnos, y éste fue un apreciable factor del éxito del instituto en general, que excedió todas las expectativas.-El instituto incluye ahora una buena biblioteca de unos 1000 volúmenes de representativas obras británicas, gracias a una donación de 850 libros realizada por el Gobierno de Su Majestad en el Reino Unido, editores británicos y el Ministro de Su Majestad en general”. (Informe Anual de 1934; NAHUM:1997:184). 9 Dos años después, ya tendría sucursales en Paysandú y Salto. El Instituto sería el gran soporte de la apuesta británica en materia de enseñanza de la lengua y difusión de la cultura inglesas en el Uruguay. En torno a él y con sus auspicios la Legación británica organizaría una importante actividad cultural (conferencias, exposiciones, conciertos, representaciones teatrales, emisiones radiales, etc.). Pero no serán éstas las únicas “herramientas” de una labor de relacionamiento cultural concebida en el marco de un fuerte enfrentamiento político-ideológico fascismo/antifascismo, donde no resulta fácil percibir la distinción entre lo que es “relacionamiento cultural” y lo que es propaganda, no solo porque de parte del emisor ambas funciones están íntimamente relacionadas17, sino porque el receptor (la sociedad uruguaya) estaba extremadamente polarizada en torno a ese enfrentamiento, al punto que la recepción sorprendió al propio MillingtonDrake. Un buen ejemplo de ello es lo que sucedió durante la visita que realizara el Ministro británico a la ciudad de Paysandú, en noviembre de 1934, a donde concurrió respondiendo a una invitación del Presidente del Ateneo de Paysandú, para dictar una conferencia, experiencia que repitió a continuación en Salto. Relata Millington-Drake que el “notable entusiasmo pro-británico y buena voluntad demostrados por todas partes en ambos lugares parecía demasiado bueno para no ser aprovechado. En consecuencia, el Ministro de Su Majestad sugirió la fundación en cada lugar de un Instituto Cultural Anglo Uruguayo, en líneas modestas, y la sugerencia fue recibida con entusiasmo por las personalidades locales”. Si bien es cierto que, como ya hemos apuntado, la modestia en cuanto a sus logros no era una de las virtudes que adornaban al representante británico, también lo es que había componentes de la realidad política local que abonaban una acogida más que favorable a su despliegue culturalpropagandístico, al punto que un diario de Paysandú calificó su visita a aquella ciudad como “un triunfo de la diplomacia democrática”.18 Dicha afirmación aludía algo que había sucedido en aquella ciudad seis meses atrás: la visita del representante de la Italia fascista Serafino Mazzolini, que había provocado una fuerte reacción de la opinión democrática local.19 Había entonces un sustrato propicio al despliegue de la diplomacia cultural británica. Esta contaría, a su vez, con el aporte pecuniario de Millington-Drake y su esposa que, entre otras cosas: le permitió echar a andar el ICAU (haciéndose cargo del alquiler durante el primer año; adquiriendo mobiliario, donando libros para su biblioteca, etc.); le dio popularidad asociándolo a la promoción del deporte (en 1934 costeó la participación de un campeón de remo uruguayo, Guillermo Douglas, en las regatas de Henley; envió al mejor tenista uruguayo a Wimbledon, asistió a las Olimpíadas de Berlín de 1936, como Presidente Honorario de la Delegación de Uruguay; y como Presidente de la Asociación de Lawn Tenis local obsequió al país una cancha de tenis); hizo posible la creación de becas, etc., etc. 17 En su Informe Anual sobre 1935 Millington-Drake analiza conjuntamente la labor en materia de “Relaciones culturales y publicidad”, señalando que “los dos asuntos están estrechamente ligados”. (Millington-Drake a Eden, 20 de enero de 1936. (PRO/FO 371, 19845, Doc. A 1810/1810/46). 18 Millington-Drake a Eden, Informe Anual de 1935, 20 de enero de 1936. PRO/FO 371, 19845, Doc. A 1810/1810/46. (Este informe diplomático no fue incluido en la publicación realizada por B.Nahum. Una copia incompleta ha sido consultada en el Departamento de Historia del Uruguay, FHCE). 19 El diario sanducero JORNADA se refirió a dicha visita en un artículo del 10 de mayo de 1935, titulado: “Peligrosas infiltraciones. La peste negra en ésta”. (Dato proporcionado por la Prof. Esther Ruiz). 10 Resulta imposible registrar exhaustivamente las numerosísimas actividades culturales promovidas por Millington-Drake, tanto las que respondían a iniciativas concretas del British Council, como las que eran fruto de su impulso personal. Señalaremos, sin embargo, las áreas que abarcó dicha labor, así como algunos ejemplos en cada una de ellas: a) conferencias: dictadas por él mismo, por integrantes de la colectividad británica local, por el Ministro de Estados Unidos (“Tres años felices en Gran Bretaña”), por personalidades uruguayas (Clotilde Luisi, José Luis Zorrilla de San Martín, etc.), por conferencistas enviados por el British Council (Sir Richard Redmayne, especialista en minas; Lord Mac Millan, que habló sobre “El comercio de ideas”); en el año 1936, según señala en su informe anual, se dictaron 80 conferencias; b) representaciones teatrales: Shakespeare en español, presentado por el “Teatro del Pueblo” de Buenos Aires (mayo 1934); teatro en inglés por “The English Players” (en 1934 y 1935); c) traducciones: en julio de 1935, en uso de licencia en Londres, obsequió al Príncipe de Gales un ejemplar de la traducción al inglés del “Martín Fierro”, participando en su presentación en Oxford al mes siguiente; d) promoción del intercambio bibliográfico: en julio de 1936 entregó 700 obras uruguayas a la Universidad de Londres. Las obras habían sido seleccionadas por el Director de la Biblioteca Nacional y su donación dispuesta por el gobierno uruguayo. En la ceremonia participó el ICAU en forma telefónica, a través de la palabra de su Presidente el Dr. Irureta Goyena quien, según señaló el Ministro británico, “enfatizó el desinteresado carácter cultural del instituto, a diferencia de la propaganda nacionalista tan común en los tiempos actuales”.20 La frondosa actividad desplegada contribuyó a que Gran Bretaña y su cultura fueran noticia reiterada en la prensa local. Pero ni esto fue todo, ni lo ya referido se podría haber difundido adecuadamente, sin el agregado de otras “herramientas” y estrategias que, por fuerza, solo repasaremos brevemente. La batalla en los medios de difusión. La diplomacia cultural, para cumplir con sus objetivos, debía ser difundida adecuadamente. Interesa pues saber con qué medios contó la Legación para realizar dicha tarea y en qué medida los mismos fueron acrecentados durante el período en que Millington-Drake estuvo al frente de la representación británica en Montevideo. Ante todo cabe recordar que la labor de propaganda realizada por la Legación de la Italia fascista fue una preocupación constante para el Ministro británico desde su arribo y hasta mediados de diciembre de 1937, fecha en que Mazzolini fue trasladado a El Cairo La tensión internacional en torno a la crisis ítalo-etíope -que culminaría con la invasión de Etiopía por las tropas italianas el 3 de octubre de 1935- tuvo repercusiones locales y, entre otras cosas, suscitó un incidente a raíz de las expresiones injuriosas hacia Gran Bretaña pronunciadas por Mazzolini el 29 de setiembre, por la radioemisora del SODRE, que incluyó la exhortación a realizar un boycott al comercio inglés. Mientras esto sucedía, Millington-Drake venía en viaje de regreso desde Gran Bretaña. Al arribar al país, enterado por sus connacionales de lo sucedido, realizó una gestión “personal” (más cortés que una nota formal…) ante el canciller uruguayo José Espalter, en la que procuró distanciarse de la actitud de su colega italiano, al tiempo que agradecía al gobierno las medidas tomadas para acabar con aquella situación.21 20 21 Informe Anual de 1936. (NAHUM:1997:355). E. Millington-Drake a José Espalter, 25 de octubre de 1935. [Archivo Histórico del Ministerio de Relaciones Exteriores de Uruguay (en adelante, AMREU), Sección Italia, Caja 2, Carpeta 2]. 11 En Uruguay la radio era un medio de comunicación en expansión y el Ministro británico lo sabía: “En vista de la creciente importancia de la radio para fines culturales y publicitarios, -señaló a comienzos de 1936- el Ministro de Su Majestad invitó al Ingeniero Jefe de la radio oficial uruguaya para visitar Inglaterra y ser su huésped para estudiar en la British Broadcasting Corporation. Esto dio como resultado la compra de una grabadora británica y muy buena publicidad hacia la espléndida organización de la British Broadcasting Corporation. Más aún, resultó muy fácil acordar la transmisión de todas las charlas importantes que se dan en el Instituto Cultural Anglo Uruguayo y, a fin de año, una transmisión literaria semanal (organizada por el instituto) durante las vacaciones de verano”.22 En la primera mitad de 1936 el Ministro Mazzolini había realizado una “intensa propaganda”, la que “sobrepasó por momentos los límites del buen gusto”, informó Millington-Drake.23 En 1937 la propaganda italiana se reforzaría con el inicio de las transmisiones quincenales especialmente dirigidas a Uruguay por la radioemisora italiana “Prato Smeralde”, difundidas localmente por RADIO CARVE.24 A fines de ese año Mazzolini abandonaría el país, disminuyendo entonces la intensidad de la actividad fascista local. A ello se sumó, mejorando la situación relativa de Gran Bretaña, el hecho de que la BBC comenzó a emitir programas en español, el 14 de marzo de 1938. George Mayer, editor del diario local en inglés THE SUN, había sido designado representante local de la mencionada corporación para supervisar la recepción de sus emisiones en español, las que eran captadas en la banda de 31 metros, todas las noches a las 22 horas, seguidas de un programa musical. En junio de 1938, el Ministro de Estados Unidos informó sobre las actividades culturales y de propaganda realizadas en Uruguay por varios países europeos, y al referirse a Gran Bretaña señaló que a las ya citadas emisiones de la BBC, debían sumarse las audiciones dominicales del ICAU, y las recientemente inauguradas“emisiones semanales por parte de la ‘Asociación de Socios del Instituto Cultural Anglo-Uruguayo’, club de estudiantes formado meses atrás con fines puramente sociales”. Dicho informe agregaba que en el Uruguay también se recibían emisiones desde Francia todas las noches, en la banda de 19 metros, con noticias en español entre las 20:55 y las 21:05. Dawson añadía que, “no obstante la pérdida de prestigio sufrida por Francia como potencia, la influencia cultural francesa continúa siendo muy fuerte en Uruguay”.25 Visitas imperiales en clave republicana. Desde el inicio de la actividad diplomática de Millington-Drake parece clara la intención de “familiarizar” a la opinión pública uruguaya con la institución monárquica inglesa. La figura del Príncipe de Gales aparece asociada a la inauguración del ICAU, el 25 de abril de 1934, oportunidad en que fue 22 Millington-Drake a Eden, Informe Anual de 1935, 20 de enero de 1936. (PRO/FO 371, 19845, Doc. A 1810/1810/46, parágrafo 90). 23 E. Millington-Drake a Eden, Montevideo, Informe Anual de 1936. 11 de enero de 1937, (NAHUM:1997:351] 24 Informe Anual de 1937. (NAHUM:1997 449). William Dawson al Secretario de Estado, despacho Nº 244, Montevideo, 30 de junio de 1938. (NARA, documento Nº 833.42741/2) 25 12 leído un telegrama suyo. La Princesa María Luisa, hija del monarca reinante Jorge V, fue huésped del Ministro británico entre el 18 de febrero y el 8 de marzo de 1935, período en el que desarrolló un cúmulo de actividades sociales que, según informara Millington-Drake, fueron “ampliamente registradas” por la prensa local. Entre ellas estuvo, “por supuesto”, una visita al Instituto Cultural Anglo Uruguayo. El Ministro y su esposa hicieron una contribución personal para que aquella feliz circunstancia fuera debidamente asociada a la diplomacia cultural: “Para darle a esta visita una conexión más directa con relaciones culturales, el Ministro de Su Majestad y Lady Effie Millington-Drake otorgaron para la ocasión una beca denominada la ‘Beca Princesa María Luisa’, para permitir que una dama socia del Instituto Cultural Anglo-Uruguayo asistiera al ‘Curso de Vacaciones para Estudiantes Extranjeros de la Universidad de Londres’, en julio-agosto”. La iniciativa tuvo, según señaló, repercusiones muy favorables.26 Una oportunidad privilegiada para promocionar la figura del Rey llegó con la celebración de los 25 años de su reinado, en mayo de 1935: “Las celebraciones del Jubileo fueron ocasión de cortesía especial por parte del gobierno uruguayo (incluyendo el nombrar parte del nuevo paseo a la orilla del mar ‘Rambla Gran Bretaña’), y amplia y laudatoria publicidad por parte de todas las secciones de la prensa, donde se hizo referencia a la alta influencia moral y cultural resultante de las personalidades de sus Majestades, etc. Más tarde, el Ministro de Su Majestad dio una charla con diapositivas en el Ateneo local con una sala atestada de unas 600 personas; la introducción explicó en términos populares el significado de la monarquía, el poder del ‘Rey en el Parlamento’ y la elasticidad de la Constitución […]”.27 La preocupación de las autoridades uruguayas por homenajear al monarca inglés fue notoria (además de la referida nominación de una parte de la Rambla, el Presidente Terra envió un telegrama de felicitación al monarca) y, forzoso es decirlo, no estuvo ajena a la promoción de un clima favorable a las negociaciones del acuerdo comercial que se estaba negociando.28 26 Millington-Drake a Eden, Informe Anual de 1935, 20 de enero de 1936. (PRO/FO 371, 19845, Doc. A 1810/1810/46). 27 28 Ibid, ibid. El texto del telegrama enviado el 6 de mayo por Terra a Jorge V era el siguiente: “En nombre del Gobierno y del pueblo del Uruguay salúdole en el día de hoy, que hemos celebrado expresivamente, unidos a Representante Diplomático y progresista colectividad británica. Gran Bretaña recuerda acá, altos ejemplos en el orden político y grandes colaboraciones en el orden del progreso material a que ha contribuido con su inteligencia y el generoso aporte de su concurso económico. Hago votos para que Gran Bretaña continúe difundiendo por el mundo las viejas libertades inglesas y las maravillas de su civilización- Pláceme asegurarle perenne grandeza para su pueblo y larga felicidad para su ilustre persona”. (AMREU, Sección GRAN BRETAÑA, Caja 1, Carpeta 10: “1934. Rey Jorge V: 25 Aniversario de ascensión al trono”).- Ambas iniciativas habían estaban presentes en la carta que el 5 de abril de ese año el Cónsul uruguayo en Cardiff, Arturo Prats, había dirigido a Luis Alberto de Herrera (quien la hizo llegar al Canciller Espalter), sugiriéndole la conveniencia de que Uruguay se asociara a los festejos del Jubileo del Rey Jorge V, a través de algunos gestos que, en su opinión, podían consistir en: el envío de “…un amistoso y elocuente telegrama del Señor Presidente de la Republica al Rey Jorge V”; y, en segundo lugar, “…en dar a una importante arteria de Montevideo el nombre de ‘Avenida Jorge V’; Avenida Pocitos al Buceo. Se asociaría a esto también el recuerdo de que ‘the Sailor-King’ visitó nuestras costas, siendo creo cadete a bordo de una nave de guerra Británica. Por la noche, el nombre de 13 La muerte del Rey Jorge V, el 20 de enero de 1936, también motivaría mensajes oficiales y un servicio fúnebre organizado por la Legación el 28 de enero, al que asistieron, entre otros, la esposa y la hija del Presidente Terra, miembros del gabinete, altos funcionarios, integrantes del cuerpo diplomático, etc. El Presidente de la República dirigió un mensaje personal de condolencias a la Reina María y a su Majestad el Rey Eduardo VIII –que iniciaba su efímero y polémico reinado-, mientas que un decreto presidencial ordenaba que la bandera nacional fuera izada a media asta en todos los edificios públicos el día del funeral.29 Los hechos y situaciones referidas en este apartado –cuya enumeración no es exhaustiva- contribuyeron a acercar la monarquía a la población uruguaya. No obstante, creemos que el mejor barómetro del éxito de la diplomacia cultural británica en ese sentido estuvo representado por la forma en que fue recibida la visita realizada a nuestro país por el Marqués de Willingdon y su esposa, en setiembre de 1938.30 Este anciano de inofensivo y distinguido aspecto, amigo del desaparecido monarca, jerarca imperial de envidiable trayectoria, llegaba a Uruguay cuando acababa de dejar su cargo de Virrey de la India. Allí había debido enfrentar el movimiento de desobediencia civil encabezado por Gandhi, a quien había puesto en prisión. Su trayectoria al servicio del Imperio no parecía ser la mejor carta de presentación ante la opinión pública uruguaya. Sin embargo, el informe elevado por el Ministro británico al Foreign Office no da cuenta de manifestaciones hostiles y, más aún, testimonia una recepción amable y hasta entusiasta. Claro está que la versión del diplomático debe ser contrastada con otros testimonios que ayuden a redimensionar su optimismo. Para ello, sería pertinente realizar un amplio relevamiento de la prensa periódica, labor que no hemos podido realizar. No obstante, la compulsa del matutino LA MAÑANA, que en este período reflejaba una opinión muy próxima a la Cancillería uruguaya (Pedro Manini Ríos, lider del riverismo, sector a cuya orientación respondía el diario, era estrecho amigo del Ministro Alberto Guani), nos proporciona algunos indicios de interés. La cobertura dada a la referida visita fue amplísima.31 Llama la atención que en la primera presentación del visitante ante la opinión pública uruguaya, la descripción de su larga trayectoria como jerarca del Imperio británico no incluya una sola mención a su condición de Virrey de la India, aunque no ahorra el calificativo de “fanáticos irreductibles” a muchos de los súbditos del imperio (¿incluiría entre ellos a Gandhi?).32 El elevado número de agasajos ofrecidos a los huéspedes imperiales evidencia una explícita intención del gobierno uruguayo de congraciarse con Gran Bretaña. Quizás ese interés de congraciarse no se originase ahora exclusivamente en la preocupación por la colocación de nuestras carnes –ya había pasado el crítico momento de la firma del acuerdo comercial- sino que podría traducir, al menos en parte, la preocupación de la nueva administración (y de gran parte de la opinión pública) por la inquietante situación internacional. Para los sectores antifascistas, temerosos del accionar de los elementos pro fascistas y pro-nazis locales y bastante alarmados por el contexto regional (instauración del “Estado Novo” brasileño esa Avenida, apareciendo en grandes letras iluminadas, sería divisado desde los buques Ingleses que llegan a Montevideo o pasan a millares [sic] próximos a nuestra costa”. (AMREU, Ibid). 29 Informe Anual de 1936. (NAHUM:1997:347). El 15 de diciembre 1940 el Marqués de Willingdon arribó por segunda vez al Uruguay, en esta ocasión al frente de una misión comercial británica. Por razones de espacio no nos referiremos a dicha visita. 31 Cfr. LA MAÑANA, ediciones del 11 al 15 de setiembre de 1938. 32 LA MAÑANA, 11 de setiembre de 1938, “Ilustre huésped”. 30 14 en 1937), Gran Bretaña, a pesar de sus claudicaciones (la máxima de ellas estaba por venir; el acuerdo de Munich a fines de setiembre), era mirada con esperanza ante un eventual conflicto mundial. Después de todo, su flota del Atlántico Sur repostaba en Montevideo…Sus cruceros “HMS EXETER” y HMS AYAX” habían participado en los homenajes de los Marqueses de Willingdon y este no fue un hecho aislado. Es preciso enfatizar que la Legación británica desplegó una verdadera “diplomacia de los Comodoros”, que sirvió a sus objetivos estratégico-políticos y de relacionamiento cultural. Los buques de la marina real visitaban regularmente los puertos uruguayos (Punta del Este, Montevideo, Fray Bentos, Paysandú). Cuando estalle el conflicto mundial y, muy especialmente, cuando se produzca la Batalla de del Río de la Plata en la que los dos cruceros mencionados, junto al ACHILLES, serían principales protagonistas, ya existía una historia de relacionamiento de sus tripulaciones y del Comodoro Harwood (bajo cuyo mando estaba la flota del Atlántico Sur) con las autoridades y la población uruguayas. En la correspondencia diplomática inglesa del período existen varias referencias a arribos de buques de la Marina real, tanto para tareas de reabastecimiento, como para tomar parte en ceremonias oficiales o para realizar prácticas de tiro en el Río de la Plata, las que en algunas oportunidades incluyeron la invitación a oficiales de la marina uruguaya para participar en las mismas. 3.- Guerra e imaginario: de potencia colonial a “escudo de libertad”. Gran Bretaña en la opinión pública uruguaya antes de la guerra. ¿En qué medida la diplomacia cultural desplegada por Millington-Drake logró sus objetivos? Para contestar esta pregunta debemos tener en cuenta dos etapas claramente diferenciadas: antes y después del 3 de setiembre de 1939. La guerra fue un parte aguas en muchos temas y en el que estamos considerando, más que en ningún otro. Los testimonios de los representantes diplomáticos de Gran Bretaña, Francia, Bélgica y Estados Unidos son contestes en señalar la mayoritaria inclinación democrática y antifascista de la opinión pública uruguaya. Sin embargo, no todos los países mencionados ocupaban la misma posición en las simpatías de la opinión pública y en las preocupaciones y gentilezas del gobierno uruguayo. Ya hemos señalado las simpatías de que gozó en ámbitos oficiales el Ministro de la Italia fascista, aunque también hemos señalado la preocupación por conformar a Gran Bretaña, en función de las necesidades económicas de Uruguay. Los intelectuales de izquierda nucleados en la AIAPE (Asociación de Intelectuales, Artistas Plásticos, Profesionales y Escritores) seguramente estaban más cerca de Estados Unidos –del Presidente F.D. Rooosevelt, más precisamente- que de Gran Bretaña.33 Francia y su cultura, por su parte, gozaban de gran prestigio: cuando en febrero de 1938 se realice en el Ateneo el Congreso por la Democracia, el mismo será 33 El 30 de noviembre de 1937 la A.I.A.P.E. dirigió una carta al Presidente Roosevelt, firmada por Emilio Oribe (Presidente), Eugenio Petit Muñoz, Luisa Luisi, Sofía Arzarello, Víctor Dotti, Clotilde Luisi y Arturo Prunell, en la que se decía: “La A.I.A.P.E. […], institución fundada con el fin de velar por la defensa de la cultura y especialmente contra los ataques del fascismo, ha considerado de su deber hacer llegar hasta usted una ardiente palabra de adhesión por las claras y enérgicas orientaciones que ha impreso, a partir del discurso de Chicago, a la política exterior de la gran nación cuyos destinos rige […]”. (NARA, Department of State Decimal File, Caja 5848, número del documento ilegible). 15 inaugurado con el himno nacional y La Marsellesa, siguiendo una tradición liberal, que daba cuenta de la fortaleza de la cultura francesa en la sociedad uruguaya. En este sentido resultan particularmente reveladoras las consideraciones formuladas por el Ministro de Estados Unidos, William Dawson, en despacho fechado el 19 de mayo de 1938, un mes antes de asumir el gobierno de Baldomir: “[…] Aunque la cultura británica no posee el mismo encanto que la de Francia, las sólidas cualidades inglesas son generalmente admiradas y respetadas. En general, sin embargo, la buena posición de los ingleses se debe esencialmente a los lazos económicos que unen al Uruguay con Gran Bretaña. Si bien Francia ocupa una posición muy cercana a la de Gran Bretaña en el Uruguay, esto debe atribuirse al prestigio de la cultura francesa y a la gran influencia que aún ejercen el pensamiento, la literatura y el arte franceses y al hecho de que muchos de los principales profesionales fueron educados en Francia. Como potencia, Francia ha perdido indudablemente, prestigio. Por otra parte, su influencia cultural sigue siendo muy fuerte y es probablemente el país que más amigos desinteresados tiene en las clases altas uruguayas”.34 Casi un año después, el mismo diplomático daría cuenta de las repercusiones locales de la crisis europea de setiembre de 1938 y el acuerdo de Munich, señalando que dichos acontecimientos "indudablemente constituyeron un duro golpe para el prestigio británico y francés […]”.35 La guerra y sus repercusiones. El 3 de setiembre de 1939 era domingo. Temprano en la mañana el Ministro Millington-Drake abrió un telegrama que acababa de llegar. Su texto era lacónico: “Guerra Alemania. Halifax”.36 A partir de ese momento, ya nada sería igual. Por la tarde, Millington-Drake se entrevistó con el Canciller Alberto Guani, quien le expresó su simpatía y le adelantó que Uruguay se declararía neutral.37 En los próximos días se iría develando la posición del gobierno así como la de la opinión pública. De ello dio cuenta el Ministro de Su Majestad en un extenso e interesante Memorando elaborado el 28 de setiembre. Allí afirma que el “sentimiento general del Gobierno y de la gente es más pro-Aliado que en 1914”, entre otras cosas porque “el régimen Nazi es antidemocrático e inconstitucional en un sentido en que el del Kaiser no lo era. El fuerte sentimiento pro-Republicano que existía en contra del General Franco ha encontrado ahora una salida contra Hitler, y probablemente no sea una exageración decir que el noventa por ciento de la gente es fuertemente anti-Nazi”. 34 W. Dawson al Secretario de Estado, despacho Nº 168, Montevideo, 19 de mayo de 1938. (NARA, Nº 833.00 F/18). 35 W. Dawson al Secretario de Estado, confidencial Nº 551, Montevideo, 6 de marzo de 1939. (NARA, DF, Nº 833.00 F/30). 36 Memorando de E. Millington-Drake a Halifax, sobre “Uruguay y la guerra antes de la Conferencia de Panamá”, Mdeo., 28 de setiembre de 1939. (NAHUM;1999:128) 37 Así lo relató el Ministro británico: “El Dr. Guani, quien, hace menos de una semana, me había expresado su opinión personal de que la guerra sería evitada, estaba obviamente con cierta emoción. Expresó su simpatía personal y recordó el hecho de que nos habíamos conocido por primera vez en un viaje al Rio de la Plata en diciembre de 1914, cuando, como Ministro uruguayo en Bruselas, estaba retornando a su país luego de la invasión alemana. Dejó claro que podía contar con su amistad personal y buena voluntad, aunque Uruguay declararía naturalmente la neutralidad”. (Memorando de E. Millington-Drake a Halifax, sobre “Uruguay y la guerra antes de la Conferencia de Panamá”, Mdeo., 28 de setiembre de 1939. NAHUM;1999:129). 16 Según sus informaciones confidenciales, también lo eran el Presidente Baldomir y prácticamente todo el gabinete, a excepción de tres Ministros. Millington-Drake manifestó haber recibido en esos días “considerables expresiones de adhesión” y ofrecimientos de servicios de todo tipo “para Gran Bretaña y la causa de la Democracia en general de parte de numerosos individuos de todas las clases”, al tiempo que daba cuenta de que se estaba formado un Comité de apoyo a los aliados, “el cual es muy representativo de las clases más altas del país sin distinción de partidos políticos”, el que sería encabezado por el ex Presidente de la República José Serrato (G.C.B ). Entre las manifestaciones de apoyo recibidas, el Ministro inglés destacaba como “quizás una de las más notables y alentadoras”, la de los estudiantes de la Facultad de Derecho quienes, a iniciativa de dos de sus miembros que eran desde hacía tiempo socios del Instituto Cultural Anglo-Uruguayo, habían dirigido un “firme manifiesto” a sus compañeros estudiantes de Derecho de las otras capitales de América Latina y de la Universidad de Columbia (Nueva York). La iniciativa había tenido una muy buena cobertura de prensa y la dicha nota era el único documento anexo al Memorando, por considerar que podía “por sí mismo otorgar alguna justificación a los esfuerzos para la promoción de las relaciones culturales Anglo-Uruguayas hechos aquí en años recientes”.38 Con respecto a la posición del Gobierno, Millington-Drake señalaba que la situación era diferente a la de la Primera Guerra Mundial, y que Uruguay no rompería con las naciones del Eje hasta tanto no sucediera lo mismo con otros estados americanos y mientras Estados Unidos permaneciese neutral, ya que temería perder la protección y solidaridad interamericana que “hoy en día es una verdadera fuerza moral y material”.39 Sin embargo, los informes del representante inglés no dejan dudas sobre la extremada benevolencia con que el Gobierno uruguayo aplicó las leyes de neutralidad a los buques de Su Majestad Británica. También revelan hasta que punto el Comodoro Harwood presionó para obtener facilidades para sus barcos, haciendo temer al Ministro inglés que sus exigencias fuesen más allá de lo que el Gobierno uruguayo podía autorizar, a pesar de que las autoridades locales “estaban ciertamente dispuestas a hacer la vista gorda si podían”.40 Las autoridades uruguayas también fueron cuidadosas, tratando de no dejar mal a Gran Bretaña cuando, al dar cuenta de la actuación de la Cancillería durante la Batalla de Punta del Este y la lucha diplomática que la siguió, no incluyeron en la versión oficial de lo ocurrido, documentos que dejaban en claro las presiones ejercidas por el Ministro de Su Majestad, lo que seguramente influyó en la estupenda acogida ofrecida por la población a los marinos ingleses luego de la batalla, como lo hizo 38 39 Memorando “Uruguay y la guerra, etc. cit.”. (NAHUM:1999:131-132). Ibid, p. 134. Ese pasaje del citado Memorando es particularmente revelador de lo que veníamos diciendo: “Cuando el Comodoro visitó este puerto durante 24 horas en el H.M.S. ‘EXETER’ el pasado 19 de setiembre, me dijo claramente que deseaba usar Montevideo libremente para reunión de convoyes, consignación de mercancías y fuente de provisiones para los barcos de Su Majestad. […] Además, quiso que el petrolero del Almirantazgo ‘OLWEN’, […] regresara frecuentemente al ante-puerto de Montevideo, tanto por seguridad ante un posible ataque submarino como para levantar provisiones; y en caso de protestas quiso que fuéramos contundentes y usáramos la influencia de nuestras grandes compras aquí para asegurar que el Uruguay nos diera suficiente benevolencia en su neutralidad como para permitir eso. […]”. (Ibid, p. 130-131). 40 17 constar el propio Ministro británico: “la correspondiente presión ejercida de varias maneras por el Gobierno de Su majestad durante los cuatro días críticos no aparenta haber sido conocida fuera de la esfera gubernamental, y no disminuyó de ningún modo el prestigio y la popularidad considerables que trajo la victoria naval. Cuan importante fue esto, se hizo evidente en la primera visita del Almirante Harwood a Montevideo luego de la batalla, en los primeros días de enero, cuando los comités pro-Aliados y la población de Montevideo le brindaron a él, sus oficiales y sus hombres una verdadera recepción triunfal 41 La caída de Francia y la apoteosis de Gran Bretaña. El representante diplomático de Bélgica, Joseph de Neef, daba cuenta también de las generales simpatías pro aliadas de la población uruguaya, aunque precisaba que: “Mientras que las simpatías hacia Francia resultan de una tradicional comunidad de ideologías y de idealismos, las que unen a Uruguay y a Inglaterra son de carácter mucho más realista y provienen de que ésta es el principal cliente del mercado uruguayo y de que existen muy fuertes capitales ingleses invertidos en Uruguay”.42 Pero la suerte de las armas cambiaría la forma de ver a ambos países. El 9 de abril de 1940 Alemania invadía Noruega y Dinamarca, y el 10 de mayo hacía lo mismo con Bélgica, Holanda y Luxemburgo. La Cancillería uruguaya lanzaba una iniciativa para lograr una declaración conjunta de los países americanos contra la invasión alemana a los países neutrales. El Ministro belga agradecía a Uruguay por el gesto y daba cuenta del “estupor” con que la opinión pública uruguaya había recibido la noticia de la capitulación belga el 28 de mayo. Los tanques alemanes ya estaban en suelo francés y el 3 de junio comenzaba la evacuación de Dunquerque. El 10 de junio Italia entraba en guerra junto a Alemania –noticia que había sido recibida, según De Neff, “con un sentimiento casi unánime de reprobación e incluso de disgusto” en el Uruguay43-y el 14 de junio se producía la caída de París. Una semana más tarde Francia firmaba el Armisticio. La suerte de las armas había generado un cambio en el estado de ánimo de los uruguayos. Así lo describía el diplomático belga: “Luego del armisticio franco-alemán, el ‘Comité Francés de Socorros de Guerra’ vio disminuir rápidamente sus ingresos; la mayor parte de los adherentes se niegan a ayudar al Gobierno francés que capituló y aportan su contribución al ‘Comité Franco-Uruguayo Pro Francia Libre’ que se constituyó hace algunos meses y responde a las directivas del movimiento del General de Gaulle. Este Comité, que comprende muchos más uruguayos que franceses, está sostenido por la Legación británica y colabora activamente con las obras inglesas de socorro de guerra.[…] Actualmente las simpatías de la muchedumbre se dirigen hacia Inglaterra. […]”.44 41 42 Millington-Drake a Halifax, Montevideo, 8 de marzo de 1940. (NAHUM:1999:167-168). Joseph de Neef a. Spaak, 28 de noviembre de 1939. (NAHUM:1998:429-430). 43 Joseph de Neef a. Spaak. 15 de junio de 1940. (NAHUM:1998:441). 44 Joseph de Neef a. Spaak, 21 de diciembre de 1940. (NAHUM:1998:449-449). 18 Una síntesis poderosa de ese sentimiento de solidaridad con Inglaterra y su pueblo tuvo ocasión de expresarse en oportunidad de conocerse la noticia de que el Ministro Millington-Drake sería transferido a otro destino. Se formó un Comité Nacional de Homenaje, que reunió el testimonio de “personalidades representativas” de la sociedad uruguaya en un Album que le fue entregado al Ministro británico por el Dr. Héctor Paysée Reyes, en acto realizado el 15 de agosto de 1941 en el Paraninfo de la Universidad, en el que habló también el Ing. José Serrato. El Album recogió el testimonio de 75 personas, algunas de las cuales lo homenajearon por intermedio de su arte.45 Vale la pena repasar algunos de aquellos mensajes para comprender que, al calor del conflicto y bajo el horror de las bombas, Gran Bretaña había dejado de ser la potencia colonial para convertirse, ante la opinión pública uruguaya, en “la más grandiosa construcción política que haya contemplado la humanidad desde sus albores. Gigantesca por su extensión territorial, poderosa por su potencialidad económica, gloriosamente benéfica por la enseñanza de las libertades y el culto fervoroso del derecho[…]” (Pedro Manini Ríos). Por su parte, el mensaje escrito de puño y letra por el Ing. José Serrato puede ser un buen ejemplo del espíritu que inspiraba a los adherentes del homenaje: “Cuando vuelva a reinar la paz entre los hombres que es su vocación natural y no la guerrera, Gran Bretaña debería ser honrada por la humanidad civilizada con un expresivo y severo monumento afirmado en el sitio más elevado del planeta, para simbolizar para todos los tiempos y todos los hombres a venir su heroísmo, su consecuencia con los principios democráticos, su amor a la justicia y al derecho y su comprensión generosa y amplia de la libertad de todos los hombres, de todas las razas y de todas las creencias”. El día de la partida de Millington-Drake, una multitud lo acompañó hasta el puerto. Otra “gran demostración popular pro-británica” tuvo lugar el 23 de setiembre de 1941, al arribo del nuevo representante de Su Majestad, Ralph Skrine Stevenson, quien informó cómo “varios miles de personas se hicieron presentes en el aeropuerto y me dieron una calurosa recepción”. Ese mismo día Stevenson fue recibido por Guani en una audiencia preliminar, en el curso de la cual el Canciller le aseguró que “aunque Uruguay no estuviera todavía en la guerra, era su intención brindar toda la ayuda posible a la causa democrática”, y prosiguió diciendo que “para dar efecto a los ideales democráticos del Uruguay precisaban un campeón, y que ese campeón era Gran Bretaña”.46 Corolario Parece indudable que al abandonar el país, el Ministro Millington-Drake podía sentirse satisfecho con lo realizado durante esos casi ocho años de labor. Había cumplido con el objetivo central que se había planteado: ganarse la buena voluntad de la población 45 El escultor José Luis Zorrilla de San Martín dibujó la cabeza de la figura que representa a “La Libertad” en el Obelisco a los Constituyentes de 1830 -monumento de su autoría inaugurado en 1938-, que acompañó con este texto: “LA LIBERTAD. Que en esta hora, simboliza la causa de Gran Bretaña. Que condensa el anhelo del mundo hacia horas mejores, cuya conquista hace sagrados todos los sacrificios. A E. Millington-Drake, que representó entre nosotros –con honra sin tacha- esa causa, que es también la nuestra”.-Eduardo Fabini dibujó un pentagrama y sobre él, uno compases de su composición más emblemática, escribiendo: “Que esos compases de ‘Campo’ –por intermedio del ilustre ‘Gaucho’ Don Eugenio Millington-Drake , le cuenten a la heroica Gran Bretaña cuánto se la admira y como se desea su triunfo en nuestro Uruguay”.- Algo similar hizo Luis Cluzeau Mortet, transcribiendo los compases de un pericón-. Fernán Silva Valdés, dejaría estampadas las primeras estrofas de su poema “Canto al hombre inglés”, escrito durante la “Batalla de Gran Bretaña”, en octubre de 1940. 46 Stevenson a Eden, 25 de setiembre de 1941. (NAHUM:1999: 200). 19 uruguaya. Para hacerlo, había recurrido a una amplia gama de recursos. En primer lugar, y como herramienta fundamental, había creado el Instituto Cultural Anglo-Uruguayo, para difundir el conocimiento de la lengua –imprescindible en toda tarea de penetración cultural- y la cultura inglesas, y para servir como punto de encuentro de representantes de la elite criolla y de la colectividad británica, a quienes sentó alrededor de la misma mesa en el Consejo Directivo del Instituto. Pero también para utilizarlo como ámbito desde donde impulsar las más variadas actividades de propaganda cultural. Promocionó las representaciones de Shakespeare en el Uruguay, asociando la gloria del bardo a la de “la rubia Albión”…Promocionó en Londres la versión inglesa de “Martín Fierro”, demostrándole a los uruguayos que los ingleses creían que valía la pena leer el máximo poema gauchesco en la lengua de Shakespeare…Recibió al ex Virrey de la India (y carcelero de Gandhi), transformando su visita en la oportunidad para difundir una idílica imagen de la relación de Gran Bretaña con sus colonias, y en una emotiva instancia para edulcorar la relación de las empresas británicas en el Uruguay con sus empleados. Llevó al Comodoro Harwood de banquete en banquete, y a sus marinos los hizo desfilar marcialmente por las calles de Montevideo, haciendo amistades que serían tremendamente útiles cuando comenzaron a sonar los cañones. Claro está que para hacer todo eso y mucho más, contó con la ayuda de Londres, del personal de la Legación, de la flota del Atlántico Sur y de la fortuna de su esposa. Pero además, y ante todo, contó con la profunda convicción democrática del pueblo uruguayo, que él supo canalizar en beneficio del prestigio y los intereses de Gran Bretaña. Bibliografía citada CLEMENTE, Isabel. La política exterior de Uruguay hacia Gran Bretaña, 1930-1952: la Cancillería frente al desafío de la transición en el orden internacional. Mdeo., Unidad Multidisciplinaria, Facultad de Ciencias Sociales, Documento de Trabajo Nº 60, 2002. MILLINGTON-DRAKE, Eugen. El Drama del Graf Spee y la batalla del Río de la Plata (La Batalla de Punta del Este). Una Antología Documental y Cronológica, 1914-1964. Mdeo., Imp. Colombinos Hnos. S.A., [1965]. NAHUM, Benjamín, Informes diplomáticos del los Representantes del Reino Unido en Uruguay, Tomo VI: 1932-1933, Mdeo, Universidad de la República, 1996. NAHUM, Benjamín, Informes diplomáticos del los Representantes del Reino Unido en Uruguay, Tomo VII: 1934-1937, Mdeo, Universidad de la República, 1997. NAHUM, Benjamín, Informes diplomáticos del los Representantes del Reino Unido en Uruguay, Tomo VIII: 1938-19, Mdeo, Universidad de la República, 1999. NAHUM, Benjamín. Informes Diplomáticos de los Representantes de Bélgica en el Uruguay. Tomo I: 1832-1946. Montevideo, Universidad de la Republica, 1998. ODDONE, Juan. “Serafino Mazzolini: un misionero del fascismo en Uruguay (1933-1937)”, en: Ercole SORI (comp.), Le Marche fuori dalle Marche. Migrazioni interne ed emigrazione all’estero tra XVIII e XX secolo., Cuaderni di “Proposte e richerche”, n. 24, Ancona, 1998, pp. 566-580. RODRÍGUEZ, Mercedes y RUIZ, Ana María. Bibliografía de la prensa periódica de Montevideo. 19061930. Mdeo., Instituto Nacional del Libro- Ed. El Galeón, 1990. RODRÍGUEZ AYÇAGUER, Ana María. “Política exterior y política económica en el Uruguay de Terra. El proceso de toma de decisiones en relación con la posición a adoptar ante las sanciones impuestas a Italia por la Sociedad de las Naciones (1935-1936)”, en: III JORNADAS DE HISTORIA ECONÓMICA,(AUDHE) (edición en CD), Montevideo, julio de 2003.