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María Teresa de Austria y Borbón

Biografía

María Teresa de Austria y Borbón. Madrid, 20.IX.1638 – Versalles (Francia), 30.VII.1683. Infanta de España, reina de Francia y de Navarra.

Era hija de Felipe IV de España y de Isabel de Borbón, a su vez hija de Enrique IV de Francia y de Navarra y hermana de Luis XIII. Tuvo un hermano, Baltasar Carlos, que moriría a los diecisiete años y un medio hermano, Carlos II, nacido del segundo matrimonio de Felipe IV con su sobrina Mariana de Austria.

Vivió casi en soledad en el Real Alcázar de Madrid, donde recibió una educación basada en el catolicismo.

Desde niña tenía la convicción de que se casaría con un Rey, posiblemente el de Francia, a pesar de lo cual no hablaba el francés.

Las guerras entre Francia y España no habían cesado desde hacía treinta años, a pesar del doble matrimonio entre el futuro Felipe IV e Isabel de Borbón y de Luis XIII y Ana de Austria. Al inicio de 1660 se establecieron acuerdos entre Francia y España para llegar a una paz entre ambos países; fueron el primer ministro francés, Giulio Mazarino, y el español, Luis de Haro, los encargados de representar a sus respectivos Monarcas. En la isla de los Faisanes se firmó la Paz de los Pirineos, que pondría fin a los conflictos entre Francia y España, que duraban desde hacía casi un siglo. Por este tratado se establecieron diversos acuerdos; entre ellos, Francia restituía a España el Rosellón y Cerdeña y una parte de la región de Artois, varias plazas de los Países Bajos y de Luxemburgo, así como varios territorios en Italia y en el Franco Condado.

Condición importante fue llevar a cabo el matrimonio entre Luis XIV y la infanta María Teresa, su prima carnal. En las Capitulaciones constaba que la futura reina de Francia recibiría una dote de 500.000 escudos de oro, que se entregarían más tarde, a condición de que rechazase su derecho a la herencia al trono español.

Mazarino sabía que esta importante dote sería difícil de pagar, lo que le dejaba la posibilidad de la herencia española.

El matrimonio por procuración tuvo lugar en Fuenterrabía, el 3 de junio. Luis Méndez de Haro representó al rey Luis XIV. La boda solemne tuvo lugar en San Juan de Luz el 9 de junio de 1660. La reina Ana de Austria estaba presente. Los desposados se habían conocido tres días antes en la isla de los Faisanes, en el río Bidasoa, y al parecer tuvieron una buena impresión.

Los Reyes vivieron en diferentes lugares, en los palacios del Louvre en París, en Saint Germain en Laye, en el de Fontainebleau o en Vincennes, principalmente.

El Rey fue un esposo atento y respetuoso, y la Reina demostró siempre adoración por su esposo.

Tuvieron seis hijos: el heredero del trono, el delfín de Francia, que nació en Fontainebleau el 1 de noviembre de 1661, el único hijo de los Reyes que moriría adulto; el 18 de noviembre de 1662 tuvieron una niña, Ana Isabel, que viviría sólo un mes; el 16 de noviembre de 1664, otra niña, que vivió un mes; el 2 de enero de 1667, una niña que murió a los cinco años; el 4 de agosto de 1668, un niño que murió de corta edad; y finalmente, el 6 de junio de 1672, el último hijo que tampoco vivió. Se han atribuido estos fallecimientos a la consanguinidad entre los reales padres. Afortunadamente el delfín Luis viviría hasta la edad adulta. Se casó el 26 de febrero de 1680 con María Ana, hija del elector de Baviera, y tuvo descendencia, que aseguró la continuidad directa en el trono.

El amor que Luis XIV pudiese tener hacia su esposa no impidió que tuviera numerosas amantes, entre ellas mademoiselle Luisa de La Vallière, con la que tuvo cinco hijos; madame de Navailles; María Angélica de Fontage, con la que tuvo un hijo; madame de Montespan, que le dio cuatro hijos. El Rey reconoció a sus hijos bastardos y los ennobleció. María Teresa de Austria conocía a las amantes del Rey así como a sus hijos bastardos, sufriendo humillaciones al verlas encumbrar con el título de favoritas oficiales, entre diversos títulos y privilegios.

Desde el inicio de su reinado, Luis XIV se apoyó en Mazarino para gobernar, sometiendo las voluntades de la alta nobleza, pero, a la muerte de su ministro, decidió ser él quien gobernase, lo que dio lugar al poder real absoluto, que expresó diciendo: “El Estado soy yo”, lo que no le impidió rodearse de buenos ministros. La paz en el reino permitió mejorar notablemente las finanzas así como la situación social, si bien el pueblo francés carecía de lo necesario. Los campesinos pasaban hambre, por lo que surgieron revueltas que fueron reprimidas severamente.

El ministro Colbert modificó los impuestos y dio normas para mejorar la situación. La Reina seguía los cambios del reino y el movimiento cultural de su país, interesándose por el teatro y compartiendo con su esposo las diferentes construcciones que llevó a cabo, principalmente el palacio de Versalles, adonde se trasladaría la Corte de manera oficial el 6 de mayo de 1682, pero que ya había sido habitado anteriormente. El esplendor de las fiestas reales y el dominio político de Luis XIV hicieron que se le llamase el Rey Sol, y fue sin duda su brillo por lo que la personalidad de María Teresa permaneció en la sombra.

En 1665 Luis XIV luchó en contra de Felipe IV ayudando a Portugal, que trataba de recuperar su independencia.

En la batalla de Villaviciosa venció el rey francés. María Teresa sufrió al ver el estado en que se encontraba el reino de su padre, pero no pudo intervenir en su favor.

A la muerte de Isabel de Borbón, en 1650, Felipe IV se había casado con Mariana de Austria, con la que tuvo tres hijos: Felipe Próspero, que moriría de corta edad, una hija, la infanta Margarita, y el que heredaría el trono, Carlos II, débil física y psíquicamente y que murió sin descendencia el 1 de noviembre de 1700. A la muerte de Felipe IV, Luis XIV exigió la dote de su esposa, que no se había entregado incumpliéndose las condiciones de las Capitulaciones; esto le daba derecho a la herencia del trono español, ya que, al no existir la Ley Sálica y ser María Teresa la mayor de los hijos del Rey, a ella debía corresponder la Corona española. El emperador de Austria, Leopoldo, pretendía tener derecho al trono español y no aceptó ningún acuerdo con Luis XIV, por lo que éste, el 16 de mayo de 1667, declaró la guerra a España, guerra que se llamó de “Derecho de Devolución”, aludiendo a la deuda no pagada y “en nombre de los derechos de la Reina”.

Comenzó por hacer un tratado de ayuda con Portugal y con Inglaterra que atacaba a los Países Bajos.

Reclamó los Países Bajos, un tercio del Franco Condado y la mitad de Luxemburgo. En Madrid, la regente Mariana de Austria, en nombre de su hijo Carlos II, estudió la situación y no aceptó las exigencias de Luis XIV. Numerosas fueron las batallas, siendo María Teresa de Austria la regente del reino durante la ausencia de su esposo, lo que no le impedía acompañarlo en algunos de sus viajes. Luis XIV conquistó varias plazas en Flandes y condujo allí a su esposa para que viese las ciudades que ya le pertenecían.

Se luchó en la región del Franco Condado, donde se tomaron diversas plazas. Luis XIV se apoderó de Luxemburgo.

El 2 de mayo de 1668 se firmó la paz entre Francia y España, por el Tratado de Aix-la-Chapelle, al que seguirán los de Nimega y de Utrecht. Luis XIV recuperó doce plazas en los Países Bajos, con la ciudad de Lille, que era su capital, y el Franco Condado.

La paz no duró y, en marzo de 1672, Luis XIV emprendió de nuevo la lucha contra los holandeses, al tiempo que lo hacía Carlos II de Inglaterra, que declaró la guerra a las Provincias Unidas. Luis XIV ganó varias batallas, pero cometió varios atentados internacionales, por lo que se formó en su contra la alianza de La Haya, en 1681, en la que entró España con Holanda, Suecia y Alemania. España, a pesar de esto, perdió varios territorios obligada a firmar la Paz de Ratisbona en 1684. Otra guerra tuvo lugar que obligó a España a entrar en la Liga de Augsburgo, verdadera coalición de Europa contra Francia, formada por el Imperio alemán, Suecia, Inglaterra, Holanda, Saboya y el Papado. A pesar de estas potencias, las luchas fueron favorables a Luis XIV, y en 1697 se firmó la Paz de Ryswick por la que Francia devolvió a España las plazas tomadas, con la esperanza de llegar a acuerdos sucesorios con la regente de España.

Entre los años de 1680 a 1682, Luis XIV persiguió a los protestantes, sobre todo a los hugonotes, alegando ser una paz de la Iglesia. María Teresa, aun siendo profundamente católica, no estaba de acuerdo; dijo: “No hay que matarlos sino rezar por ellos”. A pesar de su oposición, se luchó en la región del Bearn, Guyenne, Gascoña, Limousin y Languedoc, en el sur.

La reina María Teresa, durante una estancia en Versalles, cayó enferma con un absceso debajo del brazo.

Los médicos la sometieron a varias sangrías, pero su estado empeoró rápidamente; el Rey, que estaba a su lado, se alejó de la habitación de la Reina como la etiqueta señalaba. María Teresa de Austria falleció en Versalles el 30 de julio de 1683, rodeada por su hijo el delfín y por algunas de sus damas.

En 1700, a la muerte de Carlos II, heredó el Trono español el nieto de María Teresa, Felipe V de Borbón.

 

Bibl.: B. Cortequisse, Madame Luis XIV, Paris, Perrin, 1999; J. Duchêne, La femme du Roi-Soleil, Paris, Editions J C Lattès, 2005.

 

Pilar García Louapre

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