Las Guerras de Flandes: religión y política - Protestante Digital En los Países Bajos durante el siglo XVI (II)

Los Países Bajos nunca fueron una prioridad en la política internacional de los Reyes Católicos, entre otros motivos, porque no existían como una unidad territorial compacta. La herencia de Felipe, el primogénito de Maximiliana de Habsburgo e hijo de la duquesa María de Borgoña, recayó sobre su propio hijo, Carlos V, en el que se unieron las dos casas anteriormente citadas junto a la de Aragón, Castilla,"/>

Las Guerras de Flandes: religión y política

En los Países Bajos durante el siglo XVI (II)

Los Países Bajos nunca fueron una prioridad en la política internacional de los Reyes Católicos, entre otros motivos, porque no existían como una unidad territorial compacta. La herencia de Felipe, el primogénito de Maximiliana de Habsburgo e hijo de la duquesa María de Borgoña, recayó sobre su propio hijo, Carlos V, en el que se unieron las dos casas anteriormente citadas junto a la de Aragón, Castilla,

15 DE JULIO DE 2006 · 22:00

,
Carlos V era natural de Gante y aunaba en su sola figura dos realidades muy distintas. Dos realidades que terminarían en unirse en una: el Imperio. Un imperio que llegaba más allá del de su abuelo Maximiliano. La Casa de Borgoña desde el siglo XV aglutinaba los territorios del ducado de Borgoña, el condado de Flandes, Atois, y Malinas. Bajo el liderazgo de Felipe el Bueno se incorporaron Brabante y Limburgo, Holanda, Zelanda, Hainaut, Frisia Occidental y Luxemburgo. El duque además formó por primera vez los Estados Generales en 1451, con el fin de centralizar el mosaico de pequeños estados con leyes y costumbres distintas. Su sucesor Carlos en Temerario incorporó el estado de Gueldres en 1472, además intentó crear un parlamento en Malinas. Los duques realizaron el esfuerzo de aunar todos los territorios para poner las bases de una nueva monarquía, pero la temprana muerte de Carlos el temerario y, años más tarde, de su hija y heredera Maria, dejaron la obra incompleta. Felipe el Hermoso también murió muy joven y la minoría de edad de Carlos, impedía cualquier tipo de reformas. Carlos V soberano de un basto imperio se determinó a terminar la obra de sus ancestros, la unidad política de los Países Bajos. El poder de Carlos V fue delegado durante todo su reinado a dos gobernadoras viudas: Margarita de Austria, tía del rey, que gobernó desde 1506 al 1514 y después del 1517 al 1530. Tras su muerte la sucedió una hermana de Carlos V, doña María, reina de Hungría (1530-1555). El factor de unidad lo aportó Carlos V tras la paz de Mülhberg (1547), con los príncipes alemanes, con la llamada Transacción de Augsburgo, por la que agrupaba institucionalmente a los territorios neerlandeses y al Franco Condado. Nacían las llamadas Diecisiete Provincias. El Círculo de Borgoña, que era como también se denominaba a las Diecisiete Provincias, pertenecía a uno de los denominados círculos imperiales, ya que desde antiguo algunas de las provincias habían sido vasallas del Sacro Imperio Romano Germánico. ¿Por qué Carlos V no delega estos territorios a su hermano Fernando, que regía los territorios patrimoniales imperiales? El profesor Rogelio Pérez-Bustamante nos da la siguiente explicación: “Carlos V establece un eficaz mecanismo para la preservación en la integración de sus estados patrimoniales, confiando su dirección a la Monarquía Hispánica, dotada de los necesarios recursos materiales y la pujanza política imprescindible para la satisfacción de un objetivo dinástico que, en último término, satisface un razonamiento adicional: la continuación del cerco estratégico sobre el gran adversario de los Habsburgo en la hegemonía continental: Francia” (1). DE CARLOS V A FELIPE II Además de la estrategia anti francesa hay un hecho coyuntural que favorece la herencia de los Países Bajos a favor de Felipe II: “La incorporación de los Países Bajos se producía en unas circunstancias internacionales de verdadera excepción. Felipe II era rey de Inglaterra y su conjunto dominio con los Países Bajos, permitía configurar un óptimo dispositivo estratégico en ambas orillas del Canal,...Aquella opción política, sin embargo, se cerraría tras la prematura muerte de la reina en 1558”. De hecho, Felipe II intentó en diversas ocasiones unir de nuevo a las dos coronas para favorecer sus intereses en el Atlántico Norte. La influencia intelectual del preceptor de Carlos V, Erasmo de Rótterdam, en la mentalidad práctica de los flamencos fue patente. Los ideales de libertad y toda abominación por la guerra y la violencia impregnaron a la sociedad de Flandes, alejándola de la mentalidad hispana, según el mismo Erasmo, tendente a la guerra y la violencia. El desencuentro entre dos culturas tan diferentes se haría patente e irreconciliable a medida que avanzaba el siglo XVI. El testamento político de Carlos V (2) dirigido a su hijo Felipe II nos aclara algunas de las pautas seguidas por este años después. En los tres primeros capítulos está el premio y la exhortación del rey por el Emperador Carlos V a su hijo Felipe II. Las referencias religiosas del texto son constantes. En primer lugar Carlos V invoca al sometimiento del gobierno a Dios: “Firme fundamento de una buena gobernación deveis siempre concertar vos rest al bien de la infinita benignidad de Dios, y someteros vuestros deseos y acciones a su voluntad d(e) la qual haciendo con temor de no ofenderle alcanzareis cortisimamente su ayuda, y amparo, y (...) en todo y por todo, conbendra para bien reinar, y gobernar y para que su divina Maj os alumbre...deveis tener siempre muy encomendada, y en la memoria la observación, defensa, y aumento de nuestra feé Católica (mayúsculas) generalmente y esp per’ en todos los reynos, estados y señoríos que de mi heredaredes. Favoreciendo la divina justicia y mandando que esto se haga derechamente..., mayormente contra todos los sospechosos, y culpados en toy herejías; herrores y sectas reprobadas contrarias a nuestra fe Católica y religión, teniendo especial solicitud y cuidado de defender en todos los estados, reynos y señoríos, por todas las vías, y modos que fuere posible esto, y castigar con razón...” Pag 153. El rey da mucha importancia a la defensa de la fe católica, para ello el futuro monarca debe favorecer la justicia divina y castigar duramente a los herejes y las sectas. Para ello se deben usar todas las vías posibles. Continua su discurso hablando de los problemas que ha tenido con los herejes en Alemania, a los que no ha podido vencer. Por ello, encarga a Felipe la convocatoria del Concilio, que ayude a la Iglesia, le exhorta a que se someta a la sede papal y la injerencia en la política de otros reinos y estados donde hubiera abuso contra Dios. Con esto último, está legitimando cualquier guerra en nombre de la religión, calificándola como justa y justificada. Esta idea es importante para entender la postura de Felipe II en la rebelión de Flandes. A pesar de animarle al uso de la violencia le anima a promover la paz, porque es una de las cosas que Dios más quiere. Carlos justifica la Guerra en la Justa Defensa. En ella incluye la guerra para conservar territorios. Le encomienda que no pierda nada de los estados heredados ni de su hacienda. (157). Por lo anteriormente expuesto, podemos afirmar que Carlos V considera que la Guerra Justa es aquella que está hecha en defensa de la religión o en legítima defensa. En el orden internacional confirma como aliado a su hermano Fernando, el rey de los romanos. Confía que la paz y el concilio arreglen las cosas en Alemania. Le pide amistad con los electores y príncipes de Alemania. Paz con Francia. Aunque le advierte de la falta de palabra del rey francés. (170). En el caso de Flandes, Carlos V le habla de las perturbaciones que pueden causar en el territorio los franceses y le pide que una en una sola entidad a estos territorios para defenderlos mejor. Le recomienda que cuide las fuerzas del mar para enviar socorro, sobre todo a sus territorios en Italia y que mantenga fuerzas españolas en Italia, a causa de su enemigo Francés. (174). Además de un Armada fuerte Carlos recomienda a sus hijo que el ejército sea disciplinado, que no se divida, escandalice y que agrade a Dios. Por otro lado le manda que refuerce los soldados en Navarra, ya que no teme ningún ataque a los territorios de Flandes.2 En todas estas instrucciones se puede percibir la obsesión de Carlos V por el enemigo francés, al que quiere aislar por todos lados. Acerca de Flandes destacamos la idea de la necesidad de unir los territorios para la defensa. En la carta se dan además numerosas instrucciones militares y de logística, como la promoción de todo tipo de fortificaciones y galeras, con su abastecimiento, armas y municiones. Unas líneas después, Carlos V vuelve a hacer referencia la defensa de Flandes, de la que dice que está bien fortificada y que se han dispuesto nuevas diligencias para mejorar las fortificaciones. También reitera que o hay que temer ningún ataque de los franceses. (178). Carlos V continua hablando de la gran fidelidad que en el pasado y en el presente de su vasallos flamencos le han manifestado y confía que sea igual en el futuro. Han servido muy bien en el pasado y el rey podrá servirse de ellos. El Emperador le anima a la amistad con Inglaterra y Escocia. Tras estas directrices políticas y estratégicas da una serie de órdenes doméstica pero de influencia internacional (3). La carta es secreta, dirigida Felipe II, y está firmada el 18 de Henero de 1548. El Rey Carlos V de Alemania. Las tres líneas estratégicas que se pueden sacar de la carta son: aislamiento de los franceses, guerra a los herejes tanto dentro como fuera del territorio del rey, amistad con las demás potencias y con el Papa. Con respecto al concepto de Guerra Justa que Carlos V lega a su hijo se puede considerar en dos casos: lucha a favor de la religión católica y en defensa de los territorios patrimoniales. Estas tres líneas de estrategia y estos dos casos de Guerra Justa van a ser, en gran medida, los instrumentos morales y de acción política de Felipe II en los Países Bajos. Pero, ¿la situación en los Países Bajos era preocupante en cuanto a la extensión de la Reforma, para que el rey advirtiera al príncipe del peligro de herejía o tan sólo no quería que este repitiera los errores que él mismo cometió en Alemania? Aquí es importante una de las cartas dirigidas por Manrique Alonso (4), Arzobispo de Sevilla, a Carlos sobre los luteranos en 1548. El cardenal Alonso Manrique es también arzobispo de Sevilla y obispo de Badajoz. En la carta habla de la “herejía” de Lutero. Comenta que no se actúa contra los herejes y que a pocos se les manda llamar y la mayoría vuelve tranquilos a sus casas, sin castigo. El Cardenal advierte de la necesidad de hostigar a la herejía y pone ejemplos de reyes anteriores, que la persiguieron. Anima al rey a perseguir a sus súbditos herejes, para enaltecer su honra entre los demás príncipes. El cardenal destaca dos líneas de actuación para terminar con los herejes. Por un lado, le pide que se cree un Consejo de Jueces, como lo hay en España. Una vez creado dicho consejo solicita que se ejecuten las sentencias que imponga. La carta termina bruscamente, posiblemente falte algún fragmento. El informe del Cardenal nos hace pensar que en los Países Bajos existía una verdadera preocupación acusa de la extensión de la Reforma, de hecho, desde el principio se prohibió el luteranismo (5), se quemaron libros de Lutero en Lovaina. En 1522 se estableció la Inquisición estatal para reforzar a la Inquisición episcopal. En 1523 se quemó en Bruselas al primer mártir protestante del mundo, otros muchos siguieron poco después su suerte. La represión no consiguió paralizar la Reforma, ya que en la década de los treinta circulaban por los Países Bajos unas treinta obras de Lutero y quince versiones parciales o completas de la Biblia en las lenguas de los diferentes estados. En Holanda, Flandes y Frisia había numerosos grupos de anabaptistas, también había seguidores de Bucero y Zwinglio. Con respecto a los reformistas holandeses destacan Joris Cassander (Brujas), David Joris (líder de una secta mesiánica) y Hendrik Niclaes (fundador de “la Familia del Amor” de corte espiritualista). Según nos cuenta Parker (6) bajo el reinado de Carlos V al menos 2.000 personas fueron ejecutadas a causa de sus creencias religiosas. Durante los años 1544-45 la persecución fue virulenta debido al apogeo de los seguidores de Münster. En cambió la Reforma no empezó a perder terreno hasta la década de 1544 a 1554. Cuando Carlos V abdicó, el protestantismo era un problema irresoluto en los Países Bajos, incluso en avance gracias al empuje del calvinismo. Felipe II tendría que enfrentarse a él. Las directrices de su padre eran claras, eliminación de los heterodoxos y mantenimiento del patrimonio real a cualquier precio. El camino estaba marcado, ¿cómo actuaría el heredero del imperio más grande del mundo? Continuará
(1) Pérez-Butamante, Rogelio, El Gobierno del Imperio Español, Comunidad de Madrid, Madrid, 2000. Pág. 298-299. (2) Biblioteca Nacional Madrid. Manuscrito Signatura, Mss/10129(h.149r.-202r.). Carta “Advertencia del emperador Carlos V que dexo escritas de su mano al Rei D. Phelipe 2º, su hijo: fundadas en materia de estado y gobierno, cosa digna de que ningún príncipe ni himbre ignore”. Autor: Rey Carlos V.Fecha s. XVI.53 h; 32x21 cmÍndice en h 149v 151 v. Testamento político de Carlos V. 18 de henero de 1548. (3) Le recomienda el casamiento con su prima la hija de Fernando. Manda que su hija se case con el príncipe de Portugal. La otra hija con Maximiliano Archiduque. (4) Biblioteca Nacional de Madrid, Signatura, Mss/11262/30, Manrique Alonso, Arzobispo de Sevilla. Carta del Cardenal Alonso de Manrique, Inquisidor General en Flandes, a Carlos V sobre los Luteranos”. Fecha s. XVI. 1526-1538. 4 h; 28x22 cm, Testamento político de Carlos V. 18 de henero de 1548. (5) Edicto de 1529 prohibiendo el luteranismo en los Países Bajos, un año antes de la famosa Dieta de Worms. (6) Parker, Geoffrey, España y la rebelión de Flandes, NEREA, Madrid, 1989.
Artículos anteriores de esta serie:
 1Estrategia religiosa y militar de los Habsburgo 

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Historia - Las Guerras de Flandes: religión y política