COMENTARIO HISTÓRICO ARTÍSTICO DE MONUMENTO FUNERARIO DE MARÍA CRISTINA DE AUSTRIA
CONTEXTO HISTÓRICO
Encuadramos esta obra dentro del Neoclasicismo, un periodo artístico surgido en el siglo XVIII que se basaba en la búsqueda del modelo arquetípico clásico más que en la imitación de éste.
El neoclasicismo se conoce por ende como una interpretación de los valores clásicos pero desde un punto de vista distinto al que se ha ido usando hasta el momento.
El neoclasicismo era un periodo en el que los artistas del momento eran, principalmente, escultores encargados de viajar realizando multitud de encargos.
Primero eran únicamente artesanos encargados de elaborar su trabajo que, con el paso del tiempo y de su buen hacer, fueron adquiriendo fama y renombre gracias a los grandes trabajos que realizaban cumpliendo así con las exigencias de sus mecenas que, por lo general, eran burgueses y monarcas del lugar, entre otros tantos.
ANÁLISIS FORMAL
La obra en cuestión es un cenotafio en honor a María Cristina de Austria (hija de los emperadores María Teresa I y Francisco I de Austria), mandado a construir por su esposo Alberto de Sajonia – Teschen al artista Antonio Canova; monumento mediante el que se pretendía rendir homenaje a la difunta archiduquesa, destacando también las virtudes que ésta poseía en vida.
El complejo monumento funerario se erige en forma piramidal usando el mármol de carrara como principal y único elemento de éste.
Las influencias que el artista toma para su elaboración son diversas, bebiendo en cierto modo de la pirámide de Cayo Cestio ubicada en Roma y haciendo uso de esa atracción por la antigüedad propia del neoclasicismo, así como del proyecto que Canova tenía en mente para la construcción de otro cenotafio, éste en honor al gran pintor Tiziano Vecellio que se ubicaría en la Basílica de Santa María dei Frari en Venecia y que nunca llegó a ver la luz.
Cabe destacar que el monumento fue mandado a construir el año en el que la archiduquesa falleció y el trabajo de elaboración duró nada más y nada menos que siete años, dando fe de la gran complejidad que éste poseía, así como también nos da a ver que el autor cuidaba minuciosamente hasta el último detalle para que todo estuviese a la perfección., cumpliendo todas las exigencias que sus mecenas le requerían.
Como podemos apreciar, es una forma geométrica pura (pues la pirámide se deja ver de una manera perfecta), no como en otras esculturas con la misma temática en las que la forma triangular o piramidal se representa de una manera mucho más sutil (ejemplo de ello son los monumentos funerarios a los papas Clemente XIV y Clemente XIII elaborados también por el propio Canova y en los que se aprecia una forma piramidal que hace honor a las influencias clásicas de las que nace el neoclasicismo, aunque no de una forma tan pronunciada como nuestro monumento protagonista).
A la forma piramidal le acompañan dos grupos de personas que caminan en procesión por una alfombra hacia la puerta central mientras que en el punto más alto de la pirámide aparece representado un camafeo con la imagen de la difunta sostenido por la alegoría de la Felicidad.
En la parte inferior derecha observamos un león símbolo de la casa de Austria y un efebo alado como representación del fin de la vida de María Cristina.
ANÁLISIS ICONOGRÁFICO
El artífice de esta obra entendía y planteaba la muerte como el tránsito a otra dimensión; una dimensión totalmente desconocida que se representaba mediante una puerta no practicable y oscura haciendo así alusión a la incertidumbre de no saber qué había tras ella.
El uso de la puerta oscura y no practicable es algo común en sus monumentos funerarios, siendo éste un elemento simbólico que hace ver al espectador que el personaje protagonista (en este caso la Archiduquesa) ya se ha enfrentado al juicio de Dios y, por ende, está realizando su paso de la vida terrenal a la vida eterna, pudiendo decir inclusive que dicha puerta es el elemento protagonista de esta obra.
Por otro lado, cabe destacar que las figuras representadas se dividen en dos grupos como hemos mencionado previamente, ambos vinculados entre sí por una alfombra que conduce a la puerta y, a su vez, invita al espectador a formar parte del cortejo fúnebre.
Haciendo alusión a esos dos grupos, vemos que el primero está compuesto por una mujer coronada con laurel que representa la virtud de la Piedad, encargada de portar las cenizas de la difunta María Cristina. Ella, a su vez, va acompañada de dos niñas que miran al suelo en actitud triste.
El segundo grupo por su parte está compuesto por una joven que ayuda a caminar a una anciana con bastón en dirección a esa puerta protagonista de la obra.
Cabe destacar que esa joven representaría la virtud de la Caridad y que tras la figura anciana se puede apreciar un niño escondido, hecho con el que Canova nos quiere mostrar las 3 edades del ser humano, así como que la muerte no perdona a nadie y todos somos acogidos por ella.
La forma de representar a los personajes anteriormente mencionados es exquisita por su parte: el escultor deja a un lado la antigua forma de representarlos mirando al espectador y los coloca de espaldas a éste y en actitud cabizbaja.
Ello hace que los personajes dejen de ser los únicos protagonistas de la obra y se funden con los espectadores, que son invitados no sólo a formar parte del cortejo fúnebre, sino también a reflexionar sobre la muerte. En definitiva, Canova consigue que el espectador sea uno más en esta maravillosa composición.
Por otro lado, hemos de destacar también la relevancia que tienen el resto de las representaciones que acompañan a esos personajes principales, pues en la esquina inferior derecha vemos un efebo alado o ángel de la muerte y un león que representa la fortaleza, así como también es símbolo de la casa de Austria, ambos tristes por la gran pérdida que supuso el fallecimiento de la archiduquesa.
Del mismo modo, en la parte superior apreciamos un retrato de la difunta rodeado por una serpiente que se muerde la cola y sostenido por la alegoría de la Felicidad, así como un putti que porta una palma. Todo ello representa el triunfo de la inmortalidad, dando a entender la vida eterna que a María Cristina le esperaba tras su fallecimiento.
Finalmente y no menos importante es la inscripción que encontramos ubicada encima de la puerta, que dice Vxori optimae Albertvs: “Alberto a su excelente esposa”, mostrando así la autoría de su encargo.
En conclusión podríamos decir que esta es una obra al más puro estilo Canova donde la antigüedad clásica está presente de forma novedosa y es capaz, una vez más, de dejar al espectador sin palabras, haciéndolo partícipe del exquisito conjunto artístico.
CURIOSIDADES
Posteriormente, el cenotafio que rinde homenaje a la archiduquesa servirá de inspiración a los discípulos de Antonio Canova para realizar el mausoleo en el que descansarían los restos de su maestro años después.
Del mismo modo, es relevante destacar que el monumento funerario realizado por Canova para la difunta María Cristina de Austria no fue muy bien recibido por la monarquía por la majestuosidad que éste poseía.
BIBLIOGRAFÍA Y WEBGRAFÍA
IGLESIA DE LOS AGUSTINOS: https://www.erzdioezese-wien.at/Wien-St-Augustin (Consulta: 19/10/2022).
CHARLES, Miguel: Escultura. Parkstone international, 2011.
SOBRINO, Miguel: “Antonio Canova. El mármol encarnado”, Descubrir el arte, Nº 253, 2020. pp. 82 – 86.
ARIAS, Enrique: Del neoclasicismo al impresionismo. Madrid, 1999.
BALLESTEROS, Ernesto: El neoclasicismo. Madrid, 2015.
