Legiones romanas en Crimea: la fortaleza del fin del mundo que defendió las riquezas del Imperio

Legiones romanas en Crimea: la fortaleza del fin del mundo que defendió las riquezas del Imperio

El campamento de Charax, levantado en el siglo I a. C., fue el mayor asentamiento en la península hasta que fue abandonado en el 244 d. C.

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Representación de una legión romana ABC
Manuel P. Villatoro

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La historia ha revelado dos cosas sobre la Ciudad Eterna: ni pagaba a traidores –como bien demostró con los asesinos de Viriato –, ni dejaba jamás territorio conquistado sin guarnición. Sabemos que las legiones romanas, desde la República hasta el Imperio, recorrieron medio mundo; de África hasta Jerusalén. Sin embargo, se suele obviar que sus sandalias pisaron también regiones que hoy están tristemente de actualidad como Ucrania o Crimea . En este última zona, de hecho, levantaron un gran campamento encargado de salvaguardar las rutas comerciales que iban desde Quersoneso y el Bósforo hasta Sinope y Trebisonda. Charax , difuminado en las páginas de los libros, no fue el único, pero sí el de mayor tamaño.

Cuesta hallar vestigios de los legionarios afincados en Crimea. El historiador y premio Nóbel Mommsen Theodor , autor en el siglo XIX de 'El mundo de los Césares', es de los pocos expertos que hacen referencia a la presencia de estos combatientes de 'pilum' y escudo en el sur de Ucrania, y mediante una referencia sucinta: «También se hallaba bajo protectorado romano, entre estas y aquellas costas, el reino del Bósforo, en lo que hoy es Crimea, donde había una guarnición romana, subordinada al gobernador de la Mesia». Allí, entre las inhóspitas playas tomadas por los nativos, griegos y romanos se hicieron su particular hueco.

Pompeyo en Crimea

La relación entre los habitantes de la península regada por el mar Negro y Roma no fue nunca tan cercana como la que los togados tuvieron con la Galia , Hispania o la siempre controvertida Germania . El origen de todo, ese germen del que nacieron los anhelos del Senado por Crimea, hay que buscarlo en el siglo II a.C., cuando el monarca Mitrídates VI Eupator , originario de Ponto, vislumbró las posibilidades de extenderse hacia el norte. El rey, helenizado en parte, sintió que era el momento de liberarse de sus cadenas territoriales y expandir sus territorios más allá del noroeste de la Península de Anatolia.

El historiador Juan Alberto Díaz Wiechers afirma en 'Breve intento de explicación del curso y de la continuidad de la historia de la civilización occidental' que, para el siglo I a.C., el monarca ya había incorporado a su reino varias regiones: «Obtuvo Capadocia y Paflagonia , en el Asia Menor, y el Quersoneso Póntico (Crimea)». Los romanos, bajo ese sentimiento paternalista de dirimir el destino de Europa, intentaron obligarle a devolver Capadocia a sus legítimos dueños. Y así comenzó el conflicto armado. A la larga, hicieron falta tres guerras sucesivas para dominar a Mitrídates VI Eupator, sucedidas entre el 88 y el 63 a.C.

Cneo Pompeyo (representación artística) ABC

Fue Cneo Pompeyo , el mismo que acabaría sus días asesinado en Egipto tras oponerse a César, quién le hizo doblar la rodilla en Asia menor durante el 66 a.C. Aunque no del todo. Tras ser derrotado en el campo de batalla, Miltrídates puso rumbo a Crimea. Buscaba refugiarse allí, pero no le sirvió de nada. Asfixiado por las legiones, acabó con su propia vida en el 62 a.C. «Pompeyo, en una interesante expedición en persecución de su archienemigo, recorrió con sus legiones triunfante gran parte del Cáucaso, tierra entonces enigmática y casi desconocida. Después volvió sobre sus pasos, pero ya había llevado el nombre de Roma muy lejos», explica.

Pompeyo, en un momento personal y militar más que dulce, se convirtió por entonces en el gran general de la Roma republicana; un héroe que brillaba con luz propia en los territorios del este y, en menor medida, del oeste. Los datos le avalan. En el período que discurrió entre los años 65 y 62 a.C., el militar anexionó nada menos que la Siria seléucida y parte del Cáucaso . Aunque lo más llamativo para este reportaje es que transformó Crimea en tributaria de Roma, sería injusto obviar que convirtió Judea en un 'reino cliente', como bien explica Díaz en su obra.

Defender las rutas comerciales

Tal y como explica el historiador y arqueólogo Igor N Khrapunov , después del suicidio de Miltrídates la Ciudad Eterna levantó un campamento-fortaleza en la zona entre el 65 y el 60 a.C. El lugar exacto es, en parte, un misterio. Claudio Ptolomeo , en el siglo II d.C., dejó escrito que se construyó en «la costa sur de Crimea». Lo más probable, sin embargo, es que el enclave fuera el cabo Ay-Todor, unos siete kilómetros al soroeste de Yalta.

Plinio el Viejo , historiador del siglo I, se limitó a escribir que el punto en el que se levantó el campamento era conocido como Characeni. Y de ahí su nombre: Charax . «Los romanos construyeron allí una fortaleza y estacionaron una subunidad o vexillatio», explica, en este caso, Khrapunov. Expertos como Stephen Dando-Collins , gran divulgador del mundo romano, apunta que aquellos primeros soldados que arribaron pertenecían a la infantería de marina destina en la flota de Rávena (ubicada en la costa este de Italia), una de las mayores de la época y la más reseñable por tamaño y potencia de la Ciudad Eterna.

Ruinas de Panticapaeum, capital del reino del Bósforo ABC

Aunque Charax no fue el único campamento levantado en Crimea –hubo otros cerca de Sebastopol – sí fue el principal. Para empezar, por haber sido construido en un enclave casi inexpugnable: «Era inaccesible desde el lado del mar, y desde tierra estaba protegido por un ciclópeo muro de piedra», explica Khrapunov. Sobre su edificación existen también dudas. Todo apunta a que la estructura fue erigida por un pueblo autóctono, aunque los últimos estudios han desvelado que pudo haber sido reformada por las legiones romanas. Así lo atestigua el descubrimiento de mortero de cal, utilizado para unir la mampostería. «Tal tecnología no era conocida por los bárbaros», añade el experto.

Según Khrapunov, los romanos construyeron en Charax una doble muralla; un foso de 9 metros de largo, 7,7 de ancho y hasta 2,5 de profundidad; unas termas y varias habitaciones equipadas con calefacción subterránea a base de tuberías. Un lujo para los infantes de marina que ocuparon la fortaleza con órdenes de salvaguardar las rutas comerciales que se mantenían al norte del actual Estrecho de Turquía. Salvo un breve impasse de algunas décadas, el campamento siempre estuvo habitado y activo. De hecho, tras ser abandonado a finales de siglo no tardó en ser repoblado por una nueva legión arribada desde Italia.

La última unidad en pasar por sus muros fue la Legio XI Claudia , a finales del siglo II d.C. Cuadra con el historial que ofrece Dando-Collins; en su obra, el autor especifica que este contingente fue trasladado a la Panonia Inferior –región que abarcaba varias zonas de Hungría, Eslovenia, Serbia, Croacia y la actual Bosnia-Herzegovina– con motivo de las guerras dacias de Trajano.

Rudo contingente

Lo que resulta más difícil de saber es el número de hombres que fueron enviados a Charax durante los primeros años del Imperio romano. Los textos confirman que fue una vexillatio. En palabras del historiador militar Phil Barker , autor de 'Armies and Enemies of Imperial Rome', eso equivaldría a un contingente de entre un millar y dos millares de soldados. El dato representa, de forma aproximada, un tercio del total de una legión romana completa, cuya cifra era de unos cuatro mil doscientos integrantes, según recoge el autor clásico Polibio. Eso explicaría por qué Roma se molestó en construir varios santuarios locales en las cercanías.

En todo caso, lo que no se puede negar es que era una fuerza considerable dado la mala situación del Imperio. «En la primera época imperial sólo había en toda el Asia Menor un destacamento de cinco mil hombres de tropas auxiliares acantonados en la provincia de Galacia, y una flota de cuarenta barcos. Estas fuerzas tenían por misión reprimir a los levantiscos pisidios, cubrir la frontera nordoriental del imperio y vigilar las costas del mar Negro hasta Crimea», afirma el autor de 'El mundo de los Césares'. En el resto, los hombres escaseaban. Un ejemplo es que en algunas provincias apenas se contaban medio millar de hombres; una cohorte.

El campamento de Charax estuvo activo muchas décadas más. Solo fue abandonado cuando los bárbaros empezaron a asfixiar a Roma. A mediados del siglo III d.C., cuando los godos cayeron sobre el ya renqueante imperio, las tropas acantonadas en la costa norte del Mar Negro recibieron órdenes de retirarse para proteger la frontera del Danubio . De esta forma, y siempre según Khrapunov, los soldados abandonaron Crimea en el 244 d.C. «Sin embargo, la vida continuó en este enclave. Después de que los godos emigraran a Crimea, ocuparon la fortaleza. Lo demuestra el que hayan aparecido entierros godos en la necrópolis de la vieja fortaleza romana», concluye el autor.

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