Músicos de España

Manuel de Falla, compositor y músico universal

Fotografía de Manuel de Falla. El genial músico se dispone a tocar el piano.

Foto: Cordon Press

El 23 de noviembre de 1876 vio la luz en Cádiz Manuel de Falla, sin duda, uno de los compositores españoles más destacados de la primera mitad del siglo XX. Falla se movería por círculos artísticos e intelectuales desde muy joven, y trabaría una profunda amistad con el poeta Federico García Lorca desde que fijó su residencia en la ciudad de Granada en el año 1920. Poco después, ambos decidieron emprender una serie de viajes por la provincia de Granada a la caza de canciones populares como Las tres hojas, una canción que Garcia Lorca grabaría en un disco junto a la cantante argentina Encarnación López "La Argentinita".

Manuel de Falla no fue un compositor excesivamente prolífico, pero sus creaciones tuvieron tal grado de perfección, según los críticos, que sin duda ocupan un lugar privilegiado en la historia de la música. Obras como El amor brujo, El sombrero de tres picos o Noches en los jardines de España son piezas que se han adscrito al "nacionalismo musical", estilo que compartió con autores de la talla de Isaac Albéniz, Enrique Granados, Joaquín Turina o Joaquín Rodrigo. Falla también ejerció una gran influencia sobre el conocido como Grupo de los Ocho (un grupo de compositores españoles de principios del siglo XX) y la Generación del 27.

Retrato del compositor español Manuel de Falla.

Foto: Cordon Press

Primeras relaciones y viajes

Falla comenzó sus estudios musicales a muy temprana edad. Las primeras lecciones de solfeo las recibió de su propia madre, que era pianista, y de su abuelo. El joven también se interesó muy pronto por la literatura y el periodismo, e incluso llegó a dirigir una revista literaria titulada El Cascabel (1890). En 1896, Manuel de Falla ingresó en el Conservatorio de Música de Madrid, donde estudió piano con el compositor José Tragó. Este diría de su alumno que era "un joven muy estudioso, muy concienzudo; de buenos talentos artísticos y al cual seguramente le está esperando un prometedor futuro en este difícil arte".

En 1899, el joven Falla estrenó sus primeras obras (entre ellas Romanza, Melodía, Sonata en sol y Serenata andaluza) y durante los años siguientes continuó componiendo y también dando clases de piano, puesto que la situación económica de su familia no era muy boyante. En 1901, conocería al músico Felipe Pedrell, que influiría de manera determinante en la evolución de su obra. Ese año compuso Cortejo de gnomos y Serenata.

Falla también se interesó desde muy joven por la literatura y el periodismo, e incluso llegó a dirigir una revista literaria titulada El Cascabel.

Manuel de Falla, junto a Federico García Lorca, José Segura, Antonio Luna y R. Aguado en la Alpujarra (Granada)

Foto: Cordon Press

En 1902, Falla estrenó la zarzuela Los amores de la Inés, la única de las zarzuelas que compuso que logró estrenar. Unos años después, en 1907, el músico se afincó en París donde conoció a grandes artistas como Debussy, Ravel, Albéniz o Picasso. En 1908 compuso las Cuatro piezas españolas y ese mismo año conocería al compositor ruso Igor Stravinsky y al pintor Ignacio Zuloaga.

El músico español viajó a Londres, Suiza e Italia, donde ofreció varios conciertos. En aquellos años se estrenaron obras suyas en España, en París y en Milán. Pero su salud no era excesivamente buena, y los duros inviernos de 1910 y 1911 la debilitaron aún más, lo que incrementó su fe (Falla era un ferviente católico). Poco después, con el estallido de la Primera Guerra Mundial, Falla regresó a Madrid donde estrenó las Siete canciones populares españolas, en 1915 El amor brujo en Madrid y en 1916 Noches en los jardines de España. Tres años después, en 1919, estrenó el ballet El sombrero de tres picos en el Alhambra Theatre de Londres.

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Manuel de Falla, un hombre de fe

En 1920, Manuel de Falla se trasladó definitivamente a Granada, donde entabló amistad con artistas e intelectuales como Fernando de los Ríos y Hermenegildo Lanz, ambos miembros de una famosa tertulia: El rinconcillo. Ese mismo año se estrenaría en París su obra Noches en los jardines de España. Falla era además un gran amante del cante jondo, y junto con su amigo García Lorca y el pintor Manuel Ángeles Ortiz organizó en 1922 un Concurso de Cante Jondo que se celebró en la Plaza de los Aljibes de la Alhambra. El objetivo del certamen era, según sus impulsores, recuperar y dignificar el cante primitivo andaluz.

Pero también era un hombre polifacético, y en 1923 participó en una representación de lo que se conoce como "títeres de cachiporra" (unos guiñoles popularmente llamados así por la cachiporra que blandía normalmente el protagonista) organizada por García Lorca, y ese mismo día se representó, con música compuesta por Falla, el entremés atribuido a Miguel de Cervantes La niña que riega la albahaca y el príncipe preguntón, así como un auto sacramental del siglo XIII, El misterio de los Reyes Magos.

Junto a Garcia Lorca y al pintor Manuel Ángeles Ortiz organizó el Concurso de Cante Jondo que tuvo lugar en 1922.

Fotografía de Manuel de Falla tomada durante un concierto. 

Foto: Cordon Press

Los años siguientes estuvieron repletos de conciertos y homenajes, y en 1928 Falla fue nombrado miembro de la Real Academia de Bellas Artes de Granada. En cuanto a sus sentimientos políticos, el músico recibió con entusiasmo la noticia de la proclamación de la II República en 1931, y fue nombrado primer director de la Junta Nacional de Música. Pero como católico practicante, Falla vería con pasmo y horror los ataques sufridos por las iglesias en esos años. De hecho, no dudó en expresar su desagrado en público por el hecho de que las autoridades no intervinieran con más contundencia para frenarlos.

Guerra civil y exilio

Con el estallido de la Guerra Civil, Falla intentó salvar a sus amigos, fueran del bando que fueran. De hecho, el músico acudió al Gobierno Civil cuando su amigo Federico García Lorca fue detenido, aunque no logró su liberación. Sin embargo, gracias a su intervención, Falla consiguió salvar la vida de Gerda Leimdörfer, la esposa judía del rector de la Universidad de Granada, que, sin embargo, fue fusilado por las tropas sublevadas el 23 de octubre de 1936.

Falla intentó salvar a sus amigos, fueran del bando que fueran. De hecho, el músico acudió al Gobierno Civil cuando su amigo Federico García Lorca fue detenido para intentar su liberación.

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Al término de la Guerra Civil, en 1939, Manuel de Falla marchó voluntariamente al exilio a Argentina y nunca más volvió a España. El régimen franquista le ofreció en reiteradas ocasiones todo tipo de facilidades para que regresara, pero el compositor, enfermo y cansado, se negó en todo momento. Sus últimos años los dedicó a intentar terminar su obra más ambiciosa, Atlántida, que nunca pudo ver finalizada (la acabaría su discípulo, Ernesto Halffter).

Finalmente, Manuel de Falla murió en Argentina el 14 de noviembre de 1946, y los restos del genial compositor fueron trasladados en un barco de guerra hasta Cádiz, su ciudad natal, donde se celebró un funeral de Estado al que acudieron su familia y diferentes autoridades eclesiásticas, civiles y militares. Finalmente, uno de los músicos más considerados de nuestro país fue enterrado en la cripta de la catedral de Cádiz.