El Rayo de Nebraska

Él, Jim Hines, él y no otro, fue el primero que saltó más allá de la dimensión mítica del atletismo en los 100 metros planos. El primer hombre que rompió la frontera de los diez segundos. La punta del iceberg que formaron una serie de acontecimientos técnicos, el cambio de las pistas de arcilla y ceniza por el material sintético, el tartán, las zapatillas de seis clavos, aspectos sociales en los que, contradictoriamente, no estaba de acuerdo, la influencia de Bobby Morrow, el último campeón olímpico estadunidense blanco en 100 y 200 m, entrenador de Texas Southern University, quien lo convenció de asistir a los Juegos Olímpicos de México y de aplazar su ingreso al futbol americano; y la altura de la CDMX, los 2,240 m snm, en aquel memorable 14 de octubre de 1968, cuando el Rayo de Arkansas, en la primera final olímpica que reunió a ocho sprinters de raza negra, cronometró 9’95/100. El estadunidense Mel Pender se abalanza con el disparo, toma la punta, envuelto en un clamor estentóreo. Greene y Hines lo persiguen muy cerca, lo alcanzan a los 50m y las poderosas piernas de Hines estallan en energía y lo disparan como un proyectil a romper el listón con récord mundial. 2º fue Lennox Miller, Jamaica, 10.04; 3º. Charles Greene, EU, 10.07; 4º. Pablo Montes, Cuba, 10.14; … La vitrina de los JO lo proyectan como el hombre más rápido del planeta. En la pista de CU, donde los atletas corren, saltan, vuelan… se emplea por vez primera en JO, y con mayor fiabilidad que los humanos, el cronometraje electrónico con un ajuste de 5/100. Jim Hines falleció el sábado 3 de junio, a la edad de 76 años. Nació en Dumas, Arkansas, el 3 de septiembre de 1946. Y pronto este atleta mostró su talento cuando a los 18 años señaló 9.4 en las 100 yardas lisas (9.14 m). Al llegar a México de 22 años, 1.83 m de altura y 81 kilos de peso, llegó precedido de un aura deslumbrante. El 20 de junio de 1968 en el Trial de Sacramento, California, oficialmente destrozó el muro de los 10” al correr la distancia en 9”9 con viento a favor de 0.3 m/segundo. En los anales estadunidense, Eddie Tolan ganó el oro olímpico en los JO de Los Angeles 32. (Al masajista del equipo Guadalajara de los 60 y 70 lo llamaron Tolan por su atezada piel). Hines vivió en la estela de los 10 segundos del alemán Armin Hary, marcados en Zúrich el 21/06/1960; el segundo 10 del canadiense Harry Jerome, Saskatoon, 19-07-1960; el tercer 10, el del venezolano Horacio Esteves, en Caracas, 15-08-1964; época en que estos cronometrajes asombraban, causaban admiración y circulaban con rapidez por el globo terráqueo. El 20 de octubre del 68, Hines destrozó un segundo RM con 38.24 en el relevo 4×100 m. Su récord mundial individual fue de tanta clase que tardaron tres lustros para que otro sprinter estadunidense lo rompiera: Calvin Smith marcó 9.93/100 con +1.38 m/segundo de viento a favor, en Air Academy, Colorado, a una altura de 1,695 m snm. No aceptó y renegó la protesta de The Black Power de Tommie Jet Smith y John Carlos. Su obra maestra es un legado inmortal.