Luisa Carlota de Borbón-Dos Sicilias y Borbón
Hacia 1830.Sala 062
Luisa Carlota de Borbón-Dos Sicilias y Borbón nació en Portici el 24 de octubre de 1804. Hija de Francisco I de las Dos Sicilias (1777-1830) y de su segunda esposa María Isabel de Borbón, infanta de España (1789-1830), se casó por poderes en Nápoles el 15 de abril de 1819 y en persona en Madrid el 12 de junio de ese mismo año, con su tío el infante Francisco de Paula de Borbón y Borbón-Parma (1794-1865). Desde su matrimonio ostentó el título de infanta de España y, temporalmente, el de duquesa de Cádiz. Fue madre de Francisco de Asís de Borbón y Borbón-Dos Sicilias (1823-1870), rey consorte de España por su matrimonio con su prima Isabel II. Luisa Carlota desempeñó un papel decisivo en la sucesión de la Corona. Durante los Sucesos de La Granja de 1832, conoció la anulación de la Pragmática Sanción que derogaba la Ley Sálica y dejaba como sucesor al infante Carlos María Isidro, hermano de Fernando VII. En el transcurso de la enfermedad del rey, se apropió del documento y lo destruyó, propinando al ministro Francisco Tadeo Calomarde dos bofetadas que pasaron a la historia por la réplica de éste: "Señora, manos blancas no ofenden". Tras el incidente, y repuesto el rey de su enfermedad, el gobierno de Francisco Cea Bermúdez repuso la Pragmática, solucionando la sucesión en favor de Isabel II y estableciéndose, con ello, el régimen liberal en España. Murió en Madrid el 29 de enero de 1844. Luis de la Cruz pintó en numerosas ocasiones a la infanta Luisa Carlota, con la que debió de tener cierta amistad pues recurrió a ella cuando su hijo, Luis de la Cruz y Casaña, fue declarado prófugo y apresado en marzo de 1834. El pintor acudió a la infanta para que intercediera ante el gobierno, consiguiendo que le nombraran subteniente de las Milicias Provinciales de Canarias y agregado, sin sueldo, al Regimiento de Badajoz con sede en Sevilla. Por esta gestión, escribió el pintor en su testamento: "hice a Su Alteza algunos retratos gratis y otros obsequios en mi arte de pintor que valían más de doce mil reales". La representación en un interior, donde la infanta aparece sentada en un sillón y apoyando el brazo derecho sobre una mesa; el encuadre de la figura, con la cortina a la izquierda; y el fragmento de un cuadro en el ángulo superior derecho, no son habituales en la miniatura española, y quizá por ello el marqués de Lozoya consideró esta obra la miniatura más perfecta que había visto de un artista español. Pero lo que indica esta composición es una evolución en la obra de Luis de la Cruz, pues sus últimas miniaturas están bajo la influencia de la pintura.
Espinosa Martín, Carmen, Las miniaturas en el Museo del Prado: catálogo razonado, Museo Nacional del Prado, 2011, p.56-58,149