Tomado de De Wikipedia, la enciclopedia libre http://es.wikipedia.org/wiki/Luisa_de_Guzm%C3%A1n P�gina visitada el 3 de Enero de 2008
Luisa Mar�a Francisca de Guzm�n, (en portugu�s Lu�sa de Gusm�o), (Sanl�car de Barrameda, 13 de octubre de 1613 – Lisboa, 6 de noviembre de 1666), reina consorte de Portugal (1640-1656) y regente de Portugal (1656-1662).
Cas� con el Duque de Braganza, Jo�o, el 12 de enero de 1633. El casamiento hab�a sido obra del Conde-Duque de Olivares, que quer�a impedir que Portugal se levantase contra la Corona Espa�ola. Sin embargo, debido a este casamiento lleg� a ser la primera reina de Portugal de la cuarta dinast�a, tras la proclamaci�n de su marido como Juan IV de Portugal. De esta uni�n nacieron:
Infante Teodosio de Portugal (1634-1653), pr�ncipe del Brasil y duque de Braganza.
Infanta Ana de Braganza, nacida en 1635 y fallecida ese mismo a�o.
Infanta Juana de Braganza (1636-1653).
Infanta Catalina de Braganza (1638-1705), reina consorte de Inglaterra y Escocia por su cosamiento en 1662 con Carlos II de Inglaterra.
Infante Manuel de Braganza, nacido en 1640 y fallecido ese mismo a�o.
Infante Alfonso VI de Portugal (1643-1683), rey de Portugal.
Infanta Mar�a de Braganza, nacida en 1644, religiosa.
Infante Pedro II de Portugal (1648-1706), rey de Portugal.
Rebeli�n de Portugal y reina consorte [editar]
Luisa de Guzm�n era ambiciosa por naturaleza, y a pesar de ser espa�ola orient� la pol�tica de su marido en la Rebeli�n de Portugal contra Espa�a de 1640 y en la Guerra de la Restauraci�n Portuguesa (1640-1668). Se considera que tras la aceptaci�n del trono de Portugal por parte de Juan IV, Luisa fue la principal influencia en la pol�tica de su marido. Se dice que, siendo advertida de los peligros que podr�a traer ser reina de un pa�s que hac�a frente a Espa�a, ella pronunci� estas famosas palabras: Melhor ser Rainha por um dia, do que duquesa toda a vida (Antes reina por un d�a que duquesa toda la vida). Sin embargo, seg�n Joaquim Ver�ssimo Serr�o, “No debe mantenerse la falsa tradici�n que hace de ella uno de los “motores” de la Restauraci�n, pero no hay duda de que se identific� con el movimiento y de que supo enfrentarse a los sacrificios con �nimo varonil”.
Despu�s de la proclamaci�n, se instal� en Lisboa con sus hijos, viviendo para su educaci�n y tomando una postura activa en los asuntos pol�ticos. Cuando se produjo la Revuelta de 1641 con el intento fallido de asesinato del rey, se dice que fue uno de los miembros de la corte que apoy� la ejecuci�n de los conspiradores, incluso del inocente Duque de Caminha. Ejerci� el gobierno siempre que el rey acud�a a la frontera del Alentejo, como en junio de 1643, en que fue ayudada en los menesteres p�blicos por el obispo capell�n mayor D. Manuel da Cunha, Sebasti�o C�sar de Meneses y el Marqu�s de Ferreira.
Tras la muerte en 1656 de Juan IV de Portugal, fue nombrada en el testamento de su esposo regente del reino, durante la minor�a de edad de su hijo Alfonso VI de Portugal. D. Alfonso VI fue proclamado rey en el Pa�o da Ribeira el 15 de noviembre de 1656 a los 13 a�os. Era vox populi que D. Alfonso sufr�a de una grave dolencia mental, por lo que lleg� a considerarse la suspensi�n de la ceremonia.
Procur� la regente organizar el gobierno para imponerse a las facciones palatinas en juego, por lo que nombr� a D. Francisco de Faro, conde de �bidos, como ayo del monarca y mantuvo los cargos de la casa real en manos de los que ejerc�a en tiempo de su marido. Los asuntos p�blicos continuaron en manos de los secretarios de Estado y Mercedes, Pedro Vieira da Silva y Gaspar de Faria Severim. Pero la rivalidad entre el conde de Odemira y D. Ant�nio Lu�s de Meneses, conde de Castanhede, dificult� su acci�n. Se vio as� obligada a nombrar la llamada Junta Nocturna, por tener reuniones por la noche, con varios consejeros de su confianza. Adem�s de los dos nobles, la formaban tambi�n el marqu�s de Nisa, Pedro Fernandes Monteiro, el conde de S�o Louren�o y, el principal, Frei Domingos do Rosario, h�bil diplom�tico. El sistema dur� durante la regencia, siendo �til para la buena marcha de los asuntos p�blicos.
Durante su regencia se produjo la gran victoria portuguesa en la Batalla de las L�neas de Elvas, el 14 de enero de 1659. Esta victoria fue muy importante porque la derrota hubiera implicado la perdida de Lisboa. Sin embargo no fue una batalla decisiva pues la firma de la paz entre Espa�a y Francia ese mismo a�o mediante el Tratado de los Pirineos, dej� a Espa�a sin compromisos militares y Portugal volvi� a sentirse gravemente amenazada. Luisa organiz� los ej�rcitos que aseguraron la independencia de Portugal en la Guerra de la Restauraci�n Portuguesa. Supervis� las victorias militares contra los espa�oles en Ameixial el 8 de junio de 1663, as� como en Montes Claros el 7 de junio de 1665. Gracias a estas derrotas espa�olas, este reino reconoci� la independencia de Portugal el 13 de febrero de 1668.
La alianza con Inglaterra, firmada en 1662 y sellada con el matrimonio de su hija Catalina de Braganza con Carlos II de Inglaterra, fue en gran medida obra suya.
Fue el objetivo de una conspiraci�n fallida liderada por Luis de Vasconcelos e Sousa, III conde de Castelo Melhor. El partido afecto a D. Alfonso VI se lanz� abiertamente en la lucha contra la reina regente, quien, sin embargo, decidi� mantenerse en la regencia temiendo la desastrosa gesti�n de su hijo, que era mentalmente inestable. La viuda de Juan IV defendi� los principios de libertad e independencia de la Restauraci�n y se mantuvo en el gobierno recelosa de que su heredero actuara de igual modo.
Se dice, a tenor del mech�n de pelo blanco que muestran sus retratos, que Luisa pudo haber sufrido vit�ligo. Yace en el pante�n de los Braganza en el monasterio de San Vicente de Afuera en Lisboa, a donde fue trasladada desde Xabregas.