Biografia de Luis Buñuel

Luis Buñuel

(Calanda, 1900 - Ciudad de M�xico, 1983) Director de cine espa�ol, una de las grandes figuras de la historia del cine. Su padre, Leonardo Manuel Bu�uel, fue un indiano fantasioso que regres� de Cuba enriquecido y se instal� en Calanda; sol�a relatar numerosas aventuras ilusorias a los lugare�os y afirmaba con bravuconer�a que ser�a para �l la mujer m�s bella del pueblo. La elegida fue una muchacha delicada, que tocaba el piano y que ten�a diecisiete tiernos a�os, llamada Mar�a Portol�s, para quien mand� construir una suntuosa mansi�n. No estaba todav�a terminada la casa cuando Mar�a dio a luz su primer hijo, Luis, precisamente poco antes de que comenzaran las fiestas de Semana Santa del a�o 1900.

Don Leonardo, convertido en un burgu�s severo y justo de ideas liberales, se cans� enseguida del pueblo y se traslad� a Zaragoza, donde entr� en contacto con los c�rculos intelectuales de la capital, aunque mantuvo la costumbre de veranear en Calanda con toda la familia, con su mujer, sus siete hijos, las sirvientas y los amigos de la casa.


Luis Buñuel

Entre los primeros recuerdos de Luis Bu�uel est� la escena, verdaderamente feudal, de grupos de pordioseros que acud�an a la puerta de su hogar a mendigar un panecillo y una moneda de diez c�ntimos. Los que lo conocieron en su infancia cuentan de �l numerosas travesuras, como una escapada con otros muchachos que dur� m�s de veinticuatro horas y cuyo itinerario pasaba por los nichos del cementerio y conclu�a en una s�rdida y oscura cueva. All� estallaron los lamentos y las l�grimas, de modo que para tranquilizar a sus compa�eros Luis se ofreci� en sacrificio para ser comido. Felizmente ello no fue necesario y pudo regresar sin mayores contratiempos a su casa, donde no obstante seguir�a practicando juegos peregrinos, tales como decir solemnes misas ante la arrobada concurrencia de peque�os feligreses.

Contagiado del ambiente familiar, Luis Bu�uel confes� haber sido de ni�o muy religioso y creyente, pero hacia los catorce o quince a�os cayeron en sus manos libros de Herbert Spencer, Piotr Kropotkin, Friedrich Nietzsche y Charles Darwin, especialmente El origen de las especies, y comenz� a perder la fe. Con el tiempo, el hombre que declar� "soy ateo, gracias a Dios" llegar�a a ser el emblema viviente de un arte blasfemo e iconoclasta, se acercar�a al ideario anarquista, ingresar�a en el grupo parisino de j�venes revolucionarios que abanderaban la est�tica del surrealismo y trabajar�a al servicio de la Rep�blica montando documentales durante la guerra civil espa�ola.

Bu�uel estudi� el bachillerato con los jesuitas de Zaragoza y luego su padre lo envi� a Madrid para que se hiciera ingeniero agr�nomo. Providencialmente fue a parar a la Residencia de Estudiantes, lugar donde confluyeron algunos de los poetas y artistas m�s relevantes de la �poca, como Ram�n G�mez de la Serna, Federico Garc�a Lorca o Salvador Dal�, con los que trab� fecunda amistad.

De este modo descubri� pronto que su aut�ntica vocaci�n no era la ingenier�a, y ni siquiera la entomolog�a, a la que se aficion� extraordinariamente, sino el arte. Bull�a en su interior un ansia de novedades, una fiebre de vida que no pod�a desahogarse en el mezquino ambiente acad�mico; prefer�a las tertulias a las aulas, y en ellas brillaba tanto su desbordante imaginaci�n como su poderosa envergadura f�sica, derrotando a todos sus compa�eros cuando entablaban un pulso sobre las mesas de m�rmol de los caf�s. Adem�s, practicaba con notoria pericia el boxeo, e incluso a punto estuvo de proclamarse campe�n amateur de este deporte.

Por �ltimo se decidi� por la carrera de Filosof�a y Letras, que pudo terminar en 1923, el mismo a�o en que falleci� su padre, y dos a�os despu�s se traslad� a Par�s. En 1926 le impresion� vivamente una pel�cula de Fritz Lang, Der m�de Tod (Las tres luces), y decidi� dedicarse al cine, para lo cual se ofreci� como ayudante de Jean Epstein, con quien colabor� en el rodaje de Les aventures de Robert Macaire, Mauprant y La Chute de la Maison Usher, aunque en este �ltimo filme no lleg� al final.

La raz�n fue una discrepancia surgida entre los dos cineastas respecto a la aut�ntica val�a de otro gran director franc�s, Abel Gance, muy admirado por Epstein y escasamente respetado por el joven vanguardista Bu�uel. De hecho, �ste estaba a punto de ingresar en las filas belicosas del grupo surrealista, que dirig�a con mano f�rrea Andr� Breton y en el que militaban, en un primer momento, Benjamin P�ret, Louis Aragon, Paul Éluard, Max Ernst, Ren� Char y Man Ray, entre otros. Todav�a no se inclu�a entre ellos Salvador Dal�, el amigo de Bu�uel, que por aquel tiempo se dedicaba a la pintura en su residencia de Cadaqu�s, y con quien realizar� su primer gui�n cinematogr�fico: Un perro andaluz.


Fotograma de Un perro andaluz (1929)

"En 1927 o 1928 (cuenta Luis Bu�uel en sus memorias) yo estaba muy interesado en el cine. En Madrid present� una sesi�n de pel�culas de vanguardia francesa. Estaban en el programa Rien que les heures de Cavalcanti, Entracte de Ren� Clair y no recuerdo qu� otras pel�culas. Tuvieron un enorme �xito. Al d�a siguiente me llam� Ortega y Gasset y me dijo: Si yo fuera joven, me dedicar�a al cine. Luego, pasando la Navidad con Salvador Dal� en Figueras, le dije que quer�a hacer una pel�cula con �l. Ten�amos que buscar el argumento. Dal� me dijo: Yo anoche so�� con hormigas que pululaban en mis manos. Y yo: Hombre, pues yo he so�ado que le seccionaba el ojo a alguien. Ah� est� la pel�cula, vamos a hacerla. En seis d�as escribimos el gui�n. Est�bamos tan identificados que no hab�a discusi�n. Escrib�amos acogiendo las primeras im�genes que nos ven�an al pensamiento y, en cambio, rechazando todo lo que viniera de la cultura o de la educaci�n. Por ejemplo: la mujer agarra una raqueta para defenderse del hombre que quiere atacarla. Entonces, �ste, mira a su alrededor buscando algo para contraatacar y (ahora estoy hablando con Dal�) �Qu� ve? Un sapo que vuela. �Malo! Una botella de co�ac. �Malo! Pues ve dos cuerdas. Bien, pero qu� viene detr�s de las cuerdas. El tipo tira de ellas y cae, porque arrastra algo muy pesado. Ah, est� bien que se caiga. En las cuerdas vienen dos grandes calabazas secas. �Qu� m�s? Dos hermanos maristas. Eso es, dos hermanos maristas. �Y despu�s? Un ca��n. Malo. Que venga un sill�n de lujo. No, un piano de cola. Muy bueno, y encima del piano de cola un burro... no, dos burros podridos. �Magn�fico! O sea, que hac�amos surgir representaciones irracionales sin ninguna explicaci�n."

El filme, rodado en Par�s por Luis Bu�uel con dinero que le dio su madre, fue un esc�ndalo, pero tambi�n un �xito en ciertos c�rculos que lo aplaudieron como el gran cineasta de vanguardia del momento. M�s tarde, tras enfriarse sus relaciones con Dal� a causa de la influencia que sobre �ste ejerc�a su nueva compa�era Gala, vendr�a otra pel�cula surrealista, L'age d'or (La edad de oro), donde se incluyen frases tan provocativas como "�Qu� alegr�a haber asesinado a nuestros hijos!" Y el siguiente filme ser�a Las Hurdes, tierra sin pan, documental sobre la barbarie y la miseria de la Espa�a profunda, producido con el dinero que hab�a ganado a la loter�a su amigo Ram�n Ac�n.

Hollywood se interes� inmediatamente por el prometedor y provocador director cinematogr�fico, pero aunque lleg� a viajar a Estados Unidos en calidad de observador, Bu�uel no se pleg� a las tir�nicas reglas de los productores y pronto abandon� La Meca del cine. Tampoco dur� mucho su alineaci�n en las huestes surrealistas, ni fue demasiado feliz su colaboraci�n como documentalista al servicio de la Rep�blica espa�ola durante la guerra civil, de la que muchos a�os despu�s incluso se negaba a hablar.

En 1933 Bu�uel se hab�a casado con Jeanne Rucar de Lille, que le dio dos hijos, Jean Louis (1934) y Rafael (1940). En 1944 est� trabajando como conservador de pel�culas en el Museo de Arte Moderno de Nueva York, y tres a�os despu�s se traslada a M�xico, que ser�a su segunda patria, para rodar un filme con Jorge Negrete, Gran Casino, que constituy� un estrepitoso fracaso.


Viridiana (1961)

No obstante, pact� con la productora que realizar�a dos pel�culas econ�micamente rentables para que le dejasen llevar a cabo un proyecto personal. �ste fue Los olvidados (1950), que acapar� premios a la mejor direcci�n, argumento y gui�n en los festivales de Cannes y M�xico. Pese a las precarias condiciones en las que se desenvolv�a all� su trabajo, sigui� coleccionando galardones y asombrando al mundo con Subida al cielo (1951), Las aventuras de Robinson Crusoe (1952), Nazar�n (1958) y otras, pero por razones econ�micas tambi�n se vio obligado a dirigir algunas pel�culas de mucha menos monta.

Regres� a Espa�a para dirigir Viridiana (1961), con un argumento basado en una novela de Benito P�rez Gald�s, igual que su otro film espa�ol, Tristana (1970). La etapa final de su carrera es francesa, y en ella analiz� a la burgues�a presentando una imagen completa de la destrucci�n, el enga�o y la falsa apariencia. La fascinaci�n por todo un amplio repertorio de s�mbolos se concreta en las tres pel�culas que produjo Serge Silberman (El discreto encanto de la burgues�a, 1972 -Oscar de Hollywood-; El fantasma de la libertad, 1974; y Ese oscuro objeto del deseo, 1977).

Aunque en las �ltimas d�cadas de su vida pudo trabajar con mayor libertad y mayores medios en Francia, su obra completa se caracteriz� precisamente por una formidable coherencia pese a todas las circunstancias adversas. Hasta el �ltimo d�a de su vida fue leal a la fiera y ambiciosa est�tica de su juventud: "Yo quer�a cualquier cosa, menos agradar". Pero tambi�n a un escrupuloso sentido moral, esa gran lecci�n que Luis Bu�uel quiso legar al mundo, porque, como �l mismo dec�a, "la imaginaci�n humana es libre, el hombre no".

C�mo citar este art�culo:
Fernández, Tomás y Tamaro, Elena. «». En Biografías y Vidas. La enciclopedia biográfica en línea [Internet]. Barcelona, España, 2004. Disponible en [fecha de acceso: ].