Los que no perdonan (1974), de Andrea Bianchi

Tony Aniente regresa de Nueva York a su lugar de origen, en Palermo, para hacer un "trabajo" para el jefe de la mafia local, el señor Cascemi. Se trata de arreglar ciertos asuntos con dos familias que le están haciendo sombra y pretenden ir por libre en los negocios: la de Turi Scannapieco y la de Don Ricuzzo Cantimo.

Particular inmersión en el violento mundo de la mafia siciliana a cargo del director Andrea Bianchi, quien se vale de la poderosa presencia del actor Henry Silva (Por encima de la ley), un tipo que encarna con mucha intensidad a personajes desalmados e implacables. No faltan los tiroteos y las secuencias sangrientas, así como pasajes que parecen rodados como si de un spaghetti-western se tratara (con ese silbido tan propio, presagio de fatales consecuencias), sólo que ahora los duelos tienen lugar en las tierras secas del campo siciliano. El punto sensual (y sexual) lo pone Barbara Bouchet, en el papel de la mujer lasciva de uno de los mafiosos.