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As� fue la �ltima batalla del gale�n San Jos�

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El 'San Jos�' se hunde por el fuego del 'Expedition'
El 'San Jos�' se hunde por el fuego del 'Expedition'SAMUEL SCOTT

El San Jos�, con su gemelo y compa�ero hasta su fin, el San Joaqu�n, fue encargado por el gobierno de Carlos II en 1696, en el astillero de Us�rbil, cerca de San Sebasti�n, entreg�ndose ambos buques dos a�os despu�s con la misi�n de custodiar las Flotas de Indias. Su armamento, algo d�bil para la �poca y para su tama�o, era de unos 60-62 ca�ones, los mayores de a 18 libras de bala, siendo el resto de a 10 y seis libras de bala, m�s pensado para enfrentarse a corsarios que a buques regulares.

Ambos buques fueron a C�diz y, durante la guerra de Sucesi�n Espa�ola, contribuyeron a la defensa del puerto y de la plaza ante el ataque y desembarco de la escuadra angloholandesa del almirante Rooke, distingui�ndose en la victoria el ya viejo marino D. Jos� Fern�ndez de Santill�n, que recibi� por sus servicios el condado de Casa-Alegre. Adem�s conserv� el mando de la Flota de Tierra Firme.

Ante el dominio del mar por el enemigo, el anual viaje de la Flota se fue retrasando, hasta que una relativa calma permiti� su salida en 1707, con los dos nav�os mencionados, llegando sin novedad. La vuelta fue m�s lenta, pues ten�a que confluir en Panam�, en las ferias de Portobelo, con las mercanc�as tra�das por la Flota del Mar del Sur, desde El Callao, que atravesaban el istmo por tierra.

Los ingleses no tardaron en saberlo, y para interceptar aquel valioso convoy, enviaron al comodoro Charles Wager, al frente de un escuadr�n compuesto de los nav�os Expedition, insignia y de 74 ca�ones, Kingston, de 60, y el m�s peque�o Portland, de 50, as� como la fragata Severn, de 44, y un brulote o embarcaci�n incendiaria, el Vulture, de ocho ca�ones. El buque insignia ingl�s era mucho m�s potente que el espa�ol, con sus ca�ones de a 24, frente a los de a 18 del espa�ol.

Aparte de problemas burocr�ticos y de las operaciones comerciales, el jefe espa�ol se vio preocupado por el mal estado de sus barcos, haciendo el San Jos� bastante agua, por lo que decidi� recalar en Cartagena de Indias para su reparaci�n, antes de abordar el largo y siempre dif�cil regreso. Por fin sali� la Flota de Portobelo, pero con pocos y malos vientos, que la obligaron a fondear ante las islas de Baru, cerca ya de Cartagena, en la atardecida del 8 de junio de 1708.

Formaban la Flota espa�ola, mucho menor que en otros tiempos, los dos nav�os mencionados, siendo el San Jos� la capitana o buque insignia y el San Joaqu�n el del segundo jefe, D. Miguel Agust�n de Villanueva. Otro m�s, el Almudena, tuvo que quedarse en puerto por las aver�as, sustituy�ndole el buque de un particular, el Santa Cruz, con 44 ca�ones, y la urca mercante Concepci�n, con solo 24 ca�ones. El resto eran unidades ligeras, los pataches de la �poca, no aptas para un combate serio, y 11 mercantes, incapaces de ello.

El ataque brit�nico no se hizo esperar, bati�ndose el Expedition con el San Jos� a menos de 60 metros durante m�s de hora y media, hasta que con la ca�da de las sombras, el buque espa�ol estall� al reventar su Santab�rbara por una u otra raz�n, hundi�ndose inmediatamente, de forma que de sus casi 600 tripulantes y pasajeros, se salvaron entre 5 y 11 personas, seg�n las distintas relaciones de la �poca.

Ante aquel desastre, los ya muy inferiores buques espa�oles tuvieron que batirse en retirada, siendo apresado el Santa Cruz, al mando de D. Nicol�s de la Rosa, conde de Vega Florida, tras una heroica resistencia que dur� hasta las cuatro de la madrugada, luchando solo contra tres enemigos, y perderse encallada al huir la urca Concepci�n, si bien pudieron salvarse sus ocupantes, que quemaron el casco para evitar que fuera saqueado. A la ma�ana siguiente, el San Joaqu�n reagrup� a los 11 mercantes y, tras desarbolar a uno de sus perseguidores y utilizar sabiamente su conocimiento de los fondos costeros, lograron salvarse entrando en Cartagena.

Los brit�nicos quedaron defraudados pese a su triunfo, pues el San Jos� se hundi� con toda su carga y el San Joaqu�n logr� escapar, y era costumbre que el oro y la plata se embarcasen precisamente en los buques de guerra, para mayor seguridad y control, por lo que el bot�n en el Santa Cruz, �nico apresado, fue bien modesto.

El Almirantazgo separ� del servicio a los capitanes de los dos nav�os menores, Bridges y Windsor, por su floja actuaci�n en el combate. Ascendi� sin embargo a contralmirante a Wager, que empez� as� una promoci�n que le llevar�a a ser finalmente Primer Lord del Almirantazgo. Anteriormente hab�a participado en la toma de Gibraltar en esa misma guerra, en el combate de V�lez M�laga (donde result� herido Blas de Lezo, a�n guardiamarina) y en la toma de Barcelona, hasta entonces fiel a Felipe V.

Este fue el tr�gico combate que dio origen al pleito actual por la propiedad del tesoro que alberga el pecio.

Agust�n R. Rodr�guez Gonz�lez es doctor en Historia y acad�mico correspondiente de la Real Academia de la Historia. Es autor de 39 libros sobre historia naval.

CONFLICTO JUDICIAL

Un tribunal de Barranquilla orden� ayer el embargo o �secuestro� del tesoro del 'San Jos�', un fallo que responde a la apelaci�n formulada por una compa��a de Estados Unidos que reclama los derechos sobre el 50 % de la carga. De ese modo mantiene "la medida cautelar de secuestro decretada en 1994".

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