Críticas de Lo squartatore di New York (1982) - FilmAffinity
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Lo squartatore di New York

Terror. Intriga. Thriller Un asesino que habla como un pato, ronda por Nueva York asesinando mujeres en forma grotesca. El detective Jack Headly se empleará a fondo para intentar cazarlo.
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Críticas 26
Críticas ordenadas por utilidad
1 de noviembre de 2022
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Interesante película con un Lucio Fulci americanizado, que presenta un slasher erótico de imágenes bastante impactantes para el 1982 en el que se estrenó. Su valentía acabó compensando el exceso de carne desnuda en pantalla gratuita.

Además, el tiempo le ha dado un valor adicional, rozando la película de culto a pesar de que en su contexto no fue gran cosa. Gana en comparación con otras del género y de su década.
NeoJ
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28 de junio de 2023
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Después de estar centrado en el terror sobrenatural, Fulci volvió a hacer un Giallo.
“El Descuartizador De Nueva York” (también conocida como “El Destripador De Nueva York”) es una película, por lo visto, bastante polémica. Se le acusó de misógina me parece y eso perjudicó la reputación de su director.

A mí me parece una buena película, inferior a las dos anteriores, eso sí, pero Fulci todavía mantuvo su racha de buenas películas con esta. Es muy entretenida, y Nueva York luce bastante, aunque hay algún crítico que opina que no está lo suficientemente explotada la ciudad.

En el reparto aparecen Jack Hedley, Paolo Malco y Howard Ross que lo hacen bien. Pero sobre todo Almanta Suska, una chica guapísima que se luce al máximo aquí. Ella es el gran descubrimiento de la película.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
real life
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11 de agosto de 2023
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Película de terror italiana que es obra de uno de los grandes nombres del cine de género italiano, responsable de títulos como Aquella Casa al Lado del Cementerio (1981), y que está protagonizada por Jack Hedley (Brujería, 1964), y Almansa Suska (Los Aventureros del Tesoro Perdido, 1982), entre otros nombres.

Un asesino que habla como un pato, ronda por Nueva York asesinando mujeres en forma grotesca. El detective Jack Headly se empleará a fondo para intentar cazarlo.(FilmAffinity)

Si bien la película está ambientada en Nueva York por un claro afán de internacionalizar la propuesta, también mantiene las características típicas del giallo italiano, y del director que da vida a la obra, con una investigación policial con mucho peso en la trama, y unas muertes con un tono sádico, donde se recrean en el detalle y el rojo, mediante unos efectos prácticos que resulta de lo mejor de la película. Las actuaciones no destacan en ningún caso, y la trama, como es habitual en el subgénero de terror italiano, no destaca por ser especialmente elaborada, junto con un asesino, que cumple su función pero que tampoco consigue destacar más allá de cumplir su labor.

Sobre que no estamos ante la mejor película del gran director, El Descuartizador de Nueva York es un giallo sangriento que hará las delicias del espectador del cine de género, dejando algunas escenas para el recuerdo.

Nota personal 6/10
ElChicoDeLosHorrores
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19 de junio de 2020
1 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Bastante mediocre psycho killer (y slasher) dirigido, eso sí, de forma elegante por Lucio Fulci. Me refiero a que, técnicamente existen elementos positivos como la exquisita fotografía a toda pantalla a cargo de Luigi Kuveiller.
Fulci, aquí, muestra un evidente estilo, que le aleja de la mediocridad cuando no de la "suciedad" de esta clase de productos, si exceptuamos a Darío Argento y, sobre todo, a Mario Bava, que siempre preparan sus pelis para que queden impolutas en el plano estético.
Pero centrándome exclusivamente en la cinta, se puede ver perfectamente, pues al final el espectador desea saber quién diantres es el personaje asesino y sus motivaciones, pero cuando estos se saben la decepción aparece.
Hay momentos buenos, como los primeros asesinatos, así como la larga escena erótica de la sala de juegos, pero también existen numerosos tiempos muertos y lo que es peor, una clara farragosidad en el guión, nada menos que escrito a ocho manos, lo que explica la incoordinación de ciertas escenas. Claro, cada uno poniendo de su cosecha y así, sin más hilazón, pues el desconcierto campa a su anchas.
Pero, repito, a pesar de la mediocridad reinante puede verse aunque al final no convenza en absoluto.

https://filmsencajatonta.blogspot.com
Baraka1958
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26 de diciembre de 2017
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una muchacha un tanto detestable entra en un coche que no es suyo y pinta en el parabrisas con pintalabios para fastidiar al dueño.
De repente, en cámara subjetiva, un sujeto la acecha con un cuchillo, que se clava en la carne, rajando sin piedad, sacando tripas, retorciéndose hasta que la chica se queda hecha un despojo...

¿En esencia qué hemos visto? Ni más ni menos que el paradigma de lo que debe ser un "giallo" de pleno derecho, obviando cualquier rastro de sutileza y amargando la vista al público por medio de un torrente de violencia devastador; no muchos son los que pueden aguantar la aspereza de este cine que lleva creando adeptos desde los '60, aunque entonces el suspense y la intriga tomaban importancia por encima de la mera exposición de hemogoblina. Esto también influyó en Lucio Fulci, quien demostró ser un maestro del género cuando filmó "Una Lagartija con Piel de Mujer".
Pero muchas cosas cambiaron para este prolífico y versátil cineasta del "exploitation" italiano con la llegada de los '80 y su ascenso al éxito gracias a "Zombi 2", porque a partir de ese momento se centró en el terror y el fantástico; después de buenas lecciones en este campo como "Aquella Casa al Lado del Cementerio" y (la legendaria) "El Más Allá", el romano, que le había cogido el gusto a rodar en las Américas, se prepara junto a varios colaboradores (entre ellos Dardano Sacchetti) para su regreso a los relatos de despiadados asesinos, abandonados allá por 1.977, con el deseo de homenajear a su eterno mentor Hitchcock.

Una escena impactante en la que un perro encuentra una mano entre unos matojos y se la lleva a su sorprendido amo inicia esta crispante fábula en una New York sucia, oscura, viciosa e insegura según la desesperanzadora visión del director, que adopta la también expuesta en los films de Abel Ferrara o William Lustig, y en cuya repulsiva atmósfera se arrastran unos personajes secundarios que contribuyen a enturbiarla aún más con sus comportamientos extraños y moralmente reprochables, desde la esposa ninfómana que graba sesiones pornográficas para su marido impotente hasta el frío psicólogo homosexual.
Pero el protagonismo concierne primero a Williams, un cínico teniente de policía encargado de investigar los crímenes que se están cometiendo contra mujeres jóvenes, todas ellas destripadas; paradójicamente Fulci abandona la clásica intriga "hitchcockiana" de la cual hacía gala en sus antiguos "giallos" y se decanta por encojernos el páncreas usando grandes dosis de violencia al más puro estilo de sus compatriotas Riccardo Freda, Lamberto Bava o Joe D'Amato. Nos sumerge también en una búsqueda singular al dotar a su asesino de un carácter visceral y calculador y de una voz cuando menos escalofriante (¡la del Pato Donald!).

A los que somos conocedores del género, nada nos puede sorprender ya a estas alturas, pero Fulci, en una hábil jugada, vuelve a dejar claro que lo importante en el "giallo" no es lo que se cuenta, sino cómo se cuenta, y él hace alarde de su gusto por el mal gusto (valga la redundancia), por la ilógica más autopárodica y por las más rocambolescas particularidades (siempre gracias a las intervenciones de esos secundarios de lujo). Planea el espectro de DePalma y Argento en las secuencias subjetivas, y Fulci desliza su cámara sobre el arma homicida en cada asesinato, filmados con nervio y estilo, poniéndonos en la piel de las pobres víctimas sin concesiones.
Pero también recuerda al genio de "Psicosis" por su uso de los perfiles psicológicos y el despiste, de la trampa, ¿por qué si no mostraría tan deprisa a un psicópata que actuaba subjetivamente y que sin duda merece permanecer hasta el final en el anonimato? Scellenda es el señuelo aunque, como ese impertérrito detective, no lo sabemos de primeras; por eso insisto en cómo se desvelan las claves de un "giallo", porque el uso de lo convencional queda descartado, y más para alguien tan retorcido como Fulci, quien juega a revelarnos (al igual que en "Una Lagartija con Piel de Mujer") la posible identidad del asesino por medio del inconsciente y la actuación de los sueños (¡y a los 40 minutos, el muy landrú!)

Todo esto vendrá dado por una víctima convertida porque sí en protagonista accidental (aquí todo es posible), y a la que tendremos a bien apegarnos, sobre todo mientras Williams no tiene otra cosa que hacer salvo dar vueltas por el escenario (también muy típico de estos personajes...). Lo más destacado en "El Destripador de New York" es el choque visual planteado por el director; atmósferas tenebrosas rodeadas de intensidades gracias al uso de los ambientes sórdidos y los colores (en especial el rojo y el azul) y esa violencia, grotesca y chirriante, tanto que el film llega a ser tildado de "repugnantemente misógino" y así prohibido en varios países.
Y es que el bueno de Fulci, tan obsesionado con el dolor físico y la tortura, nunca ha sido alguien que pecase de sutileza, ni mucho menos que cambiara su visión por culpa de las críticas. A unos efectos especiales capaces de doblarnos el espinazo y la buena música de Francesco de Masi, se unen las correctas actuaciones de Andrea Occhipinti, habitual del género, Howard Ross, Paolo Malco, la guapas y maltratadas Zora Kerova y Cinzia de Ponti y en un papel muy mordaz el veterano Jack Hedley (el Havelock de "Sólo para sus Ojos"). Fulci también nos brindará un cameo "a lo Hitchcock", como jefe de policía.

¿Y al final qué queda? Una resolución sorpresa y rayando el sinsentido como en todo "giallo" que se precie...porque eso es lo que hace al género tan atractivo, lejos de los manidos estereotipos del "psychothriller" estadounidense.
Difícil para la persistencia retiniana por su salvajismo visceral pero una delicia para los amantes del "grindhouse" ochentero y del subgénero italiano; el realizador se supera mientras se parodia sin pudor. Podemos afirmar que se trató de su última joyita; desde aquí su carrera iría en una línea descendente...
Chris Jiménez
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