CUADERNO · EXPERIMENTACIÓN, VANGUARDIA Y DESVIACIONES DE LA NORMA
LIRIOS ROTOS (1919): GRIFFITH Y LA
AUTOCONSCIENCIA EXPRESIVA EN
LA EMERGENCIA DEL CLASICISMO
CARLOS GÓMEZ
ENRIQUE URBIZU
«Nada de textos. La película verdadera soporta no llevarlos.
Lirios rotos podría haberlo hecho»
JEAN EPSTEIN
En 1921, un joven Jean Epstein alaba la película de
David Wark Griffith Lirios rotos (Broken Blossoms,
1919) en el mismo texto en el que afirma que «el cine
es verdadero, una historia es mentira», y que «el
cine asimila mal el armazón razonable del folletín»
(Epstein, 2015: 37-38). Epstein, vinculado a las vanguardias artísticas, aboga por un cine basado en la
fotogenia, la capacidad de provocar sensaciones en
el espectador y sustentado antes en las situaciones
que en la herencia estructural del relato literario.
Leído el texto del teórico y director francés hoy en
día, la calificación en el mismo del film de Griffith
como «película verdadera» puede resultar paradójica, ya que la visión de Epstein se contrapondría
a la que ha desplegado la historia del cine sobre el
director norteamericano; visión que le sitúa como
padre del relato cinematográfico y responsable del
trasvase de las técnicas narrativas literarias a los
códigos específicos del cinematógrafo —algo a lo
que contribuyó el texto de otro cineasta, Sergei M.
Eisenstein (1986), que estudió la relación entre las
L’ATALANTE 27 enero - junio 2019
novelas de Charles Dickens y las películas de Griffith—. Varias décadas después, Jacques Aumont
volvía sobre este relato historiográfico de Griffith
como inventor del «cine narrativo clásico» y del
«cine de la transparencia», para desplazar el foco del
dispositivo narrativo de sus películas a su trabajo de
puesta en escena (Aumont, 1990: 348-349). Como
indica el autor francés, no se trata de dudar de las
contribuciones de Griffith al desarrollo del relato
cinematográfico, sino de estudiar otro aspecto sorprendentemente ignorado. Porque es precisamente
en el trabajo de puesta en escena del director donde
encontramos toda una serie de rasgos que colisionan con las ideas de «invisibilidad» y «transparencia» asociadas al modelo narrativo clásico.
GRIFFITH Y EL CLASICISMO
CINEMATOGRÁFICO
Esta aparente contradicción que anidaría en la obra
del director norteamericano comenzaría a esclare-
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CUADERNO · EXPERIMENTACIÓN, VANGUARDIA Y DESVIACIONES DE LA NORMA
cerse a partir de la investigación de Tom Gunning
sobre los cortometrajes que Griffith dirige para la
Biograph1 durante el periodo 1908-1909. Este estudio busca romper con las nociones teleológicas de
la historia del cine, que la considerarían en tanto
progreso lineal que desembocaría inevitablemente
en el cine narrativo y en el modelo hegemónico que
Noël Burch denominó Modo de Representación
Institucional (MRI). Para ello, Gunning habla de un
«cine de integración narrativa» que, frente al «cine
de atracciones» representado por Georges Méliès —
un cine no interesado en narrar historias, sino en
ofrecer una serie de vistas fascinantes por su espectacularidad y poder ilusorio—, «subordinaría la
forma fílmica al desarrollo de historias y personajes» (Gunning, 1994: 6). A nivel historiográfico, este
«cine de integración narrativa» ofrece la ventaja de
trazar una pasarela entre el Modo de Representación Primitivo (MRP) delimitado por Burch (1987:
193-204) y el Modo de Representación Institucional, dos modos que conviven y se superponen durante varios años y cuya excesiva compartimentación temporal ofrece múltiples contradicciones a la
hora de abordar films concretos. Esas contradicciones no solo están presentes en la etapa de Griffith
en la Biograph, sino que, como ha señalado Javier
Marzal Felici, también pueden encontrarse en los
largometrajes que dirige incluso más allá de 1917,
fecha comúnmente barajada para el comienzo del
cine clásico (Bordwell, Staiger y Thompson, 1997).
De este modo, el estilo de Griffith presentaría en
las distintas etapas de su filmografía «numerosos
elementos contradictorios que aproximan y alejan,
simultáneamente, a este realizador del paradigma
clásico» (Marzal Felici, 1998: 33), dando validez a
la noción de integración narrativa para el conjunto de su obra. Las investigaciones de Marzal Felici,
centradas primero en el periodo 1918-1921 (Marzal
Felici, 1994) y extendidas después al conjunto de su
filmografía (Marzal Felici, 1998), rompen también
con la idea de que tras Intolerancia (Intolerance, D.
W. Griffith, 1916) el cine de Griffith carece de relevancia, ya que los films realizados por el director
L’ATALANTE 27 enero - junio 2019
norteamericano a partir de 1918 presentan múltiples elementos de interés, aunque sean «muy desconocidos incluso entre historiadores y críticos»
por considerarse que corresponden a su etapa de
declive (Marzal Felici, 1998: 36).
LIRIOS ROTOS TIENE UN OBVIO
Y SISTEMÁTICO COMPONENTE
EXPERIMENTAL Y CONDENSA GRAN
PARTE DE LOS HALLAZGOS EXPRESIVOS
QUE APARECÍAN DISPERSOS EN LA
FILMOGRAFÍA ANTERIOR DE GRIFFITH
En este marco queremos situar nuestro análisis de Lirios rotos2. A pesar del desconocimiento ya
señalado sobre la filmografía posterior a Intolerancia, Lirios rotos ha sido valorada como una de las
pocas obras maestras que Griffith dirigió con posterioridad. Jean Mitry, por ejemplo, señala que se
trata de «la obra de poesía más verdadera que nos
ha llegado de América desde las odas de Whitman»
(Mitry, 1978: 483). La afirmación no carece de interés por calificar la película como «poesía», algo que
también hace Paolo Cherchi Usai (2008: 314), quien
añade que Lirios rotos practica la «experimentación
modernista». A nuestro entender, Lirios rotos tiene
un obvio y sistemático componente experimental
y condensa gran parte de los hallazgos expresivos
que aparecían dispersos en la filmografía anterior
de Griffith. Estos hallazgos conciernen, fundamentalmente, a la organización de la puesta en escena
y del encuadre, y de manera general abarcarían: la
modificación del formato de la imagen y la adecuación de la geometría del encuadre al motivo representado; el empleo de composiciones descentradas
y desequilibradas para establecer equivalencias entre el lugar que ocupan los personajes en el encuadre y el lugar que ocupan en el universo diegético;
y divergencias en el uso de la iluminación y las propiedades fotográficas de los planos incluso dentro
de una misma escena, en consonancia con el trata-
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CUADERNO · EXPERIMENTACIÓN, VANGUARDIA Y DESVIACIONES DE LA NORMA
miento emocional de cada personaje. De este modo,
si El nacimiento de una nación (The Birth of a Nation,
D. W. Griffith, 1915) e Intolerancia representan la
síntesis de todos los hallazgos narrativos anteriores —montaje paralelo y alternado, el motivo del
«rescate en el último minuto» y la jerarquización
de la escala de los planos—, Lirios rotos ocuparía un
papel similar respecto al potencial expresivo de la
imagen. Como ha señalado en otra parte Jacques
Aumont, una convención formal históricamente determinada «se hace expresiva apenas supera
lo estrictamente necesario para la representación
realista, a su vez convencionalmente definida»
(Aumont, 1997: 158). La forma reclamaría así la
atención sobre sí misma y, añadimos, rebasaría el
empleo de recursos estrictamente funcionales para
la legibilidad del relato y su progresión sintagmática. Partiendo de esta noción de expresividad no
es extraño, por tanto, que Lirios rotos concilie cierta unanimidad sobre sus cualidades poéticas. En
suma, son estos recursos expresivos los que en Lirios
rotos entran en discordancia con los parámetros estilísticos del cine clásico que el propio Griffith había
contribuido a construir, ya que provocarían cierta
«autonomía del encuadre» al privilegiar los elementos de la puesta en escena (Marzal Felici, 1998: 232).
En las páginas que siguen se realizará un análisis
textual de la puesta en escena y la puesta en cuadro de Lirios rotos, centrado en aquellos elementos
—la configuración de los distintos espacios en los
que transcurre la acción, el formato y la composición del encuadre y el tratamiento fotográfico de
los planos— que, en su búsqueda de una mayor expresividad de la imagen, desbordan lo meramente
funcional y contrastan con la normatividad clásica,
situando el cine de Griffith en una posición fronteriza entre distintos modos de representación.
LIRIOS ROTOS:
CONSIDERACIONES GENERALES
Lirios rotos es un melodrama que tiende al esquematismo y cuyo argumento puede resumirse bre-
L’ATALANTE 27 enero - junio 2019
vemente. Cheng Huang (Richard Barthelmess)
parte de su China natal con la misión de transmitir un mensaje de paz a los occidentales. Años
después se encuentra en el distrito londinense de
Limehouse y su propósito ha fracasado. Ahora es
un inmigrante anónimo que regenta una tienda
y se encuentra rodeado por una realidad sórdida.
En Limehouse vive también Lucy (Lillian Gish),
una chica abandonada por su madre y atrapada
en su hogar con un padre violento, Battling Burrows (Donald Crisp). Tras un accidente doméstico, Lucy recibe una brutal paliza de su padre.
Huye del hogar y cae inconsciente en la tienda de
Cheng Huang, que siempre ha contemplado a la
joven como el último atisbo de belleza de Limehouse. Cheng refugia a Lucy en una habitación
que se encuentra en el piso superior de su tienda.
Allí, Cheng construye un santuario para los dos
y su relación adquiere cierto cariz trascendente.
Mientras tanto, Burrows descubre que Lucy está
en casa de Cheng. En ausencia de este, el padre
destroza el lugar y arrastra a Lucy de vuelta a
casa. Enfurecido por su relación con Cheng, Burrows golpea a Lucy hasta la muerte. Cheng llega
demasiado tarde y asesina a Burrows de un disparo. Después, regresa con el cuerpo de Lucy a la
habitación que habían compartido y se suicida.
La película es una adaptación libre del relato
breve de Thomas Burke The Chink and The Girl3 (El
amarillo y la chica), que abre el volumen Limehouse
Nights (1917). En cuanto a la producción de la película, cabe destacar que es el primer largometraje de
Griffith rodado íntegramente en estudio4. A nivel
narrativo, el propio Griffith destacó en entrevistas
que se trataba de una historia «temáticamente diferente» y que se concibió como un experimento en
una línea más trágica (Slide, 2012: 111-112). El argumento muestra ya una notable diferencia respecto
a su cine anterior: la negación tanto del «rescate en
el último minuto» como del final feliz, ambos profundamente arraigados en la obra del director. En
este sentido, la lectura más pertinente del film ha
sido realizada por Paolo Cherchi Usai (2008), que
33
CUADERNO · EXPERIMENTACIÓN, VANGUARDIA Y DESVIACIONES DE LA NORMA
considera el nihilismo como el núcleo central de
Lirios rotos; un nihilismo que niega el utopismo social que se detecta en otras obras de Griffith y que
trastocaría muchos de sus temas y motivos habituales. No hay más que pensar en la inversión que
el relato realiza sobre la configuración topológica
de espacios que se fue articulando desde los cortometrajes de la Biograph (Brunetta, 1993); si lo habitual es que el hogar se presente como lugar sagrado
y amparo de la familia como valor por excelencia
—fruto de muchas de las críticas ideológicas al cine
de Griffith—, en Lirios rotos el hogar es, por contra,
el epicentro de un universo dominado por la violencia. En el relato no habrá, por tanto, la habitual
amenaza exterior a determinados valores, sino un
enemigo interior —el padre— que niega la posibilidad de orden alguno. De ahí que el motivo del asedio, de la amenaza externa al hogar que provoca la
disrupción, sea sustituido por el motivo del encierro,
que encontrará su máxima expresión cuando, en el
clímax, Lucy se encierre en una alacena para evitar
la violencia de su padre. Lejos de ser accesorias, todas estas cuestiones no parecen ajenas a la investigación expresiva que Griffith lleva a cabo en el film.
EL FORMATO VARIABLE Y LA
MODIFICACIÓN DE LOS LÍMITES
FÍSICOS DEL MARCO
Durante el periodo mudo es habitual que los cineastas y operadores modifiquen el formato de
la imagen a través del uso de distintas máscaras,
siendo la más habitual de ellas el iris. Esta tendencia a la modificación de los límites físicos del marco finalizaría en la década de los treinta, una vez
que la Academia de las Artes y Ciencias Cinematográficas estableciera el conocido como «formato
académico», con una proporción fija de 1:1,33 (Bordwell y Thompson, 1995: 202). Griffith y el director
de fotografía Billy Bitzer emplean con profusión
estas máscaras a lo largo de su filmografía juntos.
La máscara tenía una primera función, la de fijar
en el encuadre el centro de atención, facilitando su
L’ATALANTE 27 enero - junio 2019
EN LIRIOS ROTOS LA IMAGEN ESTÁ
ORGANIZADA METICULOSAMENTE Y
MUESTRA UN DOMINIO TOTAL DE LA
CAPACIDAD EXPRESIVA DE LAS FORMAS
GEOMÉTRICAS
lectura al ocultar cualquier elemento accesorio. Sin
embargo, el empleo de las distintas máscaras en Lirios rotos sobrepasa esta función para convertirse
en una herramienta expresiva más. Hay varios planos que conviene analizar a este respecto. Una de
las primeras modificaciones del formato tiene lugar
durante las últimas enseñanzas que recibe Cheng
Huang en un templo budista antes de partir hacia
Occidente: en un plano americano del personaje,
se emplea una máscara vertical en ambos lados del
encuadre, modificando el formato rectangular para
ofrecer una imagen rectangular-vertical (Imagen
1). Por contra, una vez que se encuentre en el Limehouse londinense varios años después, en el primer
plano medio que introduzca de nuevo al personaje
—ahora «un comerciante chino más», como indica
un rótulo—, la máscara vertical habrá sido sustituida por una circular (Imagen 2). En ambos planos la
operación va mucho más allá de favorecer la lectura por parte del espectador: de lo que se trata es
de reforzar, mediante la modificación de los límites
del marco y su geometría, el lenguaje gestual del
personaje y las líneas de su figura. Los gestos denotan la transformación psicológica que ha sufrido
Cheng en ese lapso indefinido de años elidido por
un rótulo. Si el cuerpo erguido y la mirada hacia
arriba eran acompañados por la máscara vertical,
incidiendo así en la fortaleza e idealismo del personaje, el iris de la segunda imagen se ajusta al cuerpo
ligeramente curvado, ofrecido al espectador en tres
cuartos —rompiendo así la frontalidad habitual en
el cine de Griffith— y recogido sobre sí mismo.
El propio estilo de la película es autoconsciente
respecto a este uso de la máscara. Así queda patente en el hecho de que la máscara vertical se use
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CUADERNO · EXPERIMENTACIÓN, VANGUARDIA Y DESVIACIONES DE LA NORMA
Imágenes de la 1 a la 4. Lirios rotos (D. W. Griffith, 1919)
también en algunos de los planos que encuadran
a Battling Burrows, pero nunca para el personaje
de Lucy. En Lirios rotos la imagen está organizada
meticulosamente y muestra un dominio total de
la capacidad expresiva de las formas geométricas.
La presentación visual de Lucy, que camina por
los muelles de Limehouse antes de entrar en casa,
denota su insignificancia y la indiferencia hacia
ella del mundo que la rodea gracias a la oposición
entre formas rectas y circulares. Lucy aparece
encorvada en un paisaje marcado por postes de
madera y la figura hierática de un marinero, cuya
verticalidad contrasta con la ausencia de fortaleza
de ella (Imagen 3). Posteriormente, Lucy se sienta
L’ATALANTE 27 enero - junio 2019
en el muelle antes de entrar en casa (Imagen 4).
La figura femenina queda ubicada en un espacio
estanco, atrapada entre dos líneas verticales que
configuran un marco interno —sin necesidad de
recurrir a una máscara, que sería inapropiada—,
formado por el poste de madera de la izquierda y
la esquina de la pared de la derecha. Por contra, en
la parte central del encuadre, la postura recogida
y frágil del personaje, la mano que sujeta la toquilla, se compone de líneas curvas perfiladas gracias
al empleo del contraluz diagonal. Las líneas de la
figura femenina encuentran su acompañamiento
en las formas circulares de la cuerda en la que se
sienta y los barriles que se encuentran tras ella en
35
CUADERNO · EXPERIMENTACIÓN, VANGUARDIA Y DESVIACIONES DE LA NORMA
segundo término. La composición se cierra de manera característica en el cine de Griffith, achatando el límite derecho del marco.
Nöel Burch habla de este achatamiento de las
esquinas del cuadro y del efecto de «viñeta artística» que provoca a partir del relato que Billy Bitzer hace de su invención en su autobiografía. A la
idea de Bitzer, tomada con ironía por Burch, de que
el descubrimiento fue azaroso y de que su empleo
se justificaba por conferir elegancia a la imagen,
Burch sitúa su uso en una tendencia generalizada
en el cine de la década de los diez por salir de la
«platitud» de la imagen primitiva confiriendo a la
imagen relieve, a la vez que rompe con la visibilidad de la superficie que acarrea la rectangularidad
del cuadro (Burch, 1987: 186). Si esta disminución
de la idea de superficie puede aplicarse sin contradicciones a otros films de Griffith, en Lirios rotos no
da cuenta, sin embargo, de todas las posibilidades
expresivas que el director americano encuentra en
el empleo de las distintas máscaras. Un ejemplo claro al respecto: ya desde Intolerancia, en algunos encuadres se empleaba una máscara horizontal que,
situada en los límites superior e inferior del marco,
dotaba a ciertas imágenes de un formato protopanorámico. El empleo de esta máscara puede encontrarse también en una película como Corazones del
mundo (Hearts of the World, D. W. Griffith, 1918),
donde la escala del gran plano general se usa en las
escenas de batalla acompañada por la máscara horizontal (Imagen 5). La adecuación en estas escenas
es indudable, no solo porque el resto de elementos
compositivos del encuadre, como la presencia de la
línea del horizonte, reclaman esta modificación de
los límites del marco, sino también por la pronunciada tendencia a la espectacularización del cine
de Griffith. Sin embargo, el uso de este formato en
Lirios rotos propone una lectura muy distinta. La
máscara horizontal se usa para una localización específica, una de las calles de Limehouse que comunica la casa de Lucy con la tienda de Cheng (Imagen 6). El espacio profílmico no justifica refuerzo
alguno mediante el uso de la máscara horizontal;
antes bien, la ausencia de cielo, horizonte y punto
de fuga en la imagen, junto a la profusión de líneas
verticales proporcionada por las edificaciones, lejos
de disimular la superficie del cuadro la visibilizan,
en un choque plástico con las líneas horizontales de
la máscara. De este modo, la producción de sentido
apunta hacia la claustrofobia del contexto en el que
vive Lucy y a la imposición del espacio sobre los
personajes. Algo que encontrará, como se verá más
adelante, correspondencia con el espacio interior
de la vivienda que la chica comparte con su padre.
Imagen 5. Corazones del mundo (D. W. Griffith, 1918). Imagen 6. Lirios rotos (D. W. Griffith, 1919)
L’ATALANTE 27 enero - junio 2019
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CUADERNO · EXPERIMENTACIÓN, VANGUARDIA Y DESVIACIONES DE LA NORMA
ESPACIO, ENCUADRE Y DESCENTRADO
Para David Bordwell, el principio compositivo
fundamental del cine clásico es el centrado, hasta
un punto tal que el descentramiento está prohibido: «Este centro determina la composición de los
planos generales, los planos medios y los primeros
planos, así como la agrupación de figuras. [...] La
cinematografía clásica, por tanto, considera que la
composición descentrada es tabú [...]» (Bordwell,
Staiger y Thompson, 1997: 56). En relación con el
centrado, encontramos en Lirios rotos los mayores
desvíos respecto de la normatividad clásica. Lejos
de suponer un desvío azaroso, el juego entre espacio, descentrado y desequilibrio de la composición
se ejerce de manera sistemática en el film. Javier
Marzal Felici (1998: 226-227) ya señala la presencia de encuadres descentrados en la filmografía de
Griffith. Estas composiciones descentradas formarían parte, junto a otros recursos, de las estrategias
destinadas a subrayar los momentos de mayor
dramatismo del relato. Sin embargo, el resto de los
ejemplos presentes en la filmografía del director
norteamericano no nos parecen tan articulados y
productivos en cuanto al sentido como los casos
que siguen. A ello se suma que el descentramiento no es únicamente una estrategia que aparezca
en aquellas escenas nucleares para el desarrollo
del relato, sino que se emplea en las prolongadas
exposiciones que describen a los personajes. Las
estrategias seguidas en Lirios rotos obligan a acercarse a la operación de descentramiento desde
una perspectiva no solo compositiva, sino también
narrativa.
El primer ejemplo de descentrado tiene lugar
durante la presentación de la vida de Cheng en el
Limehouse. Tras verle en el exterior de su tienda, un rótulo reza: «Pedazos rotos de su vida en su
nuevo hogar». El montaje procede, mediante una
analepsis interna, a ofrecernos varias situaciones de la cotidianidad de Cheng en el Limehouse,
mientras se vuelve recurrentemente a su plano
medio para anclarlas. La primera vista es un plano
L’ATALANTE 27 enero - junio 2019
de conjunto frontal del local al que Cheng acude
junto a otros inmigrantes a consumir opio (Imagen
7). En la composición, las figuras se estratifican en
profundidad, constituyendo una multiplicidad de
términos. El conjunto es prácticamente estático y
la organización de la imagen tiende a cierto pictoricismo. Al enfrentarnos a este plano, el problema
surge en la misma operación de lectura, porque, a
pesar de la cuidada disposición de las figuras y del
trabajo de iluminación, no sabemos con exactitud
qué es lo que se ofrece a nuestra mirada ni dónde
reside «lo que importa» en la escena. Ni reconocemos al personaje que, sentado en el suelo, ocupa
el primer término del encuadre, ni a la mujer que
reposa en un diván en el centro geométrico de la
imagen, iluminada con mayor intensidad. Ninguna otra estrategia de puesta en escena, como la
circulación de miradas en el interior del encuadre,
sirve para ordenar la información que nos ofrece
el plano; las miradas apuntan hacia direcciones
diferentes, imposibilitando nuestra orientación
ante el posible centro de atención que justifique
la vista. En un primer visionado es casi impensable que el espectador perciba a Cheng —que en
este punto guiaba la perspectiva narrativa—, que
fuma una pipa cerca de la pared del fondo, ligeramente desplazado del eje vertical central. Este
plano de conjunto invoca, a su modo, la noción
de cuadro primitivo esbozada por Noël Burch y
la necesidad de una lectura topológica, ya que la
multiplicidad de signos solicita una revisión para
la correcta comprensión de su contenido (Burch,
1987: 161-162). Aun así, la noción de cuadro primitivo resulta problemática; el conjunto aquí se
presenta demasiado organizado, y Griffith domina el plano de conjunto desde hace años. En sus
EN RELACIÓN CON EL CENTRADO,
ENCONTRAMOS EN LIRIOS ROTOS LOS
MAYORES DESVÍOS RESPECTO DE LA
NORMATIVIDAD CLÁSICA
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CUADERNO · EXPERIMENTACIÓN, VANGUARDIA Y DESVIACIONES DE LA NORMA
películas, a pesar de los excesos de figuración, se
disponen cuidadosamente las acciones para que
sean fácilmente legibles por el espectador. La respuesta al problema que plantea este plano se encuentra, sin embargo, en el rótulo que lo precede
y comentamos con anterioridad: lo que se ofrece
a nuestra vista son fragmentos rotos, un espacio
de soledad y alienación compartida. La estrategia de significación nos devuelve al anonimato de
Cheng, uno más entre los múltiples inmigrantes
que recalan en el distrito londinense. Este plano
de conjunto se fragmenta posteriormente siguiendo la operación del montaje analítico. Cada plano
ofrece a alguno de los personajes que languidecen
en el espacio, en escalas que oscilan entre el plano
americano y el plano medio. Cheng será individualizado en séptimo lugar como cierre de la serie.
El montaje analítico, procedimiento ya dominado
también por Griffith, ofrece aquí una peculiaridad: la imposibilidad de suturar, mediante las
miradas de los figurantes, la fragmentación que
realiza desde el plano de conjunto. Y ello porque
aquí el valor expresivo está, precisamente, en la
desunión de esos fragmentos, en su incomunicabilidad. La operación es un claro desvío respecto a
las normas del clasicismo cinematográfico, ya que
no solo implica la ausencia de centralidad y realce compositivo, sino que, tal y como
explica Bordwell (Bordwell, Staiger y
Thompson, 1997: 14, 22), el personaje es el motor de la causalidad en la
historia clásica, y es en tanto factor
causal importante que debe verse
con claridad, y esto es justo lo contrario del plano que nos ocupa, que,
de nuevo, impone el contexto espacial al personaje y debilita su capacidad para guiar el relato. Conviene
recuperar aquí el análisis de Jacques
Aumont sobre los cortometrajes de
Griffith. Aumont detecta en ellos un
número reducido en exceso de localizaciones, una «clausura figurativa»
L’ATALANTE 27 enero - junio 2019
de la puesta en escena que resulta anti-naturalista
y atenta contra la transparencia del relato clásico,
al insistir también en alinear a los personajes en
el encuadre siguiendo los dictados del decorado
(Aumont, 1990: 350). Clausura que no es ajena al
universo de Lirios rotos y que representa bien el
abigarrado tugurio del opio, no por casualidad un
espacio que no tiene contigüidad ni conexión con
ningún otro.
Comprender las siguientes operaciones de descentramiento requiere detenerse en la configuración espacial de la casa de Lucy (Imagen 8). En un
rasgo claramente primitivo, Griffith sigue trabajando con una concepción espacial deudora del
teatro. La configuración del espacio que presenta
Lirios rotos no es ajena al resto de su obra: la cámara se posiciona de manera frontal al decorado, a la
altura de los ojos, de modo que ocupa una posición
exterior similar a la que ocuparía un espectador
teatral en la platea. Asimismo, los límites laterales del encuadre coinciden con los límites físicos
del decorado, reforzando la equivalencia entre el
espacio profílmico y la caja teatral. En el caso que
nos ocupa, la puerta de entrada a la casa se sitúa
en el margen derecho, mientras que en el izquierdo hay otra puerta, que da acceso a la alacena que
jugará un papel fundamental en el clímax. La iluImagen 7. Lirios rotos (D. W. Griffith, 1919)
38
CUADERNO · EXPERIMENTACIÓN, VANGUARDIA Y DESVIACIONES DE LA NORMA
minación se acoge a los principios de realismo y
legibilidad habituales en la obra del director (Marzal Felici, 1998: 216), aunque hay matices, como
la lámpara de gas que traza una diagonal y que
justifica la iluminación del hogar, lugar al que está
condenada Lucy. Más importante si cabe es señalar que, en Lirios rotos, esta legibilidad y visibilidad
contribuyen a la claustrofobia que connota el conjunto de espacios que habita o transita Lucy: en un
lugar donde todo es visible, no hay sitio a donde
huir. Algo que queda patente en las coreografías
en torno a la mesa que se ubica en primer término —casi a modo de eje gravitacional de los personajes— que Lucy y Burrows realizan cuando el
EL ESPACIO DE LA CASA, LEJOS DE SER
NEUTRO, SE IMPONE SOBRE EL PERSONAJE
FEMENINO Y DEFINE LAS POSICIONES QUE
PUEDE OCUPAR EN EL MISMO
padre amenaza a la chica. El espacio de la casa, lejos de ser neutro, se impone sobre el personaje femenino y define las posiciones que puede ocupar
en el mismo. Así, en la primera escena que tiene
lugar en la casa, Burrows designa explícitamente
mediante un gesto el lugar que le corresponde a
Lucy en los fogones (Imagen 9). El primer término
Imágenes de la 8 a la 11. Lirios rotos (D. W. Griffith, 1919)
L’ATALANTE 27 enero - junio 2019
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CUADERNO
del encuadre está reservado para la mesa y Burrows, Lucy solo puede ocuparlo de pie para servir
a su padre. Cuando Burrows se marche de la casa,
Lucy podrá almorzar, pero no en el primer término, sino sentada en una silla al fondo del campo,
junto a su cama (Imagen 10). El personaje no dispone de una habitación propia, y en el decorado su
cama y la modesta cocina quedan alineadas en el
mismo plano espacial. Si mientras come, Lucy ya
se encuentra descentrada, en el siguiente plano de
la joven en casa la operación será más pronunciada. Tras una elipsis, encontramos a Lucy mientras
zurce un calcetín (Imagen 11). El encuadre es el
más representativo de las dinámicas de descentramiento seguidas por Griffith: Lucy se sitúa en
la parte inferior del encuadre, desplazada hacia la
izquierda, mientras la composición deja un «aire»
pronunciado por encima y a la derecha de ella.
La composición, en relación con la figura, está totalmente desequilibrada y genera un efecto muy
específico: el peso compositivo de la cocina y las
baldas —el peso de lo doméstico— se cierne sobre
Lucy. No hay equivalente para este trabajo sobre
el encuadre en la filmografía anterior de Griffith.
Gian Piero Brunetta sitúa como cumbre del periodo Biograph la famosa Los mosqueteros de Pig Alley
(The Musketeers of Pig Alley, D. W. Griffith, 1912),
que, entre sus características, atesoraría «la dislocación del centro de interés a posiciones periféricas» (Brunetta, 1993: 132). Pero hay una diferencia fundamental. Si en ese cortometraje todavía
existe la equivalencia entre una habitación y un
encuadre, en Lirios rotos el espacio se ha fragmentado e intervenido de manera activa a través del
encuadre para ofrecer una descomposición que va
más allá de la dislocación, ya que la cámara rompe
la regla habitual de posicionarse a la altura de los
ojos y la angulación está ligeramente picada.
El siguiente caso de descentramiento llega,
esta vez sí, en uno de los momentos más dramáticos del film y apuntala toda la propuesta hecha
Imágenes de la 12 a la 15. Lirios rotos (D. W. Griffith, 1919)
L’ATALANTE 27 enero - junio 2019
40
CUADERNO · EXPERIMENTACIÓN, VANGUARDIA Y DESVIACIONES DE LA NORMA
SE CONDENSA AQUÍ TODA UNA
EQUIVALENCIA QUE EL RELATO HA
IDO ARTICULANDO A TRAVÉS DE
LAS DISTINTAS OPERACIONES DE
DESCENTRAMIENTO; UNA EQUIVALENCIA
POR LA QUE EL LUGAR QUE OCUPA EL
PERSONAJE EN EL ENCUADRE ACTÚA
COMO SIGNO DEL LUGAR QUE OCUPA EN
EL MUNDO
hasta el momento. En la segunda escena doméstica entre Burrows y Lucy, esta derrama sin
querer la comida sobre la mano de su padre. En
represalia, Burrows golpea a Lucy con un látigo.
La escena muestra en su plenitud toda la significación del espacio. Si en el plano master que cubre
la acción queda patente el encierro que supone
la igualdad entre límites del espacio y límites del
encuadre (Imagen 12), durante la acción el espacio
se fragmenta en planos medios del padre, y Lucy
queda fuera de campo. Finalizada la brutal paliza,
el montaje ofrece un encuadre con máscara vertical de Burrows en el que la figura se presenta
de espaldas, contraviniendo el axioma por el que
un personaje solo se muestra de ese modo si no
es importante para la acción (Imagen 13). Aquí,
sin embargo, la forzada posición del actor, que
supone una quiebra del raccord de posición que
hemos visto durante la paliza en el plano master
y en los planos medios, no hace sino redundar
en su brutalidad física y su imposición violenta
en la escena. Burrows abandona la escena y, en
una decisión sorprendente, en lugar de ofrecer un
plano corto del personaje de la chica, el montaje
regresa al plano master: Lucy se encuentra sola,
apenas visible, en la esquina inferior izquierda del
encuadre (Imagen 14). La decisión no resulta arcaizante, sino que revaloriza el empleo del plano
de conjunto primitivo al poner en escena la desaparición y anulación del personaje femenino. Se
condensa aquí toda una equivalencia que el relato
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ha ido articulando a través de las distintas operaciones de descentramiento; una equivalencia por
la que el lugar que ocupa el personaje en el encuadre actúa como signo del lugar que ocupa en el
mundo. Idea que nos devuelve a la desolación y la
sordidez del mundo en el que viven los personajes
de Lirios rotos. El último caso que cabe citar de desequilibrio se presentará como síntoma de la locura
a la que son arrojados los personajes. Así, una vez
que Burrows devuelva a casa a Lucy tras el tiempo
que ha pasado con Cheng, la chica se refugia en la
alacena, cuya puerta apenas ha sido visible hasta ahora. Burrows comienza a derribar la puerta
con un hacha. Aterrorizada, Lucy chilla mientras
mira en todas las direcciones buscando una salida
que no existe (Imagen 15). De nuevo, el exceso de
«aire» en la parte superior desequilibra la composición, impregnando así a la imagen de la locura del
momento. Lucy no encontrará salida porque ya se
encuentra, simbólicamente, en un ataúd.
EL TRATAMIENTO FOTOGRÁFICO Y
EMOCIONAL DE LA IMAGEN
Lirios rotos es conocida por sus innovaciones en el
terreno de la fotografía, en particular por el empleo de lo que se ha denominado soft focus. El uso
de esta técnica no solo es obra de Billy Bitzer, ya
que en la película colaboró Hendrik Sartov, fotógrafo de Lillian Gish. Los planos cortos de Gish
en la película quedan fuertemente difuminados a
causa del uso de mallas de algodón negras sobre
el objetivo. Además, Sartov trabajó con las primeras lentes de longitud focal larga, que eran pobres
en definición (Salt, 2009: 142). Más allá del desarrollo de una nueva técnica, lo que importa es el
tratamiento fotográfico que el film otorga a cada
personaje, buscando una correspondencia con un
tratamiento emocional de la imagen. Asimismo,
este tratamiento es indisociable de la fragmentación del espacio desde los planos master a través
del montaje analítico, ya que provocará discontinuidades en el raccord de iluminación que no con-
41
CUADERNO · EXPERIMENTACIÓN, VANGUARDIA Y DESVIACIONES DE LA NORMA
Imágenes de la 16 a la 18. Lirios rotos (D. W. Griffith, 1919)
viene abordar como errores, sino como opciones
expresivas sistematizadas en el texto.
Esta diferencia en el tratamiento fotográfico
de la imagen es patente desde la primera escena
que tiene lugar en la casa de Lucy y su padre. Las
escenas que suceden allí siguen un esquema de
planificación similar y ampliamente reconocido:
tras el plano master que recoge el comienzo de la
acción, esta se fragmenta en planos medios de los
dos personajes. La diferencia estriba, sin embargo,
en que mientras que el plano correspondiente a
Burrows respeta el realismo de la iluminación del
plano master —en algunos casos incluso la intensifica—, sobre los planos de Lucy se emplean las
técnicas ya detalladas. Las diferencias son constatables fácilmente (Imágenes 16 y 17) y encierran
una operación que no solo dramatiza el empleo de
la iluminación, sino que la dota de amplias connotaciones. De ese modo, en los planos/contraplanos
entre Lucy y su padre, la interlocución no se produce solo entre las miradas, sino entre las propiedades de los dos planos: en los de Burrows, realismo, dureza, profundidad y nitidez; en los de Lucy,
dramatización, suavidad y falta de profundidad
—la luz de los fondos se apaga—. Las connotaciones van más allá de realzar la fragilidad y belleza
de Lucy, ya que la ruptura del realismo en sus planos individuales favorece un sentimiento de no
pertenencia al espacio que la enmarca, disociando
su figura delicada de la aridez que presenta el decorado de la casa —frente a la contundencia con la
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que Burrows se inscribe en el mismo—. El desplazamiento de Lucy respecto a su propio hogar que
realiza la fotografía encuentra su máxima expresión en el momento en que, sacando de una losa
del suelo los pocos objetos que le dejó su madre,
Lucy relee una carta suya. En este plano, el fondo
del decorado se oscurece por completo, empleando
el contraluz para perfilar la silueta de Lucy y separarla del fondo (Imagen 18). La sustracción y abstracción del espacio en el que se encuentra Lucy
comunica sus anhelos por otra realidad imposible
en la que exista el cuidado materno.
EN LOS PLANOS/CONTRAPLANOS ENTRE
LUCY Y SU PADRE, LA INTERLOCUCIÓN
NO SE PRODUCE SOLO ENTRE LAS
MIRADAS, SINO ENTRE LAS PROPIEDADES
DE LOS DOS PLANOS
Si hasta aquí podemos leer un sentido en los
recursos técnicos que sustraen el fondo de la imagen, no es el único, tal y como demuestra uno de
los momentos más famosos de la película. Nos referimos a la escena en que Burrows encuentra a
Lucy en la habitación de Cheng. En un plano americano que recoge a los dos personajes (Imagen
19), el padre amenaza a la chica. En este punto, se
produce un plano subjetivo de Lucy, con la cámara posicionada en el eje de miradas que se traza
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CUADERNO · EXPERIMENTACIÓN, VANGUARDIA Y DESVIACIONES DE LA NORMA
Imágenes de la 19 a la 22. Lirios rotos (D. W. Griffith, 1919)
entre ambos personajes (Imagen 20). Por montaje,
el plano subjetivo se ancla en la mirada de Lucy,
subrayada por una máscara (Imagen 21). De nuevo en el plano subjetivo de Lucy, Burrows se acerca a la cámara, mientras sus ojos están clavados
en el objetivo (Imagen 22). El avance de Griffith
es notable: no se trata solo de articular un plano
subjetivo, sino de subrayar la subjetividad de la
imagen más allá de la capacidad de la cámara para
posicionarse en los ojos de un personaje. Se trata,
en suma, de una imagen mental que deforma la
realidad física que ese personaje percibe. Algo que
queda patente por dos motivos: el fondo se sustrae
por completo en el primer plano de Burrows, y su
L’ATALANTE 27 enero - junio 2019
amenaza se enmarca en una negrura que cambia
su sentido anterior para desplegar toda su carga
simbólica. Es un momento de puro terror y la violencia del gesto del padre fagocita el efímero refugio construido por Cheng. Pero también, y no es
un detalle menor, una vez que el primer plano de
Burrows finalice, el montaje regresa al plano americano de los dos personajes, en el que comprobamos que la distancia de Burrows respecto a Lucy
no ha variado y, por tanto, el acercamiento no se
ha producido. Si el momento consigue trasmitir el
terror de Lucy, no es solo por lo que tiene de avance, sino porque el efecto descansa, en gran parte,
en el empleo de recursos que pueden calificarse
43
CUADERNO · EXPERIMENTACIÓN, VANGUARDIA Y DESVIACIONES DE LA NORMA
de primitivos. Así, el movimiento sobre el fondo
negro merma la percepción tridimensional de la
imagen, provocando un efecto cercano a la «enormidad» que Noël Burch señala a propósito del uso
del primer plano en Méliès (Burch, 1987: 175). A
su vez, la mirada a cámara, prohibida por el Modo
de Representación Institucional, sigue siendo conflictiva a pesar de encontrar su justificación en el
punto de vista de Lucy. Burch (1987: 251-253) ha
analizado también la contradicción que esta mirada a cámara implica para la doble identificación
que articula el cine clásico, de modo que la identificación narrativa, cuando se vehicula a través
del plano subjetivo de un personaje, crearía un
cortocircuito con la identificación primaria con
el dispositivo. El motivo es que si la identificación
primaria protege al espectador, volviéndolo invisible e invulnerable ante el universo diegético, un
momento como el que analizamos en Lirios rotos
rompería la impunidad del espectador, obligado a
sufrir la misma violencia que Lucy.
co; antes bien, se erigen como manifestación de la
constante exploración llevada a cabo por Griffith
de las posibilidades del lenguaje cinematográfico.
Esta búsqueda recorre toda su filmografía y se
produce desde la posición liminar que el director
ocupa entre dos modos de representación que, con
demasiada frecuencia, han querido compartimentarse en exceso, obviando el potencial expresivo de
su convivencia. Si todavía hoy resulta pertinente
regresar a la obra de Griffith no es por los límites
que contribuyó a establecer, sino por todos los caminos que abrió para los cineastas del futuro.
NOTAS
1
La American Mutoscope and Biograph Company, conocida simplemente como Biograph, fue una de las
productoras americanas más importantes en los orígenes del cine. Se constituyó en 1895 y mantuvo su
actividad hasta 1916. Griffith se unió a la compañía
como actor y escritor de argumentos en 1908, pero en
junio de ese mismo año ya dirigió su primer cortome-
CONCLUSIÓN
traje, The Adventures of Dollie. Griffith se convirtió en
el director estrella de la Biograph, trabajando para ella
Más allá de su pertinencia dentro de la narrativa
clásica, la escena que concluye nuestro análisis
consigue retratar lo invisible y comunicar emociones abstractas de manera física. Al igual que sucedía con otros momentos del film, el avance que
supone Lirios rotos para la obra de D. W. Griffith
se apoya en la actualización de rasgos que pueden
considerarse primitivos. Dichos rasgos quedan
fuertemente connotados por el sentido global del
film y ya no se ajustan únicamente a la lógica propia del Modo de Representación Primitivo, de tal
modo que no pueden leerse como mera presencia
arcaizante, sino como una reelaboración plenamente consciente de los mismos. La presencia de
estos rasgos, junto a las operaciones de descentrado en los encuadres o las discontinuidades en el
raccord de iluminación, no responden a una voluntad de transgredir el conjunto de normas y estrategias compartidas por el emergente cine clási-
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hasta 1913.
2
Para el análisis hemos empleado la edición en DVD de
la película de Kino Video, remasterizada digitalmente
a partir de una copia en 35 mm.
3
Un recuento de los cambios que introduce Griffith sobre el texto original puede encontrarse en el análisis
de Cherchi Usai (2008).
4
Otros aspectos de su producción, así como las peculiaridades de su exhibición, pueden consultarse en Marzal Felici (1994; 1998).
REFERENCIAS
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Elsaesser (ed.), Early Cinema: Space, Frame, Narrative
(pp. 348-359). Londres: British Film Institute.
— (1997). El ojo interminable. Cine y pintura. Barcelona: Paidós.
Bordwell, D., Thompson, K. (1995). El arte cinematográfico.
Barcelona: Paidós.
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Bordwell, D., Staiger, J., Thompson, K. (1997). El cine clásico
de Hollywood. Barcelona: Paidós.
Brunetta, G. P. (1993). Nacimiento del relato cinematográfico.
Madrid: Cátedra.
Burch, N. (1987). El tragaluz del infinito. Madrid: Cátedra.
Cherchi Usai, P. (2008). David Wark Griffith. Milán: Il Castoro.
Eisenstein, S. M. (1986). La forma del cine. Madrid: Siglo
XXI.
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Gunning, T. (1994). D. W. Griffith and the Origins of American Narrative Film. The Early Years at Biograph. Chicago: University of Illinois Press.
Marzal Felici, J. (1994). Estructuras de reconocimiento y de
serialidad ritual: El modelo melodrama en los films de David Wark Griffith de 1918-1921. Tesis doctoral. Valencia: Universitat de València.
— (1998). David Wark Griffith. Madrid: Cátedra.
Mitry, J. (1978). Estética y psicología del cine 2. Las formas.
Madrid: Siglo XXI.
Salt, B. (2009). Film Style and Technology: History and
Analysis. Londres: Starword.
Slide, A. (ed.) (2012). D. W. Griffith: Interviews. Jackson:
University Press of Mississippi.
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LIRIOS ROTOS (1919): GRIFFITH Y LA
AUTOCONSCIENCIA EXPRESIVA EN LA
EMERGENCIA DEL CLASICISMO
BROKEN BLOSSOMS (1919): GRIFFITH AND
CONSCIOUS EXPRESSIVENESS IN THE EARLY
DAYS OF CLASSICISM
Resumen
Abstract
A pesar del escaso interés que suelen despertar las películas que David
Wark Griffith dirige tras Intolerancia (1916), en 1919, apenas inaugurado el llamado cine clásico, el cineasta norteamericano estrena Lirios
rotos, un film que presenta un sistemático y autoconsciente componente experimental, que condensa, a la vez que amplifica, gran parte
de los hallazgos expresivos que aparecían dispersos en su filmografía
anterior. En este texto se realiza un análisis de distintos elementos
de la puesta en escena de Lirios rotos que, en su búsqueda de una mayor expresividad de la imagen, desbordan lo meramente funcional y
contrastan con la normatividad clásica, situando al cine de Griffith
en una posición fronteriza entre distintos modos de representación.
The films D. W. Griffith made after Intolerance (1916) usually attract
little interest. However, in 1919, when the so-called classical cinema
era had just barely begun, the American filmmaker released Broken
Blossoms, a film that is characterised by a systematic and deliberate
experimental quality, which encapsulates and at the same time amplifies many of the expressive innovations that appear sporadically
in his earlier films. This article offers an analysis of the different elements of the mise-en-scène in Broken Blossoms, which, in a quest for a
greater expressiveness of the image, go far beyond a purely functional
role and break with classical norms, thereby placing Griffith’s work
in frontier territory between two different modes of representation.
Palabras clave
Key words
D. W. Griffith; Lirios rotos; puesta en escena; expresividad; cine clásico; Modo de Representación Primitivo.
D. W. Griffith; Broken Blossoms; Mise-en-scène; Expressiveness; Classical Cinema; Primitive Mode of Representation.
Autores
Authors
Carlos Gómez (Benidorm, 1979) es doctor internacional en Comunicación Audiovisual, profesor del Departamento de Periodismo y
Comunicación Audiovisual de la Universidad Carlos III de Madrid
y miembro del grupo de investigación TECMERIN (Televisión-Cine:
Memoria, Representación e Industria). Ha publicado el libro Por una
mirada ética. Conversaciones con Alicia Gómez Montano (Cuadernos
Tecmerin, 2012) y ha participado en varios libros colectivos y publicaciones académicas. Contacto: cagomez@hum.uc3m.es
Carlos Gómez holds an International PhD in Audiovisual Communication. He currently lectures in the Department of Journalism and
Audiovisual Communication at Universidad Carlos III in Madrid and
is also a member of the TECMERIN (Television-Cinema: Memory, Representation and Industry) Research Group. He is the author of the
book Por una mirada ética. Conversaciones con Alicia Gómez Montano
(Cuadernos Tecmerin, 2012) and has contributed to various anthologies and academic publications. Contact: cagomez@hum.uc3m.es
Enrique Urbizu Jauregui (Bilbao, 1962) es director de cine y guionista.
Licenciado en Ciencias de la Información por la Euskal Herriko Unibertsitatea, ha sido profesor de Puesta en escena en la Universidad
Carlos III de Madrid y actualmente es coordinador de la especialidad
de Dirección en la Escuela de Cinematografía y del Audiovisual de la
Comunidad de Madrid (ECAM). Colabora, asimismo, con el Máster de
Guion de la Universidad Pontificia de Salamanca (UPSA).
Enrique Urbizu Jauregui is a filmmaker and scriptwriter. He holds a
degree in Information Sciences from Euskal Herriko Unibertsitatea,
has lectured on mise-en-scène at Universidad Carlos III in Madrid,
and currently coordinates the major in filmmaking at Escuela de Cinematografía y del Audiovisual de la Comunidad de Madrid (ECAM).
He also participates in the master’s program in scriptwriting at Universidad Pontificia de Salamanca (UPSA).
Referencia de este artículo
Article reference
Gómez, C., Urbizu, E. (2019). Lirios rotos (1919): Griffith y la autoconsciencia expresiva en la emergencia del clasicismo. L'Atalante. Revista
de estudios cinematográficos, 27, 31-46.
Gómez, C., Urbizu, E. (2019). Broken Blossoms (1919): Griffith and
Conscious Expressiveness in the Early Days of Classicism. L'Atalante.
Revista de estudios cinematográficos, 27, 31-46.
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