Premios: 1 Festival de Cannes Ver más
Derribando muros
Si tienen tanta fama los intérpretes británicos, como Michael Caine, se debe a que les respaldan sólidos profesionales de su país como Lewis Gilbert. Todoterreno que igual sorprende con una comedia, que con un dramón lacrimógeno o un film bélico, sus personajes están necesitados de una segunda oportunidad. Fue uno de los pioneros en romper el muro, con personajes que hablan a cámara. Está considerado por los apasionados de 007 como uno de los mejores realizadores de la saga. El cineasta ha fallecido a la avanzada edad de 97 años.
Nacido el 6 de marzo de 1920, en el barrio londinense de Hackney, antes de que estuviera de moda entre los hipsters, cuando estaba poblado por desfavorecidos, el espectáculo corre por las venas de Lewis Gilbert, ya que proviene de una familia de artistas del music hall. Por esta razón pasó su infancia en trenes, acompañando a sus progenitores de pueblo en pueblo, lo que le impidió una formación convencional en la escuela.
A los cinco años, ya aparecía en los escenarios, pero a los siete tuvo que afrontar la muerte de su progenitor por tuberculosis. Necesitada de dinero, su madre empezó a presentarle a castings, por lo que acabó participando en diversos montajes teatrales. A los 14 años debutó en el cine como extra, en Dick Turpin, poco antes de acompañar a Merle Oberon y Laurence Olivier en la comedia dramática El divorcio de la señorita X.
Sus interpretaciones suscitaron elogios, y le llovían las ofertas. Pero había decidido que le atraía más la realización cinematográfica, por lo que prefirió convertirse en asistente de dirección del mismísimo Alfred Hitchcock, en Posada Jamaica. Con el estallido de la II Guerra Mundial, se integra en el departamento cinematográfico de la Royal Air Force, período durante el que rueda mucho material documental, y acaba como ayudante del realizador estadounidense William Keighley, que le enseñó los truquillos del oficio.
Concluida la contienda, Lewis Gilbert pasó una temporada como documentalista al servicio de la división británica de Gaumont. Pero enseguida pasó al cine dramático con The Little Ballerina, su ópera prima, relato de las ambiciones de una aspirante a figura de la danza. Enseguida triunfó con una serie de historias reales acontecidas durante los años bélicos, como Reach for the Sky, ¡Hundid el Bismarck! o Agente secreto SZ. También demostró su habilidad para reconstruir conflictos del pasado con la sólida Motín en el Defiant, con Alec Guinness, que transcurría durante la Revolución Francesa.
Casado con Gilda Taller, una visita a la peluquería de su esposa cambiaría su periplo profesional. Mientras la atendían tenía al lado a una actriz que le habló de que representaba una obra que ella no podía dejar de ver. Se trataba de Alfie, de Bill Naughton, centrada en un mujeriego impenitente que se replantea su existencia cuando una de sus ‘amigas’ le deja por otro más joven. Cuando el matrimonio Gilbert abandonaba el teatro tras una representación, él tenía claro cuál iba a ser su nuevo proyecto.
“Conseguí la financiación porque la película costaba menos de lo que los ejecutivos de Paramount se gastaban normalmente en cigarrillos”, solía recordar el realizador. Gracias a esta circunstancia, no le impusieron una estrella, así que pudo darle su primer papel protagonista a una joven promesa que se llamaba Michael Caine. El actor bordó tanto la parte cómica del principio, como la amarga del segundo tramo. A pesar de su falta de escrúpulos, se ganaba al respetable hablándole directamente. El film ganó el Premio Especial del Jurado en Cannes, y aunque logró cinco candidaturas a los Oscar, incluso en la categoría de Mejor Película, se fue de vacío.
También se verá obligada a un cambio radical el personaje central de Educando a Rita donde Julie Walters quiere salir de la pobreza retomando sus estudios, con ayuda de un profesor, que de nuevo será Michael Caine. Tiene elementos en común con su otra gran película, Shirley Valentine, donde un ama de casa hastiada (Pauline Collins, que también conversa con la cámara), lo deja todo para pasar una temporada en las islas griegas.
A veces la suerte no acompañaba a Lewis Gilbert, a quien reclutaron para el musical Oliver!, pero como el proyecto se retrasaba, acabó renunciando. Años después Paramount le ofreció El padrino, y aunque estuvo a punto de dar el primer golpe de claqueta, algunos problemas hicieron que abandonara. En el mejor momento de su carrera se pusieron en contacto con él los productores Harry Saltzman y Albert R. Broccoli. Querían que les rodara un film de James Bond, a lo que él se negó de forma tajante. Insistieron tanto que no sólo dirigió Sólo se vive dos veces, con Sean Connery, en 1967, sino que volvería otras dos veces a la saga en la época de Roger Moore, con La espía que me amó y Moonraker.
Siguió en activo hasta una edad avanzada, pues sus últimos trabajos, el film de terror Hechizados, y la tragicomedia Before You Go, datan de 1995 y 2002. Ninguno de ellos está a la altura de su veteranía. Muy unido durante más de cinco décadas a su mujer, la citada Taller, hasta su muerte en 2005, Lewis Gilbert sólo tuvo un hijo.
Premios
Ganador de 1 premio
- Premio del Jurado Alfie (1966)