Nina Raine, la furia y el poder de las palabras

Nina Raine, la furia y el poder de las palabras

La relevante dramaturga inglesa habla de “Consentimiento”, la obra que disecciona comportamientos sociales y legales alrededor de la violación desde varios puntos de vista. “No funciona como porrista del #MeToo”, aclara

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Carla Calabrese, directora general de The Stage Company, la escritura de la obra Nina Raine y Melania Lenoir, quien co-dirigió la obra con Calabrese (Foto: Gustavo Gavotti)
Carla Calabrese, directora general de The Stage Company, la escritura de la obra Nina Raine y Melania Lenoir, quien co-dirigió la obra con Calabrese (Foto: Gustavo Gavotti)

En Consentimiento, un grupo de abogados discute un caso de violación. Uno de ellos va a defender al acusado, el otro será fiscal. En paralelo, dentro de las parejas del grupo sucederán escenas polémicas, que mezclarán los temas de la vida laboral con los de la vida privada.

La obra de Nina Raine no le huye al conflicto. Más bien, todo lo contrario: el público actúa, de cierta forma, juzgando los actos que se despliegan. ¿Cómo reaccionar ante la infidelidad? ¿Y ante una violación? ¿Y qué pasa cuando los límites, para una de las partes, no están tan claros? Si bien Consentimiento deja algunas cosas claras, otras las deja a merced del espectador, para seguir discutiendo por afuera del teatro.

“La empecé a escribir mucho antes del #MeToo, pero se estrenó después. Surgió en parte por la furia que me daba que, en matrimonios de generaciones anteriores, los varones nunca le pidieran disculpas a sus esposas. Y me preguntaba: ¿Por qué no pueden pedir perdón? ¿Por qué querría ella que él pidiera perdón? ¿Por qué significa tanto para nosotros? Extrañamente entra en juego el castigo, porque algunas personas no se disculpan, no se arrepienten, así que la solución a veces es meterlos en la cárcel”, dijo a Infobae Cultura la autora británica de 47 años en Buenos Aires para asistir al estreno de Consentimiento en el Teatro Maipo.

Nina Raine es un autora relevante del teatro británico contemporáneo, ha ganado prestigiosos premios y sus obras tienen espacio protagónico en el circuito del West End de Londres. Sin mencionar su prosapia familiar unida al arte: es hija del poeta vanguardista y profesor emérito de la universidad de Oxford Craig Raine y de la traductora y profesora de literatura de la secundaria de la misma universidad, Ann Pasternak Slater. Su tío abuelo fue el escritor y traductor ruso Boris Pasternak; y su bisabuelo, el pintor impresionista Leonid Pasternak, fue amigo de Tolstói e ilustrador de la novela Resurrección y otras obras.

Nina Raine es directora de teatro y dramaturga inglesa (Foto: Gustavo Gavotti)
Nina Raine es directora de teatro y dramaturga inglesa (Foto: Gustavo Gavotti)

Producida por The Stage Company -la productora de El curioso incidente del perro a medianoche, Shrek y Come from away-, la versión argentina de la obra cuenta con un elenco espectacular: Diego Gentile, Mela Lenoir, Iride Mockert, Daniela Pantano, Bruno Pedicone, Alejandra Perlusky y Sebastián Suñé. La trayectoria de los actores es sumamente diferente, y produce un contraste entre escenas cargadas de humor y otras, de tragedia. En palabras de Carla Calabrese, directora general de The Stage Company: “Creo que Consentimiento visibiliza muchas cosas de las que es difícil hablar, y el humor es lo que hace posible que la información llegue. Si bien no es parecido a lo que traemos desde la compañía, pudimos apropiarnos del texto y darle nuestro estilo”.

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El texto fue adaptado por Lenoir, que co-dirigió la obra con Calabrese. En palabras de Lenoir: “Consentimiento nos muestra partes incómodas de cada uno, más difíciles de aceptar, y otras más divertidas, más fáciles para hacerse cargo. Está llena del contraste. Me parece fundamental que el arte tenga contundencia, que tenga algo para decir y permitan que los espectadores se vayan con algo. La obra tiene el potencial de generar conversaciones”.

"Consentimiento" se presenta sábados a las 20.30 y domingos a las 19.30 hs. en el Teatro Maipo
"Consentimiento" se presenta sábados a las 20.30 y domingos a las 19.30 hs. en el Teatro Maipo

El diálogo de Nina Raine con Infobae Cultura versó sobre la escritura de la obra, su relación con el feminismo, la importancia del lenguaje y el rol del arte en el actual y agitado contexto social global.

*Advertencia de contenido sensible: esta entrevista expone situaciones de violación y violencia de género.

—Estudiaste Literatura en la Facultad. ¿Cómo se relaciona con tu escritura?

—Es absolutamente irrelevante. Cuando trabajaba en el Royal Court Theatre, el agente literario me dijo: “Hubiera sido mejor que estudiaras Biología”.

—¿Por qué lo pensás irrelevante?

—Creo que es inhibitorio, en realidad, porque te vuelve más consciente de esta increíble trayectoria literaria con la que no podés competir. Disfruté escribir sobre Samuel Beckett y Harold Pinter pero realmente no son mi estilo. Si tratara de escribir como ellos, me ahogaría. No es mi voz. Sí vale usar lo que te sirva de ellos, y hacerlo propio. Quizás lo más cercano a un modelo que tengo es Chejov, que me inspiró mucho. Pero no lo estudié mucho en la facultad.

—¿Cómo escribís?

—Muy, muy lento. Escribo a la mañana, las tardes son terribles para escribir y, como tengo hijos, las noches también son imposibles. Me resulta difícil escribir en cualquier lugar, quizás el lugar en donde me cuesta menos es en la casa de mis padres, en mi cuarto de la infancia. Está en el ático, hace mucho calor, está lleno de cosas. Por alguna razón, funciona. Hay pocas distracciones, no tengo que pensar en comprar comida ni nada. Me sirven los estimulantes: cafeína, por ejemplo, o snus, que es como una bolsa de té de nicotina que te ponés entre los dientes y los labios. Me sirvió para escribir la segunda parte de Consentimiento, estaba trabada y necesitaba ese empujón de nicotina. Nunca había fumado antes, me volví adicta. Ya no lo consumo, pero siento que si me vuelvo a trabar, voy a tener que usarlo como mi arma secreta de escritura.

Nina Raine escribió "Consentimiento" antes de la irrupción mundial del movimiento #MeToo (Foto: Gustavo Gavotti)
Nina Raine escribió "Consentimiento" antes de la irrupción mundial del movimiento #MeToo (Foto: Gustavo Gavotti)

—¿Qué te llevó a escribir Consentimiento?

—Creo que empezó en dos momentos. Uno fue durante una cena con muchos abogados. Mi primera obra tenía un personaje que era un abogado, me interesaba ese mundo y sus posibilidades teatrales, porque el trabajo del abogado durante un juicio tiene mucho de actuación. Durante esta cena, encontré que cuando están entre ellos hablan en primera persona. Por ejemplo: si están defendiendo a un violador, dicen “Yo violé a esta mujer”, en vez de “Estoy defendiendo a alguien que violó a una mujer”. Ahí se me ocurrió la primera escena, en donde están estas personas de clase media, y parecen estar confesando crímenes brutales, pero después descubrís que es sólo la forma en que hablan.

Mi idea era que al principio se piensen a sí mismos a kilómetros de distancia de los agresores, y que al final uno de ellos termine cerca, termine siendo un asesino o un violador. Lo otro que me llevo a escribir Consentimiento fue poder acceder a un caso de una mujer que había sido violada, ya que en Inglaterra se puede entrar a casi cualquier tribunal. En este en particular una amiga mía estaba trabajando como policía, y me contó cosas que no eran de público acceso. El hombre estaba en libertad bajo fianza por otro crimen, había golpeado y le había pisado el muslo hasta la fractura a otra mujer. Y esta mujer, la del juicio al que fui, le tenía terror, porque sabía que si por mensaje de texto le decía “hijo de puta, me violaste” él podía volver y agredirla más. Nada de esto le llegó al jurado, no sabían nada del pasado de él, pero sí del de ella, porque su terapeuta pudo declarar. Se sentía como si el caso estuviera ponderado en contra de la víctima.

Carla Calabrese y Melania Lenoir (a izquierda y derecha de Nina Raine), realizaron la adaptación de "Consentimiento" con referencias a la realidad argentina (Foto: Gustavo Gavotti)
Carla Calabrese y Melania Lenoir (a izquierda y derecha de Nina Raine), realizaron la adaptación de "Consentimiento" con referencias a la realidad argentina (Foto: Gustavo Gavotti)

—Aquí en Argentina, por lo menos, el feminismo se cargó muchas de estas luchas al hombro, dar voz e informar. Puede parecer insignificante la pregunta, pero ¿Te consideras feminista?

—Supongo que sí. Tuvimos muchas olas de feminismo. Creo que mi generación está un poco mimada, o estábamos mimadas, porque muchas de las luchas se hicieron antes de que naciéramos. Una vez concursé para un puesto de directora y me dijeron que tenía que proponer un programa para una temporada, como si fuera la directora artística. Y armé mi propuesta, y una escritora feminista me dijo: “Ninguna de las obras son escritas por mujeres”. Yo le respondí que no había elegido las obras de acuerdo al género. Tenía veinte años, y estaba convencida de que varones y mujeres estábamos en igualdad de condiciones, no había necesidad de un cupo de género. En fin, era muy privilegiada.

Pero después, abriéndome paso en el camino de la dirección, me encontré compitiendo, por así decir, con otro tipo. Yo apuntaba a la dirección, él más a la lectura de guiones, o algo así. Y le dieron una obra a él para dirigir, y a mí me hicieron asistente, me dijeron que cuando el momento me llegara para dirigir algo, les avise e iban a venir. Me plantearon la dirección como un imposible. Y cuando finalmente pude tener una obra en cartelera, le escribí al director del teatro para que venga y me dijo que estaba ocupado. Empecé a darme cuenta de que había algo en relación al género, que había pocas dramaturgas, que no éramos todos iguales. Y ahí pensé: ¿y ahora qué hago? Así que sí, definitivamente soy feminista.

Nina Raine cuenta que tardó seis años en escribir "Consentimiento" (Foto: Gustavo Gavotti)
Nina Raine cuenta que tardó seis años en escribir "Consentimiento" (Foto: Gustavo Gavotti)

—Hay muchas minorías hoy en día exigiendo lugares que históricamente ocuparon los varones blancos heterosexuales. ¿Cuál fue el contexto de producción de Consentimiento? ¿Cuándo la escribiste?

—Tardé una eternidad en escribirla. La empecé en 2012, o algo así. Me desesperaba no saber cómo escribirla. Se sentía imposible, quería que la jerga fuera completamente convincente. Fue un poco como si estuviera escribiendo una obra de teatro en un hospital, y para escribirla tuviese que entrenarme como médica. No encontraba otra manera de escribir que no fuera esa. Hablé con montones de abogados, vi montones de juicios, aprendí un montón de pequeños trozos de diálogo. Y luego estaba el problema de la trama. Me encanta mirar mis cuadernos y preguntarme: ¿cómo muevo estas piezas de ajedrez? Y luego, una vez que lo has decidido, lo hacés realidad, creyendo que ocurrirán cosas sorprendentes. Quién se queda con quién, quién tiene un affaire con quién. Habré tardado unos seis años en escribirla.

— ¿Creés que habría reaccionado distinto el público si hubiese estrenado antes del #MeToo?

—Creo que a la gente le encanta sentir que está viendo algo actual. Sí creo que Consentimiento no funciona como una suerte de porrista del #MeToo. Y me alivia que no la haya escrito desde ahí, desde esa agenda, porque creo que se habría agotado muy rápido. Son problemáticas que no desaparecen, así que confío que la obra pueda continuar siendo relevante.

"Quería escribir todo el arco iris de la violación", dice Nina Raine (Foto: Gustavo Gavotti)
"Quería escribir todo el arco iris de la violación", dice Nina Raine (Foto: Gustavo Gavotti)

—La obra enfatiza además la importancia del lenguaje, de decir “perdoname”, de decir “me violó”. ¿Qué significa el lenguaje para vos?

—Creo que es realmente interesante el tipo de lenguaje del tribunal, y cómo antes era incendiario y tuvo que cambiar. Antes decíamos la víctima y el acusado y ahora decimos el demandante y el demandado, porque son palabras menos emotivas. Creo que la gente es muy consciente del poder de las palabras. Del mismo modo, en los tribunales de familia, cuando uno se divorcia, existe una palabra que se llama custodia, obtener la custodia de los hijos. Hubo que cambiarlo por un término muy soso, “Orden de acuerdo”, porque tener custodia era una insignia de honor. Creo que las palabras son realmente potentes.

—Es muy llamativa en Consentimiento la complejidad de los personajes masculinos y las distintas posiciones que pueden tener frente a estas problemáticas. ¿Cómo fue para vos escribir esos personajes?

—Lo que quería hacer era escribir todo el arco iris de la violación. Quería que apareciera el peor tipo de violación, el que a todas nos aterroriza, que es ser violada por un extraño. Y después mostrar otro escenario, un lugar más gris, dentro de un matrimonio, y en donde los dos personajes creen que están diciendo la verdad. Él realmente no cree que la haya violado, y ella realmente cree que sí. Me propuse hacer algo casi imposible: escribir a un violador con el que podamos simpatizar. Un violador que, sin dejar de serlo, permite ver las cosas desde su punto de vista. Fue un desafío gigante. Y, desde el lado de los amigos de ellos, que también son abogados, quería que ella empatice con el violador, que fuera sorprendente, y que él lo acusara, que lo reconociera como violador. Los abogados no son emotivos acerca de la violación, y quería que la amiga de ellos tenga una mirada más clínica.

"Creo que podés cambiar las cosas con una obra muy poderosa, pero que nadie debería escribir pensando en que quiere cambiar las cosas" (Foto: Gustavo Gavotti)
"Creo que podés cambiar las cosas con una obra muy poderosa, pero que nadie debería escribir pensando en que quiere cambiar las cosas" (Foto: Gustavo Gavotti)

—¿Puede el teatro, o el arte en general, ayudar a cambiar el contexto político?

—Siendo modesta podría decir que no, pero creo que viví lo suficiente como para haber visto que muchas veces lo que cambia el contexto político parece insignificante, pero no lo es. Es el caso de Harvey Wainstein, por ejemplo, que aparentaba ser inexpugnable, como si nada pudiera sucederle. Unas mujeres se juntaron, lo expusieron, y generaron una cascada de denuncias. Creo que podés cambiar las cosas con una obra muy poderosa, pero que nadie debería escribir pensando en que quiere cambiar las cosas. Yo partiría de tratar de escribir desde la realidad, en escribir algo que esté sucediendo, y ver qué pasa.

* Consentimiento, de Nina Raine, se presenta los sábados a las 20.30 y los domingos a las 19.30 en el Teatro Maipo (Esmeralda 443, CABA).

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