Las uvas de la ira

Una excelente adaptación de la novela homónima de John Steinbeck. Un bello fresco de los Estados Unidos en plena depresión, personajes perfectamente retratados y elegantes referencias socialistas en un film muy político. Imprescindible.

Desde luego estamos ante una película que supera con creces el calificativo de excelente. Sobre todo por su contenido social presente en cada minuto, pero también por las interpretaciones de sus actores (Fonda - Darnell), por la grandiosa labor de su director y desde luego por su guión, basado en la novela de Steinbeck, que inspiró la película de principio a fin.

Creo que es la mejor película que narra lo que una persona siente cuando le arrancan de sus raíces anulando su identidad y mandando a la mierda de un plumazo todos sus años de sacrificio, lucha y duro trabajo. Y todo ello con la impotencia de saber que no existe más alternativa que abandonar el pequeño lugar que te ha dado lo poco que tienes, ya que si no lo haces te pasarán por encima sin titubeos.

A la gran mentira de la tierra prometida seguirá la humillación de estar afinado en estercoleros y encerrado en gettos para ser tratado como un animal, sin opciones ni derechos, despojado ya de tu condición de ser humano. Has pasado a ser un nómada de la pobreza y no te ha quedado más remedio que desarrollar tus capacidades de supervivencia y subsistencia para no quedar descolgado en el camino, el sendero tortuoso a ninguna parte.

Pero lo admirable y emocionante de esta odisea es el nacimiento de la lucha por la libertad, el intento de formación de una conciencia colectiva para romper las gruesas cadenas de la alineación capitalista, el ideal de lograr, al menos, un trabajo decente. Un ideal que va de la mano de Tom Joad (y desde luego, también del ex-Predicador) en cada minuto que aparece en la pantalla y que mueve su interior más profundo convirtiéndole en un hombre de verdad.

A finales de los noventa varios músicos, entre ellos the "Boss" Springsteen, denunciando en sus canciones esta misma situación de calamidad y desestructuración social en determinadas zonas de los Estados Unidos, retomaron las palabras de Tom Joad despidiéndose de su madre antes de su marcha: "Cuando alguien esté luchando por la libertad, mira sus ojos madre, porque tú me verás ahí".

Cada vez que el cine trasciende a su imagen de diversión y logra ubicarse en el universo de las situaciones cotidianas se convierte, inmediatamente, en un instrumento para la investigaciòn, el desarrollo y la conclusiòn de los eventos que han estigmatizado a la humanidad. En la película se puden apreciar dos cosas con absoluta nitidez, la primera: el estilo narrativo del director se siente presciso, invulnerable, sin desperdicios, exacto y sin desviación alguna, en su propuesta puede leerse que lo que mal comienza mal termina así que no coquetea con intermedios ni menos con un final felíz; solo una vez Fonda le regala al espectador la mueca de una sonrisa. Lo segundo se refiere al apoyo fotográfico, solo Toland pudo reinventar esa atsmósfera en la que la pobreza económica es ilustrada tan sucia y cruel como realmente lo es, la combinación de negros y grises nos transporta a la realidad que se expone en el film, ademas de involucrarnos directamente con los personajes.

El peso del tema cae de forma piramidal sobre la necesidad de un mejor estilo de vida, la esperanza incierta de algo mejor, la certeza de que los caídos tuvieron mas suerte que los que llegaron, los valores familiares sustentados en la fortaleza de la madre, la omnipresencia de los problemas y la dificultad para resolverlos, la duda sobre el sistema, la confianza en los instintos y, en fin, la conclusión de solo unidos pueden obtenerse grandes logros.

Las cosas no han cambiado mucho desde entonces, la depresión norteamericana ha tenido ha parido muchas veces en el resto de américa y esto es grave si sabemos que ella tambien tuvo a su madre. En algunos países la falta de dinero hace estragos en el modo de vida de sus habitantes, en otros, el exceso de riquezas y su mala distribución son las causantes de los infortunios económicos, o sea, todo el que esté necesitado de luz, sabiduría, paz, amor y pan seguirá vagando, no importa el sitio, en su eterna caravana.
ROBERTO PEREZ

Trata de la injusticia, la lucha por la supervivencia, la importancia de la unión familiar, la dignidad en la pobreza, las esperanzas rotas, las esperanzas nuevas.

El relato sobre una familia obligada a dejar su casa y su tierra está contado con crudeza y emoción, en una recomendable película de carretera de hace muchos años pero intemporal.

Cine de reportaje y denuncia dirigido con hábil mano.
La eterna crisis adopta aspectos variopintos y en cada época, en cada lugar y en cada cultura se dibuja con trazo de singular factura.

Aunque en cualquier esquina puede aparecer una sorpresa.

Muchas vidas se parecen y sus respectivas verdades también y por eso resulta importante saberlas contar bien.
Además hay que agradecer al narrador que no incurra en más concesiones a la sensiblería o al discurso maniqueo que las “estrictamente necesarias”.

La película vale la pena.

Cumple con creces.