La Fortuna de los Rougon, Émile Zola

[La fortune des Rougon]. Novela del escritor francés Émile Zola (1840-1902), publicada en 1871: es la primera del ciclo Rougon- Macquart (v.). Con la intención de ilustrar la historia reciente de la nación a través de los avatares de una familia, el escritor examina las repercusiones en provincias del golpe de estado de Luis Napoleón (1851) y el malestar provocado por la ambición de poder y el afán de enriquecerse.

En Plassans, pequeña ciudad provenzal, viven dos familias rivales, los Rougon y los Macquart. Una rica campesina, Adelaide Fouquet, histérica y maniática, se ha casado con un Rougon jardinero y ha tenido por amante a Macquart, contrabandista y bo­rrachín. En la segunda generación, ya hay entre los hijos un alcohólico y un tísico, y a la tercera, en un total de once indi­viduos divididos en tres familias, hay cua­tro enfermos y dos de enfermiza constitu­ción. El odio entre los Rougon, legítimos, y los Macquart, bastardos y ávidos de di­nero, se acentúa con ocasión de la revolu­ción del 1848 y de todos los acontecimientos que llevan al segundo Imperio. De los hijos legítimos de Adelaide, Pedro es el más fa­vorecido por la fortuna al casarse con la hija de un comerciante en aceite; Eugenio va a París a buscar fortuna; pronto le sigue Arístides para abrirse camino en el perio­dismo, y sólo el bueno y tranquilo doctor Pascual se queda en el pueblo para estudiar las ciencias naturales sin preocuparse de hacerse una clientela. De los Macquart, Antonio tiene tres hijos: Lisa, Gervasia y Juan, que es republicano por sus senti­mientos democráticos y por ambición, pero más que otra cosa le guía el odio hacia los Rougon, que intentan encaramarse con la ayuda de los nobles y los curas.

Las jorna­das de diciembre de 1851 incitan a una nueva lucha a las dos familias adversarias: los Rougon son partidarios de la acción res­tauradora del Príncipe Presidente, y en más de una ocasión se vanaglorian entre sus paisanos — incluso con luchas fingidas y con traiciones — de haber salvado el orden con­tra los facinerosos. Tampoco Macquart quie­re ser menos: por dinero lleva a sus com­pañeros republicanos a una celada, y la muerte de algunos de ellos coloca a Pedro Rougon al frente de la situación, como sal­vador. Solamente el delicado y sincero jo­ven del linaje de los Macquart, Silverio, siente la idea republicana con toda su pu­reza: lucha por los obreros y organiza ban­das armadas en el campo. Florece un idi­lio entre él y Miette, hija de un contra­bandista condenado a la cárcel por haber matado a un gendarme; él la protege y Miette se convierte en la heroína de los rebeldes y, en un combate con los soldados recién llegados, muere envuelta en la ban­dera roja de la revolución. El muchacho es hecho prisionero y, aunque podría ser sal­vado por su tío Pedro, es abandonado a su destino y asesinado por venganza por un gendarme, mientras los Rougon procuran obtener riquezas y situaciones a la llegada del prefecto napoleónico. Es notable la pri­mera parte, que sienta las premisas del ciclo y narra las aventuras de los Rougon y los Macquart desde fines del siglo XVIII hasta el 1851, señalando el paso de la riqueza agrícola a la pequeña y a la gran burgue­sía, con su sed de poder y de riquezas. El idilio de los dos jóvenes y la lucha entre rebeldes y reaccionarios en Plassans forma la parte más viva del libro; pero la madeja de los sucesos familiares y el intencionado contraste de los caracteres y de los am­bientes sociales confieren pesadez a la na­rración.

C. Cordié

Una epopeya pesimista de la naturaleza humana. (Lemaitre)