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La Alegría de Vivir

Escrito en OPINIÓN el

Una apuesta por la vida

Desde hace algunos días hemos estado comentando sobre la ludopatía, una de las adicciones que tiene un tiempo de mucho peligro en diciembre y enero, disparándose por los juegos de la NFL en sus rondas de finales, hasta llegar al Super Tazón, la segunda semana de febrero y que requiere ayuda porque es una enfermedad silenciosa que puede tener consecuencias fatales.

Le llamamos una adicción silenciosa porque a veces es muy difícil de percibir por externos y porque provoca verdaderos infiernos en la mente de quien la padece y ocasionalmente pasa mucho tiempo hasta que la gente cercana a ellos pueda darse cuenta para ofrecer apoyo.

A diferencia de una adicción por consumo de sustancias en las que los efectos tóxicos físicos son visibles de múltiples formas, la adicción al juego de apuestas puede no presentar signos orgánicos perceptibles, lo que complica que las personas alrededor del enfermo puedan ayudarle.

Son las conductas y estados de ánimo variables que generan angustia y ansiedad lo que puede delatar a un jugador que está en problemas, particularmente cuando sus deudas crecen, su forma de pagarlas se dificulta y comienza a tomar decisiones que hacen notorio que algo anda mal, como pedir prestado, mentir, robar y por supuesto seguir apostando con la fantasía de que la próxima es con la que se va a recuperar, abriendo un pozo sin fondo que muchas veces tiene resultados mortales cuando la persona piensa que no hay salida para enfrentar sus problemas financieros.

La situación imperceptible se vuelve más complicada aún, cuando estamos hablando de un jugador en línea, de apuestas deportivas en books o modalidades similares, que no implican asistir a un casino o pasar horas en una mesa de juego, sino que solo le basta a través de su internet o su dispositivo móvil y de darle seguimiento a los resultados en diferentes plataformas digitales o en televisión, convirtiéndose en algo tan personal que muchas veces la misma familia vive sin darse cuenta, hasta que comienzan las consecuencias mayores inevitables.

n el consultorio hemos tenido casos donde sólo el adicto está consciente de sus problemas y los mantiene en secreto por largo tiempo, lo que eventualmente puede impedirle acceso a una red de apoyo, por lo que siempre sugerimos pedir ayuda profesional, seguir un tratamiento específico y buscar a las personas que pueden entender su enfermedad, contenerle y acompañarle mientras va haciendo un plan de pagos para enfrentar las deudas acumuladas y se mantiene en abstinencia de jugar, sugiriéndoles que elijan mejor una apuesta por la vida, por una vida saludable.