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Seis mujeres de Elda (Alicante) ven cómo su vida se trastoca cuando la policía encuentra el cadáver de una de sus compañeras de instituto, desaparecida durante el viaje de fin de curso a Mallorca, que realizaron 25 años atrás. Resurgen entonces sentimientos como la culpa y el miedo, con los que han convivido, y la sospecha, porque ¿quién mató a Mati?
Este es el argumento de ‘Las largas sombras’, debut en la dirección de series de la cineasta Clara Roquet (Goya a Mejor Dirección Novel en 2022 por ‘Libertad’), basada en la novela homónima de Elia Barceló, que se estrena el 10 de mayo en Disney+. Se dejará la piel en resolver el caso, Paula, la hermana de la fallecida y comisaria de policía, a quien da vida Irene Escolar. Precisamente a ella le hemos pedido que entreviste a tres de las actrices que encarnan a las posibles asesinas. Este es el resultado de la conversación que ha mantenido con Elena Anaya, Belén Cuesta y Marta Etura.
Irene: Escolar ¿Cuál ha sido el momento más divertido de las grabaciones de ‘Las largas sombras’?
Belén Cuesta: Yo tengo muchos, pero no puedo contarlos porque haría spoiler.
Marta Etura: Un momento que sí se puede contar y es divertido-desesperante es la primera cena de todas las chicas. Empezábamos a hablar y pasaba un tren, se oía un pájaro carpintero, un helicóptero…
Elena: Y eso a las tres de la mañana.
Belén Cuesta: También nos reímos mucho en la escena de la fiesta de Moros y Cristianos, en el bar con Jorge Usón y Ana Rayo, disfrazados.
Marta Etura: Sí, Jorge es muy divertido.
Irene Escolar: ¿Qué escena tuvisteis que repetir más veces?
Belén Cuesta: Elena y yo tenemos una de la que no podemos dar muchos detalles, pero sí que tuvimos que grabar una y otra vez debido al viento, aquello era un huracán. Al final la repetimos al día siguiente y, no porque nosotras lo hiciéramos mal (risas).
Elena Anaya: Básicamente fue porque era difícil no salir volando y estábamos en un lugar en el que era mejor no caerse. Llevábamos un arnés por seguridad y apenas nos oíamos. Recuerdo a Belén que se puso la capucha para evitar que el pelo le molestara. Y creo que fui la única que me di cuenta cómo se le movían los mofletes cuando hablaba.
Irene Escolar: ¿Qué travesura se os pasó por la cabeza que no llegasteis a hacer?
Marta Etura: Esta podría responderla Belén, que es la más traviesa. Yo me acuerdo del día de la fiesta de Moros y Cristianos que íbamos a un restaurante. Antes de empezar a rodar, para situarnos en ese ambiente festivo de ji, ji, ja, ja, nos pusimos a bailar y cantar y dijimos ¿por qué no entramos así?, pero al final no lo hicimos.
Elena Anaya: Clara a veces me decía que para que Rita, mi personaje, saliera de esa situación en la que todo le cuesta tanto, “ardilleara un poco”, nunca me habían dicho eso, me encantó. Un día, eran las tres de la mañana, grabábamos una escena en la que Rita, que tiene insomnio, no quiere quedarse ni un segundo más donde está pero debe quedarse. Yo siempre llevo en el bolso algo para comer, aquella noche tenía nueces pecanas y empecé a comerlas como homenaje a la ardilla. El equipo no entendía nada, y el director de arte solo decía que él no tenía nueces y que, como yo necesitara más, a ver qué íbamos a hacer.
Irene Escolar: ¿Qué apodo pondríais a vuestras compañeras?
Elena Anaya: A mí me llama Ardilla una amiga desde niña.
Belén Cuesta: Yo a Marta la llamaría La niña de Donosti, me he reído muchísimo con ella, de repente se pone como muy flamenca, es muy divertida.
Marta Etura: A Belén, la encantadora.
Elena Anaya: Sí, de serpientes. Y a Irene, que es la comisaria, La Comi.
Marta Etura: O La Junior, que para eso es la más jovencita.
Irene Escolar: Director o directora que más os ha impuesto antes de trabajar con él.
Belén Cuesta: Yo creo que un poco todos, porque al principio no sabes cómo trabaja, si te va a permitir preguntar, si no… Es el típico miedo de lo desconocido.
Elena Anaya: A mí también me imponen todos, da igual que sea novel o Pedro Almodóvar. Es verdad que cuando giras y ves a Woody Allen dices, “¡hostia!, que está ahí Woody Allen, sus gafas, sus zapatos, y me está hablando”, pero creo que imponen todos. Trabajamos para ellos, aunque luego el resultado llega al público, pero es a esa persona a quien debes convencer, la que debe creer lo que estás contando. Es tu juez.
Marta Etura: Manuel Gutiérrez Aragón en ‘La vida que te espera’ (2004). Yo era muy jovencita, tenía 22 años y estaba empezando. Él tenía una trayectoria increíble y además es un señor grande, me imponía mucho. Para colmo, no nos dejaba ensayar, consideraba que se perdía la espontaneidad, “yo quiero que todo sea fresco”, decía. Llegabas al rodaje sin saber si la propuesta que traías le iba a gustar, le iba a encajar, o qué. Los primeros días solo pensaba, “Dios mío, y ahora tengo que ponerme delante de este señor, que es quien es, y hacerlo bien”. Y, sin embargo, fue un rodaje maravilloso, lo amo con locura, porque hacía una toma y decía “muy bien, esto es oro”, o “esto no”, iba ajustando tu trabajo. A los pocos días, el susto se me había pasado y todo fue un placer enorme. ‘La vida que te espera’ es uno de los mejores rodajes de mi vida.
Irene Escolar: La mayor travesura que hicisteis durante el viaje de fin de curso.
Marta Etura: En el viaje de fin de curso de COU, mi grupo de amigas, éramos cuatro, nos quedamos en la habitación viendo una peli y comiendo palomitas, que nos parecía un planazo. El resto de la clase la liaron parda en otro cuarto, habían comprado bebida, la echaron en la bañera, se metieron en ella… Nos echaron del hotel.
Elena Anaya: Nosotros nos fuimos a Italia, estábamos mucho tiempo en el autobús, y teníamos mucho tiempo para hacer muchas gamberradas. También, para dormir, porque había que aprovechar el tiempo.
Belén Cuesta: Esta es de cuando terminé en la ESAC, la escuela de actuación, en Madrid. Unas amigas y yo organizamos todo para irnos de interraíl por Europa, y una de ellas se rompió una pierna justo una semana antes del viaje. No quería ir pero el resto dijimos que la llevábamos en silla de ruedas, sin ningún problema, que teníamos que ir todas. Fue muy divertido y, no sé si lo calificaría de travesura, pero se nos cayó alguna vez.
Irene Escolar: ¿Cuál ha sido el interrogatorio más duro de vuestra vida?
Elena Anaya: En una aduana en Estados Unidos. Fue horrible, iba a hacer una película indie, sin visa, y como, además, me había pagado el billete Universal porque tenía que hacer pruebas de prótesis para ‘Van Helsing’, les comenté que iba a ponerme colmillos. Los agentes no veían nada claro y me llevaron a la sala de inmigración, donde no tienes posibilidad de hacer llamadas, ni nada. Me tuvieron allí unas diez horas. Hay personas a las que les suele pasar este tipo de cosas, yo soy una.
Marta Etura: A mí también me pasó en una aduana. Iba con un chico y, cuando llegamos, unos empleados del aeropuerto nos dijeron que los acompañáramos. Nos metieron en un cuarto, un poco en plan la película ‘Upon Entry’, y empezaron a hacernos preguntas. Nosotros solo queríamos saber qué pasaba, y no nos lo decían. Ellos solo preguntaban. Después de tres horas de interrogatorio y de sufrimiento, nos dejaron salir y nos explicaron que mi compañero se llamaba igual que un tipo muy peligroso, y hasta que no comprobaron que no era él no pudimos marchar.
Marta Etura pone fin a este 'interrogatorio', todo un lujo como lujo es también el vídeo que la banda de música Ginebras ha grabado para la serie (de gran relevancia en la trama al unir pasado y presente), versionando el tema 'Cómo hemos cambiado', el clásico de los 90 de Presuntos Implicados.
