La zona metropolitana de Londres es, probablemente, el gran tesoro por descubrir para los turistas que se acercan cada año. Lugares tan dispares como el parque de Richmond o Kew Gardens son algunos de los puntos que enriquecen la vida cultural y de ocio de la capital de Reino Unido. Además, hay gran variedad de pueblos que, gracias al expansionismo británico, se han ido adhiriendo a la gran ciudad. Uno de ellos es Kingston Upon Thames, un coqueto paraíso arquitectónico bañado por uno de los puntos más bellos del río Támesis.
Para llegar lo mejor es el servicio de trenes South Western Railway, que ofrece transporte directo en tan sólo media hora desde las estaciones de Waterloo y Vauxhall. Una vez allí la oferta es múltiple. Destaca la plaza principal que alberga un mercado que te hará recordar tiempos pasados. En la época navideña se pone especial empeño en que luzca lo mejor posible. Los amantes de las tiendas encontrarán un gigantesco centro comercial con las mejores marcas.
Kingston pone a disposición del visitante multitud de ofertas de ocio
Edificios blancos con soportes de madera, multitud de pubs y restaurantes, museos y teatros son algunas de las opciones de ocio que pone a disposición del visitante este pueblo. Tras una vuelta por la plaza principal, las estrechas callecitas y la Iglesia, toca caminar junto al río, donde puedes disfrutar de los cisnes, patos y gaviotas. El puente que cruza a la otra orilla es sencillamente soberbio: elegante, tradicional y grandioso. Y ahí es donde está el diamante en bruto: el discreto parque de Hampton.
Hampton Court, que realmente pertenece al municipio de Richmond, es el Versalles de Londres. Originariamente fue construido para un cardenal, pero acabó en manos de Enrique VIII en torno al 1529. Es un castillo compuesto por cuatro grandes patios y destaca por su belleza, su interior cuenta incluso con obras de Tziano. Fue la residencia de este monarca británico desde 1536 y en él se han celebrado varias coronaciones reales. Además, existe una leyenda ya que el Rey Enrique ordenó la muerte de varias de sus esposas y, Catherin Howard, una de ellas, logró escapar. Fue decapitada días más tarde y en el pasillo donde fue atrapada por los guardias se cuenta que aún se escuchan sus gritos. Tanta intensidad cobró este fenómeno que hasta la mismísima Isabel II designó en 2001 a un grupo de científicos para detectar la actividad paranormal.
Sin poner en duda la belleza del centro de Londres, hay que destacar que son muchos los puntos que destacan por su encanto y por no ser excesivamente conocidos. Eso los convierte en lugares tremendamente atractivos, sin el sobrecargo habitual de los turistas y con la magia de la cultura británica. Kingston es uno de los ejemplos.
