Kim Basinger cumple 70 años: estos son los momentos que han marcado su carrera y su vida | Gente | EL PAÍS
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Kim Basinger cumple 70 años: estos son los momentos que han marcado su carrera y su vida

La actriz lleva décadas protagonizando titulares de toda clase: de ser un mito erótico en los ochenta a comprar una ciudad en Georgia o protagonizar uno de los divorcios más mediáticos del siglo. Alejada de la gran pantalla, este año se ha convertido en abuela por primera vez

Kim Basinger
Kim Basinger en la alfombra roja de una gala por el bienestar animal, en Beverly Hills (California), en octubre de 2019.Tibrina Hobson (Getty Images)

“Oh Dios mío... ¡Gracias!”, sollozaba una emocionada Kim Basinger al recoger el Oscar por su papel en L.A. Confidential en 1998. “Si alguien tiene un sueño, que lo persiga; siempre se hacen realidad”, aseguraba, entre lágrimas, frente a los miembros de la Academia del Cine de Hollywood. 25 años después, este viernes, la actriz cumple 70 años convertida en parte de la historia del cine, pero también de la moda y de la música. Su vida ha acaparado titulares en todas las cabeceras internacionales, pero hace ya un tiempo que poco se sabe de la mujer que encarnaba el término sex symbol en la década de los ochenta del pasado siglo.

En 1983, una portada en la revista erótica Playboy le abrió las puertas del cine. Poco después conseguía un papel en una de las sagas cinematográficas más longevas y exitosas. La actriz, que nació en 1953 en Athens (Georgia), devolvió las curvas al canon de belleza, primero como chica Bond en Nunca digas nunca jamás (Irvin Keshner, 1983) y después interpretando a una galerista de arte que redescubre su sexualidad a través del sadomasoquismo y las cerezas con miel en Nueve semanas y media (Adrian Lyne, 1986).

La personalidad de Basinger ha estado en el punto de mira durante toda su carrera. Pero la mujer que elevó la temperatura de medio mundo es tímida y ha sufrido miedo escénico durante toda su vida profesional. La actriz no ha ocultado nunca que ha padecido mayúsculamente las consecuencias de la fama. Ha sufrido frecuentes ataques de ansiedad y agorafobia, una situación con la que ha tenido que luchar durante años y que, en ocasiones, le ha provocado tener que recluirse durante meses en casa. “Todavía me pongo ansiosa a veces, pero ya no me paraliza como solía”, afirmó en una entrevista en 2022, tal como publica el diario británico Daily Mail.

Luces y sombras de ‘Nueve semanas y media’

Kim Basinger salió llorando de su prueba de casting para Nueve semanas y media en 1986. Tras llamar a su agente para gritarle que se sentía humillada, y que había sido la peor experiencia de su vida, se encontró en su casa una nota del director Adrian Lyne, rodeada de 24 rosas rojas. El resto es historia: aceptó el papel que la catapultó a la fama mundial. Pero no por lo que ella esperaba, sino por su belleza física. La escena de la película en la que hacía un striptease frente a un jovencísimo Mickey Rourke la llevó a convertirse, a finales de los ochenta, en mito erótico, pero también la persiguió para siempre. La huella que dejó en su carrera y su vida aún continúa. “Yo solo quería levantarme y largarme”, llegaría a confesar la actriz estadounidense, que tenía 33 años cuando se rodó la película.

Mickey Rourke, Kim Basinger
Mickey Rourke y Kim Basinger, en un fotograma de la película 'Nueve semanas y media' (1986).

El filme se convirtió en uno de los más taquilleros de la década de los ochenta. Sin embargo, su rodaje casi acaba con la actriz. Fue víctima de bofetadas, drogas y maltrato psicológico. El propio director contaba con orgullo al periódico The New York Times que en una de las escenas Rourke agarró a Basinger del brazo con fuerza. A pesar de sus súplicas, no la soltó mientras ella gritaba, lloraba y lo golpeaba. El actor le soltó el brazo por fin, pero a continuación le dio una bofetada. Ella sufrió un ataque de pánico. “Hubo momentos en los que quería dejarlo todo, en los que me planteaba si [Adrian Lyne] era un hombre enfermo o si todos nosotros éramos unos enfermos por prestarnos a ello. Pero al final me enfrenté a mi miedo y lo atravesé”, confesaba la actriz en una entrevista para el mismo diario estadounidense durante los noventa. Para rodar ese filme, la actriz renunció a protagonizar Durmiendo con su enemigo, dirigida por Joseph Rube en 1991. “¿No es curioso?”, afirmó entonces Basinger, “luego me fui precisamente a dormir con el enemigo”. Finalmente, el papel lo encabezó Julia Roberts.

Un Oscar y un Razzie

Desde su debut en Hollywood en los setenta, Kim Basinger ha sido elegida frecuentemente para hacer frente a papeles basados en su apariencia. La mayor parte de ellos se centraron en mujeres fatales, intereses amorosos y personajes de suspense erótico. Ella misma ha hablado en múltiples ocasiones sobre cómo se ha sentido un objeto sexual. Según la página web estadounidense Rotten Tomatoes, que almacena críticas y reseñas de cine y televisión, la actriz ha hecho cuatro veces más películas malas que buenas. En total, tiene solo seis películas que obtuvieron puntuaciones positivas tanto de la crítica como del público en general.

De hecho, Kim Basinger ha estado nominada en seis ocasiones a un premio Razzie, los galardones anuales que premian a los peores actores y actrices de Hollywood. La séptima vez que estuvo nominada se hizo con el premio: fue por su papel como actriz de reparto en 50 sombras más oscuras (2017).

Kim Basinger
Kim Basinger en la 70º edición de los Oscar después de conseguir su primera y única estatuilla, en Los Ángeles, en 1998.Steve Granitz (WireImage / Getty)

Fue casi dos décadas antes cuando alcanzó el sueño de cualquier intérprete. El mismo año que la película de James Cameron Titanic consiguió nada más y nada menos que 13 galardones en los premios Oscar, y Robin Williams se hacía con su primera y única estatuilla, Kim Basinger consiguió su Oscar a mejor actriz. Fue gracias a su papel en L.A. Confidential, una película de suspense dirigida por Curtis Hanson en 1997.

Un divorcio tormentoso con Alec Baldwin

En 1998, Kim Basinger afirmaba, ante los millones de seguidores de la gala de los Oscar, que agradecía a Alec Baldwin, su marido y padre de su única hija, su apoyo incondicional en su carrera cinematográfica. 10 años después, tras un agrio divorcio y 3,5 millones de euros en abogados, los gritos del también actor protagonizaron múltiples titulares en la prensa internacional. Esta vez por culpa de un mensaje donde Baldwin insultaba a la hija de ambos, entonces de 13 años, durante su proceso de divorcio: “Cerda desagradecida e insensata”, se le escuchaba decir.

Kim Basinger, Alec Baldwin
Kim Basinger junto a su entonces marido, Alec Baldwin, en Los Ángeles, el 6 de febrero de 1992. Vinnie Zuffante (Getty Images)

Tras casi una década de matrimonio (1993–2002), el divorcio no fue sencillo. Y más cuando la pareja tuvo que hacerlo bajo los focos de miles de paparazis que se acumulaban a las puertas de los tribunales. Fue una separación larga, y compleja. Los dos luchaban por conseguir la custodia de su única hija, Ireland Baldwin. La amistad resultó imposible. Unos años más tarde, las consecuencias seguían vivas. En 2006, Baldwin llevó a Basinger nuevamente a los tribunales por supuestamente violar los términos de custodia, tal como la revista People publicó entonces. El tribunal sentenció que la actriz mentía, por lo que se enfrentó a una multa de más de 12.000 euros y otras consecuencias legales.

Una carrera musical que nunca despegó

Kim Basinger, Prince
Kim Basinger, junto a su entonces pareja, el cantante Prince, en 1998.Kypros (Getty Images)

Kim Basinger ha sido una apasionada por el canto toda su vida. En numerosas ocasiones ha tratado de desligarse de su carrera como actriz para triunfar en la industria musical; pero nunca lo ha llegado a conseguir. A principios de los años noventa lanzó un puñado de sencillos, que en su mayoría eran versiones o colaboraciones con otros artistas más consolidados, como Ozzy Osbourne o Prince. Con este último se animó a grabar en 1989 un álbum completo titulado Hollywood Affair, que nunca fue publicado de forma oficial. El álbum se filtró clandestinamente en Alemania en 1997, y aún se puede encontrar en internet. La relación entre ambos artistas fue especialmente polémica, de lo que se hicieron eco los medios de comunicación. Tal fue la pasión suscitada entre ambos, que Basinger renunció a su vida en Hollywood y se trasladó a la mansión del músico en Minneapolis. Su familia estuvo en desacuerdo con la relación en todo momento, puesto que pensaban que Prince no dejaba a la actriz pensar ni actuar con claridad. Un día se presentaron en la mansión, cuando constataron que Prince no estaba presente, y se llevaron a la fuerza a la intérprete de vuelta a California, tal como Page Six confirma.

Una ciudad entera para ella

Cuando el dinero entraba sin límite en su cuenta corriente por protagonizar películas, portadas y entrevistas en los medios de comunicación, Kim Basinger compró Braselton, una ciudad entera en su Estado natal, Georgia. Era 1989, y su objetivo fue crear un parque temático dedicado a Hollywood, modernizar sus edificios y propulsar el turismo en la zona. Sin embargo, el proyecto nunca llegó a hacerse realidad, pues la elevada indemnización que se vio obligada a pagar tras negarse a cumplir con el contrato de una película que se comprometió a protagonizar la obligó a venderlo por mucho menos de lo que le había costado, según publica el medio estadounidense Looper.

Braselton, la ciudad en cuestión, es una localidad rural con menos de 500 residentes. Y tal como informa la BBC, la actriz pago más de 20 millones de euros por conseguir ser la dueña oficial del terreno habitado. Cuando quiso salir del acuerdo firmado y buscó otro comprador, acabó vendiéndolo por alrededor de un millón de euros, perdiendo la mayor parte de su inversión. Años después, Los Simpson harían un guiño a este proyecto empresarial frustrado con Homer montando una especie de museo de las estrellas en el jardín de los Baldwin.

Apartada del cine y su lucha contra el maltrato animal

Kim Basinger intentó con verdadero ahínco conseguir papeles más serios acordes a sus dotes como actriz, pero la sombra de su desnudo en la escena de Nueve semanas y media la ha perseguido hasta hoy. Su talento ha permanecido en las sombras mientras otras intérpretes de su época han conseguido reengancharse gracias al auge de las series de televisión que han sacado del olvido a algunas de sus compañeras de generación. Aun así, a Kim Basinger no parece desesperarle demasiado vivir apartada de la interpretación. Aceptó el papel en Cincuenta sombras más oscuras por la insistencia de su hija Ireland, y el brillo de las bambalinas no parece crearle inquietudes. “No siento presión por no estar donde solía”, afirmó en una entrevista. “Lo estuve y fui muy afortunada, pero sería muy triste querer tener 20 años otra vez”.

Kim Basinger
Kim Basinger y Jamie Dornan, en 'Cincuenta sombras más oscuras' (2017).

El último trabajo que destaca en su ficha de la conocida web Imdb es su participación en el corto de animación Back Home Again (2021). Y tampoco se la ve en eventos públicos ni alfombras rojas en Hollywood ni en ningún otro lugar. De hecho, la mayoría de las noticias que aparecen bajo su nombre en la web de la revista People ya no son sobre ella, sino sobre su hija Ireland, que la ha convertido en abuela por primera vez este 2023. Quizá ahora viva apartada de la gran pantalla, pero lo que no ha cambiado en estas décadas es su lucha contra el maltrato animal. Basinger es vegana desde los ocho años y activista por los derechos de los animales. Una de sus frases más conocidas al respecto es: “Si pudieras sentir o ver el sufrimiento, no lo pensarías dos veces. Devuelve la vida. No comas carne”. La descripción que hace de ella misma en su cuenta de Instagram, en la que acumula poco más de 300.000 seguidores, lo deja claro: “Actriz que espera que algún día toda la humanidad trate a los animales con el respeto que se merecen”.

Sobre la firma

Jesús Delgado Barroso
Redactor en la sección de Gente, Estilo de Vida y El Viajero. Es de Sevilla. Graduado en Periodismo por la universidad hispalense, pasó por las redacciones de la Cadena Ser en Andalucía y el Diario de Sevilla para acabar como becario del Máster UAM-EL PAÍS en la redacción de Madrid.
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