Ángel Martínez García-Posada, arquitecto y comisario de la XVI Bienal Española de Arquitectura y Urbanismo (BEAU) junto con María González García, Juan José López de la Cruz, fue el encargado de cerrar el ciclo de ponencias organizadas por el Grado en Fundamentos de la Arquitectura de la Universidad Nebrija.
El profesor de Fundamentos de la Arquitectura comenzó su conferencia recordando cómo ha crecido la Bienal. “De ser un recopilatorio de obras ha evolucionado hasta convertirse en todo un acontecimiento. Los arquitectos de nuestra generación nos hemos educado en la admiración de los proyectos que seleccionaba la bienal, soñábamos con que viajaran a nuestras ciudades”, confesó.
Sintiéndose un pelín cojo, puesto que se le hacía extraño hablar de un proyecto compartido sin tener al lado a los otros dos comisarios de la Bienal, Martínez se propuso explicar a los alumnos y alumnas la esencia de su propuesta para la XVI Bienal Española.
Soluciones más allá de lo inmediato
Con su propuesta Me–dio Pla–zo este trío de profesionales pretende poner el foco en aquellos proyectos que, además de aportar soluciones para las demandas arquitectónicas del presente, sean capaces de pensar más allá de lo inmediato. Sobre todo, albergando estrategias operativas expandidas que permitan insinuar un porvenir mejor. “En Arquitectura resulta fundamenta entender que estamos ante una disciplina que opera a través del tiempo. Un proyecto debe intuir las cosas que sucederán en el futuro”, señaló.
Así, el profesor tiró de erudición y de los conceptos que enseña en sus clases para recordar a los presentes que “desde el momento en el que el ser humano es capaz de producir fuego se inicia un proceso de socialización. En torno a la idea del fuego surge la arquitectura” añadió.
Entre un caballo y otro de la Cueva de Chauvet hay 5.000 años de años de diferencia.
Para explicar la relatividad del tiempo en su disciplina recordó dos momentos complementarios que surgen en la Cueva de Chauvet. Los expertos descubrieron dos tipos de dibujos. Entre un caballo y otro hay 5.000 años de diferencia. Estamos ante una obra de arte colectiva que a nosotros nos llega de forma anónima”, subrayó.
Conectar con la ciudadanía
La Bienal es un evento que se proyecta desde la Arquitectura, pero que pretende conectar con la ciudadanía. Otro ejemplo sobre en el que se basaron a la hora de explicar el lema de la propuesta, Me–dio Pla–zo, fue el proyecto de Joseph Beuys 7.000 robles. Una perfomance creada para la séptima edición de la Documenta en 1982.
La Documenta es la muestra de arte contemporáneo más importante a nivel mundial que se realiza cada 5 años en la ciudad de Kassel, Alemania. La obra consistía en una enorme pila de 7.000 bloques de roca de basalto colocada frente a la entrada del museo Fridericianum, sin ninguna información y con una única instrucción, que las rocas solo podrían moverse si se plantaba en su nueva ubicación un roble. Hasta que los 7.000 robles no estuvieran plantados, las rocas de basalto seguirían ahí, creando consciencia en la mente de autoridades y ciudadanos.
7000 Robles (1982) de Joseph Beuys (Documenta).
La muerte le impidió acabar con la tarea. Murió cinco años antes de que se pudiera dar por concluida la obra. “El último roble lo plantó su hijo”. Hoy, los robles siguen creciendo como muestra de la fusión del arte, la vida y la escultura social, algo que caracterizaba el discurso del artista alemán.
La Bienal sevillana
Desde este binomio presente-futuro se han concebido tanto la elección de la sede como el diseño del programa expositivo que ésta albergará. La sede simboliza en la ciudad de Sevilla la capacidad de la arquitectura como motor de cambio. Sin duda, la Real Fábrica de Artillería, que se encuentra en medio de un proceso de transformación que mejorará a medio plazo al entorno donde se ubica, es una muestra clara de la importancia del trabajo presente, pero pensando en el futuro.
‘Lovell Health House’, diseñada y construida por Richard Neutra (Wikipedia).
Los comisarios se han dejado influir por las teorías de Dennis Oppenheim y su arte conceptual o por procesos de creación como el de la Lovell Health House, diseñada y construida entre 1927 y 1929 por Richard Neutra. “Un proyecto que fue un icono sobre el papel, sobre el terreno y hoy es una pieza fundamental de la arquitectura”, recalcó Martínez. Sí, se trata del casoplón de L.A. Confidential, la película que lanzó al estrellato a Russell Crowe. “Una Bienal de Arquitectura debe entender el equilibrio. Entre Altamira y Picasso hay un sentido de evolución rabiosos, pero todo tiene que ver con todo”, recalcó.
Doble dimensión del tiempo
El programa expositivo está orientado hacia esa doble dimensión temporal reflejando no solo la concreción material de los proyectos, sino también sus ambiciones y aspiraciones en un periodo más amplio.
Las arquitecturas seleccionadas para componer la XVI BEAU girarán en torno a cinco horizontes que servirán para concebir un orden narrativo a esta edición. A saber:
- Nuevos programas, proyectos que proponen nuevas formas de organización funcional.
- Acciones comunes, intervenciones que señalan nuevas lecturas de los lugares colectivos.
- Raíces locales, proyectos que establecen estrategias tipológicas, lingüísticas y constructivas que alumbran cómo podrían ser interpretadas la tradición y la cultura local en un futuro inmediato.
- Lógicas constructivas, iniciativas en las que la construcción es ideada como un sistema que establece sus propias lógicas.
Escalas precisas, estrategias urbanas que amplían las escalas en las que la arquitectura puede mejorar la relación de las personas con el medio.
Insistiendo en el tema del tiempo, herederos de las teorías de Le Cobusier, que denominó a la nueva casa como la máquina de habitar, y de la maleta dadaísta de Marcel Duchamp los proyectos se presentarán en una caja. “En una parte estará el tema técnico y en otra se expondrán objetos que cuenten la intrahistoria del proyecto”, explicó el comisario.
“Queremos que la Bienal se acerque a un público que potencialmente no está instruida en los conceptos técnicos”, concluyó.
