Jude el oscuro – Thomas Hardy

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Jude el oscuro - Thomas HardyLa publicación de Jude el oscuro en 1895 estuvo marcada por la polémica —incluso un obispo llegó a quemarla públicamente—, debido al planteamiento que Thomas Hardy realizó en ella sobre el matrimonio, el sexo y el ostracismo al que la sociedad condena a aquellos que no aceptan vivir según sus normas.

Jude Fawley tiene desde niño la aspiración, a pesar de su formación autodidacta, de obtener un título universitario. Sus planes se verán truncados por un matrimonio precipitado con una joven que acabará por abandonarle. Más tarde conocerá a su prima Sue Bridehead, con la que le une una gran afinidad espiritual. Sue realizará también un matrimonio desafortunado, aunque logrará que su esposo le conceda la libertad para convivir con Jude. Pero cuando los dos amantes emprendan por fin su vida en común, numerosos sinsabores les estarán aguardando, dado que la sociedad no acepta su unión de hecho.

Esta intrincada trama da al autor ocasión de presentar sus tesis de manera amena y ejemplificada: para Hardy el matrimonio no debería ser un contrato irrevocable que obligue a amar de por vida a una persona; si el amor se acaba, aunque la convivencia continúe, la esencia del vínculo matrimonial ha sido adulterada y carece entonces de validez. Por otra parte, si el amor existe y la pareja convive en armonía, un contrato de carácter social o eclesiástico, sobra.

La realidad del fin (o de la ausencia) del amor en el matrimonio, que la sociedad obvia, es un tema recurrente en Jude el oscuro. Hardy recoge varios tipos de matrimonios sancionados por la sociedad pero destinados al fracaso desde el principio: aquellos que son consecuencia de relaciones sexuales esporádicas, o bien los matrimonios de conveniencia.

Cuando Jude se casa con su primera mujer, lo hace obligado por un convencionalismo social: ha mantenido relaciones con la joven y ésta ha quedado en estado. Jude sin embargo siente que sobre él se ha cerrado una trampa: un instinto natural, como es el deseo sexual, es castigado por la sociedad con la obligación de vivir para siempre con una persona con la que no se comparte otra afinidad que la del deseo.

Por su parte, Sue da voz a las mujeres que se casan «por la dignidad que les confiere y las ventajas sociales que consiguen». Aunque ese no es exactamente el caso de Sue, a través de ella —un personaje conflictivo, inteligente, voluble e hipersensible— el autor hace visible la situación de la mujer, cuyo único destino socialmente aceptable es el matrimonio. Y, sin embargo, el matrimonio la anula totalmente como persona, convirtiéndola en un ser pasivo, supeditado a la voluntad del marido. Como bien señala la joven con ocasión de la ceremonia de su propia boda, mientras el novio elije a su esposa por propia voluntad, la novia es entregada por otro varón, como si fuera un animal doméstico sin voluntad propia.

Para completar este caleidoscopio de perspectivas sobre el matrimonio, Thomas Hardy se vale de Phillotson, el marido al que Sue abandona. Mientras Jude asume con cierto alivio que su mujer le deje, pues no la amaba, Phillotson representa al hombre que sí ama a la mujer que decide poner fin a su convivencia.  Aunque representa los convencionalismos —a fin de cuenta se beneficia de su posición social para conseguir una mujer joven y bonita—, su sentido de la justicia le obliga aceptar la realidad de que obligar con la ley en la mano a permanecer a su lado a una mujer que no le ama, es pervertir la esencia de un vínculo que es sagrado precisamente porque es (o debería ser) voluntario. Sin embargo, también pagará caro el atreverse a saltarse las normas sociales.

Jude el oscuro es una maravillosa novela, con personajes contundentes cuyas vicisitudes hacen vibrar al lector; pero su mayor virtud es una trama atractiva que, además, sirve de manera milimétrica a los intereses del autor para desarrollar sus ideas sobre el matrimonio. Las tesis que se defienden en Jude el oscuro hoy pueden parecernos obvias, algunas incluso anticuadas; sin embargo, hubo un tiempo en que fueron consideradas radicales: recordar de dónde venimos nunca está de más.

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4 COMENTARIOS

  1. pues yo creo que el personaje de niño suicida encaja perfectamente en la historia. Una relación que se salta los convencionalismos y las leyes que aparentemente es buena, crea una situación de inestabilidad, de inseguridad, de desprotección que lleva al suicidio y a la destrucción de esa relación.
    Y sobre todo creo que el «error» no es la institución del matrimonio sino de llegar al matrimonio de «rebote».

  2. Hay sin embargo en esta novela un serio defecto, la historia del niño pesimista y suicida «Padrecito Tiempo». Parece que esté escrita con el pie izquierdo, es un personaje irreal, y metido con calzador. Ahí le pudo a Hardy su militancia pesimista, me parece; igual debería haberse dedicado más a observar niños de verdad, y no los de su cabeza.

  3. Siempre me había llamado la atención la ausencia de «Jude el oscuro» en este blog literario. Y la extrañeza se incrementaba, aún más, al comprobar que sí había existido aproximación a la literatura de Hardy, pero se había optado por elegir otras obras distintas a la hoy reseñada, para mí una de las mejores, si no la mejor, del autor inglés.

    Quizás su mala fama y los problemas que la rodearon, (su autor acabó por refugiarse en su oficio, constructor y restaurador como Jude, y en la poesía), junto al cine de Polanski por su adaptación de «Tess», acabaron por encumbrar otras novelas, depositando una capa de silencio sobre ésta.

    Hoy, solodelibros hace justicia a una excelente novela. Enhorabuena.

    Cordiales saludos

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