Juan de Luxemburgo, una vida marcada por la mala relaci�n entre su mujer y su nuera

Jean de Luxemburgo, fallecido este martes a la edad de 98 a�os, fue un monarca muy respetado, adem�s de h�roe de la Segunda Guerra Mundial, en la que combati� con los aliados contra Hitler. Contribuy� a impulsar la pujanza de Luxemburgo, que se convirti� bajo su batuta en emporio financiero. Hoy es uno de los pa�ses con mayor renta per c�pita del mundo.

Sin embargo, en su vida personal tuvo que sortear m�s de un escollo familiar, dado el abierto enfrentamiento que mantuvieron su esposa, la Gran duquesa Josefina Carlota, fallecida de un c�ncer de pulm�n en el a�o 2005, y su nuera Mar�a Teresa (63), hija de su primog�nito Henry y actual consorte luxemburguesa. Apod�ndola despectivamente "la criolla", debido a su origen cubano y plebeyo que Josefina Carlota, jam�s acept�. Hasta el punto de que en al a�o 2002, tras regresar de un viaje a su Cuba natal, que abandon� a los 3 a�os, Mar�a Teresa estall� y se sincer� con los periodistas afirmando que su suegra siempre la hab�a tratado "despectivamente" por su origen plebeyo y que incluso hab�a tratado de romper su matrimonio. Declaraciones que publicaron diarios como Le Quotidien o el belga Le Soir provocando un esc�ndalo en las cortes europeas.

Una batalla sorda que a Jean de Luxemburgo, un hombre conciliador y bastante bondadoso, le parti� el coraz�n en dos mitades, ya que adoraba a sus hijos, pero tambi�n estaba profundamente enamorado de su esposa, Josefina Carlota, que era todo un car�cter. Hija mayor del Rey Leopoldo de B�lgica y hermana del posterior Soberano, Balduino, Josefina Carlota, nacida en 1927, vivi� siempre marcada por una desgraciada perdida en su ni�ez, ya que su madre, la Reina Astrid, a quien adoraba, falleci� en un accidente de coche en 1935 embarazada de su cuarto hijo. Otro suceso que la marc� fue cuando su padre, el Rey Leopoldo III, fue forzado a abdicar en su hijo Balduino acusado de colaborar con los nazis.

Por todas estas circunstancias, su matrimonio en 1953 con Juan, el heredero de Luxemburgo fue una tabla de salvaci�n a la que se aferr� para romper con su triste pasado y alejarse de su pa�s. Se conoc�an desde ni�os, y en realidad la boda fue producto de una alianza pol�tica para estrechar lazos entre ambos pa�ses del Benelux, pero no tardaron en enamorarse profundamente y fueron u�a y carne hasta la muerte de Josefina Carlota, que su marido nunca super� del todo. De este matrimonio nacieron cinco hijos: Henry, actual soberano, Astrid, Juan, Margarita y Guillermo.

Su primog�nito, Henry, actual monarca, fue educado en Luxemburgo y Francia, pero su decisi�n de matricularse en la universidad de Ginebra para estudiar ciencias pol�ticas fue determinante en su destino, ya que all� conoci� a Mar�a Teresa Mestre, una joven cubana de voluptuosos contornos, que era compa�era suya de curso. Hija de Jos� Antonio Mestre, un banquero exiliado de la revoluci�n castrista, el flechazo fue tan fuerte que, pese a la frontal oposici�n materna, se cas� con ella el 14 de febrero de 1981, d�a de los enamorados, en la catedral de Santa Mar�a de Luxemburgo. Pese a los malos augurios iniciales, Mar�a Teresa, actual consorte, supo ganarse el respeto de los luxemburgueses, algo que jam�s logro con su suegra.

Ni siquiera cuando nacieron sus cinco nietos, Guillermo, F�lix Luis, Alejandra, y Sebasti�n, hijos de Henry y Mar�a Teresa, Josefina Carlota acept� su nuera, quien tras la abdicaci�n del Gran Duque Juan, su suegro, en el a�o 2000 y ya convertida en consorte luxemburguesa, se veng� de su suegra denunciando ante la prensa su calvario. La mala relaci�n se mantuvo hasta el fallecimiento de la gran duquesa en el a�o 2005 a consecuencia de un c�ncer de pulm�n, perdida que dej� muy abatido al ya monarca em�rito, Gran Duque Juan.

Tras enviudar y hasta su fallecimiento vivi� pr�cticamente enclaustrado en el castillo de Fischbach, de su propiedad, que fue residencia del actual Soberano Henry cuando era Heredero. Desde entonces ha llenado su tiempo como hobbies como la historia, la m�sica o la bot�nica. A diferencia de otros monarcas jubilados de su generaci�n, como el Rey Juan Carlos, Alberto de B�lgica o Beatriz de Holanda, que han tenido mayor proyecci�n p�blica, Jean de Luxemburgo ha sido un ejemplo de discreci�n. Uno de los actos de mayor calado que protagoniz� tras dejar el trono fue el 5 de enero de 2011, en su 90 cumplea�os, cuando se celebr� una gran fiesta en su honor en el palacio gran ducal con un concierto de la filarm�nica, entre cuyos invitados estaban los reyes de B�lgica.

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