RESEÑA: EL VIENTRE DE NÁPOLES, MATILDE SERAO

Fuente: Undine von Reinecke

Ficha Técnica

Editorial: Gallo Nero

Traductor: Juan Antonio Méndez

Colección: Narrativas

Encuadernación: Cartoné con solapas

Formato: 14 x 19 cm

Páginas:168

ISBN : 978-84-1652933-9

*Edición descatalogada, aunque se puede encontrar de segunda mano


Sinopsis de la Editorial

Concebido como una investigación periodística a raíz de la epidemia de cólera de 1884 y en respuesta a un Gobierno ausente y poco propositivo, El vientre de Nápoles es una incursión en las luces y las sombras de una ciudad pasional, antigua y compleja.

Matilde Serao, escritora valiente y combativa, al igual que un moderno Virgilio nos enseña un escenario urbano intrincado, detallando sus problemáticas, sus tradiciones y sus costumbres. Su mirada es apasionada y analítica: entra en las habitaciones de pocos metros cuadrados donde se aglomeran familias enteras, describe los negocios de doña Carmela, la usurera «que hace temblar a hombres y mujeres», y denuncia la afición al Gioco del Lotto, verdadera plaga social que los napolitanos sin embargo viven como única esperanza de redención.

Todas estas historias cotidianas conforman un indeleble fresco social de extrema actualidad que Serao dedica a su ciudad, una carta de amor que es todo un clásico del periodismo literario.


Propuesta musical para este libro


*Crédito del vídeo: Canal de YouTube falernoducande1961

La pieza que el lector está escuchando es la Partite sopra Il Ballo di Mantova, una obra para teclado escrita por Gaetano Greco (1657-1728), compositor, organista y pedagogo musical, que está considerado como uno de los más importantes músicos de la Escuela Napolitana. Perteneciente a una eminente familia de músicos, entre los que destacan su padre Francesco Greco y su hermano Rocco Greco, Gaetano llegó a ser maestro de capilla de la gran escuela napolitana en 1699, un puesto que conservó gracias a sus méritos hasta el final de sus días. El copioso legado musical escrito para teclado que dejó le convierte en uno de los compositores que más y mejor contribuyeron a la evolución de la música napolitana barroca, justo en el periodo anterior a que entrara en escena el grandísimo Alessandro Scarlatti (1660-1727), otro prestigioso compositor del momento, y progenitor de Domenico Scarlatti (1685-1757), conocido sobradamente en España por haber sido maestro de música para la monarca Bárbara de Braganza, y por haber residido en la corte española hasta su desaparición.

Mi elección de Il Ballo di Mantova de Gaetano Greco para acompañar la reseña de hoy se debe a que su compositor, al igual que Matilde Serao, es una figura fundamental de la escena cultural dentro y fuera de su tierra natal.


Lo que Undine opina del libro


<Los cobardes agonizan muchas veces antes de morir... Los valientes ni se enteran de su muerte.> Julio César (100 AC-44 AC)


Hoy, miércoles 17 de 2024, llego a Nápoles, actual etapa de mi viaje literario La vuelta al mundo en doce libros 👈que, por cuarto año consecutivo, me está llevando a seguir los pasos de Phileas Fogg, el héroe novelesco de Julio Verne. En esta ocasión, mi ruta se desvía ligeramente para conocer una región singular de la península Itálica, décadas antes y algunas después de haberse convertido en parte del Reino de Italia (1861-1946). ¿Quién no se ha sentido atraído alguna vez por esa romántica y pasional alma napolitana?

Vesuvius, Erupción de 1822, ilustración de George Julius Scrope
Fuente: Wikipedi 
En la actualidad, Nápoles es la tercera ciudad más poblada del sur de Italia, y pertenece a la Campania, una de las veinte regiones que componen la actual República. Situada en un área de influencia volcánica, su cercanía al Vesubio ha marcado siempre el ritmo de su historia. Esta ubicación geográfica extraordinaria convierte a Nápoles en un lugar privilegiado por el clima que posee, la belleza del paisaje y su deliciosa gastronomía. Sin embargo, todas sus virtudes quedan empañadas por una cierta aura de oscurantismo que se remonta mucho tiempo atrás de nuestra época actual, y que, a día de hoy, levanta ciertas sospechas entre quienes quieren viajar a esta ciudad. 

Los orígenes de Nápoles se sitúan en el siglo VIII a. C., cuando se convirtió en una polis importante de la Magna Grecia (territorio ocupado de la península Itálica por los colonos griegos durante la Antigüedad Clásica). De hecho, su importancia era tal, que en época de los romanos siguió siendo una provincia de gran relevancia hasta la caída del Imperio Romano de Occidente (476 d. C.). Con la llegada de la Edad Media, y en un periodo de tiempo que abarcó varios siglos, actuó primero como la capital de un ducado autónomo bizantino, pasando en 1137 a manos del Reino de Nápoles bajo diferentes dinastías monárquicas, como la Hispánica o la austriaca de los Habsburgo, que pugnaban constantemente por mantener Nápoles bajo su poder. Finalmente, el Reino de las Dos Sicilias se anexionó este codiciado terreno en 1817, y estuvo bajo el poder de una rama local de la casa de Borbón hasta la llegada de la Unificación de Italia, cuando Víctor Manuel II se proclamó monarca del nuevo Reino de Italia.

Es descabellado intentar resumir la trayectoria de Nápoles en un sólo párrafo, ya que fueron muchos los acontecimientos interesantes que marcaron la historia local e internacional. Por ello, voy a centrarme a partir del momento en que entra en acción el rey Carlos VII, un monarca que dejó tras de sí un legado artístico notable cuando abandonó Nápoles y fue llamado a ocupar el trono español en 1759, al que accedería con el nombre de Carlos III. Después de su tiempo, Nápoles conocería el germen que explica su situación actual.

Carlos VII (Palacio de Capodimonte, noviembre 2023)
Fuente: P. N. Ayán
Carlos de Borbón nació en Madrid en 1716, y fue el tercer hijo varón del monarca español Felipe V. Por diferentes carambolas del destino, se convirtió primero en Duque de Parma y Plasencia (1731-1736), para ocupar el trono napolitano y siciliano como Carlos VII (1734-1759), y finalizar sus días con el título de Carlos III de España (1759-1788). La personalidad de este estadista dejó huella allá por dónde pasó, y su legado habla de ello. Muestra de ello fueron las mejoras que realizó en Nápoles, un lugar que aún recuerda con cariño a Carlo di Borbone, que es como los lugareños se refieren todavía hoy a él. Pero, ¿cómo llegó al trono napolitano un Borbón nacido en Madrid?

La explicación se encuentra en la Guerra de Sucesión Polaca, una contienda que mantuvo ocupada a Europa a nivel global entre 1733 y 1738, en la que Carlos venció a los austriacos en 1734, ganando nuevamente Nápoles para la casa de Borbón. Obtuvo el reconocimiento de las naciones relevantes, entre las que se encontraba Francia, España, los Estados Pontificios y el resto de los estados italianos, y, tras renunciar a sus ducados de Parma y Plasencia, hasta entonces en su poder, Austria se mostró conforme también.

De este modo, Carlos de Borbón subió al trono de Nápoles-Sicilia junto a su esposa María Amalia de Sajonia, con la que había contraído matrimonio por poderes en Dresde en el mes de mayo de 1738, celebrando la boda en Nápoles un mes después. La intención de Carlos VII era transformar Nápoles en una corte a la altura de las más notables y distinguidas de Europa, y todas las mejoras que realizó, modernizando y unificando el territorio, le fueron recompensadas conservando para siempre el cariño y fidelidad del pueblo napolitano. 

Panorámica del parque del Palacio de Caserta
 Fuente: P. N. Ayán (noviembre, 2024)

Entre sus proyectos se distinguen los ambiciosos cambios urbanísticos que realizó y las mejoras en las instalaciones palaciegas que abordó, con la intención de que su nueva corte estuviera a la par de la de Versalles. El monarca mandó edificar el magnífico Palacio de Caserta, que desde siempre ha sido un hito de las Bellas Artes, también planificó construir el Teatro de San Carlos, que hoy por hoy sigue siendo uno de los más prestigiosos escenarios operísticos a nivel internacional, y realizó grandes mejoras en la red de caminos de su territorio, descubriendo en el proceso algunos de los yacimientos arqueológicos más importantes de su tiempo. En ese mismo sentido, bajo el mandato de Carlos VII se llevaron a cabo las primeras labores arqueológicas sobre Pompeya, Herculano, Oplontis y las Villas Stabianas, que en el año 79 habían quedado sepultadas por culpa de la erupción del Vesubio, cuya relevancia para conocer el mundo Antiguo es indiscutible.

Sin embargo, hubo otro proyecto que por su singularidad es digno de una mención especial. Me refiero al Palacio Real de Capodimonte, un complejo palaciego que se distinguió por su ambivalencia, ya que fue pensado para que sirviera al mismo tiempo como residencia y como museo. Esta magna residencia sería el habitáculo de una colección artística colosal.

Estoy hablando de la Farnesio, un importantísimo conjunto de obras de arte que el monarca heredó de su madre la reina Isabel de Farnesio, que estaba compuesto por pinturas, dibujos, bronces, muebles, medallas, monedas, gemas, cameos y diversos objetos arqueológicos… En definitiva, una de las más importantes compilaciones artísticas que existían en aquellos días, que estaban diseminadas hasta aquel momento por Parma, Plasencia y Roma, y que en 1735 el rey Carlos VII mandó trasladar a Nápoles, estudiando cuidadosamente su colocación. Carlo di Borbone quiso emular al emblemático palacio Pitti de Florencia, haciendo de su residencia napolitana el receptáculo de una de las colecciones más importantes de Occidente, y del mundo conocido.

Colección Museo Capodimonte, noviembre 2023
Fuente: P. N. Ayán
El rey eligió como emplazamiento para su palacio-museo el suntuoso bosque de Capodimonte, que domina el panorama del golfo y de la ciudad, entre el Vesubio, la colina de San Martín y Posillipo, situando el conjunto en un área privilegiada, pero de difícil acceso, que obstaculizó notablemente su construcción. Por ese motivo, y por las dificultades económicas que tenía la corona -el palacio Capodimonte se construía al mismo tiempo que el de Caserta-, la edificación del conjunto se alargó en el tiempo. De hecho, Carlos VII no llegó a ver finalizado su magno proyecto, ya que el trono español le aguardaba. Sería su hijo el rey Fernando I de las Dos Sicilias (1751-1828) -que subió al trono napolitano como Fernando IV-, quien tomaría el relevo de las obras. 

El palacio de Capodimonte llegaría a ser un complejo palaciego soberbio. Y no sólo por la belleza de su factura, por sus tesoros artísticos, o por el delicioso parque que lo rodea, repleto de especies arbóreas, que hicieron de él un lugar sensacional para cazar, también fue un lugar donde la industria proliferó. De hecho, alrededor de las hectáreas que lo componen se dispusieron diferentes fábricas, como la de cerámica, que hicieron de Nápoles un lugar muy especial.

Palacio de Capodimonte (Fuente: P. N. Ayán, noviembre de 2023)

Sin embargo, durante los siglos XVIII y XIX los conflictos fueron una constante a nivel internacional, y Nápoles no se libró de ellos. Primero surgieron disturbios políticos ocasionados a raíz de la Revolución Francesa, poco después llegaron los derivados de las Guerras Napoleónicas, dando lugar al saqueo de la ciudad en 1799 y la posterior ocupación francesa. Los Borbones regresaron a Nápoles en 1815 con la caída de Napoleón, y esta vez lo hicieron bajo la insignia de la casa de Borbón y Dos Sicilias, ocuparon nuevamente el palacio de Capodimonte.

Desde aquel lugar privilegiado, los monarcas intentaron paliar los muchos problemas urbanísticos y sanitarios acumulados, derivados de la incipiente era industrial. En aquellos días, la salud pública de Nápoles estaba seriamente comprometida, y la ciudad necesitaba una gran reforma, que por cuestiones orográficas y económicas eran muy difíciles de abordar.

No obstante, cuando Garibaldi entró en la ciudad en 1860 durante el proceso de reunificación italiana, Nápoles seguía con la misma o parecida problemática, pese a los muchos trabajo que se habían proyectado. La vida palaciega en Capodimonte retornó a su esplendor con la subida al trono de Víctor Manuel II de Saboya, primer monarca del Reino de Italia, pero en el centro histórico napolitano se vivía como en tiempos de Carlo di Borbone. Y, aunque se quisieron tomar medidas para intentar solucionar el problema, no fueron las indicadas ni llegaron a tiempo. Los nuevos tiempos exigían acciones más modernas y efectivas.

Calle de Nápoles (Fuente: P. N. Ayán, noviembre de 2023)

Eso quedó demostrado en 1884, cuando una epidemia de cólera asoló la urbe. Evidentemente, los más afectados fueron las clases humildes, que vivían hacinados en casas viejas del casco antiguo, que carecían de toda salubridad. Fue en ese momento cuando las autoridades competentes aparentemente se lo tomaron más en serio, y pensaron una intervención urbanística para cambiar radicalmente la ciudad. Este proyecto ha pasado a la historia  como el Risanamento di Napoli.

De aquel plan de saneamiento, de su eficacia y de sus verdaderas intenciones nos habla Matilde Serao en El vientre de Nápoles, un libro que fue publicado en España por la editorial Gallo Nero en 2011, con la traducción de Juan Antonio Méndez.

Cuando Matilde Serao se sumerge en la problemática de su amada ciudad en El vientre de Nápoles, no parece encontrar nada de aquel antiguo esplendor dieciochesco que quiso insuflar a Nápoles Carlos VII, aunque aún percibe ese espíritu grande que desde siempre han poseído sus habitantes. Al menos eso es lo que se traduce cuando el lector se embarca en la lectura del libro. De hecho, este excelente ensayo periodístico surgió como respuesta, tras la exhaustiva investigación que la escritora llevó a cabo tras la epidemia de 1884.  

Su texto fue publicado ese mismo año por la editorial Fratelli Treves con el título original de Il ventre di Napoli, aunque en años posteriores la escritora y periodista escribió otros textos que están fechados en 1904, y que fueron publicados en una nueva edición ampliada en 1906.

La edición española se divide en tres partes: una primera en la que desentraña el problema napolitano, después de haber realizado en primera persona una profunda inmersión; una segunda, en la que Serao parece haber perdido toda confianza en las autoridades competentes, tras abordar la nueva realidad de la ciudad después de las reformas realizadas; y la última sección del libro, que es un texto de gran modernidad estilística, en consonancia con las mejores plumas de los albores del siglo XX,  en la que la autora mira al futuro con desaliento, e indica a sus contemporáneos dónde está la clave que aún les puede ayudar.

Calle centro histórico de Nápoles, noviembre 2023
Fuente: P. N. Ayán

En esa primera parte a la que me refería líneas arriba, Serao construye el espectro del alma napolitana, centrando su mirada en las clases populares de aquella región del sur de Italia, sin ahorrar al lector ningunas de las miserias que en aquellos días sufría ese sector de la población. La escritora acompaña al lector por las calles de los barrios pobres, dejándolo entrar en las casas para descubrir la vida de la gente, repleta de tierra, enfermedad, cansancio. Matilde Serao muestra una ciudad abandonada, que cae en las trampas de la usura, poniendo sus esperanzas en la lotería, que no tiene suficientes escuelas, y que deja a los niños durmiendo en la calle, haciendo imposible el progreso y la correcta educación. 

En otro sentido, la autora también describe con orgullo el carácter luchador y solidario que lucían en aquellos días los napolitanos. Y puedo asegurar a mis lectores, que las anécdotas relatadas al respecto son del todo humanas y emocionantes. La escritora y periodista era un alma delicada.

Con una voz potente, decidida y absolutamente cautivadora, Matilde Serao desgrana la forma de vivir y las costumbres de unas gentes acostumbradas a vivir entre la pobreza y la podredumbre más desgarradora, donde las ratas y la suciedad eran una constante imposible de paliar. Esta valiente mujer, que fue candidata al Nobel de literatura, denuncia todas estas realidades haciendo un tour por las zonas más representativas de la ciudad, se mete en sus barrios, en las calles más depauperadas, se mezcla con los individuos menos afortunados, para hacer visible ante las autoridades competentes, no sólo las injusticias sociales a las que estas almas napolitanas se veían relegadas, sino el atraso tan inmenso que Nápoles lucía con respecto a otras capitales italianas o europeas. De esta manera, Serao intentó influir en la opinión pública para que las mejoras llegaran definitivamente a su ciudad y, por ende, al resto del sur de Italia, que se veía en la misma lamentable situación, muy al contrario que ocurría en las provincias del norte, que ella conocía muy bien.

Parece ser que sus palabras llegaron a buen puerto, y que las autoridades de la capital se hicieron eco de ellas. Nápoles se vio favorecida con una inyección de capital que debía paliar los defectos urbanísticos y sanitarios que favorecían la propagación de enfermedades, y ensombrecían la imagen de la ciudad. Sin embargo, según argumenta la escritora en la segunda parte del libro, el ayuntamiento napolitano realizó una reforma urbanística que tan sólo lavaba un poco el rostro de la ciudad, dejando a los más necesitados en la misma lamentable situación. Al parecer, todas las supuestas mejoras que se realizaron iban dirigidas a fomentar el turismo y a captar el capital extranjero, con la intención de convertir a Nápoles en un destino similar a la Costa Azul o el exótico Egipto.

Portal del centro histórico de Nápoles, noviembre 2023
Fuente: P. N. Ayán

Matilde Serao no se queda en insinuaciones. Su texto es tan claro, conciso y detallado que, desde mi punto de vista, podría utilizarse por parte de una entidad competente o un estudio de ingeniería como un pliego de condiciones para un proyecto de reurbanización.

Por otro lado, la escritora intenta ser tan respetuosa como contundente en su denuncia. Su postura no es partidista, aunque se muestra afín a las ideas que protegen a los desheredados de la tierra. Sus palabras invitan a todos los partidos políticos y a quienes forman parte de los diferentes gobiernos a entrar en razón. Y, por otra parte, la autora luce su orgullo napolitano describiendo y compartiendo con los lectores determinados aspectos de Nápoles que la hacen singular frente al mundo.

Así lo vemos en la tercera y última parte de El vientre de Nápoles, en la que Matilde Serao saca sus herramientas críticas más perspicaces, pese a la impotencia que parece resentir su voz. 

Sin embargo, esta sección del libro también quiere rendir homenaje a su ciudad y a los eminentes napolitanos que lucharon a su favor. Entre estas figuras prominentes, la escritora quiso destacar a Ettore Ciccote (1863-1939), un historiador y político, miembro de la Cámara y del Senado italiano que, al parecer, fue un hombre determinante para los intereses del distrito Vicaria napolitano, situado en el centro histórico de la ciudad, y por ello fue muy querido por el pueblo. En 1904 el caballero perdió su escaño en favor de la Camorra (mafia italiana), y Serao quiso mostrar mediante su artículo el desaliento que ella misma sentía por las consecuencias que de ello derivarían. Otra de las personalidades napolitanas que aparecen en esta última parte del libro es Teresa Ravaschieri (1826-1903), que fue una filántropa y escritora italiana, perteneciente a una familia de juristas y aristócratas, conocida y admirada por grandes obras de caridad, y por su participación como enfermera para la Cruz roja durante la Guerra de Abisinia (1895-1896). Es muy interesante conocer la semblanza que Matilde Serao construye de estos personajes de su tiempo, a quienes ve como dos individuos valientes, generosos y humanamente grandes, a quienes ella consideraba dignos de imitar. 

Y hasta aquí llegan mis impresiones sobre El vientre de Nápoles, un libro muy interesante, especialmente para quienes nos sentimos interesados en los aspectos socioculturales de la humanidad. Llegué a este libro tras mi lectura de La bailarina👈, una fascinante novela firmada por Matilde Serao, que me descubrió a esta gran autora, poniéndome en el camino de lo mejor de su producción. 

Así es como la crítica define El vientre de Nápoles, la obra periodística más celebrada de esta escritora. En ella, Matilde Serao lleva de la mano al lector, no sólo para poner ante sus ojos los tristes temas antes comentados, también quiere ofrecerle el espíritu napolitano que tanto atrajo desde siempre a uno y otro conquistador.


<Nada está perdido si se tiene el valor de proclamar que todo está perdido y hay que empezar de nuevo.> Julio Cortázar (1914-1984)


Undine von Reinecke ♪


Os espero a todos el miércoles 15 de mayo en Giza, Egipto, en una nueva etapa del reto La vuelta al mundo en doce libros 2024.



La autora por la Editorial

Fuente: Editorial Gallo Nero

Matilde Serao (Patras, 1856–Nápoles, 1927), escritora y periodista, candidata al Nobel de Literatura en varias ocasiones, fundó junto a su marido, el periódico Il Mattino, distinguiéndose, desde los albores del régimen, por sus firmes posiciones antifascistas. El vientre de Nápoles es su obra más valiente e innovadora y es el primer gran reportaje literario italiano.


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