Juan I de Inglaterra: un rey sin escrúpulos – te lo cuento en blog

Juan I de Inglaterra: un rey sin escrúpulos

¿Qué es una película sin un malo? ¿Qué es una historia sin un personaje malvado? Los malos son claves a la hora de relatar, narrar o plasmar sobre la gran pantalla una historia, real o ficticia. Hay malos que nos gustan, malos que nos caen muy pero que muy mal y malos que simplemente nos ayudan a comprender la historia. Hoy vengo a hablar de un malo, un malo real: Juan I de Inglaterra (1166-1216).

En la historia hay una larga lista de reyes tiranos y, uno de ellos este tal Juan I de Inglaterra, más conocido como Juan sin Tierra. Ha sido considerado uno de los peores reyes del país llegando a rechazar incluso posteriormente a otros candidatos al trono por el hecho de llamarse Juan.

Era el hijo pequeño de Enrique II y Leonor de Aquitania, y no se esperaba que heredara territorios significativos desde el principio, de ahí el ‘sin Tierra’ de su apodo, y eso hubiera sido lo mejor.

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Sin embargo, después de la rebelión fallida de sus hermanos mayores, Juan pasó a ser el hijo favorito de Enrique II. Le nombraron señor de Irlanda y recibió tierras en Inglaterra y en el resto de Europa. Su hermano Ricardo fue coronado rey en 1189, Juan era el presunto heredero del trono. Intentó una rebelión contra su hermano. Cuando Ricardo muere en 1199, fue proclamado rey de Inglaterra y en 1200 llegó a un acuerdo con Felipe II para el reconocimiento de las posesiones inglesas en las tierras continentales angevinas mediante la Paz de Le Goulet.

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Como rey fue cruel, vengativo, injusto y avaro. Vivía dominado por la lujuria, persiguiendo a las mujeres e hijas de sus barones. No era para nada confiado, no tenía a nadie de confianza a su alrededor y por lo tanto, nadie era recibido con simpatía y amabilidad. Muy pronto, esa personalidad fue percibida por los demás.

A los 18 años, como ya he mencionado, comenzó a gobernar en Irlanda y se dedicó a crear conflictos. Los problemas empezaron a surgir por su afición a burlarse de las barbas pelirrojas, largas y llamativas de los reyes autóctonos. Cuando por fin consiguió el trono de Inglaterra, se encaprichó de Isabel de Angulema. Aquella niña, porque era una niña, francesa y noble, ya estaba comprometida con un local. Juan I decidió embarcarse en una guerra por ella, una guerra que acabaría con la destrucción de el imperio que había heredado (entre los territorios se encontraba Normandía).

Uno de sus principales desafíos era adquirir grandes sumas de dinero necesarias para sus propuestas de reconquista de Normandía.​ Subió la presión fiscal a niveles nunca vistos, que incluso las familias nobles no podían hacer frente, quedando reducidos a la pobreza. Todos sus esfuerzos fueron inútiles: las derrotas en batallas como la de Bouvines y el descontento que sentía la aristocracia se transformó en rebelión, viéndose obligado Juan I a firmar la Carta Magna. Todo esto le importó poco porque en cuanto pudo volvió a declararle la guerra a los barones.

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Este monarca continuó con su actitud, ganándose el odio de todo el mundo: sometía a sus aliados y a sus enemigos por igual. Mandó asesinar a su sobrino Arturo I de Bretaña, que tenía 16 años, por verle como una amenaza.

La vida de este rey catalogado como ineficaz por muchos historiadores, inspiró a muchos escritores a la hora de crear personajes. Surgieron obras teatrales basadas en su vida también, como la​ obra anónima The troublesome reign of King John, con una representación similar al mostrado en Kynge Johan de John Bale, en la que Juan intenta salvar a Inglaterra de los «malvados de la Iglesia romana».  The life and death of King John de Shakespeare, ofrece una visión más equilibrada, aunque se ve como la debilidad como rey y su egoísmo lo destruyen.

Un poco más adelante en el tiempo, en el siglo XIX, las representaciones ficticias de su vida estuvieron influenciadas por el romance histórico: Ivanhoe de Walter Scott, mostraba una imagen totalmente desfavorable del monarca inglés. La obra de Scott influyó en The merry adventures of Robin Hood, del escritor Howard Pyle, que estableció a Juan como el villano principal dentro de la narrativa tradicional de Robin Hood. En la versión cinematográfica de esta obra, de 1922, podemos verle interpretado por Sam De Grasse,  que realiza numerosas atrocidades y actos de tortura, característicos del rey inglés. La versión de Disney prefirió representarlo como un león cobarde.

Así fue representado en la película de Diseny.

Así era Juan I de Inglaterra, así era Juan sin Tierra: mal monarca, sanguinario y un poco patán. Me parece muy interesante conocer a personajes que forman parte de la historia, de una historia ‘no tan buena’, pero que a fin y al cabo contribuyeron a lo que tenemos hoy, ya fuera para bien o para mal. Espero haberos descubierto un nuevo ‘villano’ y un poquito más de historia.

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