Biografia de Juan Calvino

Juan Calvino

(Jean Cauvin o Calvin; Noyon, Francia, 1509 - Ginebra, 1564) Teólogo y reformador protestante. Educado en el catolicismo, cursó estudios de teolog�a, humanidades y derecho. Con poco m�s de veinte a�os se convirti� al protestantismo, al adoptar los puntos de vista de Lutero: negaci�n de la autoridad de la Iglesia de Roma, importancia primordial de la Biblia y doctrina de la salvaci�n a trav�s de la fe y no de las obras.


Juan Calvino

Tales convicciones le obligaron a abandonar Par�s en 1534 y buscar refugio en Basilea (Suiza). 1536 fue un a�o decisivo en su vida: por un lado, public� un libro en el cual sistematizaba la doctrina protestante -Las instituciones de la religi�n cristiana-, que alcanzar�a enseguida una gran difusi�n; y por otro, lleg� a Ginebra, en donde la creciente comunidad protestante le pidi� que se quedara para ser su gu�a espiritual. Calvino se instal� en Ginebra, pero sus autoridades le expulsaron de la ciudad en 1538 por el excesivo rigor moral que hab�a tratado de imponer a sus habitantes.

En 1541 los ginebrinos volvieron a llamarle y, esta vez, Calvino no se limit� a predicar y a tratar de influir en las costumbres, sino que asumi� un verdadero poder pol�tico, que ejercer�a hasta su muerte. Aunque mantuvo formalmente las instituciones representativas tradicionales, estableci� un control de hecho sobre la vida p�blica, basado en la asimilaci�n de comunidad religiosa y comunidad civil.

Un Consistorio de ancianos y de pastores -dotado de amplios poderes para castigar- vigilaba y reprim�a las conductas para adaptarlas estrictamente a la que supon�an voluntad divina: fueron prohibidos y perseguidos el adulterio, la fornicaci�n, el juego, la bebida, el baile y las canciones obscenas; hizo obligatoria la asistencia regular a los servicios religiosos; y fue intolerante con los que consideraba herejes (como Miguel Servet, al que hizo quemar en la hoguera en 1553). El culto se simplific�, reduci�ndolo a la oraci�n y la recitaci�n de salmos, en templos extremadamente austeros de donde hab�an sido eliminados los altares, santos, velas y �rganos.

La lucha por imponer todas estas innovaciones se prolong� hasta 1555, con persecuciones sangrientas, destierros y ejecuciones; despu�s, Calvino rein� como un dictador incontestado. Ginebra se convirti� as� en uno de los m�s importantes focos protestantes de Europa, desde donde irradiaba la Reforma. El propio Calvino se esforz� hasta el final de su vida por hacer proselitismo, extendiendo su influencia religiosa, especialmente hacia Francia.

Muerto Ulrico Zuinglio en 1531, Calvino se hab�a erigido en el principal dirigente del protestantismo europeo, capaz de hacer frente a la Contrarreforma cat�lica. El calvinismo super� pronto en influencia al luteranismo (limitado al norte de Alemania y los pa�ses escandinavos): calvinista fue el protestantismo dominante en Suiza y en Holanda, as� como el de los hugonotes franceses, los presbiterianos escoceses o los puritanos ingleses (que despu�s emigraron a Norteam�rica), y otras comunidades importantes de tendencia calvinista surgieron en pa�ses como Hungr�a, Polonia y Alemania.

Calvino se opuso siempre a la fusi�n de las iglesias reformadas inspiradas por �l con las de inspiraci�n luterana, alegando irreductibles diferencias teol�gicas. Entre �stas destaca la doctrina de la predestinaci�n: seg�n Calvino, Dios ha decidido de antemano qui�nes se salvaran y qui�nes no, con independencia de su comportamiento en la vida; el hombre se salva si ha sido elegido para ese destino por Dios; y las buenas obras no constituyen m�ritos relevantes a ese respecto, sino una conducta tambi�n prevista por el Creador.

Quienes han sido destinados a la salvaci�n han sido tambi�n destinados a llevar una vida recta; curiosamente, esta doctrina produjo entre los creyentes calvinistas un efecto moralizante, caracteriz�ndose dichas comunidades por un extremado rigor moral y una dedicaci�n sistem�tica al trabajo, como Calvino prescribi�. Otras peculiaridades de su doctrina, como la de admitir el pr�stamo con inter�s (en contraste con los cat�licos y con los luteranos) han permitido que desde Max Weber algunos historiadores vieran en la �tica calvinista el �caldo de cultivo� m�s propicio para el desarrollo de la moderna econom�a capitalista.

C�mo citar este art�culo:
Fernández, Tomás y Tamaro, Elena. «». En Biografías y Vidas. La enciclopedia biográfica en línea [Internet]. Barcelona, España, 2004. Disponible en [fecha de acceso: ].