Barroso: discurso sobre el estado de la Unión Europea – DW – 08/09/2010
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Barroso: discurso sobre el estado de la Unión Europea

8 de septiembre de 2010

Era la primera vez que José Manuel Durao Barroso, en sus casi seis años al frente de la Comisión Europea, hablaba sobre el estado de la Unión. A más de un socio, partes del discurso no le habrá gustado.

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José Manuel Barroso habla sobre el estado de la UE ante el Parlamento Europeo.Imagen: AP

Hubiera acontecido el discurso del presidente de la Comisión Europea hace unos años, habría tenido seguramente un contenido muy diferente. Pero la crisis financiera, el desastre griego y el endeudamiento de muchos Estados miembros no están pasando sin dejar huella por las entrañas de la Unión.

El hilo de cada una de estas dificultades podía leerse en la oratoria de José Manuel Durao Barroso ante el Parlamento Europeo de Estrasburgo, en Francia. Mucha economía se escuchó entre sus palabras. Cinco son los retos de la Comunidad de cara al futuro, resumió el político nada más empezar a hablar: lidiar con la crisis económica y gubernamental, crear más empleo, convertir a la UE en un área de libertad, justicia y seguridad para todos sus ciudadanos y darle más peso al conjunto de los 27 a nivel internacional.

Poco más de media hora utilizó Barroso para desgranar uno por uno estos puntos y presentar un adelanto de propuestas del organismo que dirige. Algunas de las ideas enumeradas hoy llevaban días filtrándose a la opinión pública, y despertando el rechazo de algunos socios. Adelantándose al viento en contra, el presidente advirtió "o remamos juntos, o nos hundimos por separado", para cerrar su exposición con una exhortación a los presentes: "la Comisión necesita su apoyo para crear una Europa más fuerte, más justa, en beneficio de todos sus ciudadanos".

Control de mercados y gobiernos

Si la Comisión cumple con las fechas expuestas en Estrasburgo, este otoño se presenta caldeado en la Unión Europea. Para finales de septiembre, el órgano ejecutivo de la Comunidad planea tener lista una serie de proyectos de ley destinados a regular el mercado financiero europeo y basados principalmente en un control más estricto del mismo. Motivo de discusión aquí podrían ser las tasas sobre las transacciones financieras: Alemania y Francia quieren que el impuesto sea amplio y afecte a todas las actividades bursátiles; la Comisión, que ve posibles problemas prácticos y teme un excesivo encarecimiento de estos intercambios, apuesta por una solución más comedida.

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Elena Salgado, la ministra de Finanzas española, en una reunión con sus colegas en Bruselas, 7 de septiembre de 2010.Imagen: AP

Pero no sólo lo que sucede en los parqués desea controlar más de cerca Bruselas: también los Estados miembros, que como demuestran las cifras están incumpliendo a diestro y siniestro los niveles máximos de déficit (un 3% del Producto Interior Bruto) fijados por el pacto de estabilidad europeo, caben no ser perdidos de vista. Las sanciones a quienes no se ajusten a lo acordado podrían imponerse automáticamente y con mayor rapidez, dijo Barroso, aunque sus palabras- "observo un incremento de la voluntad de los gobiernos a la hora de aceptar un monitoreo más estrecho"- se contradicen con lo oído en los últimos días: ayer mismo, la ministra de Economía y Hacienda española, Elena Salgado, advertía que Madrid no acepta más multas de las que para estos casos ya prevé el Tratado de Lisboa.

Independencia financiera

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Parlamentarios europeos escuchan la ponencia del presidente de la Comisión.Imagen: AP

Otro tema espinoso sacado a la palestra por Barroso es el nuevo modelo de financiación de la UE. Hasta ahora, los Estados miembros llevan a cabo transferencias monetarias para cubrir las necesidades presupuestarias de Bruselas: un sistema "bizantino", en opinión del presidente de la Comisión, que "ha tocado fondo". Más independencia es lo que propone Barroso, y la propuesta se hará concreta este otoño, cuando el organismo dé a conocer un proyecto actualmente en desarrollo, del que Barroso adelantó en Estrasburgo un par de principios susceptibles de topar con gran oposición.

Uno de ellos es la introducción de "impuestos europeos", gracias a los cuales accedería la Comunidad a fondos propios. El dinero, dijo el dirigente portugués, se convertiría en bonos depositados en el Banco Europeo de Inversiones (BEI), y sería empleado en innovación y para la financiación de proyectos de infraestructuras: lo primero con el fin de mejorar la competitividad de las empresas europeas, lo segundo para crear empleo. "Más de 6,3 millones de personas han perdido sus trabajos en Europa desde 2008. Cada una de ellas debería tener la oportunidad de regresar a la actividad laboral", declaró Barroso en la sesión parlamentaria.

Además, las obras costeadas con presupuesto comunitario darían un trato preferencial al sector energético, con lo que se estaría matando dos pájaros de un tiro: aparte de la ocupación, se potenciaría la autonomía del grupo en este segmento. Y los que últimamente hayan seguido la actualidad económica europea tendrán, llegados a este punto del discurso, probablemente una noticia en mente: ayer se daba a conocer que el BEI, junto con el Banco Mundial y el Banco Europeo para la Reconstrucción y el Desarrollo, analizaban la posibilidad de apoyar con créditos la construcción del gasoducto Nabucco, el conducto llamado a suministrar gas al continente sin pasar por Rusia.

"Es posible que algunos no estén de acuerdo con estas ideas, lo que me parece extraordinario es que las rechacen antes de tan siquiera conocerlas", lanzó Barroso en Estrasburgo.

Los derechos ciudadanos son para todos

Las medidas económicas llegan demasiado tarde o son poco realistas, fueron las dos críticas principales que, de parte de parlamentarios socialistas como el alemán Martin Schulz y verdes como el francés Daniel Cohn-Bendit, tuvo que escuchar Barroso. "En el momento en que pongan sobre la mesa la cuestión de los fondos propios, van a tener a tres cuartos de los miembros del Consejo Europeo en contra", advirtió Schulz.

Más duros fueron los eurodiputados con el extracto social de la ponencia del presidente. "Allí donde se encuentren, los europeos deben sentir que se respetan sus derechos", sostuvo Barroso. "El racismo y la xenofobia no tienen cabida en Europa", añadió, pero evitó hacer referencias al actual debate en torno a las expulsiones de gitanos que masivamente viene practicando Francia.

"Si hubiera criticado abiertamente al Gobierno francés", dijo Schulz, "el mensaje habría quedado claro: vamos a emprender esta batalla".

Autora: Luna Bolívar/ dpa/ ap/ kna/ afpd/ rtrd/ epd

Editora: Emilia Rojas-Sasse