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mie 20 Mar

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Historia

Pedro y Catalina, dos gigantes convierten Rusia en gran potencia

Los rusos se expanden, pelean la Guerra de los Siete A�os, derrotan a Napole�n, son vencidos en Crimea y construyen el mayor imperio

Pedro I Aleks�ievich o Pedro I de Rusia, m�s conocido como Pedro el Grande
Pedro I Aleks�ievich o Pedro I de Rusia, m�s conocido como Pedro el Grande
Oscar Mui�o 16 mayo de 2022

Los Romanov acercan Europa; los zares Miguel (1613-45), Alejo (1645-76) y Teodoro (1676-82) convocan comerciantes, militares y estadistas occidentales. Se abre el camino a Pedro el Grande, coronado a los diez a�os, en 1682. Cuando crezca, este gigante de dos metros gobernar� con mano firme hasta su muerte, en 1725, con cincuenta y dos a�os.

Cuando asume, Rusia todav�a paga tributos al Khan de Crimea, vasallo otomano.� Pedro ataca Azov. Fracasa. Aprende que debe convertir sus desordenadas tropas en un ej�rcito moderno. J�venes arist�cratas son enviados a Inglaterra, Pa�ses Bajos y Venecia a aprender t�cnicas y construcci�n naval. En 1695, una flotilla naval rusa rinde Azov. Primer triunfo contra El Turco. Los brit�nicos ven una oportunidad. �la prolongaci�n de la guerra ruso-turca no desagradaba a Inglaterra y Holanda, pues as� la Puerta (otomana) no podr�a auxiliar a Luis XIV� (Nisbet Bain).

Pedro busca recobrar el B�ltico. Para que quede claro, funda San Petersburgo, la nueva capital que desplaza a Mosc�. Deber� vencer a los suecos, el mayor poder regional. Firma la paz con Turqu�a y un d�a despu�s, los regimientos rusos marchan hacia el norte, a enfrentar a los temibles suecos (1700). Suecia ha construido estupendas fuerzas armadas que cuesta financiar. Los ca�ones de su flota se empe�an para pagar a la mariner�a inglesa contratada, los empleados civiles no cobran.�

La voracidad sueca ha multiplicado sus enemigos. Sajonia, Dinamarca y Rusia convergen para atacarla. Los suecos prodigan valor y organizaci�n y desbaratan a sus rivales. Carlos XII est� convencido que �A Rusia se la vence en todo momento�. Pedro el Grande se rehace: con las campanas de las iglesias repone sus ca�ones perdidos y vuelve al ataque. Daneses, polacos, pr�ncipes alemanes, suecos y rusos luchan por la supremac�a, ante la atenta mirada de Austria, Francia, Gran Breta�a y Holanda, las grandes potencias.�

Los suecos vencen a los rusos, a los sajones. Toman buena parte de Ucrania, consiguen el apoyo del hetm�n cosaco, entran en Varsovia y en Cracovia y cambian al rey polaco aliado de Rusia por uno propio. Los rusos aplastan a Polonia y Carlos XII decide destruir Rusia. Pero los suecos son pocos frente a la imparable demograf�a rusa.�

Estocolmo hace las paces con daneses, prusianos y hannnoverianos. Cede territorio para concentrarse contra Rusia. Desastre. �Rusia vence a los temibles ej�rcitos suecos en Poltava (1709). Carlos XII pierde el invicto y el ej�rcito y a duras penas puede refugiarse en Estambul, bajo protecci�n otomana. Logra una alianza y los turcos derrotan a los rusos. Pero nadie quiere pelear eternamente; Carlos XII termina aburriendo a los turcos.

�Poltava cambi� el status de Rusia en Europa; a partir de ese momento se convirti� en una gran potencia� (Montefiore). Rusia se queda con Estonia, Livonia, Ingria.� Avanza la disputa por Finlandia. ��D�nde queda Poltava? En Ucrania, claro…

La marcha hacia el Oriente

Hasta ese momento Rusia no es parte del concierto europeo. No ha intervenido en la guerra general por la Sucesi�n de la Corona de Espa�a, terminada en 1713 con la Paz de Utrecht. Tampoco ha sido invitada para firmar la Paz de Westfalia de 1648 que ha terminado con las guerras entre cat�licos y protestantes. Esa indiferencia est� por cambiar.

Los rusos nunca olvidan a los mongoles, que los han subyugado. Siguen temiendo a Oriente. Incluso son vencidos por los calmucos en 1716. Los musulmanes de Turqu�a y de Persia estimulan una rebeli�n anti-rusa de los t�rtaros y los gobiernos musulmanes de Jiva y Bujara. La contraofensiva rusa se apropia de Bak� y otras regiones persas. Los armenios, mientras, informan en secreto a Rusia sobre las debilidades de los Estados isl�micos. Pedro atisba la chance rusa como nexo comercial Oriente-Europa. En 1719 env�a un legado a Pek�n. Los chinos no aceptan firmar un tratado de comercio ni abrir consulado alguno.

�Las conquistas de Rusia en el extranjero, ataques y usurpaciones durante el Siglo XVIII no fueron sino sucesivas fases de una contienda determinada para realizar el programa de Pedro El Grande� (Nisbet Bain). Rusia gana su lugar. Los jacobitas escoceses que aspiran vencer al rey ingl�s le piden armas y tropas. Mosc� reh�sa, pero Londres est� molesta. En 1726 rey Jorge I env�a una flota brit�nica al B�ltico con el siguiente mensaje a la viuda de Pedro, zarina Catalina I: �Nuestra flota ha sido enviada para conservar la paz en el norte e impedir a la vuestra hacerse a la mar�.�

Es el siglo de las mujeres. Despu�s de Catalina I (1725-7) y Ana (1730-1740) llega otra zarina, Isabel Petrovna (1741-1762, hija de Pedro el Grande). Corren d�as dif�ciles. Acechan las guerras, que nunca paran: �Los turcos dominaban enteramente los cinco grandes r�os (Dniester, Bug, Dnieper, Don y Kuban) que riegan la Rusia meridional y pod�an dominar tambi�n y hasta suspender cuando lo creyeran conveniente una porci�n considerable del comercio ruso. La guerra turca de 1736-9 se�ala el principio de la lucha sistem�tica� por parte de Rusia para recobrar� sus l�mites meridionales naturales, la cual hab�a de durar� todo el trascurso del siglo dieciocho y llegar a un �xito definitivo�a costa de muchos millones de vidas y de incalculables cantidades de dinero� (Nisbet Bain).

Victoria in�til contra Prusia��������������������������������������

Gran Breta�a captura sin aviso buques de guerra y mercantes franceses. Estalla la Guerra de los Siete A�os (1756-63), el primer conflicto europeo peleado en todos los continentes. Se lucha por Canad�, por la India, en el R�o de la Plata… Inglaterra sostiene al margrave de Prusia, sus esterlinas le dan un ej�rcito en medio de Europa.�

Rusia debuta y apoya a Francia. �Rusia hab�a entrado por primera vez en el equilibrio de poder de Europa Occidental al participar en la guerra de los Siete A�os. Desde entonces Rusia ha desempe�ado un rol �nico en los asuntos internacionales; es parte del equilibrio de poder en Europa y en Asia pero s�lo contribuye irregularmente al equilibrio del orden internacional. Ha iniciado m�s guerras que cualquier otra gran potencia contempor�nea, pero tambi�n el dominio de Europa por una sola potencia combatiendo a Carlos XII de Suecia, Napole�n y Hitler cuando los elementos clave del equilibrio continental hab�an sido superados� (Henry Kissinger).

Inmensa Catalina

Los rusos derrotan a los prusianos, su caballer�a toca Berl�n. La victoria es cuesti�n de semanas. Pero muere la zarina Isabel. La sucede Pedro III, un luterano admirador de Prusia que abandona la inminente victoria y devuelve a su adorado Federico el Grande los territorios conquistados con r�os de sangre rusa. Furiosos, oficiales de la Guardia lo asesinan y elevan a su viuda, nacida princesa alemana de Anhalt-Zerbst. Ser� la sobresaliente Catalina II, la Grande (1762-1796).�

�Desde 1725 a 1762 hab�a venido creciendo continuamente la influencia de otras naciones sobre Rusia, pero en 1762 Rusia se constituy� de nuevo en verdadero Estado independiente. Catalina nunca consinti� que su pa�s fuese a remolque de ninguna otra potencia� (Ot�n Hotzsch).� Una de los primeros �xitos de Catalina es imponer un rey a Polonia, arrebat�ndoselo a Austria, Francia y Prusia. Prepara el camino a la extinci�n de Polonia: �Los contempor�neos miraban a Polonia como un centro de intolerancia religiosa y de tiran�a aristocr�tica� (Hotzsch). Rusia se queda con buena parte del territorio polaco; el resto se lo reparten Prusia y Austria.

Resuelta su frontera occidental, Catalina se concentra en atropellar al declinante mundo otomano. �El antagonismo entre Rusia y Turqu�a diman� y dimana a�n hoy en parte del hecho de ser los turcos los sucesores de los t�rtaros�, escrib�a en 1913 un tratadista de la Historia del Mundo Moderno de la Universidad de Cambridge.�

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Catalina I, segunda esposa de Pedro

Por primera vez una flota rusa -guiada por dos almirantes ingleses- consigue una gran victoria, ahora sobre los otomanos (1770). El Mar Negro es el trampol�n para pasar por el B�sforo y los Dardanelos, rumbo al Mediterr�neo. Rusia se declara protectora de los fieles de la iglesia ortodoxa griega que habitan Turqu�a. Georgia se pone bajo protecci�n rusa. Catalina II anexa Crimea con Sebastopol y funda Odesa.

Privilegio para Ucrania

Catalina percibe la cuesti�n regional y escribe: �La Peque�a Rusia (Ucrania), Livonia y Finlandia se gobiernan conforme los privilegios que les han sido confirmados. Ser�a extremadamente imprudente y torpe quebrantar esos privilegios o anularlos�de pronto. Llamarlos pueblos extra�os y tratarlos como tales ser�a peor que un error. Esas provincias necesitan que se procure con la mayor suavidad moverlas a que consientan identificarse con Rusia�. Lo logra a medias: �No pod�a cerrar el abismo que exist�a entre la Grande y la Peque�a Rusia� (Hotzsch).

La expansi�n territorial rusa impacta. Los ingleses y otras potencias la frenan cuando est� a punto de romper el espinazo del declinante imperio turco. Los ingleses temen el control sobre el B�sforo y los Dardanelos. �Catalina supo y pudo aprovecharse del vigoroso antagonismo entre Prusia y Austria. Ech� los cimientos de la influencia pol�tica de Rusia sobre Alemania, y especialmente sobre Prusia, que dur� hasta bien entrado el siglo diez y nueve� (Hotzsch).�

�A fines del siglo XVIII, Gran Breta�a junto con Francia, los imperios de Rusia, China y Turqu�a, es uno de los principales estados del mundo� (Andrew Porter). Por primera vez Rusia, con 29 millones, supera a Francia como pa�s con mayor poblaci�n de Europa. �Feliz el escritor que dentro de un siglo trace la historia de Catalina�, escribe Voltaire, admirador de la zarina.

Catalina es el mejor ejemplo del despotismo ilustrado. Esos reyes que aman a los fil�sofos y el esp�ritu de cambio, dispuestos a mejorar la vida de sus pueblos, pero sin consultarlos ni renunciar al absolutismo. La ilustraci�n los convoca hasta que estalla la Revoluci�n Francesa (1789). Los reyes, horrorizados, se coaligan. El gobierno plebeyo de Par�s sorprende a todo y monta el mejor Ej�rcito del mundo, donde converge la tradicional pericia de su generalato con el derroche de valor de la plebe francesa. Los ej�rcitos mercenarios no pueden contra los voluntarios.�

Napole�n y Rusia

La Francia revolucionaria subvierte todo orden. La imitan y se levantan pueblos y naciones. Polonia busca apoyo de Par�s para sacudir el yugo ruso y volver a la vida independiente. Ser� un punto clave de desconfianza en las relaciones franco-rusas. Lo aprovecha William Pitt, el cerebro de las coaliciones que el Reino Unido organiza una y otra vez contra la invencible Francia.

Catalina II muere en 1796; la sucede un hijo trastornado, Pablo I, otro admirador de Prusia que odia a su madre y proh�be que en el futuro una mujer pueda dirigir el imperio. Su pol�tica zigzagueante termina con su reinado: es estrangulado para que asuma su hijo Alejandro.�

Napole�n Bonaparte ejerce una potente y ambigua influencia sobre el zar Alejandro I (1801-25). La corte de San Petersburgo habla en franc�s y es casi franc�fila, pero desconf�a de Bonaparte, un �clima v�vidamente narrado por Le�n Tolstoi en �Guerra y Paz�. No sorprende, entonces, que el zar sea alternativamente enemigo, aliado y otra vez enemigo de Francia. Ha guerreado en su contra, ha pactado una alianza franco-rusa pero en 1812 sufre la invasi�n de Bonaparte.�

El corso llega a Mosc�. Est� vac�a, no quedan habitantes ni pertrechos. La ciudad se incendia.� Hay que volver. Su Gran Ej�rcito se deshace. Las tropas rusas entran, victoriosas, en Par�s. Jam�s han llegado tan lejos. Tras la derrota napole�nica, Alejandro I propone una Santa Alianza de reyes que ataque a los republicanos en todas partes. Imagina retomar el R�o de la Plata y el resto de las colonias insurgentes. Londres lo impide: sabe que las nuevas naciones necesitar�n abastecerse de numerosos productos por mar. Y el mar es m�s ingl�s que nunca. Rusia igual se expande: otra guerra contra la disminuida Suecia y le arrebata definitivamente Finlandia.

Esa Francia a la que han derrotado transmite a oficiales j�venes rusos �un modelo reformista. Adem�s, han compartido aldeas, comida y batallas con soldados rasos y han descubierto el mundo campesino. �Para los decembristas, 1812 fue una guerra del pueblo. Esos nobles liberales se alzar�an por la naci�n� y la causa del pueblo en lo que se conocer�a como la rebeli�n de los decembristas del 14 de diciembre de 1825� (Figes). Los militares se amotinan y exigen una Constituci�n. Son derrotados, pero su visi�n de convertir siervos en ciudadanos divide la naci�n.�

Nikolai Karamzin escribe �Historia del Estado ruso�, �la primera historia verdaderamente nacional. El tema general era el avance constante de Rusia hacia el ideal de un Estado imperial y unitario. Para los defensores del statu quo, la guerra simbolizaba el triunfo sagrado del principio autocr�tico ruso, que salv� por su cuenta a Europa de Napole�n� (Figes).�

Se abre una batalla por la historia. Para los absolutistas �los primeros pr�ncipes hab�an llegado a Rusia desde Escandinavia, en el Siglo IX, en respuesta a la petici�n de las tribus eslavas que estaban en guerra. Era un buen mito fundacional� para los defensores de la autocracia, supon�a que sin una monarqu�a los rusos eran incapaces de tener un sistema de gobierno. Contra esa posici�n, los dem�cratas �sosten�an que mucho antes los eslavos hab�an formado su propio gobierno, cuyas libertades republicanas se vieron destruidas poco a poco por la imposici�n del dominio de los pr�ncipes. Hab�a diferentes versiones, sostenidas por grupos que cre�an en la predilecci�n natural por la democracia del pueblo eslavo: no s�lo los decembristas, sino tambi�n los eslav�filos de izquierdas, los historiadores polacos y los historiadores populistas de Ucrania, y, m�s tarde, tambi�n de Rusia� (Figes).�

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�Despu�s de la derrota de la Francia napole�nica en 1815, Gran Breta�a qued� sin rivales internacionales significativos, salvo Rusia en Asia central� (D. A. Washbrook). Crece entre los cristianos dominados por el sult�n la esperanza de una redenci�n.�

Cada vez que Rusia avanza sobre territorio otomano, el Reino Unido manda amenazas y buques para impedir el colapso turco, la irresistible marcha de Rusia hacia los mares c�lidos. �En 1839-41, 1854-56, y 1877-78 Gran Breta�a prefiri� la supervivencia del sult�n a cualquier otra alternativa� (Porter). En la Guerra de Crimea (1854-56) Gran Breta�a arrastra a Francia (su rival por siglos).�

El zar Nicol�s I (1825-55) muere en plena guerra, muy desfavorable.�

Su hijo Alejandro II (1855-81) firma la paz, �el peor rev�s de Rusia desde la �poca de turbulencias� (Montefiore).� La derrota acelera una decisi�n reclamada: la emancipaci�n de los siervos, en 1861.

�Hasta 1815, Francia era el poder que asustaba al resto, despu�s de 1815, Francia, junto con Rusia, fueron los poderes que m�s suspicacias despertaban en Gran Breta�a. La expansi�n territorial de Rusia, su marcha hacia el sur, rumbo al Mar Negro y el Mediterr�neo, y por Asia Central hacia Persia, la aproximaba la India. No hubo ninguna d�cada que pasar sin serias crisis en las relaciones anglo-rusas en uno u otro de esos tres frentes. La presi�n rusa sobre China� creci� en los 1860s y se intensific� en los 1890s. Gran Breta�a estaba alarmada por la fragilidad de los imperios otomano, persa y chino. Una interferencia francesa y rusa pod�a expandirse con rapidez� a expensas de los intereses brit�nicos y la seguridad imperial� (Andrew Porter).

Ese Siglo XIX suma el eslavismo que repudia la occidentalizaci�n, defiende las tradiciones y convoca a la unidad cristiano-ortodoxa que s�lo puede conducir Rusia. Pero ese inmenso imperio alberga angustias y dudas inabordables. Fiodor Dostoievski devela la conciencia escindida: �Nosotros, los rusos, tenemos dos patrias: Rusia y Europa�.�

Lo ha dicho antes Alexander Pushkin en �Eugene Oneguin�, �una sutil exploraci�n de la compleja conciencia ruso-europea que caracterizaba a la aristocracia en los a�os de 1812 (…) Los rusos estaban inseguros de su lugar en Europa� (siguen est�ndolo hoy en d�a) y esa ambivalencia es una caracter�stica vital de su historia e identidad cultural� (Figes). �

San Petersburgo lidera la Rusia europea y modernizante, Mosc� la Rusia eslava y tradicionalista. La ambig�edad llega a la Peque�a Rusia.�

El ucraniano Nikolai Gogol -su padre escrib�a en ucranio- acude a proverbios, canciones e historias ucranias…pero escribe y publica en ruso coloquial.�

�Hacia mediados de los a�os 1870, el crecimiento industrial, fortaleza militar y aumento de la actividad transoce�nica, en particular de Alemania, Francia, Estados Unidos y Rusia mostraban que el Reino Unido hab�a dejado de ser el �nico poder global� (E. H. H. Green). �

En 1892 el premier ingl�s Lord Salisbury precisa: �La protecci�n de Constantinopla� para evitar una conquista rusa ha sido la pol�tica de este pa�s durante al menos los �ltimos cuarenta a�os y estoy convencido seguir� siendo por otros cuarenta a�os. Si Rusia poseyera Constantinopla, y partir de ah� el Levante, la ruta a la India por el canal de Suez quedar�a muy expuesta�.�

Gran Breta�a ha conquistado 160.000 kil�metros cuadrados por a�o entre 1815 y 1865. En 1909 el Imperio brit�nico ocupa m�s de veinte millones de kil�metros cuadrados, un quinto de la superficie terrestre (Ferguson). Compite con los veintid�s millones del zarismo, los dos poderes m�s extendidos del mundo...�

Ma�ana,�El Economista�publicar� la tercera nota de Mui�o: �Guerra, Revoluci�n, Intervenci�n.��Qu� hacer con los bolcheviques?�

La primera columna �De la Peque�a Rusia a todas las Rusias�

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