Jorge I de Grecia, el rey intermitente

Jorge I de Grecia, el rey intermitente

Un reinado plagado de conflictos, exilios y convulsiones políticas.

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Tío de la reina Sofía de España y primo carnal de Felipe de Edimburgo, Jorge II nació en la villa real de Tatoi, cerca de Atenas, en 1890. Era el hijo mayor del príncipe heredero Constantino de Grecia y su esposa, la princesa Sofía de Prusia. Pasó largas temporadas de su infancia y juventud en Inglaterra, Alemania, Corfú y Venecia. Recibió educación militar en la Academia Militar Griega de Atenas y completó su preparación ingresando, con 18 años, en el Primer Regimiento de Infantería de la Guardia Prusiana en Berlín. Regresó a Grecia en octubre de 1912, con 22 años, y sirvió como miembro de la Infantería griega en las Guerras de los Balcanes.

Cuando su abuelo, Jorge I de Grecia, fue asesinado en 1913, todo cambió. Su padre se convirtió en el nuevo rey y él en el duque de Esparta (título de los herederos de la corona griega). Pero poco duró ese reinado, solo cuatro años, pues un golpe de Estado lo derrocó durante el Cisma Nacional. De hecho, Constantino I (1868-1923) también sería un monarca de reinados breves e intermitentes como su hijo. Dos en concreto, este de 1913 a 1917 y después de 1920 a 1922. Sus éxitos militares en las Guerras de los Balcanes, que permitieron extender el territorio griego, su apoyo pasivo a las Potencias Centrales y su enfrentamiento con el primer ministro Eleftherios Venizelos, durante la Primera Guerra Mundial, le valieron a Constantino I el descrédito de los aliados y provocaron una profunda y duradera ruptura en la sociedad griega. Todo ello lo llevó a exiliarse en 1917.

Primer exilio y primer reinado

El príncipe heredero Jorge, ya comandante del ejército helénico, que había sido excluido de la sucesión por sus supuestas simpatías proalemanas (sobre todo, por los años que pasó en la Guardia prusiana y por la ascendencia germana de su madre), siguió a su padre en ese viaje. No así su hermano menor, Alejandro, que se quedó en el país y fue proclamado rey por el primer ministro Venizelos, un republicano declarado. Así, entre 1917 y 1920, ocuparía el trono como Alejandro I de Grecia.

Pero cuando una infección por la mordedura de un mono se llevó la vida del joven rey en 1920, Venizelos fue destituido del cargo y un plebiscito devolvió a Constantino I al trono. Fue en esta época cuando el príncipe heredero sirvió como coronel y más tarde como general de división en la guerra contra Turquía y cuando se casó con su prima Isabel de Rumanía. Pero el descontento popular y militar tras el fracaso griego en la guerra greco-turca –después de la derrota del ejército griego en la campaña de Asia Menor (1922) y la expulsión de 1,5 millones de griegos de Turquía– obligó a Constantino a exiliarse de nuevo en 1922, tras ser depuesto por el general Nikólaos Plastíras en septiembre de ese año.

Entonces sí, su primogénito y heredero ocupó el trono como Jorge II. Después de que un golpe de Estado realista, en el que supuestamente había participado el rey, fuera reprimido en octubre de 1923, se pidió a Jorge que se alejara de Grecia tres meses, para que el Parlamento pudiera debatir sobre la permanencia de la monarquía. Aunque se negó a abdicar, Jorge II se vio obligado a abandonar el país el 19 de diciembre con su esposa, la reina Isabel. Se exilió a Rumanía. Fue oficialmente depuesto el 25 de marzo de 1924, fecha de la proclamación de la República por la Asamblea Nacional Griega. El 13 de abril de 1924 los griegos votaron por la abolición de la monarquía. Los bienes del rey fueron confiscados y se le quitó la nacionalidad griega.

La cuestión de la monarquía y el enfrentamiento entre republicanos y realistas continuaron dominando la vida política de Grecia en los años de entreguerras. Tras la derrota de Eleftherios Venizelos en las elecciones de 1932, los realistas llegaron al poder. Después de dos fallidos golpes militares organizados por republicanos, en 1935 los realistas organizaron un golpe con el fin de reinstalar al rey. El general Kondylis tomó poderes dictatoriales y abolió la República. El rey permaneció en el exilio hasta que el conservador Partido Populista, con el apoyo del ejército, tomó el control de la Asamblea y declaró la restauración de la monarquía en octubre de 1935. Tras un plebiscito, muy probablemente manipulado por el primer ministro, general Geórgios Kondílis, para demostrar que la gran mayoría de la población estaba a favor de su regreso, el 3 de noviembre de 1935 el rey Jorge volvió.

Gobernando con un dictador

Las elecciones de enero de 1936 no dieron mayoría a ningún partido y el pequeño Partido Comunista mantuvo el equilibrio de poder en el Parlamento. El estancamiento político y los temores exagerados a un ‘peligro comunista’ llevaron al rey Jorge a nombrar en marzo primer ministro al general Ioannis Metaxas, líder de un partido minúsculo, y a consentir el establecimiento de una dictadura el 4 de agosto, utilizando como pretexto una huelga general. El hecho de que el rey consintiera en la abolición de la democracia y compartiera el poder con un dictador despiadado, pero débil, durante más de cuatro años no solo cuestionó su legitimidad, sino que agravó la división entre republicanos y realistas. Aún más cuando Metaxas prohibiera los partidos políticos, disolviera el Parlamento, suspendiera los derechos constitucionales e incluso decretara la censura de la gran oración fúnebre de Pericles a los atenienses.

La Segunda Guerra Mundial

En medio de todo esto, estalló la Segunda Guerra Mundial y Grecia se mantuvo del lado de los aliados, pese a la germanofilia e ideología fascista de Metaxás: luchó primero contra Italia (octubre de 1940) y luego contra Alemania (abril de 1941). Muerto el dictador en enero de 1941, el rey no intentó restaurar la democracia. Dando continuidad al régimen dictatorial, nombró primer ministro a Alexander Koryzis, que se suicidó el día de la capitulación de Grecia ante las potencias del Eje (23 de abril). El rey huyó, primero a Creta, luego a Alejandría, a Ciudad del Cabo y de allí a Londres, donde pasaría la guerra, mientras el gobierno griego en el exilio se trasladaba a El Cairo. Durante el resto del conflicto, Jorge siguió siendo Jefe de Estado de Grecia, reconocido internacionalmente y apoyado por el gobierno en el exilio, pero su huida no ayudó precisamente a aumentar la popularidad de la familia real.

Entre 1941 y 1942 se crean en la Grecia ocupada distintos ejércitos de resistencia, de ideología diversa, pero serán los partisanos de izquierdas –Frente Nacional de Liberación (EAM) y Ejército Nacional y Popular de Liberación (ELAS)– los más activos contra la ocupación. Tras la derrota del Reich, en mayo de 1945, los alemanes se retiran de Grecia, dejando tras de sí un país completamente arrasado, con una población diezmada y hambrienta, y grupos armados en las montañas que se enfrentarán entre sí.

Durante la guerra, Jorge II trató de disociarse de la dictadura (renunció al régimen de Metaxas en un mensaje radiofónico) y declaró que habría un nuevo gobierno basado en elecciones libres. Sin embargo, había fuertes objeciones a su regreso. En mayo de 1944, en la Conferencia del Líbano entre representantes del gobierno griego en el exilio y las organizaciones de resistencia, se decidió que después de la liberación habría un plebiscito sobre la cuestión de la monarquía. Así, en medio de la creciente polarización que conduciría al estallido de la guerra civil griega, se celebran unas elecciones, el 31 de marzo de 1946, que gana el Partido Populista Realista. Los monárquicos devuelven el trono a un Jorge II convertido en icono de la batalla contra el comunismo, tras un plebiscito –supervisado por los aliados– que se celebra el 1 de septiembre de 1946 y en el que el 69% de los griegos vota por el regreso del rey.

El monarca retornó así a Grecia en septiembre de 1946, encontrando un país al borde del colapso económico y dominado por una grave inestabilidad política. De hecho, al poco estalló la guerra civil (1946-1949) entre las fuerzas armadas monárquicas, apoyadas por EE UU y el Reino Unido, y el ΕΛΑΣ, que se había negado al desarme. Pero poco pudo hacer como rey de los griegos por arreglar la situación, pues, enfermo de arteriosclerosis, murió meses después, el 1 de abril de 1947.

Fue sucedido por su hermano, que reinaría como Pablo I entre 1947 y 1964 y sería una figura clave en la vida política griega. Mucho más controvertido fue su hijo Constantino II -hermano de nuestra reina Sofía-, que aceptó reinar con el régimen dictatorial de los coroneles (1967-1973) hasta que fue depuesto por estos y enviado al exilio.

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