Muchos de quienes se manifestaban contra los anteriores gobiernos, ahora hacen control político y propuestas para construcción de políticas públicas que los incluyan. Foto Sophie Martínez

Por  Semanario Voz  -25 septiembre, 2022

En la gran prensa ha pasado relativamente desapercibido un hecho inédito en la historia del país: por primera vez un gobierno nacional discute con las comunidades en los territorios el Plan Nacional de Desarrollo, que regirá al país por cuatro años. El proceso se inició con el primer Diálogo Regional Vinculante en Turbaco, al pueblo al que, gracias a la gestión del alcalde Guillermo Torres, en su vida guerrillera Julián Conrado, le llegó el agua potable luego de 50 años de espera.

Al evento concurrieron más de dos mil personas provenientes de los territorios caribeños, y en él se plantearon como temas centrales para la planeación nacional el mejoramiento de los drenajes pluviales, el desarrollo de alcantarillado en el Caribe (en zonas tanto rurales como urbanas) y el establecimiento de una verdadera política pública para combatir el hambre.

Este encuentro es el primero de 54 diálogos regionales que se realizarán durante nueve semanas en 50 regiones del país. Estos eventos son una oportunidad para que el pueblo colombiano pueda incidir en las decisiones que lo afectan, más allá del consabido ritual electoral. Estos diálogos deben convocar una masiva movilización de la gente, sus organizaciones sociales y comunitarias, para convertir estos espacios en escenarios propositivos que vinculen los procesos de resistencia y lucha que existen en los territorios, a las dinámicas de gobierno.

Así pues, los ciudadanos deben identificar en los diálogos los principales problemas que afrontan en sus regiones, para que de allí surjan las propuestas que sean integradas al Plan Nacional de Desarrollo.

Esta situación nos plantea la necesidad de la unidad de acción de las fuerzas populares, para que esta iniciativa del gobierno no se convierta en un conjunto de reivindicaciones que no superen los intereses grupales. Por lo tanto, el Partido Comunista, la Juventud Comunista, la Unión Patriótica, y todos nuestros aliados, debemos jalonar, en los diálogos regionales, los procesos unitarios del Pacto Histórico, para que este trascienda del plano electoral a la acción permanente que contribuyan a la rápida creación del Frente Amplio.

El Pacto debe empezar a jugar su rol como instrumento de unidad para que desde allí comience a gestarse un nuevo poder, que sea capaz de apuntalar todas las conquistas que se logren durante los cuatro años venideros y para que el gobierno de Petro no quede como un paréntesis en la historia política del país.

La tarea inmediata procurará ampliar y cualificar la participación en los diálogos con criterios unitarios, consolidando los argumentos y elevando la conciencia política del pueblo para identificar los problemas más acuciantes y las soluciones óptimas, para mejorar las condiciones de vida en sus territorios.

Además, es importante socializar las principales propuestas que el gobierno quiere incluir en el Plan Nacional de Desarrollo, las cuales se expresan en la consigna de Paz Total, la justicia social y ambiental y, por último, en involucrar las prioridades que contribuyan al mejoramiento de la vida del pueblo y que generalmente el Estado anterior no solía plantearlo.

Cada una de estas propuestas incluye temas que son fundamentales para impulsar cambios reales. La Paz Total exige medidas que procuren hacer efectiva la reforma rural. La justicia social y ambiental presuponen la producción sostenible y la optimización del empleo del agua. Por último, la concepción del nuevo Estado exige el debate para crear condiciones de convivencia en los territorios que conduzcan a su desmilitarización, para que la fuerza militar esté comprometida con la defensa de la vida, la soberanía y no siga siendo utilizada en la inútil y fracasada guerra antidrogas.

También, se debe procurar la legalización y tecnificación de la minería artesanal para que no siga utilizando sustancias que deterioren el medio ambiente y la calidad de las fuentes hídricas. El gobierno eliminará la subordinación de nuestras Fuerzas Armadas a los proyectos geoestratégicos del Comando Sur de los Estados Unidos, que tienen como objetivo real apropiarse de las riquezas de la Amazonía.

El nuevo Gobierno con fundamento en el programa del Pacto Histórico tiene el deber de responder a las necesidades y exigencias de los territorios, por tanto, la orientación del Plan Nacional de Desarrollo debe procurar eliminar la economía extractiva, comprometerse a excluir cualquier posibilidad de explotar el petróleo utilizando el fracking, estimular el tránsito a la utilización de las fuentes de energías limpias, no contaminantes, utilizando el viento, la energía eólica y la luz solar, que proteja el agua y su óptima utilización y finalmente proteja la fauna, la flora y en general el medio ambiente.

Por supuesto el Gobierno, todos los militantes del Pacto Histórico deben procurar que el pueblo haga de la Paz Total el objetivo fundamental de sus actividades sociales y políticas. Con nuestra acción política hagamos que el Gobierno de Gustavo Petro sea el primero de muchos gobiernos del Pacto Histórico para garantizar una real democracia y los derechos igualitarios de mujeres y hombres.