Jorge Guillermo Federico Hegel en el Diccionario soviético de filosofía

Filosofía en español 
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Jorge Guillermo Federico Hegel

Hegel · comentarios críticos

Jorge Guillermo Federico Hegel (1770-1831)

Gran filósofo idealista y dialéctico alemán. Según el sistema del idealismo objetivo (o absoluto) de Hegel, el fundamento del mundo es una cierta “Idea absoluta” objetiva que existe antes de la aparición de la Naturaleza y del hombre. La “idea absoluta”, por su naturaleza, es un principio activo: sin embargo, su actividad sólo puede ser expresada en el raciocinio, en el autoconocimiento. La naturaleza dialéctica de la idea constituye el impulso hacia su actividad, a su autoconocimiento. La “idea absoluta” es en sí misma contradictoria, se mueve y cambia, se niega y se transforma en su contrario. En el proceso de su autodesarrollo dialéctico, la “idea absoluta” atraviesa tres etapas fundamentales. La primera es la lógica, cuando la “idea absoluta” actúa todavía en su existencia “premundial”, de “pre-naturaleza” en el “elemento del raciocinio puro”. En esta fase, la “idea absoluta” se manifiesta como un sistema de conceptos-categorías lógicos, como un sistema de lógica. En la segunda etapa, la “idea absoluta” se transforma en Naturaleza, que es el “otro ser de la idea absoluta”. La Naturaleza según Hegel, no se desarrolla en el tiempo, sino que sólo varía eternamente en el espacio. El grado superior del autodesarrollo de la idea es el “espíritu absoluto”. En esta tercera etapa, la “idea absoluta” niega la Naturaleza y vuelve a sí misma; su desarrollo se efectúa de nuevo en el terreno del raciocinio, pero ya del raciocinio humano. En esta etapa incluye Hegel el grado de la conciencia individual, el de la conciencia social y el grado máximo cuando la idea en forma de religión, de arte y filosofía llega al final de su autoconocimiento. Hegel estima que la filosofía es una “ciencia absoluta” y considera a su propia filosofía como el grado definitivo del autodesarrollo de la idea. Tal es el sistema filosófico idealista de Hegel. Lo valioso en la filosofía idealista hegeliana es el método dialéctico que la impregna; la afirmación de que la idea se desarrolla sobre la base de contradicciones dialécticas, que en el desarrollo se efectúa el tránsito de los cambios cuantitativos a cambios cualitativos, que la verdad es concreta, que el proceso de desarrollo de la sociedad humana se realiza de acuerdo a leyes y no en virtud del arbitrio del individuo. Sin embargo, la dialéctica hegeliana no está separada de su sistema idealista, sino íntimamente ligada con él. De aquí nació en la filosofía hegeliana una profunda contradicción entre el método y el sistema que la desgarraba. Mientras que su método dialéctico afirmaba que el proceso del desarrollo del conocimiento es infinito, su sistema idealista llevó a Hegel a declarar su filosofía como el final de todo desarrollo y como la verdad, definitiva, acabada de una vez para siempre. El método dialéctico afirmaba que todo se desarrolla de manera dialéctica, y el sistema representaba la Naturaleza como la negación de la dialéctica. Hegel fue el ideólogo de la burguesía alemana de principios del siglo XIX, progresista por las tareas que ante ella se habían planteado, pero pusilánime e inconsecuente, buscando el compromiso con el feudalismo. En gran parte debido a eso, no obstante su genial dialéctica, Hegel declaró la monarquía feudal prusiana como la última y superior etapa del desarrollo de la sociedad humana. La dialéctica hegeliana, a consecuencia de su carácter idealista, está por mucho, desfigurada, mutilada, cubierta de una corteza idealista, del “hegelianismo”. Marx y Engels, al crear su doctrina filosófica, el materialismo dialéctico, no tomaron la dialéctica hegeliana tal como fue creada por Hegel, sino que la reelaboraron, poniéndola del todo “sobre los pies”. “Caracterizando su método dialéctico, Marx y Engels se remiten, con frecuencia, a Hegel, como al filósofo que formuló los rasgos fundamentales de la dialéctica. Pero esto no quiere decir que la dialéctica de Marx y Engels sea idéntica a la dialéctica hegeliana. En realidad Marx y Engels sólo tomaron de la dialéctica de Hegel su ‘médula racional’, desechando la corteza idealista hegeliana y desarrollando la dialéctica para darle una forma científica actual. “Mi método dialéctico –dice Marx– no sólo es fundamentalmente distinto del método de Hegel, sino que es, en todo y por todo, su reverso. Para Hegel, el proceso del pensamiento al que él convierte bajo el nombre de idea, en sujeto con vida propia, es el demiurgo (creador) de la realidad y ésta, la simple forma externa en que toma cuerpo. Para mí, lo ideal no es, por el contrario, más que lo material traducido y transpuesto a la cabeza del hombre”. Las obras principales de Hegel son: Fenomenología del Espíritu, 1807; Ciencia de la Lógica, 1812-1816; Enciclopedia de ciencias filosóficas; Lógica; Filosofía de la Naturaleza; Filosofía del Espíritu, 1817; Líneas fundamentales de la Filosofía del Derecho o Derecho Natural y Ciencia del Estado, 1821. Ediciones póstumas: Lecciones sobre Historia de la Filosofía, 1833-1836; Lecciones sobre Filosofía de la Historia, 1837; Lecciones sobre Estética”, 1836-1838.

Diccionario filosófico marxista · 1946:130-131

Jorge Guillermo Federico Hegel (1770-1831)

Gran filósofo idealista y dialéctico alemán. Conforme al sistema del idealismo de Hegel, la causa del mundo es una cierta “idea absoluta”, objetiva, existente hasta la aparición de la naturaleza y del hombre. Por su naturaleza, la “idea absoluta” es un principio activo, pero su actividad sólo puede manifestarse en el pensamiento, en el autoconocimiento. El impulso de la idea a la actividad, el autoconocimiento, lo da su naturaleza dialéctica. La “idea absoluta” es, en sí, contradictoria; se mueve y cambia, se niega a sí misma y pasa a su contrario.

En el proceso de su auto-desarrollo dialéctico, la “idea absoluta” atraviesa por tres etapas fundamentales. La primera etapa del desarrollo de la “idea absoluta” es la lógica, cuando la “idea absoluta”, aún actúa en su existencia “anterior al mundo y a la naturaleza”, como “elemento del pensamiento puro”. En este estado, la “idea absoluta” aparece como un sistema de conceptos-categorías lógicos, como un sistema de lógica. En la segunda etapa, la “idea absoluta” se convierte en naturaleza, la que viene a ser como la otra vida de la “idea absoluta”. La naturaleza, según Hegel, no se desarrolla en el tiempo, sino que sólo varía eternamente en el espacio. El grado superior del autodesarrollo de la idea es el “espíritu absoluto”. En esta tercera etapa, la “idea absoluta” niega la naturaleza y retorna a sí propia, su desarrollo originase, de nuevo, en el dominio del pensamiento, pero ya del pensamiento humano. A esta etapa es que Hegel atribuye el grado de la conciencia individual, el grado de la conciencia social y el grado máximo, en que la idea, bajo forma de religión, arte y filosofía, llega al fin de su auto-conocimiento. Hegel declara la filosofía como el grado final del auto-desarrollo de la idea.

Tal el sistema idealista filosófico de Hegel. Lo valioso de la filosofía idealista hegeliana es el método dialéctico que la compenetra: la afirmación de que la idea se desarrolla sobre la base de contradicciones dialécticas; que en el desarrollo se origina la transición de los cambios cuantitativos a los cualitativos; que la verdad es concreta; que el proceso del desarrollo de la sociedad humana, se realiza con sujeción a leyes, y no por la fuerza del arbitrio “de las personalidades”. Sin embargo, la dialéctica hegeliana no está separada de su sistema idealista, sino estrechamente ligado a él. De ahí que en la filosofía hegeliana surge una profunda contradicción entre el método y el sistema, que la desgarra. El método dialéctico afirma que el proceso de desarrollo del conocimiento es infinito; en cambio, el sistema idealista lleva a Hegel a declarar su filosofía como el fin de todo desarrollo y como la verdad final, acabada de una vez para siempre. El método dialéctico afirma que todo se desarrolla dialécticamente; en cambio, el sistema idealista imagina la naturaleza como negación de la dialéctica.

Hegel fue un ideólogo de la burguesía alemana de principios del siglo XIX, progresista frente a los problemas que tenía ante sí pero pusilámine e inconsecuente. En gran medida, por tal causa, Hegel, dialéctico genial, se humillaba temerosamente ante la monarquía feudal prusiana y la declaraba como etapa última y superior del desarrollo de la sociedad humana, a pesar de toda su dialéctica. La dialéctica hegeliana, por su vinculación con el idealismo, está muy desnaturalizada, desfigurada, recubierta de corteza idealista, de “hegelianismo”. Marx y Engels, al fundar su doctrina filosófica –el materialismo dialéctico–, no podían tomar la dialéctica hegeliana tal cual está, en Hegel mismo, sino que reelaboraron, colocándose “sobre sus pies”. Caracterizando su método dialéctico, Marx y Engels se remiten, de ordinario, a Hegel como el filósofo que formuló los rasgos fundamentales de la dialéctica. Esto no significa, sin embargo, que la dialéctica de Marx y Engels sea idéntica a la de Hegel. En realidad, Marx y Engels tomaron de la dialéctica de Hegel sólo su “grano racional”, desechando la corteza idealista hegeliana y desarrollando la dialéctica hacia adelante, a fin de darle un aspecto científico moderno. “Mi método dialéctico –dice Marx– no sólo difiere del hegeliano en su fundamento, sino que es su directa oposición. Para Hegel, el proceso del pensamiento –que él hasta convierte, bajo nombre de idea, en sujeto independiente–, es un demiurgo (creador) de lo real, lo que sólo constituye su manifestación exterior. Para mí, por el contrario, lo ideal no es otra cosa que lo material trasladado a la cabeza humana y en ella transformado” (Curso de historia).

Las principales obras de Hegel son: “Fenomenología del espíritu” (1807), “Ciencia de la Lógica” (1812-1816), “Lecciones de Historia de la Filosofía” (1833-1836), “Enciclopedia de las ciencias filosóficas”, “Pequeña lógica”, “Filosofía de la naturaleza”, “Filosofía del espíritu” (1817), “Filosofía del derecho” (1821), “Filosofía de la Historia” (1837), “Estética” (1836-1838).

Diccionario de filosofía y sociología marxista · 1959:42-44

Georg Wilhelm Friedrich Hegel (1770-1831)

Hegel

Gran filósofo alemán que desempeñó un papel considerable en la elaboración de la teoría dialéctica del desarrollo. Su filosofía era idealista. De acuerdo con su idealismo “objetivo” (o absoluto), cierta “Idea absoluta” mística preexistente al margen de la naturaleza y del hombre, constituye el fundamento del mundo. Por su esencia, es un principio activo, pero su actividad no puede expresarse sino en el pensamiento, en el conocimiento de sí. La “Idea absoluta” implica contradicciones internas; se mueve y cambia, transformándose en su contrario. En el curso de su desarrollo dialéctico, la “Idea” pasa por tres fases principales. La primera es la fase lógica, anterior al mundo, donde la “Idea absoluta” opera todavía en el “elemento del pensamiento puro”. La “Idea absoluta” se manifiesta entonces como un sistema de conceptos y categorías lógicas, como un sistema de lógica. Esta parte de la filosofía se halla expuesta en la Ciencia de la lógica. En la segunda fase, la “Idea” sufre una metamorfosis, convirtiéndose en la naturaleza, que es la “encarnación de la Idea absoluta”. Hegel expone esta teoría en su Filosofía de la naturaleza. La naturaleza no se desarrolla en el tiempo sino únicamente en el espacio. En su Filosofía del Espíritu, Hegel revela la fase superior, la tercera de la evolución de la Idea: la del “Espíritu absoluto”. La “Idea absoluta” niega entonces la naturaleza y vuelve a ser ella misma, y de nuevo el devenir se prosigue en el dominio del pensamiento humano. Con esta fase Hegel relaciona la etapa de la conciencia individual, la de la conciencia social, y por fin, la etapa suprema en que la Idea, bajo forma de religión, de arte y de filosofía, llega al término del conocimiento de sí. Hegel hace de la filosofía el “conocimiento absoluto”. Considera su propia filosofía como el apogeo del desarrollo de la “idea”. Tal es, brevemente esbozado, el sistema filosófico idealista de Hegel. El “Absoluto”, el “Espíritu absoluto”, o la “Idea absoluta” de Hegel no es otra cosa que una nueva definición de Dios. Hegel desliga la conciencia humana de la naturaleza, la personifica, la deifica y le hace engendrar, al desarrollarse, la naturaleza, la sociedad, el hombre, &c. En realidad no hay ni puede haber Idea con existencia independiente del hombre, del cerebro humano. Lo que evoluciona es la naturaleza, la sociedad; y el desarrollo de la Idea no es sino el desarrollo de la realidad objetiva. Así todo el fundamento de la filosofía de Hegel es erróneo, anticientífico.

Lo más precioso en la filosofía idealista de Hegel, es su método dialéctico, el desarrollo tiene por origen la lucha de contrarios que se efectúa por medio del tránsito de los cambios cuantitativos a los cambios cualitativos; la verdad es concreta, &c. Lenin consideraba la dialéctica de Hegel como una gran adquisición de la filosofía alemana. Gracias a la dialéctica, la filosofía de Hegel, de igual modo que la de los demás filósofos alemanes de fines del siglo XVIII y comienzos del XIX, se convirtió en una de las fuentes teóricas del marxismo. Lo típico en la filosofía hegeliana, es la contradicción profunda entre su método dialéctico y su sistema metafísico. El método dialéctico afirma que el proceso del conocimiento es infinito, mientras Hegel proclama que su filosofía es el término de todo desarrollo, constituye una verdad definitiva. El método dialéctico parte del punto de vista de que todo cambia y evoluciona; mientras que el sistema metafísico representa a la naturaleza como algo rígido, inmutable, dado de una vez por todas. De acuerdo con la dialéctica, la sociedad no se detiene jamás en su progreso; Hegel por su parte, haciendo abandono de la dialéctica, preconiza un compromiso entre el feudalismo agonizante y el capitalismo naciente, y proclama que la monarquía feudal prusiana, con ligeras reformas constitucionales, constituye el término supremo del desarrollo social.

La dialéctica de Hegel está vuelta hacia el pasado y no hacia el presente y el porvenir. Hegel temía extraer las conclusiones de su propia doctrina, según la cual la contradicción constituye el motor del devenir. En él, la lucha de los contrarios no alcanza su coronamiento lógico, no llega hasta la victoria de lo nuevo, de lo progresivo, sobre lo viejo, lo caduco. Hegel neutraliza, concilia los contrarios, ingeniándose en esfumar la lucha aguda que se desarrolla en el seno de la sociedad dividida en clases antagónicas.

Los fundadores del materialismo dialéctico, Marx y Engels, no podían adoptar la dialéctica de Hegel tal cual se presentaba, sino que la modificaron desde el punto de vista materialista y la colocaron sobre sus pies. De ella sólo utilizaron su médula racional: la teoría del desarrollo y del cambio, del pasaje de los cambios cuantitativos a los cambios cualitativos, &c., después de haber desechado su corteza idealista. Marx y Engels crearon un nuevo método dialéctico inconmovible de la filosofía materialista. Marx escribía: “Mi método dialéctico no sólo es fundamentalmente distinto del método de Hegel, sino que es, en todo y por todo su reverso. Para Hegel, el proceso del pensamiento, al que convierte incluso, bajo el nombre de idea, en sujeto con vida propia, es el demiurgo de lo real, y éste la simple forma exterior en que toma cuerpo. Para mí, lo ideal no es por el contrario, más que lo material traducido y traspuesto a la cabeza del Hombre” (Marx, El capital, Lib. I).

Las concepciones sociales y políticas de Hegel señalan una reacción aristocrática frente a la Revolución Francesa. Aunque reconocía la necesidad de modernizar en el sentido burgués las relaciones feudales caducas, Hegel no deseaba un cambio radical del régimen feudal en Alemania. “Hegel”, escribía Marx, “quiere un sistema de casta medieval, pero en el sentido moderno de un Poder Legislativo, y quiere un Poder Legislativo moderno, pero en la envoltura de un sistema de casta medieval. Lo que es un sincretismo de la peor especie” (Marx/Engels, Obras, Ed. alem.). Hegel hablaba con odio y desprecio de las masas populares a las que consideraba como una fuerza ciega. Exaltaba a Alemania, encarnación del “espíritu del mundo nuevo”; a los pueblos eslavos les asignaba el papel de pueblos “no históricos”; hacía de la guerra un fenómeno eterno, necesario a la vida de la sociedad, &c. Los fascistas alemanes explotaron estas concepciones reaccionarias de Hegel para su propaganda en favor del racismo y de la hegemonía de Alemania.

Los clásicos del marxismo sometieron a una crítica aguda la filosofía idealista de Hegel. Marx y Engels utilizaron con espíritu crítico los elementos preciosos de su método dialéctico y crearon y desarrollaron el materialismo dialéctico e histórico, única filosofía científica. En 1944, el Comité Central del Partido Comunista de la Unión Soviética condenó severamente las insuficiencias y los errores del tercer tomo de la Historia de la Filosofía en el que se diluía la diferencia radical entre la dialéctica hegeliana y la dialéctica marxista, diferencia que expresa la oposición entre la concepción del mundo burguesa y la concepción del mundo proletaria. El Comité Central condenó la manera no crítica de exponer la filosofía hegeliana en general. Obras principales de Hegel: Fenomenología del espíritu (1807), Ciencia de la Lógica (1812-1816), Enciclopedia de las ciencias filosóficas (“Lógica”, “Filosofía de la naturaleza”, “Filosofía del espíritu”) (1817), Filosofía del derecho (1821). Publicaciones póstumas: Lecciones sobre la historia de la Filosofía (1833-1836), Filosofía de la historia (1837), Lecciones sobre estética o filosofía del arte (1836-1838).

Diccionario filosófico abreviado · 1959:225-228

Georg Wilhelm Friedrich Hegel (1770-1831)

Filósofo alemán, idealista objetivo, representante de la filosofía clásica alemana. En su juventud se distingue por sus ideas radicales, saludó la Revolución Francesa, se alzó contra el régimen feudal de la monarquía prusiana. La reacción que siguió al Congreso de Viena hizo sentir su influjo sobre el propio Hegel. A partir de 1818 fue profesor de la Universidad de Berlín y el representante y hasta el creador de la filosofía oficial de la Prusia monárquica. En la filosofía hegeliana se reflejaron de manera peculiar el carácter contradictorio que ofrecía el desarrollo de Alemania en vísperas de la revolución burguesa y la naturaleza dual de la burguesía alemana, de la que Hegel fue ideólogo. Así se explica, por una parte, que la filosofía de Hegel presente tendencias progresivas e incluso revolucionarias, como reflejo de los procesos revolucionarios de Europa, y que por otra parte, se den en ella ideas conservadoras y reaccionarias que traducen la inconsecuencia y la cobardía de la burguesía alemana, su disposición para establecer compromisos con la nobleza reaccionaria. Esa dualidad late en todas las obras de Hegel, incluida su Fenomenología del espíritu (1807), denominada por Marx “la verdadera cuna y el secreto de la filosofía hegeliana”. En dicha obra se examina la evolución del espíritu humano desde sus primeros destellos hasta el dominio consciente de la ciencia y del método científico (fenomenología: doctrina sobre los fenómenos de la conciencia en su desarrollo histórico). Engels calificó la Fenomenología del espíritu como especie de embriología y paleontología del espíritu humano y veía en ella el nacimiento del historicismo, tan característico de Hegel. Analizando en dicha obra la categoría de alienación, Hegel, aunque en forma idealista, “capta la esencia del trabajo”, ve al hombre y su historia como “resultado de su propio trabajo” (Marx), formula principios importantísimos de la dialéctica. Hegel fundamenta en este lugar la tesis, básica en él, acerca de la identidad entre el pensamiento y el ser, acerca de la idea absoluta que se autodesarrolla como base y esencia de todo el mundo. En forma desarrollada, el contenido del sistema del idealismo absoluto (objetivo) (expuesto de manera resumida en la Enciclopedia de las ciencias filosóficas, 1817), consiste en lo siguiente: En la base de todos los fenómenos de la naturaleza y de la sociedad se encuentra lo absoluto, el principio espiritual y racional, la “idea absoluta”, la “razón universal” o “espíritu universal”. Este principio es activo, con la particularidad de que su actividad estriba en el pensamiento, o, dicho con más precisión, en el autoconocimiento. En su desarrollo, la idea absoluta pasa por tres etapas: 1) el desarrollo de la idea en su propio seno, en el “elemento del pensamiento puro”: la Lógica, en la cual la idea revela su contenido en el sistema de categorías lógicas que se hallan relacionadas entre sí y pasan de una a otra; 2) el desarrollo de la idea en forma de “ser-otro”, es decir, bajo la forma de naturaleza: Filosofía dl la naturaleza; la naturaleza no se desarrolla, sirve sólo como manifestación externa del autodesarrollo de las categorías lógicas que constituyen su esencia espiritual; 3) el desarrollo de la idea en el pensamiento y en la historia (en el “espíritu”): Filosofía del espíritu. En esta etapa, la idea absoluta retorna a sí misma y llega a la comprensión de su contenido en las diversas especies de conciencia y de actividad humanas. Según Hegel, en su propio sistema encuentra su culminación el proceso de autodesarrollo de la idea absoluta y, con ello, su autoconocimiento. La adquisición más valiosa de su filosofía fue la dialéctica, cuya exposición más completa figura en La ciencia de la lógica (1812-1816). En esta obra, formuló Hegel la ley concerniente a la transformación de los cambios cuantitativos en cualitativos, dio una sólida base a la doctrina de las contradicciones como principio motor de todo desarrollo, a la ley de la “negación de la negación”, a la dialéctica de la forma y del contenido, del todo y la parte; analizó las categorías de realidad, necesidad y casualidad, y muchas otras; criticó el dualismo kantiano de la “cosa en sí” y el fenómeno, &c. Sin embargo, la dialéctica hegeliana se encontraba en inconciliable contradicción con su filosofía idealista. El idealismo de la filosofía de Hegel así como la limitación burguesa de éste, le llevaron a traicionar directamente sus propias ideas dialécticas (admisión de que el desarrollo del mundo y del conocimiento había llegado a su cima, mistificación de la dialéctica, aplicación del principio de desarrollo exclusivamente a los fenómenos ideales, esquematismo y artificiosidad en el desarrollo de las categorías lógicas), a la falta de capacidad o de deseos en lo tocante a inferir de la dialéctica conclusiones sociales consecuentes, a conciliar con lo existente y a justificarlo (reconocimiento de la monarquía prusiana como cima de la evolución social), a mantener prejuicios nacionalistas, &c. La filosofía de Hegel desempeñó un gran papel en la formación del marxismo, que salvó de ella lo más valioso, la dialéctica, después de reelaborarla y convertirla en una rigurosa doctrina científica sobre el desarrollo de la naturaleza, de la sociedad y del pensar. El marxismo tiene en muy elevada estima la lucha del filósofo alemán contra el agnosticismo, su historicismo, su fe en la fuerza y capacidad de la razón humana, su doctrina lógica, en la cual Hegel supo adivinar los nexos entre el mundo real e importantes leyes del conocimiento. Obras: Filosofía del derecho (1821), Lecciones sobre historia de la filosofía (1833-1836), Lecciones sobre estética (1835-1838), Lecciones sobre filosofía de la historia (1837).

Diccionario filosófico · 1965:210-211

Georg Wilhelm Friedrich Hegel (1770-1831)

Filósofo alemán, idealista objetivo, representante de la filosofía clásica alemana. Desde 1801 era profesor de la Universidad de Jena, y desde 1818, de Berlín. El joven Hegel se distinguía por un modo radical de pensar, aplaudió la revolución francesa e impugnaba el orden feudal de la monarquía prusiana. En general, la filosofía de Hegel reflejó de modo original el carácter contradictorio del desarrollo de Alemania en vísperas de la revolución burguesa y la doble naturaleza de la burguesía alemana, cuyo ideólogo era. De ahí, por una parte, las tendencias progresistas y hasta revolucionarias de su filosofía como expresión de los preparativos ideológicos para la revolución burguesa en Alemania y, por la otra, las ideas conservadoras y reaccionarias como resultado de la inconsecuencia y la cobardía de la burguesía alemana y su inclinación a los compromisos con los terratenientes reaccionarios. Esta dualidad se expresó en todas las obras de Hegel. En la Fenomenología del espíritu (1807) se estudia la evolución de la conciencia humana desde sus primeros gérmenes hasta la asimilación consciente de la ciencia y la metodología científica (la fenomenología es la doctrina sobre los fenómenos del conocimiento, tal como se desarrollan históricamente). Al analizar la categoría enajenación, Hegel capta, aunque en forma idealista, la esencia del trabajo, es decir, muchos aspectos importantes de la actividad material del hombre, examinando a éste último y su historia como resultado de su propio trabajo y, por consiguiente, adivina algunas regularidades reales de la historia. La tesis de partida de la filosofía de Hegel es la identidad del ser y el pensamiento, o sea, la comprensión del mundo real como manifestación de la idea, concepto, espíritu. Hegel consideraba esta identidad como el proceso de evolución histórica del autoconocimiento de la Idea Absoluta. En forma desarrollada, el contenido del sistema del idealismo objetivo de Hegel (expuesto concisamente en la Enciclopedia de las ciencias filosóficas, 1817) consiste en lo siguiente. Todos los fenómenos de la naturaleza y la sociedad se asientan en lo absoluto, en el principio espiritual y racional: “Idea Absoluta”, “Razón Mundial” o “Espíritu Mundial”. Este principio es activo, y su actividad se expresa en el pensamiento, mejor dicho, en el autoconocimiento. En su desarrollo, la Idea Absoluta atraviesa tres etapas: 1) el desarrollo de la idea en su propio seno, en el “elemento del pensamiento puro” –Lógica–, donde la idea pone de manifiesto su contenido en un sistema de categorías lógicas interconectadas, que se transforman unas en otras; 2) el desarrollo de la idea en forma de “otro ser”, es decir, en forma de naturaleza –Filosofía de la Naturaleza–; esta última no se desarrolla, sino tan sólo constituye una manifestación externa del autodesarrollo de las categorías lógicas que constituyen su esencia espiritual; 3) el desarrollo de la idea en el pensamiento y la historia (en el “Espíritu”): Filosofía del Espíritu. En esta etapa, la Idea Absoluta retorna a sí misma y conoce su contenido en las diversas variedades de la conciencia y actividad humanas. El principio idealista de la identidad del pensamiento y el ser sirve, sin embargo, para fundamentar la unidad de las leyes del mundo exterior y el pensamiento; está enfilado contra el agnosticismo de Kant. Una valiosísima adquisición de la filosofía de Hegel fue la dialéctica, expuesta con particular plenitud en la Ciencia de la lógica (1812-16). En esta obra, Hegel ofrece un análisis de las leyes y categorías más importantes de la dialéctica, fundamenta la tesis sobre la unidad de la dialéctica, la lógica y la teoría del conocimiento y crea, por vez primera en la historia del pensamiento, un amplio sistema de la lógica dialéctica. Hegel hizo un excepcional aporte a la teoría del conocimiento; tiene gran importancia, en particular, su profunda crítica de la contemplatividad y el dualismo kantiano de las “cosas en sí” y de los fenómenos. Revisten gran interés también tales obras de Hegel como Filosofía del derecho (1821), Lecciones sobre la historia de la filosofía (1833-36), Lecciones sobre estética (1835-38) y Lecciones sobre la filosofía de la historia (1837). Analizando a fondo los problemas de la ciencia, Hegel dejó una profunda huella en todas las esferas de la filosofía. Pero su dialéctica tenía una envoltura mística. El idealismo de la filosofía de Hegel, así como su estrechez burguesa, contradecían sus propias ideas dialécticas: dicho idealismo consistía en el reconocimiento del carácter acabado del desarrollo del mundo y el conocimiento, la mistificación de la dialéctica, la extensión del principio del desarrollo sólo a los fenómenos ideales, el esquematismo y la artificialidad en el desarrollo de una serie de categorías lógicas, el enclaustramiento del sistema de éstas últimas, la incapacidad y falta de deseo de sacar conclusiones sociales consecuentes de la dialéctica, la conciliación con lo existente y su justificación, el reconocimiento de la monarquía prusiana como cima del desarrollo social, los prejuicios nacionalistas, &c. La filosofía de Hegel desempeñó un gran papel en la formación del marxismo, que tomó lo más valioso de ella –la dialéctica–, transformándola en una doctrina rigurosamente científica del desarrollo de la naturaleza, la sociedad y el pensamiento. El marxismo valora altamente la lucha del filósofo alemán contra el agnosticismo; su historicismo, su fe en las fuerzas y en la capacidad de la razón humana y su doctrina lógica, en la que supo adivinar las conexiones del mundo real e importantes regularidades de la actividad teórica y práctica.

Diccionario de filosofía · 1984:202-203