John Everett Millais fue un pintor británico y uno de los fundadores en 1848 de la Hermandad Prerrafaelita, junto con William Holman Hunt y Dante Gabriel Rossetti. Jóvenes y descontentos con el tipo de pintura que se exponía y se premiaba en la Royal Academy de Londres -escenas cotidianas de asuntos poco importantes, como las que hacían David Wilkie y William Etty-, se reunían en casa de John Everett Millais. Su obra no fue ajena al vino. Esto lo podemos comprobar en “Isabella”, fechado entre 1848 y 1849.

En los primeros años la Hermandad combinaba un realismo minucioso con un fuerte contenido simbólico (Cristo en casa de sus padres, 1849-1859, Tate Britain, Londres); sus fuentes de inspiración eran, principalmente los textos bíblicos y la literatura, Shakespeare, por ejemplo (Ofelia, 1851-1852, Tate Britain, Londres); sus modelos plásticos, los pintores medievales y del renacimiento italiano temprano, anteriores a Rafael; su principal sustento teórico, el escritor John Ruskin. Trabajaron juntos hasta 1853 y, a partir de entonces, siguieron caminos distintos. A finales de los años sesenta, John Everett Millais cambió su forma de pintar y sustituyó el dibujo preciso de los primeros años por un modo más suelto, con la pincelada más empastada y más vibrante. Al mismo tiempo dedicó más atención al retrato de personajes importantes en la sociedad (Mrs. Bischoffsheim) y, en este campo, hizo frecuentes homenajes a maestros del pasado, que destacaron por su habilidad en el retrato «de corte»: Diego Velázquez, Joshua Reynolds, Tiziano y Anton van Dyck.

A pesar de no haber estado en España, conocía las copias de Velázquez que había hecho John Phillip y pudo ver cuadros del sevillano en 1864, en una exposición de Arte Español (British Institution, Londres). Su Recuerdo de Velázquez (Royal Academy of Arts, Londres) es el retrato de una niña rubia, vestida de negro, con toques vivos de rosa y un ramo de naranjo en la mano, que hace pensar en las infantas que pintó el sevillano, tanto por el tema como por los colores y la técnica; se pudo ver en la exposición anual de la Royal Academy (1868) y fue su diploma picture. Refiriéndose a dicha obra, una crítica de Art Journal afirmaba que John Everett Millais «se ha apoderado de la manera del gran maestro con mano vengativa; Velázquez superado». Con este cuadro retomaba el tema de la niña inocente que le había valido muy buenas críticas en 1863, Mi primer sermón (Guildhall Art Gallery, Londres); tan buenas que hizo Mi segundo sermón al año siguiente; un tipo de cuadros que su amigo James Abbott McNeill Whistler admiraba. Se cuenta que John Everett Millais aconsejaba a un pintor que se dirigía a España: «Mira bien a Velázquez, estúdialo pero no lo copies, no te va a derribar».