Joaquín Sabina y Pancho Varona: historia de una relación de 40 años con un final áspero | Cultura | EL PAÍS
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Joaquín Sabina y Pancho Varona: historia de una relación de 40 años con un final áspero

Compartieron durante cuatro décadas noches, habitaciones de hotel y canciones memorables. Esta semana el cantante ha roto con su escudero de forma abrupta

Joaquin Sabina y Pancho Varona actuando en el Coliseum de A Coruña el 22 de julio de 2017. Foto: GETTY | Vídeo: EPV

Ocurrió hace unos años en un concierto en el teatro Gran Rex de Buenos Aires. Pancho Varona se acercó a Joaquín Sabina y le dijo: “Este es mi concierto 1.000 contigo”. El cantante, obviamente, no llevaba la cuenta; su músico fiel, sí, y sintió la necesidad de comunicárselo al jefe. Sabina suele contar esta anécdota como fotografía de la potente relación de los dos músicos. Algunas veces la adorna con humor, más o menos grueso, según la inspiración del momento. Un día el chiste fue este: “El año que viene iremos al desfile del Orgullo Gay juntos. Con tangas y a lo loco”. Joaquín y Pancho, siempre juntos. Hasta esta semana, que ha visto cómo se ha roto una relación de 40 años. Pocas historias hay en la música española de tan larga duración. “Mi sitio natural, donde soy más feliz en la vida es en el escenario, dos metros detrás de mi amigo y mi socio y dos metros a la izquierda. Y ese sitio, por desgracia, lo he perdido. Estoy triste”. Pancho Varona (Madrid, 65 años) responde a EL PAÍS desde México, donde está de gira con un espectáculo basado en las canciones de su ahora exjefe.

Mientras Joaquín Sabina (Úbeda, Jaén, 73 años) dudaba, el pasado martes, sobre sus ideales de izquierda en una rueda de prensa durante la presentación del documental (que se estrena hoy jueves) que sobre su figura ha rodado Fernando León de Aranoa (“ya no soy tan de izquierdas”, dijo), Pancho Varona difundía un comunicado donde informaba de que su amigo y socio lo había despedido. Panchito, como cariñosamente lo llama Sabina, no estará en la próxima ronda de conciertos del cantante, que comienza en Costa Rica en febrero de 2023 y que después de varias fechas en Latinoamérica recala en España desde el 20 de abril. El cantante ha decidido prescindir del compinche con el que ha compuesto un centenar de canciones y ha compartido cuatro decenas de giras. ¿Los motivos? “Sinceramente, no tengo muy claro cuáles son los motivos que me han dejado fuera de la gira. O yo no lo he entendido bien o no se me ha explicado bien. Estoy un poco desorientado al respecto. No me lo esperaba, pero es cierto que llevaba unos meses recibiendo cierto tipo de señales. La verdad es que después de 40 años juntos no creía que me fuera a quedar al margen”, afirma Varona.

La relación de los dos músicos comenzó en los años ochenta. Varona solía asistir a La Mandrágora, ese local granuja del centro de Madrid donde tomó forma el trío que formaron Javier Krahe, Alberto Pérez y Sabina. Acompañado de Gloria, su hermana mayor, Pancho quedó seducido sobre todo por la procacidad de Krahe. El primer contacto con su futuro amigo fue por medio del tabaco Ducados. Sabina, que lo veía allí los días de concierto, siempre le pedía cigarros de su paquete. Todo ocurrió en el sótano de La Mandrágora, un agujero para 30 o 40 personas. Allí, entre humos, copas y nula ventilación, comenzaron a hablar. Un día, Sabina se mostró desesperado. Tenía un concierto contratado con banda en un teatro de Madrid y su guitarrista llevaba una vida dispersa con la puntualidad fuera de sus prioridades. A la enésima espantada del guitarrista, Sabina decidió despedirlo. “Yo me sé todas las canciones”, repuso una voz al fondo. Era Varona, el del Ducados. “Pues contratado”, aulló Sabina. Ahí comenzó todo, en 1982. Pancho era consciente de sus limitaciones, pero entre los consejos del cantante y su tesón, acabó aprendiendo. Ya era el guitarrista. Faltaba el siguiente paso. Para el disco Juez y parte (1985), el letrista le tendió una cuartilla con el texto de Balada de Tolito. “A ver si me puedes componer algo, Panchito”. Varona elaboró una música que convenció a Sabina.

Los dos músicos en un concierto en San Sebastián en 1989 en el Festival Contra el Miedo, organizado en solidaridad con el cantautor vasco Imanol, tras haber sido amenazado en unas pintadas firmadas por ETA.
Los dos músicos en un concierto en San Sebastián en 1989 en el Festival Contra el Miedo, organizado en solidaridad con el cantautor vasco Imanol, tras haber sido amenazado en unas pintadas firmadas por ETA. JUAN HERRERO (EFE)

Desde entonces han compuesto juntos unas 100 piezas, entre ellas clásicos del repertorio sabinero: Contigo, Eva tomando el sol, Pacto entre caballeros, Y sin embargo, Ruido o Yo me bajo en Atocha. Sabina en las letras y Varona en la música, algunas compartidas con el también guitarrista Antonio García de Diego, el otro gran escudero de Sabina (con algún año menos de relación con el jefe que Varona). “El mayor placer del mundo es tener una canción recién salida del horno, que vengan Panchito y Antoñito [García de Diego], sentarme y cantársela. Yo hago una letra, un esqueleto de música, que algunas veces ellos lo tiran y construyen otra cosa; o bien no hago nada, pero les cuento lo que me gustaría. Trabajamos en equipo mucho más que los Beatles”, explicó Sabina en el documental de la grabación de Alivio de luto.

Estos días, dentro del entorno del cantante impera la ley del silencio. Este periódico se ha puesto en contacto con sus representantes, pero no han querido hacer declaraciones. Algunos de sus colaboradores y músicos se han excusado: “Disculpa, no tenemos nada que decir”. En el entorno suena como crucial la ruptura hace un año de Noche Sabinera, el grupo de los músicos del autor de Princesa que lleva desde 2006 actuando por toda España “para llenar los huecos en los que Joaquín descansa”. Antonio García de Diego y Pancho Varona eran los rostros más populares de una banda que también suma a Mara Barros, Paco Beneyto o Jaime Asúa. En septiembre de 2021, Varona anunció: “El resto de los componentes que integran Noche Sabinera han decidido tomar otro rumbo con un nuevo proyecto en el que ya no tengo cabida”. Todos, menos Varona, pasaron a llamarse Benditos Malditos. Fuentes cercanas a este grupo afirman a este periódico que “la banda se separó porque había un conflicto de intereses brutal”. La agenda de conciertos de Pancho Varona con otros proyectos hacía inviable organizar los recitales de Noche Sabinera, dicen. “No se puede dejar en casa a cuatro compañeros por tu propia agenda”, señalan. E insisten en que Noche Sabinera no se separa, sino que desaparece y nace Benditos Malditos. Varona tiene su propia versión: “Sí, yo tengo otros proyectos y el tiempo estaba repartido en mitad de mes con Noche Sabinera y la otra para mis proyectos. Lo que pasa es que yo trabajaba mucho mi mitad y Noche Sabinera muy poco la suya. Y eso los enfadaba”.

Desde hace un año, Varona desarrolla su gira Pacto entre caballeros. 500 noches. Y Benditos Malditos la suya (el viernes actúan en Madrid). Las dos explotan el cancionero de Sabina. Dos bandas tributo de lujo, formadas por músicos del homenajeado. Sabina, como reconocen sus allegados, es un tipo que rehúye el enfrentamiento. Algunas fuentes apuntan a que el cantante ha tomado la drástica decisión de prescindir de Varona ante la perspectiva de convivir en la próxima gira (Contra todo pronóstico) con una banda donde un miembro no se habla con el resto. Muchos días de convivencia, muchas horas de trabajo, mucha tensión. Mucho de todo como para comenzar con fricciones. Varona responde: “Según Joaquín, no es por eso. No me dijo que esto pudiera influir en la decisión. En todas las casas y en todas las familias hay desencuentros que se acaban arreglando con el tiempo”. El guitarrista no quiere desvelar las conversaciones con Sabina “por respeto”. No se ven desde hace muchos meses. “La última vez que hablamos fue hace un año y medio. Estuve en su casa por unos asuntos ajenos a lo estrictamente musical. La conversación fue excelente como siempre lo había sido”.

Tras el accidente que sufrió Sabina en el WiZink Center en febrero de 2020 y que lo obligó a cancelar la gira, el andaluz solo ha hecho dos actuaciones, que se consideran como una toma de posición en este conflicto: una en febrero de 2022 con Leiva en la ceremonia de los Premios Goya y la otra en abril de ese mismo año en un concierto en Madrid de Benditos Malditos (ya sin Varona).

Leiva y Joaquín Sabina, en la presentación del documental ‘Sintiéndolo mucho’, de Fernando León, el día 15 en Madrid.
Leiva y Joaquín Sabina, en la presentación del documental ‘Sintiéndolo mucho’, de Fernando León, el día 15 en Madrid. Eduardo Parra (Europa Press)

El cantante ya había marcado el camino. Desde hace tiempo se mueve con la muleta que le tiende Leiva (y con la del escritor Benjamín Prado). Se conocieron en los tiempos de Pereza (“los perecita” llamaba a Rubén Pozo y a Leiva, con esa afición suya por los diminutivos) y la presencia del rockero es cada vez más crucial, y proporcional al distanciamiento en el plano artístico con Varona. En el último disco del jiennense, Lo niego todo (2017), Leiva hace de Varona y de De Diego, y estos apenas participan. Leiva es también el compositor de la música de Sintiéndolo mucho, la canción principal del documental de Aranoa. Es además el que se encuentra al mando del próximo trabajo del autor de Pongamos que hablo de Madrid, que quiere publicar en 2023. Y otra vez Leiva es el candidato número uno para interpretar el papel de Sabina en una serie que se está preparando sobre la etapa inglesa del cantante, cuando se marchó a Londres en los setenta antes de dedicarse profesionalmente a la música. Sabina desea que Leiva lo interprete, pero el músico se resiste. No parece, sin embargo, que el excomponente de Pereza vaya a estar en la gira de Contra todo pronóstico. El que sí debutará con el cantante es el guitarrista Borja Montenegro, que ha tocado con José Luis Perales, Víctor y Ana o Luz Casal. También estarán con casi total seguridad Jaime Asúa, Antonio García de Diego y Mara Barros, los tres de Benditos Malditos.

Durante todos estos años, Varona ha sido el portavoz de su jefe, en retirada cada vez más radical de los medios. Como él no está disponible, el guitarrista, solícito, narraba todo lo que había aprendido a su lado, hablaba por él y contaba la historia de las canciones. Sabina nunca puso pegas. Estos días, Varona se repone en México y ya piensa en el futuro: “Todavía no he terminado de asimilar ni de comprender el hecho de que no vaya a estar presente. Son muchos años juntos, muchos escenarios y muchas canciones. Pero, por otra parte, estoy trabajando más que nunca, y el teléfono no para de sonar con vistas a la próxima temporada”.

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Sobre la firma

Carlos Marcos
Redactor de Cultura especializado en música. Empezó trabajando en Guía del Ocio de Madrid y El País de las Tentaciones. Redactor jefe de Rolling Stone y Revista 40, coordinó cinco años la web de la revista ICON. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid y Máster de Periodismo de EL PAÍS. Vive en Madrid.

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