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Una actriz y su sueño
Figura del teatro de Broadway, el cine suele relegarla a papeles de mujer ejemplar, con algunas excepciones, como la política de oscuro pasado de Candidata al poder. Nominada para el Oscar en tres ocasiones, Joan Allen ha demostrado también que puede ser una secundaria de auténtico lujo en producciones como El mito de Bourne.
Los orígenes de Joan Allen (Rochelle, Illinois, 20 de agosto de 1956) no podían ser más humildes, pues la actriz es hija de gasolinero y ama de casa. Es una de esas estrellas de Hollywood que ya tienen clara su vocación desde muy jóvenes, pues desde pequeña soñaba con actuar y participaba en los montajes teatrales del instituto. “Yo siempre fui una niña buena, sin grandes problemas. El teatro me daba la oportunidad de estar triste, de ser extravagante, de estar enfadada, de ser todas esas cosas distintas”, ha explicado la actriz.
Tras estudiar interpretación en las universidades de Charleston y Macomb, decidió fundar su propio grupo teatral, Steppenwolf Theatre Company, junto a su amiguete John Malkovich, aunque ocasionalmente también actuó con ellos Gary Sinise. Obtuvieron mucho éxito de público, y Joan Allen dedicó mucho tiempo a las tablas en la primera época de su carrera, aunque también apareció en el telefilm Say Goodnight, Gracia, con Malkovich, y en la serie Hojas perennes. Debutó en el cine en 1985, con un pequeño papel en Compromising Positions, protagonizada por Susan Sarandon.
Su primera gran oportunidad en el cine se la ofreció el maestro Francis Ford Coppola, que la contrató como secundaria en Peggy Sue se casó. El cineasta italoamericano quedó tan contento con su labor, que poco después le ofreció un personaje más destacado en Tucker, un hombre y su sueño, donde bordó su interpretación de esposa modélica de Jeff Bridges, lo que a la larga fue un poco perjudicial para su carrera, pues la encasillaron en este papel. Por estas fechas también se convirtió en esposa en la vida real, al contraer matrimonio en 1990 con el también actor Peter Friedman, con quien había coincidido en la escena. En Broadway, Joan Allen se labró a lo largo de los años un inmenso prestigio, hasta que llegó a ganar el Tony por la obra ‘Burn This’. Tras encarnar a la madre de un niño prodigio del ajedrez, y esposa de Joe Mantegna, en En busca de Bobby Fischer, de Steven Zaillian, fue Pat Nixon, la esposa maquiavélica y distante de Anthony Hopkins, en Nixon, de Oliver Stone, la esposa embarazada que intenta salvar a su marido, Daniel Day-Lewis, en El crisol, adaptación de una obra de Arthur Miller, la esposa engañada de Kevin Kline en La tormenta de hielo, donde realiza uno de sus mejores trabajos, la esposa infiel de William H. Macy, en Pleasantville, y la esposa abandonada que tiene problemas con la bebida en Más allá del odio. Cambió de registro, interpretando a una doctora en la dinámica cinta de acción Cara a cara, de John Woo, y como senadora descaradamente proabortista, en Candidata al poder, donde volvió a formar equipo con Christian Slater y Jeff Bridges, sus compañeros de reparto en la citada Tucker. Desde entonces, Joan Allen ha destacado con sus interpretaciones secundarias en El diario de Noa, y sobre todo en El mito de Bourne y El ultimátum de Bourne, donde da vida a una sutil alto cargo de la CIA que supondrá una valiosa ayuda para el protagonista. “Me apetecía cambiar de género, y además encarno a una mujer que sabe de lo que está hablando y que llega a tener una posición importante dentro de la CIA”, comentó la actriz.
Joan Allen ha tenido una hija, Sadie, que también se dedica a la interpretación, con la que apareció en escena en la obra ‘The Heidi Chronicles’. Tiene pendiente de estreno el drama Bonneville, donde está acompañada de otras dos actrices maduras de primera: Jessica Lange y Kathy Bates.