Nobel de la Paz en 2002

Jimmy Carter, el cultivador de cacahuetes que fue Presidente de Estados Unidos

El oriundo de Georgia enfrentó uno de los mandatos más complejos de la historia del país, pero ello no le impidió dar continuidad, junto a su esposa Rosalynn, a su compromiso con los derechos sociales y la democracia.

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Jimmy Carter, entonces candidato a la nominación del Partido Demócrata a la Presidencia de los Estados Unidos en 1976.

Cordon Press

“Si alguna vez os miento, si alguna vez hago una declaración engañosa, no me votéis. No merecería ser vuestro presidente”, manifestaba a menudo James E. Carter en sus discursos de campaña. En un Estados Unidos donde reinaba el desazón y la desconfianza a causa del reciente estallido del caso Watergate, el escándalo que terminó con la presidencia de Richard Nixon, la estrategia del honest man le sirvió a este oriundo de Plains, Georgia, quien siempre insistió en ser llamado por su sobrenombre familiar Jimmy, para llegar a lo más alto del poder en 1977. 

 

El contexto de depresión nacional, cuyo origen se remontaba, según varios sociólogos, a los asesinatos de personajes importantes de la escena estadounidense como John Fitzgerald Kennedy (1963) y Martin Luther King (1968), necesitaba de un rostro fresco, una figura ligeramente desconocida a escala nacional, pero con una propuesta firme: y eso era justamente lo que ofrecía Jimmy Carter, quien en el momento de lanzar su candidatura ya ostentaba el cargo de Gobernador del Estado de Georgia, con una valoración ampliamente positiva

Dedicado plenamente al cultivo de cacahuete tras la muerte de su padre -un exitoso negocio teniendo en cuenta que se trata de uno de los alimentos básicos en Estados Unidos, entonces y ahora-, el capital obtenido no solo le permitió a Carter gozar de una buena vida junto a su esposa de por vida, Rosalynn Smith, sino también saciar su interés por la política: desde bien temprano comenzó a labrarse una reputación de servidor público debido a su activa participación en asociaciones de ámbito estatal, como la Autoridad Hospitalaria, la Junta Bibliotecaria o la Corporación para el Desarrollo de Plains, entre otras. 

Con esto, inició su carrera al poder en 1962, cuando ganó el escaño por el 14 Distrito en el Senado estatal, y ocho años más tarde consiguió alcanzar el puesto de Gobernador en su patria chica, donde estableció un mandato de cuatro años caracterizado por la lucha por los derechos civiles de las personas negras, la protección del medio ambiente y la aplicación de reformas que beneficiaron a diversos colectivos vulnerables. 

Una presidencia llena de retos

Esas mismas convicciones fueron las que le llevaron, en 1974, a ceder el poder de Georgia a George Busbee y emprender una campaña de dos años, muy centrada en la crítica a Gerald R. Ford, cara a las elecciones presidenciales de 1976, de las cuales salió victorioso. Todo ello, en pleno desarrollo de la Guerra Fría y en un contexto nacional de desaliento principalmente por la guerra de Vietnam y la crisis del petróleo de 1973, que provocó una espiral inflacionista sin precedentes en el país. 

Se dice por ello que Jimmy Carter hizo frente a uno de los mandatos más complejos de la historia de Estados Unidos. Y aun a pesar de la marea en contra, hay numerosos aspectos de su presidencia que a día de hoy se recuerdan con respeto: por ejemplo, su ambicioso plan para conducir al país a la independencia energética mediante el mantenimiento de los controles de los precios del petróleo no importado y el gas natural, y la apuesta por energías renovables, que para dar ejemplo le llevó a instalar paneles solares sobre la Casa Blanca. 

 

camp david

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Primer Ministro de Israel (1977-1983), Menachem Begin; Presidente de Estados Unidos (1977-1981), Jimmy Carter; y Presidente de Egipto (1970-1981), Anwar Sadat, en Camp David. (De izquierda a derecha).

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Además de ello, siguiendo la línea ecologista que también destacó durante su mandato en Georgia, Carter impulsó una expansión del sistema de parques nacionales que incluyó la protección de más de 40 hectáreas en territorio de Alaska. Y con respecto a los derechos sociales, otro de los pilares fundamentales de su discurso, reforzó el sistema de Seguridad Social e incorporó en su equipo de gobierno a un número récord de mujeres, afroamericanos e hispanos.

Pero tal vez los Acuerdos de Camp David de 1978 constituyeron el hito más sobresaliente de su trayectoria política: tras treinta años del estallido del conflicto entre Israel y Palestina, Jimmy Carter fue anfitrión de un pacto que conllevó importantes avances en las relaciones diplomáticas de Oriente Medio, y es que en ese encuentro, Egipto, gobernado entonces por Anwar Sadat, firmó la paz con el Estado judío y se convirtió así en el primer país árabe en reconocer su soberanía.

La crisis que impidió su reelección

Al contrario que los anteriores inquilinos de la Casa Blanca desde Harry S. Truman, Carter no se mostró lo suficientemente anticomunista a ojos de la opinión pública, lo que fue poco a poco debilitando su popularidad. En este sentido, la eliminación de algunos aspectos del bloqueo económico a la Cuba de Fidel Castro y los Tratados de Torrijos-Carter, por los cuales se establecía la soberanía panameña del Canal oceánico y su zona circundante, supusieron el inicio del fin para el presidente Carter.

Aunque parte de su mandato estuvo dedicado a completar la negociación del tratado de limitación nuclear SALT II con la Unión Soviética, los principios éticos del estadounidense fueron recibidos con frialdad por parte de esta histórica enemiga, entonces gobernada por Alexéi Kosygin. Este pacto fue suspendido tras la invasión soviética de Afganistán, que condujo a la proclamación de la conocida como Doctrina Carter: una política que expresaba que "cualquier intento por una fuerza exterior de obtener el control de la región del Golfo Pérsico será considerado como un asalto a los intereses vitales de Estados Unidos", y que "tal asalto será repelido por todos los medios que sean necesarios, incluyendo la fuerza militar". 

 

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Ciudadanos muestran su apoyo al presidente Jimmy Carter durante una visita a Milwaukee en octubre de 1980.

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Para más énfasis, y representando la gota que colmó el vaso en la decadencia política de Carter, el triunfo de la Revolución Iraní frente a la monarquía autoritaria pro occidental se tradujo en la captura de 52 diplomáticos de la Embajada de Estados Unidos como rehenes; una situación que se extendió por 444 días y que, sumado a la continua inflación en el país, acabó con la administración del 39º Presidente de Estados Unidos. Así, en las elecciones de 1980, Jimmy Carter no consiguió la reelección y fue sustituido por Ronald Reagan. El día en que se cedió el testigo, Irán liberó a los rehenes.

Un expresidente activista

Vivir un mandato convulso no le impidió a Carter dar continuidad a su fiel compromiso con los derechos humanos y la democracia. Desde el abandono del cargo como Presidente de los Estados Unidos, Jimmy y Rosalynn Carter fundaron una ONG en colaboración con la Organización Mundial de la Salud (OMS) dedicada a la investigación de enfermedades infecciosas.

Bajo esta misión, lograron diseñar una hoja de ruta para la erradicación de la dracunculiasis, una patología parasitaria invalidante transmitida a través del agua contaminada muy común en la década de los 80 en países africanos y asiáticos. Esta acción, junto a su gran hito político en Camp David, le hizo merecedor del Premio Nobel de la Paz en 2002. 

 

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El Presidente Jimmy Carter y la Primera Dama Rosalynn Carter bailando en un baile inaugural.

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En la actualidad, el que pasó de ser cultivador de cacahuetes a presidente y Nobel, ostenta también el título popular de ser el ex mandatario más longevo en vida, a sus 99 años. Desde principios de 2023, Carter permaneció en su casa familiar, en Plains, Georgia, junto a Rosalynn, quien falleció con 96 años el pasado 19 de noviembre y quien fue descrita en el comunicado oficial de su muerte como una “apasionada defensora de la salud mental, los cuidados y los derechos de la mujer". 

Ahora, Jimmy Carter, tras sobrevivir a un cáncer en el cerebro con metástasis, se mantiene en cuidados paliativos, sin su cómplice de vida pero acompañado de sus 3 hijos, 11 nietos y 14 bisnietos.