Don Jaime de Borbón y Battenberg (1908 ‐1975). El rey sordo que no pudo ser

VivianaPor Viviana Burad,

Mendoza, 2010.

Sección: Biografías.

 

Existen algunos estudios muy interesantes sobre Don Jaime de Borbón. Uno de ellos fue realizado por el periodista experto en la dinastía de los Borbones, José María Zavala. Sus investigaciones fueron plasmadas en el libro de su autoría denominado “Don Jaime el trágico Borbón. La maldición del hijo sordomudo de Alfonso XIII” editado por La Esfera de los Libros en 2006. Otra de las investigaciones corresponde a José Apezarena cuyo libro se conoce como “Luis Alfonso de Borbón” publicado por Plaza y Janes en 2007. Este último relata en algunos de los capítulos la historia de Jaime de Borbón y Battenberg. Jaime de Borbón Luís Alfonso de Borbón Hijo de Alfonso XIII y Martínez Bordiú nieto de Don Jaime.

Breve reseña sobre la historia de una persona sorda con estirpe real

Jaime de Borbón. Fuente: Wikipedia.
Jaime de Borbón. Fuente: Wikipedia

Del matrimonio entre el rey Alfonso XIII y Victoria Eugenia de Battenberg, nacieron varios hijos siendo Jaime el segundo de ellos y el hijo sordo.

Don Jaime de Borbón y Battenberg nació en el Palacio Real de La Granja de San Idelfonso, Segovia, España, el 23 de junio de 1908, a la una y media de la madrugada. Su nodriza elegida fue María Sierra, oriunda de Torrelavega. Jaime era hermano de Juan de Borbón, padre del Duque de Cádiz, suegro de Carmen Martínez Bordiú Franco, abuelo de Luís Alfonso y sucesor a la Corona española.

José María Zavala considera que Don Jaime nació sordo y que esta circunstancia fue ocultada por su padre Alfonso XIII. Jaime, el segundo de los hijos del Rey, tenía varios hermanos: Alfonso ‐el primogénito‐, Juan ‐el tercero y padre del Rey Juan Carlos‐, Fernando, ‐muerto a poco de nacer en 1910‐, Beatriz, Cristina y Gonzalo. Alfonso y Gonzalo padecían hemofilia.

El especialista mencionado describe al Infante Jaime como una persona sensible e inteligente, insegura y dependiente de su entorno. Si bien su temperamento y personalidad se forjaron desde la adversidad, por su circunstancia de ser sordo, era afable, cariñoso y proclive a la influencia de quienes lo rodearon. Adoraba a su madre y a su hermano mayor Alfonso, sin embargo, sentía temor frente a la figura de su padre.

Jaime representó al Rey Alfonso XIII en numerosos actos oficiales, tal como correspondía a un infante de España en ejercicio de sus derechos. Por Real Decreto del 02 de febrero de 1931, su padre le concedió el Collar de la Real Orden de Isabel la Católica, una distinción monárquica, y un mes después fue nombrado Comendador Mayor vacante en la Orden de Calatrava. Tuvo que abandonar España siendo muy joven al proclamarse en 1931 la II República cuando fue destronado Alfonso XIII y cae la monarquía en España, el 14 de abril de ese año. A raíz de esto, la Familia Real se vio obligada al exilio en medio de un clima social y político de hostilidad.

Posteriormente, su hermano Alfonso, Príncipe de Asturias, renunció a sus derechos sucesorios para casarse con una mujer que no pertenecía a la realeza, aunque algunos autores consideran que el origen de su renuncia fue debido a que era hemofílico. Como consecuencia de ello, le correspondía a Jaime el cargo de Príncipe de Asturias, que ocupó tan solo durante diez días a raíz de que su padre le pidió que renunciara al trono, con el objeto de favorecer a su hermano Juan, Conde de Barcelona, concretándose su dimisión formalmente y por escrito, el 23 de junio de 1933 en un hotel de Fontainebleau.

El trato consistía en que a cambio de su renuncia, su padre, el Rey Alfonso XIII, le daría protección económica durante toda su vida. Después de resignar su derecho al trono español, Don Jaime siguió siendo el jefe de la casa de Borbón en Francia.

Alfonso XIII consideraba que Jaime no estaba capacitado para ocupar el trono en caso de que la monarquía se restaurase en España a raíz de su condición de ser sordo. Desde entonces Jaime utilizó el título de Duque de Segovia y en 1941 los franceses lo consideraron jefe de la Casa de Borbón y pretendiente al trono de Francia. Don Jaime aceptó estos apoyos y se hizo llamar Duque de Anjou y como verdadero primogénito, tomó los títulos carlistas y sus partidarios le conocieron como Jaime IV de España y como Enrique VI de Francia y Navarra.

Transcurrió el tiempo y su padre no cumplió con lo pactado. Este hecho lo puso en rebeldía al punto de que dedicó el resto de su vida a reivindicar su derecho a la Corona. “… Nadie de mi familia, ni mi hermano Juan, cumplieron la promesa de asegurarme la vida en lo material.” (Don Jaime de Borbón. En: Apezarena, J, 2007).

Don Jaime se casó en primeras nupcias el 4 de marzo de 1935 en Roma, con Emanuela de Dampierre (1913), hija de Roger de Dampierre, duque de San Lorenzo y vizconde de Dampierre (1892‐1975) y de la princesa Vittoria Ruspoli (1892‐1982). De este matrimonio convenido, nacieron dos hijos en Roma, Alfonso de Borbón Dampierre, Duque de Cádiz (1936–1989) y Gonzalo de Borbón Dampierre, Duque de Aquitania (1937‐2000).

La renuncia de Don Jaime al trono implicaba la pérdida de los derechos de sus sucesores a la Corona española. Por ello, este instrumento firmado por el infante, impidió que su hijo, el Duque de Cádiz, ‐Alfonso, fallecido en un accidente‐, pudiera ostentar el trono de España. Aparentemente, esta situación y algunas infidelidades hicieron que Emanuela Dampierre tomara la decisión de romper el vínculo matrimonial. Así las cosas, se divorciaron en 1947 en Bucarest, aunque la disolución del vínculo matrimonial fue reconocida solo por los tribunales italianos dos años después pero no en España.

El 3 de agosto de 1949, Jaime de Borbón y Battenberg vuelve a casarse en Innsbruck con una cantante prusiana llamada Charlotte Luise Auguste Tiedemann (1919‐1979) y el hecho de que ella no perteneciera a la realeza provocó rechazo dentro de la dinastía. Mientras tanto, su ex esposa Emanuela contrajo segundas nupcias con el milanés Antonio Sozzani, un antiguo amigo suyo.

Parece ser que este nuevo matrimonio entre Jaime y Charlotte fue turbulento. Ella estaba intoxicada por el consumo de alcohol. Incluso, en una oportunidad su esposo la encontró con un hombre en su propio lecho matrimonial.

Charlotte fue también quien incentivó a Don Jaime a reclamar su derecho al trono sobre la base de que su renuncia en Fontainebleau no tenía trascendencia jurídica ya que la Ley de Sucesión de 1947, promulgada por el General Franco, requería que el futuro sucesor tuviera más de 30 años y que fuera de estirpe real y estos requisitos eran reunidos tanto por Don Juan y su hijo Don Juan Carlos, como por Don Jaime y su hijo Alfonso, el Duque de Cádiz, ubicándose los cuatro en disposición de reinar.

El 6 de diciembre de 1949, Jaime de Borbón intentó que su renuncia a los derechos de sucesión al trono de España fuese invalidada y se opuso a que su hermano Juan de Borbón fuese considerado jefe de la Casa Real.

Por otra parte, en 1960, sus hijos, Alfonso y Gonzalo, iniciaron un expediente judicial en un juzgado francés, alegando que su padre dilapidaba su fortuna y estaba desequilibrado pero el tribunal dictaminó que Don Jaime gozaba de sus plenas facultades mentales y condenó a ambos al pago de las costas del juicio.

El 3 de mayo de 1964, comenzó a usar el título de duque de Madrid como jefe de una rama del carlismo. Las reivindicaciones de Don Jaime provocaron muchas disputas con su hermano Juan de Borbón, lo que hizo que la relación entre los infantes se deteriorara después de que en 1969 Franco eligiera a Don Juan Carlos como sucesor de la Corona, según cuenta José María Zavala.

A pedido de su hijo Alfonso, el 19 de julio de ese año, Jaime de Borbón renunció definitivamente a continuar reclamando sus derechos dinásticos aunque tiempo después intentó que Franco nombrara sucesor a su hijo y apartara a Juan Carlos de Borbón. Jaime de Borbón murió, sin corona, en el hospital Cantonal de Saint‐Gall en Suiza el 20 de marzo de 1975 a raíz de una hemorragia cerebral producida por un accidente ocurrido el 25 de febrero de ese año, después de una disputa con su segunda esposa Carlota Tiedemman, quien le habría dado un botellazo en la cabeza. Nunca se realizó su autopsia. Diez años más tarde, se ordenó el traslado de sus restos al monasterio de El Escorial de Madrid que fueron inhumados en el panteón de Infantes junto con otros miembros de la Familia Real.

Su experiencia sorda: Un mundo de imágenes, olores y vibraciones

Para algunos autores, y según los dichos del propio Don Jaime, se quedó sordo a los cuatro años de edad a raíz de una intervención quirúrgica como consecuencia de una mastoiditis. Otros consideran que perdió la audición al momento de su nacimiento probablemente al contraer una infección en el oído interno e incluso entienden algunos investigadores que si hubiera oído bien hasta los cuatro años, habría hablado mejor en su edad adulta. Su primera esposa, Emanuela Dampiere, también sostenía que era sordo de nacimiento.

No obstante esto, contó el propio Jaime que un día realizando un viaje en tren, le dio un fuerte dolor de oídos y empezó a despedir pus por la nariz y los oídos. Por ello el doctor Campaire diagnosticó una otitis aguda y decidió realizarle una trepanación en forma inmediata y en el transcurso de la intervención debió romperle el hueso auditivo. Algunos autores consideran que fue una bestial intervención quirúrgica realizada en Alemania y aparentemente, fue sometido a varias operaciones posteriores sin éxito.

Explica José Apezarena que el hecho de ser sordo, constituyó una limitación decisiva que lo marcó de por vida y que acarreó consecuencias negativas jurídicas, políticas y sociales para él y para sus sucesores (Apezarena, J., 2007).

Fue educado por sor María y sor Avelina, dos monjas que tenían experiencia en pedagogía con niñas sordas y ciegas en Madrid. Las religiosas impusieron como condición para su educación que Jaime no se acercara a ninguna persona que se comunicara con él por medio de señas. Ambas permanecieron en el palacio desde 1912 hasta 1931 y así, aprendió la lectura labial y a hablar español. Posteriormente aprendería francés, inglés, alemán e italiano. Durante años fue visitado por especialistas de distintos países y recibió tratamientos en Burdeos con los doctores Portmann y Moore y luego en Londres con este último. Se trasladaba a Burdeos y por temporadas recibía dos sesiones diarias de un tratamiento que consistía en descargas eléctricas.

Don Jaime se reconocía como sordo y aclaraba: “ … No soy receloso, ni miro detrás de mí, volviéndome de pronto cuando estoy rodeado de gentes; no desconfío de las personas que están a mi alrededor, y no tengo un temperamento huraño, hosco, concentrado.” (de Borbón, Jaime. En: Apezarena, J; 2007). Cuenta José Apezarena que su hermana Cristina recuerda que era el más bondadoso de todos.

Su hijo Alfonso contó que los padres de Jaime “ … hicieron lo posible para reducir las dificultades inherentes a la situación. Si bien logró dominar su articulación para expresarse pronunciaba discursos con voz gutural y se ayudaba mucho con el gesto. Pero continuaba sin oír nada” y si bien sabía leer los labios, esto no le permitía entender más que a un interlocutor a la vez. “En una reunión se encontraba aislado, no pudiendo seguir una conversación múltiple, lo cual limita las relaciones sociales y ‐sobre todo si el grupo es hostil‐, puede dar lugar a cierta indefensión.” (Apezarena, 2007). Cuando la familia real se trasladó a Fontaineblau, Jaime recibía clases de francés y completó su formación en el Instituto Nacional de Sordomudos de París.

En febrero de 1934 viajó a Roma invitado por la reina Elena para recibir el tratamiento de un especialista en sordos, el doctor Trafelli pero ni los más prestigiosos profesionales de la ciencia médica del mundo ni las terapias más modernas pudieron convertirlo en oyente.

El Infante Jaime, respecto de su circunstancia de ser sordo, dijo: “ … empecé a vivir en ese universo de guata que habría de ser el mío. Un mundo de imágenes, olores y vibraciones, al que me fui habituando con tanta facilidad cuanto que, después de los sufrimientos pasados, representaba para mí una profunda paz.” (de Borbón, J. En: Apezarena, J; 2007).

Fuentes

Apezarena, José (2007). “Luís Alfonso de Borbón. Un príncipe a la espera”. En: www.lecturalia.com/libro/17087/luis‐alfonso‐de‐borbon‐un‐principe‐a‐la‐espera ‐ 20k ‐

Zavala, José María (2006). “Don Jaime el trágico Borbón. La maldición del hijo sordomudo de Alfonso XIII”. En: http://www.lukor.com/literatura/noticias/portada/06111221.htm

Zavala, José María. En: http://josemariazavala.com/modules.php?name=Content&pa=showpage&pid=17 www.cultura‐sorda.eu

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