Un psicoanalista y las denuncias por abuso sexual | La Silla Rota
GÉRARD MILLER

Un psicoanalista y las denuncias por abuso sexual

Gérard Miller, uno de los psicoanalistas más conocidos en Francia, profesor emérito de la Universidad París-VIII, a sus 75 años se le acusa de abuso sexual y violación. | María Teresa Priego

Escrito en OPINIÓN el

Gérard Miller es uno de los psicoanalistas más conocidos en Francia, profesor emérito de la Universidad París-VIII, colaborador en programas de televisión, director de documentales como “Cita con Lacan”, la vida de un gran maestro del psicoanálisis (entrevistas con su hija Sylvie y personas que lo conocieron) y, sobre todo, testimonios de sus analizantes. También, “Mi primera sesión”, un trabajo en el que entrevista a psicoanalistas y a personas de distintas edades y oficios que hablan de su acercamiento al tratamiento psicoanalítico, sus miedos, sus dudas y las descubiertas que llegan con la experiencia. ¿Por qué el psicoanálisis? ¿qué sucede en la transferencia? 

Gérard Miller es hermano de Jacques Alain Miller, el yerno de Jacques Lacan y responsable de su legado. Un hombre con poder, sin duda y con una reconocida “autoridad moral”. A sus 75 años, de golpe, su mundo se resquebraja. Primero, la revistaElle” publicó tres testimonios de mujeres que lo acusan de abuso sexual y violación. En una segunda entrega, de la revista los testimonios fueron 41. La mayoría de ellas eran menores de edad en el momento de los hechos. Tras la publicación otras mujeres escribieron sus testimonios. 67 en total. El ministerio público recibió seis denuncias formales. 

La fiscalía abrió una carpeta de investigación. El 12 de abril una nueva denuncia: una mujer afirma haber sido abusada por el psicoanalista cuando ella tenía 19 años y él 50. Ninguna de ellas era su paciente. Con frecuencia, según declaran, se acercaba a ellas una vez terminados los programas en los que el psicoanalista participaba y ellas formaban parte del público. Una de las “invitaciones” que se repiten en los testimonios era la de participar con él en una “sesión de hipnosis” en su casa. Las víctimas hablan de una “relación de dominio”. Una de ellas, por ejemplo, fue a entrevistarlo para un trabajo en su escuela, nivel preparatoria. 

En un primer tiempo Gérard Miller respondió a través de X (antes Twitter): “Aceptando que he tenido a lo largo de la vida un gran número de encuentros, atracciones o aventuras, tanto con mujeres de mi edad como con mujeres más jóvenes, aceptando, que sería evidente para mí hoy, pero no en esa época, que podría haber habido en ocasiones entre esas mujeres más jóvenes y yo, dado mi estatus de “hombre de poder”, una asimetría que hoy me parecería un impedimento absoluto, de entrada he precisado haberme siempre asegurado del consentimiento de las mujeres que he frecuentado y rechazo de la manera más categórica posible toda agresión sexual y, con más razón, una violación”.

Hemos leído una explicación similar en distintos casos de abusadores sexuales: “yo no sabía, entonces”. ¿Qué era lo que no sabían? Que desde posiciones de poder se naturalizaban conductas abusivas protegidas por la tan larga “costumbre” del silencio. Que la relación de un hombre más que adulto y una menor de edad que llegaba a su casa fascinada por haber sido “elegida” por el “gran gurú” no implicaba el consentimiento para imponer abusos sexuales. ¿No lo sabía? Y, sin embargo, con frecuencia era justo después de “brillar” en una mesa de debate cuando el psicoanalista se acercaba a las mujeres muy jóvenes. 

Miller publicó también una larga carta en la que explica que pertenece a la generación de hombres que vivieron el movimiento del 68 “la generación asociada a la ´libertad sexual’, (hombres) que se encuentran hoy en la obligación de cuestionarse”. Señala un “después” del Movimiento MeToo: “palabras que cuestionan la manera en la que la relación hombre-mujer se constituye en nuestra sociedad, sobre la base de una innegable dominación masculina”. Sin embargo, afirma cada vez: “en lo que concierne a las mujeres que me señalan, si algo les desagradó cuando estaban conmigo, no tengo ninguna duda al afirmar: nada de lo que percibí me indicaba que ellas quisieran poner fin a la situación, porque de ser así, al instante mismo yo lo hubiera hecho”.

La investigación está en curso. 

María Teresa Priego

@Marteresapriego