Los primeros estuardos y la revolución de 1648 Jacobo – I (1603 – 1625)
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Los primeros estuardos y la revolución de 1648 Jacobo – I (1603 – 1625)

In document Historia_Universal_SM 5° (página 164-168)

Cuando falleció la reina Isabel I (1603), última representante de la dinastía de los Tudor, ascendió al trono Jacobo Estuardo, bisnieto, por línea materna, de Enrique VII. Como Jacobo ya era rey de Escocia, quedaron unidas Escocia e Inglaterra, si bien mantuvieron sus instituciones y leyes particulares.

de Dios. A esas disidencias políticas se sumaron las religiosas. En efecto, el rey profesaba un estricto anglicanismo en tanto que la mayoría de los parlamentarios eran puritanos. El puritanismo propiciaba la reforma de la iglesia anglicana reclamando su "purificación", es decir, la eliminación de toda supervivencia del catolicismo, o de "papismo" como ellos decían. Los puritanos consideraban que debían ceñir estrictamente todos los actos de su vida a los preceptos bíblicos, pues la Biblia constituía la fuente única y exclusiva de la inspiración religiosa.

Pero entre ellos se fueron esbozando dos tendencias divergentes, la de los presbiterianos y la de los independientes. Los presbiterianos, fieles a las ideas calvinistas, sostenían que debían suprimirse los obispos y arzobispos de la iglesia anglicana y entregar la dirección de la misma a los presbíterios. Ésta era la organización ya existente en la iglesia escocesa llamada, por eso mismo, presbiteriana.

En cambio, los independientes rechazaban tanto el sistema anglicano como el presbiteriano, sosteniendo el derecho de los fieles a darse la organización religiosa que quisieran. Por esto la denominación de independientes fue de carácter genérico y comprendió a numerosas y distintas sectas, como la de los cuáqueos, baptistas, etc.

El desacuerdo del Parlamento con el rey, tanto en materia política como en la religiosa, se agravó cada vez más, hasta degenerar en el violento antagonismo que provocó la guerra civil después de Jacobo I.

El Reinado de Carlos I (1625 – 1649)

Carlos I fue desde el principio un rey impopular, porque mantuvo como consejero a su íntimo amigo el duque de Buckingham, que había sido el omnipotente favorito de Jacobo I, por lo que disfrutaba de escasas simpatías. otra circunstancia desfavorable para la popularidad del rey fue su matrimonio con Enriqueta de Francia, hermana de Luis XIII, y católica por tanto, cuya posible influencia en favor del catolicismo despertaba recelos.

A pesar, pues, del carácter afable y bondadoso del nuevo rey, éste no tuvo mejor suerte que su padre en sus relaciones con el Parlamento. En los primeros años de su reinado, la citada asamblea le hizo fuerte oposición, en defensa de las libertades tradicionales de Inglaterra, y contra la teoría del derecho divino de los reyes. En 1628, el Parlamento accedió a las solicitudes financieras del monarca con la condición de que reconociese la Petición de Derechos que era una reafirmación de la Carta Magna.

En ella se estableció entre otros principios importantes; 1º, que nadie podía ser arrestado sino de acuerdo con la ley; 2º, que sería ilegal todo impuesto no aprobado por el Parlamento.

Carlos I, irritado por haber tenido que ceder ante el Parlamento, prescindió de su colaboración creyendo que podría gobernar Inglaterra de la misma manera personal y absoluta como Luis XIII y su ministro el cardenal Richelieu, lo estaba haciendo en Francia en esos mismos momentos.

Pero ese intento absolutista que Carlos I consiguió prolongar durante once años, lejos de llevarlo al triunfo definitivo, terminó en una revolución en la que el monarca perdió la vida.

El Gobierno Personal de Carlos I (1629 – 1640)

Numerosos conflictos jalonaron la acción autocrática del monarca inglés. Uno de ellos se produjo cuando ordenó cobrar el ship money, un viejo impuesto que había caído en desuso muchos años antes.

El ship money era un antiguo impuesto por el cual las poblaciones de la costa debían contribuir a la defensa nacional entregando un cierto número de barcos o, en su defecto, el dinero necesario para construirlos. Carlos I lo resucitó, exigiendo su pago en dinero en todas las poblaciones de Inglaterra (1634).

Un rico caballero llamado Juan Hampden se negó a pagarlo, pese a que sólo se le exigía la entrega de una libra esterlina, diciendo que ningún inglés podía ser compelido al pago de un impuesto que no hubiera sido aprobado por el Parlamento.

Un tribunal real condenó a Hampden, pero el pueblo se solidarizó con el valiente ciudadano que había sacrificado su libertad y comprometido su vida por la defensa de un principio, Hampden fue considerado como un héroe y su nombre concitó la admiración y el respeto de sus compatriotas.

Los conflictos más graves derivaron de la política religiosa del arzobispo Laud, un fanático anglicano, que se había propuesto acabar con los adversarios de la iglesia oficial. persiguió a los puritanos de Inglaterra, muchos de los cuales optaron por trasladarse a las colonias de Norteamérica. Cuando trató de imponer a los presbiterianos de Escocia el libro de oraciones de la iglesia anglicana, éstos, profundamente apagados a sus creencias firmaron un pacto (covenant) comprometiéndose a resistir por todos los medios este ataque contra su fe. Para hacer frente a la sublevación armada de los escoceses, Carlos I necesitaba urgentes recursos y debió resignarse a convocar al Parlamento inglés.

Así, la revolución escocesa terminó con el gobierno sin Parlamento (1640).

El Parlamento Largo

El Parlamento, convocado en estas circunstancias, es conocido con el nombre de Parlamento Largo, porque duró casi tres lustros. Entre sus integrantes se contaron Hampden y Oliverio Cromwell, primo del anterior quienes encabezaron un movimiento de crítica contra los abusos del rey. El Parlamento comenzó por juzgar al Conde de Strafford, uno de los principales colaboradores de Carlos I a quien condenó a muerte, como queriendo marcar su irrevocable designio de aniquilar al absolutismo. Seguidamente, suprimió los tribunales de justicia que había nombrado el rey para perseguir

a sus enemigos y prohibió la recaudación del ship money. Por último, el Parlamento declaró que el rey debía reunirlo, por lo menos, una vez cada tres años

Todas estas medidas tendían a evitar un nuevo gobierno personal y limitaban el poder del rey.

Entonces Carlos I resolvió terminar con sus opositores y presentó en el propio Parlamento acompañado por un grupo de soldados con el propósito de arrestar a los dirigentes de la oposición. Éstos, prevenidos de antemano, se habían retirado. Se formaron entonces dos bandos rivales. El rey contó con el apoyo de casi todos los nobles, del clero anglicano, de los católicos y de la mayoría de los grandes propietarios de campos. Sus partidarios recibieron el nombre de "caballeros". Los partidarios del parlamento o "cabezas redondas" eran puritanos, comerciantes unos, industriales otros, y pequeños propietarios los restantes.

La Guerra Civil, Oliverio Cromwell

En 1642 chocaron las fuerzas del rey con las del Parlamento. Al principio los caballeros, más habituados a las faenas de la guerra, arrollaron a sus adversarios. Pero las cosas cambiaron gracias a las nuevas directivas militares impuestas por Cromwell. Cromwell era un gentil hombre campesino, celoso puritano, que se reveló como un destacado estadista y militar del genio.

Cromwell comenzó por formar un poderoso regimiento de caballería constituido, según sus palabras por "hombres justos y temerosos de Dios", fanáticos puritanos que atacaban cantando salmos de la Biblia. Estos "flancos de hierro", como se les llamó, pelearon con gran éxito. Entonces Cromwell organizó, de modo análogo, el resto de las fuerzas parlamentarias. Así surgió un nuevo ejército (new model), de carácter profesional, bien disciplinado y pertrechado, que aseguró el triunfo de la revolución puritana. El rey se rindió a los cuatro años de iniciada la lucha, cesando la guerra civil (1646).

El Conflicto entre el Parlamento y el Ejército

Terminada la guerra civil, surgió un conflicto entre los vencedores, pues, si bien eran todos puritanos, no pertenecían todos ellos a las mismas sectas. En efecto, en el Parlamento existía mayoría presbiteriana, mientras que en el ejército, tanto Cromwell como casi todos los soldados eran independientes. El rey, pese a su condición de cautivo, trató de atraer a los presbiterianos del Parlamento, quienes llegaron a manifestar que estarían dispuestos a devolverle el trono. Pero los independientes del ejército, intransigentes frente al monarca, impidieron su restauración para lo cual eliminaron por la violencia a los miembros presbiterianos del Parlamento Largo, que quedó así constituido únicamente por la minoría independiente. Este Parlamento reducido recibió el calificativo de rabadilla.

La Ejecución de Carlos I

Una de las primeras medidas del Parlamento Rabadilla fue la de someter al rey al juicio de un tribunal integrado por sus peores enemigos. Carlos I fue condenado a muerte como "tirano, traidor, asesino y enemigo público de la felicidad del pueblo". Poso después, se cumplió la sentencia que afirmó con sangre el principio de los gobernantes ingleses son responsables de sus actos antes sus súbditos (1649).

La República y la Dictadura de Cromwell

El establecimiento de la república (1649). El Parlamento Rabadilla abolió la Cámara de los Lores y la dignidad real y nombró para gobernar a Inglaterra un Consejo de Estado constituido por parlamentarios y por oficiales del ejército, cuyo dirigente fue Cromwell. Así nació la república, que sus creadores denominaron Commonwealth, que significa, literalmente, patrimonio común. Esta república no surgió del voto popular, sino de la imposición de los independientes que constituían una minoría dentro de Inglaterra, pero que dominaban totalmente en el ejército. Cromwell reveló singulares dotes de estadista. Comenzó por asegurar el orden, reprimiendo sublevaciones en Escocia y en Irlanda, esta última con implacable crueldad. Luego promovió la prosperidad del país, estimulando especialmente el desarrollo del comercio, para lo cual, entre otras medidas, hizo promulgar un acta de navegación.

El Acta de Navegación y su Trascendencia

Este documento estableció que las mercaderías importadas por Inglaterra debían ser llevadas en un barco inglés o en uno del país de origen (1651). Este fue el primer paso dado por Inglaterra para convertirse en la más importante potencia naval del mundo, pues los ingleses debieron ir a buscar casi todas las mercaderías que necesitaban a los lugares de producción. Fue también un rudo golpe para la marina holandesa que había monopolizado los transportes marítimos del mundo. Holanda replicó el acta de navegación con una guerra, pero las fuerzas navales inglesas dirigidas por un marino de genio llamado Blake consiguieron imponer una paz favorable para Inglaterra (1654).

La Dictadura de Cromwell, El Protectorado (1653 – 1658)

Cromwell y sus colegas del ejército no marcharon de acuerdo con el Parlamento Rabadilla al que acabaron por disolver (1653). Entonces prepararon una constitución que se llamó Instrumento de gobierno. Este documento confirió a Cromwell el cargo vitalicio de Lord Protector, con muy amplios poderes, incluyendo el de designar sucesor. El mismo Instrumento restableció el parlamento. Pero el protectorado fue, en la práctica, la dictadura de Cromwell. Centralizó la autoridad suprimiendo las autoridades locales y dividiendo al país en circunscripciones a cargo de militares. En

fue la más importante posesión inglesa en las Indias Occidentales. Pero el gobierno de Cromwell levantó crecientes resistencias, pues anuló las libertades y los derechos tradicionales de los ingleses, por los que tanto habían bregado en sus luchas contra los Estuardo.

Cuando murió, lo sucedió su hijo Ricardo, hombre bien intencionado aunque sin condiciones de gobernante, que poco tiempo después renunció a su cargo de Lord Protector (1660).

La Restauración de los Estuardo y la Revolución de 1688

Al retirarse Ricardo Cromwell a la vida privada, el poder quedó en manos del ejército y pareció que Inglaterra soportaría una nueva dictadura militar. Pero el general Monk, jefe de las fuerzas que ocupaban Escocia, marchó sobre Londres y consiguió reunir a los miembros sobrevivientes del Parlamento Largo, a los que ordenó llamar a elecciones generales. Así resultó elegido un nuevo Parlamento que invitó al hijo del extinto Carlos I, residente en Holanda, a ocupar el trono de Inglaterra. Con esta restauración de los Estuardos se puso fin a la revolución puritana.

El Reinado de Carlos II (1660 – 1685): Carlos II tenía ideas análogas a las de su padre, pero era muy distinto

como persona, pues, modificaba sus convicciones según sus conveniencias. Conservaba desagradables recuerdos de su destierro y por eso, la finalidad suprema de su política fue, según su expresión, "no volver a hacer el viaje", es decir, no verse obligado a salir de su patria. La restauración no sólo significó el regreso de los Estuardo, sino también el restablecimiento de la iglesia anglicana. Por esto, al iniciarse el reinado de Carlos II el Parlamento, en el que predominaban los antiguos caballeros, tomó diversas medidas contra las distintas sectas puritanas denominadas jurídicamente disidentes o no conformistas por su oposición a la iglesia oficial.

El rey, en cambio, para favorecer al catolicismo, con el que simpatizaba secretamente, propició la tolerancia religiosa. Su hermano Jacobo, heredero del trono, era, por otra parte, abiertamente católico. El Parlamento, temeroso del renacimiento católico, votó la ley de la prueba (test Act) por la cual se exigía la adhesión a la iglesia anglicana para poder desempeñar cualquier cargo público. Jacobo debió renunciar al cargo de almirante que desempeñaba. No conforme con esto, la mayoría de la cámara de los comunes votó, tiempo después, el bill de exclusión por el que se excluía del trono al católico Jacobo. Esta decisión fue la causa ocasional de la formación de dos partidos rivales que se llamaron whigs y tories.

Los whigs sostuvieron el bill de exclusión. Eran continuadores de la ideología de los "cabezas redondas", por lo que bregaron para disminuir, en todo lo posible, el poder del rey del Parlamento.

Los tories, contrarios al bill de exclusión, continuaban la acción del partido de los "caballeros", por lo que trataban de consolidar, el poder monárquico. Apoyados por la mayoría de la Cámara de los Lores impidieron que el bill de exclusión se convirtiese en ley. Desde entonces los whigs y los tories son agrupaciones adversarias y ocupan toda la historia política inglesa posterior. Al llegar al siglo XIX, comenzaron a denominarse, respectivamente, liberales y conservadores.

El Acta de Hábeas Corpus

Mientras ocurrían los incidentes señalados, el Parlamento votó una de las más importantes leyes de la historia de Inglaterra, la de hábeas corpus (1679).

La ley de hábeas corpus estableció que los jueces podían exigir la comparecencia ante sus tribunales de cualquier persona que estuviese detenida, para examinar si la detención era justa, pues nadie que no estuviese acusado o convicto de un delito podía ser privado de su libertad. Es decir que el gobierno debía "tener el cuerpo" significado de la expresión latina hábeas corpus, o sea el detenido, a la disposición del juez. El recurso debía ser planteado ante el juez por cualquier persona interesada en la suerte del detenido. El hábeas corpus significó una garantía fundamental para la libertad individual, pues impidió las detenciones arbitrarias, por capricho del rey o de cualquier funcionario. El sistema del hábeas corpus se extendió a otros países, y hoy es una conquista admitida por la legislación universal.

Jacobo II (1685 – 1688) y La Revolución de 1688

Jacobo II comenzó por suspender las leyes contra los católicos, a muchos de los cuales designó para ocupar los cargos más importantes del reino. Los ingleses toleraron está situación porque esperaban que al fallecer -el rey contaba ya sesenta años- lo sucedería su hija María, protestante, esposa del príncipe Guillermo de Orange, estatúder o gobernador general de Holanda. Pero, inesperadamente, la segunda esposa de Jacobo dio a luz un hijo varón (1688) lo que aseguraba el predominio del catolicismo en Inglaterra. Entonces los dirigentes tories y whigs invitaron, de común acuerdo, a Guillermo de Orange para que se dirigiera a las islas británicas y expulsase a los Estuardos. Guillermo desembarcó al frente de un pequeño ejército y marchó sobre Londres apoyado por los protestantes. Jacobo II huyó a Francia donde pasó el resto de su vida como huésped de Luis XIV. El Parlamento declaró vacante el trono porque Jacobo II "Había violado las leyes fundamentales del reino y huido vergonzosamente", y a reglón seguido aprobó la Declaración de Derechos. Guillermo y maría, que se comprometieron a respetarla, fueron proclamados reyes.

La Declaración de Derechos (1689)

La Declaración de Derechos figura, conjuntamente con la Carta Magna y con la Petición de Derechos, entre los más importantes documentos legislativos de la historia de Inglaterra. Fue una nueva afirmación de las libertades y derechos tradicionales de la nación inglesa, estableció nuevas limitaciones al poder real y dio nuevos poderes al Parlamento.

La Declaración estableció que el monarca debía ser miembro de la iglesia anglicana, con lo cual reafirmó el carácter protestante de la reyecía en Inglaterra. Agregó que no podía ni suspender la aplicación de las leyes ni eximir a sus súbditos de las sanciones resultantes de la desobediencia a las mismas, como lo habían hecho los Estuardo. Declaró que no podía cobrar impuestos ni organizar ejércitos, sin expresa autorización del Parlamento, con lo que condenó nuevamente, la política general de los citados Estuardo. Finalmente estableció que debía reunir al Parlamento con frecuencia. Esta obligación de carácter vago se concretó, poco después, cuando el Parlamento resolvió que los impuestos sólo tendrían validez por un año, con lo que el monarca debió convocarlo por lo menos una vez al año para conseguir la aprobación de éstos.

En lo que respecta al Parlamento, la Declaración expresó que la elección de sus miembros debía ser enteramente libre y que éstos no podían ser molestados ni por sus opiniones ni por sus actos. Así se obtenía la necesaria independencia de la máxima asamblea representativa nacional.

El Acta de Tolerancia (1689)

La Declaración de Derechos fue complementada con el Acta de Tolerancia que trató de solucionar los problemas religiosos de Inglaterra. Esta ley permitió el libre ejercicio de sus creencias a los disidentes, es decir, a los protestantes no anglicanos, pero les vedó el acceso a los cargos públicos que quedaron reservados para los anglicanos. Tampoco toleró el catolicismo, ni el judaísmo. pese a esto, las querellas religiosas entre los ingleses se atenuaron mucho.

Así terminó la pacífica revolución de 1688. La monarquía absoluta de derecho divino dejó de existir en Inglaterra y el parlamento quedó en situación de convertirse en las más importante institución política del reino.

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