La película más arriesgada e incomprendida de Quentin Tarantino cumple 25 años

'Jackie Brown'

La película más arriesgada e incomprendida de Quentin Tarantino cumple 25 años

El tercer largometraje del cineasta supuso la búsqueda de madurez autoral que definiría para siempre su carrera.
Rodaje de 'Jackie Brown'
Rodaje de 'Jackie Brown'
Cinemanía
Rodaje de 'Jackie Brown'

A finales de 1997, el mundo de la cultura popular se había empachado de Quentin Tarantino, y no porque el cineasta hubiera estrenado ningún largometraje tras el fulgurante éxito de Pulp Fiction en 1994 (posiblemente la película más influyente de la década de los 90), más bien porque Tarantino estaba en todas partes y su nombre se había convertido casi en una marca comercial. 

El cineasta era el equivalente a Marvel Studios en el indie mainstream de los 90 propugnado por los otrora intocables hermanos Weinstein. Tras la polémica Palma de Oro otorgada a su segundo largometraje en el Festival de Cannes de 1994 y el Oscar a mejor guion original entregado en 1995 (y que terminó con su amistad con el coguionista de la cinta, Roger Avary), Tarantino era una presencia omnipresente.

Entre 1994 y 1997, el director de Reservoir Dogs había aparecido como guest-star en el Desperado de su amigo Robert Rodríguez, a lo que seguiría un papel coprotagonista junto a George Clooney en Abierto hasta el amanecer, también dirigida por Rodríguez y que partía de un guion primerizo del propio Tarantino —sin olvidar la adaptación que Oliver Stone realizó de su guion de Asesinos natos y que enfrentaría a ambos cineastas en la Mostra de Venecia de 1994—.

Tráiler de 'Jackie Brown'. (MIRAMAX)

A ello se le sumaría en 1996 una película episódica titulada Four Rooms dirigida por Tarantino junto a Rodríguez, Allison Anders y Alexander Rockwell, más una producción dirigida por Reb Braddock titulada Tú asesina, que nosotras limpiamos la sangre, protagonizada por Angela Jones (Esmarelda Villalobos en Pulp Fiction) en la que se utilizaba el muy hitchcockiano 'Quentin Tarantino presenta' con fines publicitarios.

Los Weinstein utilizaron su nombre para intentar promocionar subproductos que no alcanzaban ni de lejos la maestría posmoderna demostrada por el egocéntrico cineasta en su laureada Pulp Fiction. ¿El problema? Que el público general ya no distinguía entre una película dirigida por Quentin Tarantino y la ingente cantidad de producciones que utilizaban el nombre de Tarantino en vano. Eso no significa que Tarantino no estuviera preparando el que sería su tercer largometraje oficial y que se estrenaría unos tres años después de Pulp Fiction: Jackie Brown.

'Jackie Brown': entre el neonoir y el blaxploitation

De toda su filmografía, posiblemente Jackie Brown sea su trabajo más arriesgado y diferente. Una obra que, como el propio Tarantino diría en su momento, no pretendía superar lo conseguido por el huracán Pulp Fiction, sino situarse por debajo. Eso se deja ver en la ausencia de pirotecnia visual, formal y estructural del largometraje. Una obra madura que revelaba un Tarantino muy diferente al que habíamos conocido hasta el momento, razón del tibio recibimiento de la cinta en el momento de su estreno.

Primera y única adaptación en la filmografía de Tarantino —a partir de la novela del escritor de novela noir Elmore Leonard titulada Cóctel explosivo— su tercer largometraje posiblemente fuera el proyecto más cercano a la infancia y adolescencia del cineasta

Tarantino recordaba cómo algunos de los personajes protagonistas de Jackie Brown aparecieron por primera vez en la novela The Switch de Elmore Leonard, una novela que el futuro director robaría en un KMart y cuya prosa le influiría tanto que uno de sus primeros guiones, Amor a quemarropa, sería un intento o una manera de reinterpretar la prosa y las estructuras de Leonard en su cine.

Fotograma de 'Jackie Brown'
Fotograma de 'Jackie Brown'
Cinemanía

Pero, aunque adaptación, Tarantino la llevaría a su terreno. En primer lugar, dándole el protagonismo a Jackie Brown, un personaje no principal en la novela original y que cambiaría de raza para poder ofrecérselo a una de sus musas cinematográficas, Pam Grier. La reina del blaxploitation, con títulos como Foxy Brown o Coffy, ya había estado en el punto de mira de Tarantino para Pulp Fiction, para el personaje que acabaría interpretando Rosana Arquette.

Pero en esta ocasión e incluso preocupado de contrariar al propio Leonard (que le dijo que cambiara lo que tuviera que cambiar, que para algo era una adaptación y que le parecía fabulosa la idea de incorporar a Pam Grier) decidió apostar el éxito de su nuevo y esperado trabajo a una actriz conocida solo por los aficionados a la serie b y al blaxploitation.

Una apuesta que redobló con el otro gran protagonista de la cinta, el veterano actor Robert Forster, una presencia habitual de la serie b de los 70, sobre todo conocido por su interpretación en Medium Cool de Haskell Wexler, pero un gran desconocido para el gran público, sobre todo teniendo en consideración a los otros posibles candidatos que tanteó Tarantino para interpretar al personaje de Max Cherry, como eran Paul Newman o Gene Hackman.

Subvirtiendo las expectativas

Un riesgo enorme ya que, aunque Tarantino ya había demostrado su capacidad para traer de vuelta a estrellas en decadencia, como fue el caso de John Travolta en Pulp Fiction, aquí su apuesta era aún más complicada ya que ni Grier ni Forster habían sido grandes estrellas de Hollywood al estilo del intérprete de títulos míticos como Grease o Fiebre del sábado noche

Para que la apuesta tuviera mayores visos de comercialidad, integró en sus repartos corales habituales a actores de la talla de Robert de Niro, Bridget Fonda y su talismán, Samuel L. Jackson, en la piel de Ordell, el traficante de armas y drogas bajo el que gira el relato y que fue el personaje que ocupó al Tarantino guionista más tiempo en el primer año de escritura de guion.

Un guion que nos muestra a un Tarantino desnudo de artificio con un relato narrado de manera lineal (exceptuando los diferentes y rashomonianos puntos de vista de la secuencia crucial del filme: el heist perpetrado en el centro comercial por los personajes de Grier y Forster). Aquí no vislumbramos por ninguna parte las típicas narrativas y estructuras fragmentadas de Reservoir Dogs, Pulp Fiction o el posterior díptico conformado por Kill Bill vol. 1 y 2.

Fotograma de 'Jackie Brown'
Fotograma de 'Jackie Brown'
Cinemanía

A su vez, y por primera y casi última vez (a excepción de Erase una vez en Hollywood, quizá la cinta más cercana a Jackie Brown de la filmografía de Tarantino), los personajes del cineasta no son arquetipos, sino personas de carne y hueso, más humanas, menos icónicas y glamurosas, pero infinitamente más interesantes.

Polos opuestos de los personajes de Pulp Fiction, fascinantes reinterpretaciones pop de los arquetipos del noir clásico, desde los gangsters de medio pelo interpretados por Travolta y Jackson, pasando por la femme fatale a su pesar de Uma Thurman y el boxeador en apuros bajo el rostro de Bruce Willis, hasta la pareja bonnieclydesca salida del último borrador de Asesinos natos bajo las facciones de Tim Roth y Amanda Plummer.

Madurando el 'Tarantino style'

Para rizar el rizo, Tarantino sitúa el eje emocional de la cinta en una suerte de historia de amor crepuscular entre los personajes de Grier y Forster, una pareja que ronda los cuarenta y muchos y los cincuenta y pocos y que comercialmente es puro veneno para la taquilla del mainstream de Hollywood, ya sea el de finales de los 90 o el de la actualidad. 

Eso no significa que no nos encontremos con las señas identitarias de Tarantino: la aparición de Vanishing Point en el televisor de la casa en la que viven los personajes de Fonda y Jackson, la podofilia tarantiniana en esos primerísimos primeros planos de los pies de Fonda (únicamente verbalizado en Pulp Fiction y posteriormente elemento fundamental de la iconografía de su obra) o la conversación maravillosamente banal sobre los distintos tipos de armas entre De Niro y Jackson (cercana a la de las nomenclaturas europeas de las hamburguesas fast food en Pulp Fiction o al significado oculto del Like a Virgin de Madonna en los primeros compases de Reservoir Dogs).

Fotograma de 'Jackie Brown'
Fotograma de 'Jackie Brown'
Cinemanía

¿La diferencia? Que esos guiños a la cultura pop que en Pulp Fiction eran el eje concéntrico de la cinta (un juguete posmoderno maravillosamente festivo y autoconsciente) aquí quedan en un segundo plano, sepultados por un relato que en ningún momento busca los golpes de efecto y la desestructuración narrativa para hacer avanzar el relato

Al contrario, Tarantino se toma su tiempo para construir un relato noir canónico, donde las explosiones de violencia gráfica aquí quedan en un atrevido fuera de campo, ya sea el asesinato de Melanie (Bridget Fonda) perpetrado por Louis Gara (el personaje interpretado por De Niro) o la muerte de Beaumont (un espléndido Chris Rock) a manos del Ordell interpretado por Samuel L. Jackson.

El regreso al Tarantino original

Lamentablemente, en su estreno el 25 de diciembre de 1997, la película fue recibida de manera tibia e incluso negativa tanto por el público general como por los seguidores acérrimos de Tarantino y la propia prensa especializada. Jackie Brown fue ignorada en los Oscar celebrados en 1998 y, aunque la película no fuera un batacazo comercial escandaloso, sí que pasaría sin pena ni gloria en comparación con la recepción que tuvo Pulp Fiction

Un hecho que posiblemente cambiaría para siempre la carrera de Tarantino, ya que no volvería a estrenar un largometraje hasta el año 2003, seis años después de la incomprendida Jackie Brown. La cinta sería Kill Bill: vol.1, un regreso al Tarantino más referencial y autoconsciente, fabulosa en su fusión e hibridación de géneros y estilos, pero que haría retroceder la evolución de un autor que a partir de ahí entregaría el tipo de obras que su legión de seguidores esperaba de él.

¿Quieres estar a la última de todas las novedades de cine y series? Apúntate a nuestra newsletter.

Mostrar comentarios