soberano de Rusia

Iván el Terrible, el zar más sanguinario

Convencido de que en torno a él solo había conspiradores y traidores, Iván IV organizó un auténtico régimen de terror que se cobró miles de víctimas y le valió el apodo con el que ha pasado a la historia: el Terrible.

Iván IV

Iván IV

Iván IV, el zar conquistador. El icónico retrato de Iván el Terrible por Víctor Vasnetsov refleja la visión que se tenía del soberano en el siglo XIX como un temible déspota. 1897. Galería Tretiakov, Moscú.

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El 16 de enero de 1547, un muchacho de 16 años fue coronado como nuevo soberano de Rusia en la catedral de la Dormición de Moscú. Siguiendo un antiguo protocolo, el metropolita (arzobispo metropolitano) de Moscú, Makario, se sentó en el trono mientras el joven príncipe permanecía de pie ante él. Al final recibió la corona, fue ungido y proclamado «Príncipe de Vladimir, Novgorod y Moscú y zar de toda Rusia».

Zar de toda Rusia. Iván IV fue el primer soberano de Moscú que asumía este título al ser coronado, aunque ya antes su abuelo, Iván III, lo había utilizado ocasionalmente. El término era una adaptación al ruso de «césar», el título que se daban a sí mismos los emperadores de Bizancio. Su adopción por los monarcas de Rusia era un reflejo del engrandecimiento que la antigua Moscovia había experimentado desde que se liberó del dominio mongol en el siglo XIV y de la voluntad de reivindicar la herencia del imperio bizantino.

Como formularon algunos miembros del clero ortodoxo ruso, tras el fin de la antigua Roma a manos de los bárbaros y la conquista de su sucesora, la Bizancio medieval, por los otomanos en 1453, Moscú se convirtió en la «tercera Roma», la definitiva. 

Casco de Ivan IV

Casco de Ivan IV

Casco que perteneció a Iván IV antes de su coronación como zar de Rusia. Armería Real, Estocolmo.

Aurimages

Iván IV se apresuró a seguir la senda expansionista de sus predecesores y puso su mirada sobre el kanato tártaro de Kazán, un territorio 800 kilómetros al este de Moscú que representaba una seria amenaza para el Estado ruso.

En 1549 lanzó su primera campaña, que fracasó. Llegó entonces al poder un kan prorruso llamado Shigali, que liberó a 60.000 esclavos y prisioneros rusos y organizó un banquete en el que hizo degollar a 70 sospechosos de conspirar en su contra. Pero Shigali se negó a ser un títere de Iván y abdicó en 1552. El zar lo aprovechó para lanzar la ofensiva definitiva.

Tras siete semanas de asedio, una mina abrió brecha en las murallas de Kazán y los rusos la conquistaron. Para celebrar la victoria, Iván mandó construir la famosa catedral de San Basilio, frente al Kremlin moscovita. 

La catedral de San Basilio

La catedral de San Basilio

La catedral de San Basilio. En el centro de la actual plaza Roja de Moscú se alza la impresionante catedral de San Basilio, construida entre 1551 y 1561. El templo fue encargado por Iván el Terrible para conmemorar su victoria sobre el kanato de Kazán. Tras su muerte se le dio el nombre actual, en honor de un «santo loco» ruso. 

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La conquista de Kazán –a la que seguiría cuatro años más tarde la del kanato de Astracán, a orillas del mar Caspio– puede considerarse el momento culminante de todo el reinado de Iván. Sin embargo, aquellos éxitos militares no cambiaban el hecho de que su posición como gobernante en Rusia era más débil de lo que parecía.

Su poder, lejos de ser absoluto, estaba limitado por la alta aristocracia de los boyardos, un grupo de 200 familias que tradicionalmente se repartían los cargos de gobierno y eran propensas a tramar conjurasrebeliones, como se vio en 1553.

Mapa

Mapa

Rusia y Europa durante el reinado de Iván IV (1547-1584).

Cartografía: Eosgis.com

 

Al borde de la muerte

Ese año, cuando Iván IV regresaba de Kazán, se enteró del nacimiento de su primogénito, Dimitri, lo que parecía garantizar la perpetuación de su dinastía. Pero una vez en Moscú enfermó gravemente. El 1 de marzo de 1553 parecía a las puertas de la muerte, y su hijo Dimitri solo tenía seis meses.

Corrió el rumor de que algunos boyardos planeaban elevar al trono a Vladimir de Staritsa, primo carnal de Iván IV, aplicando el principio consuetudinario de sucesión lateral en favor del hermano, el primo o incluso el tío del soberano. A la hora de la verdad, únicamente tres boyardos se negaron a jurar lealtad al bebé, pero el suceso sembró en el zar un recelo que se volvería enfermizo. 

Retorno victorioso

Retorno victorioso

Retorno victorioso. En este icono encargado por Iván el Terrible se representa al ejército ruso volviendo a Moscú tras la conquista de Kazán en 1552. Iván va a caballo justo detrás del arcángel Miguel, sobre un caballo alado. Galería Tretyakov, Moscú.

Scala

Fue el inicio de las persecuciones contra toda clase de conspiradores y traidores, ya fuesen reales o supuestos. Al año siguiente, el príncipe Semen Lobanov Rostovsky fue capturado cuando intentaba huir a Lituania y, bajo tortura, denunció a muchos cómplices. Rostovsky fue condenado a muerte por un tribunal, pero el zar lo indultó y fue encarcelado en un monasterio.

Como prueba el hecho de que Rostovsky salvara la vida, en esos años Iván actuaba todavía dentro de los límites de un monarca de la época. Durante la década de 1550 se desarrolló el llamado «gobierno de consenso», en el que Iván IV rigió el Estado respetando los privilegios de la aristocracia.

Lo guiaban una serie de consejeros: su amigo íntimo Aleksei Adashev, el metropolita Makario y un sacerdote carismático llamado Silvestre. Además, Iván estaba felizmente casado con Anastasia Romanovna, miembro de una destacada familia de boyardos, con la que tendría seis hijos.

Evangelio del zar Iván IV

Evangelio del zar Iván IV

Tapa de un evangeliario que perteneció al zar Iván IV, decorada con oro y piedras preciosas. En cada esquina se ha representado uno de los evangelistas. Armería del Kremlin, Moscú. 

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Justamente, la muerte de Anastasia en 1560 suele considerarse como el punto de inflexión en el reinado de Iván IV. Casado de nuevo con una mujer tártara, María Temurykovna, en la que muchos vieron una mala influencia, Iván se deshizo pronto de sus anteriores consejeros, sustituyéndolos por un nuevo favorito, Fedor Basmanov.

Además de que, según las malas lenguas, se entregó a la bebida, la fornicación e incluso a la sodomía, fue entonces cuando se manifestó en toda su extensión el carácter colérico y los impulsos de crueldad que le ganarían el apodo de Iván el Terrible

La muerte de Anastasia

La muerte de Anastasia

La muerte de Anastasia. Esta miniatura de la Crónica ilustrada de Iván el Terrible muestra a la esposa del zar, Anastasia Romanovna, en su lecho de muerte. 

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En realidad, estos rasgos estaban presentes en Iván desde la niñez. Al parecer, una de sus aficiones infantiles era arrojar animales vivos desde lo alto de una torre para ver cómo reventaban al chocar contra el suelo. En 1543, cuando tenía 13 años, ordenó que apaleasen a un boyardo hasta matarlo.

Otro ejemplo es lo que ocurrió en la primavera de 1547, cuando los habitantes de Pskov enviaron una delegación para quejarse del mal gobierno. Iván los roció con vino hirviente, los hizo desnudarse y les chamuscó el pelo y la barba. Pero no los mató.

Las «vendettas» del zar

En la década de 1550, esos impulsos quedaron contenidos por la influencia de su esposa y de sus consejeros, pero en 1560 estallaron en una espiral de violencia que ya no se detendría. En cuanto sospechaba que un noble conspiraba en su contra, el zar hacía que lo arrestaran para a continuación interrogarlo empleando toda suerte de torturas y, en último término, darle muerte sin juicio.

Lo mismo sucedía con los supuestos traidores que colaboraban con los enemigos de Rusia, fuesen estos los tártaros o, desde 1558, los países europeos –Suecia y la confederación de Polonia y Lituania– con los que Iván IV mantendría un largo y ruinoso conflicto, la guerra de Livonia (1558-1583).

La guerra de Livonia

La guerra de Livonia

La guerra de Livonia. Este óleo de Pavel Sokolov-Skalya recrea la conquista de Koknese por Iván IV en 1577; era una fortaleza de Livonia que los rusos perdieron enseguida. Museo Estatal Ruso, San Petersburgo.

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El príncipe Mikhail Repnin Obolensky es un ejemplo de cómo los aristócratas de la corte del zar podían convertirse en víctimas de su ira. Sobre su caída en desgracia existen varias versiones. Según una de ellas, en una fiesta el príncipe habría hecho un comentario ofensivo al ver a Iván bailando tras una máscara. Furioso, el zar lo expulsó y unos días después ordenó que lo mataran en una iglesia.

Otra versión sostenía que Repnin riñó con Basmanov, el nuevo favorito del zar, y lo acusó de ser amante de este último. Una tercera versión, quizá la más próxima a la realidad, apunta a que el zar ordenó ejecutar a Repnin cuatro días después de recibir la noticia de una derrota en la guerra de Livonia, sospechando que había pasado información a los lituanos.

Las relaciones de Iván IV con la aristocracia llegaron a un punto de ruptura en 1564. En diciembre, el zar abandonó Moscú, acusando a los boyardos y al clero de conspirar contra él. Les amenazó con abdicar, salvo que le concediesen poderes absolutos. Los boyardos cedieron por miedo a una guerra civil. 

Acto seguido, Iván tomó una medida extraordinaria que causó conmoción. Creó la llamada Oprichnina, un extensísimo territorio situado principalmente al norte de Moscú que sería el dominio personal y absoluto del propio zar y que se distinguiría del resto del país, la Zemshchina, gobernada por la aristocracia tradicional de los boyardos. 

El Kremlin de Moscú

El Kremlin de Moscú

El Kremlin de Moscú, residencia de los zares. Este enorme recinto fortificado en el centro de Moscú tomó su forma actual en los primeros años del siglo XVI. En la imagen se ve, detrás de la muralla, la catedral del Arcángel Miguel, construida en 1508, y, justo detrás, el campanario de Iván el Grande, de 81 m de alto, terminado aquel año. La catedral de la Dormición está en la misma zona. 

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Los boyardos que tenían tierras en el dominio de la Oprichnina debieron abandonarlas y en su lugar se instalaron los llamados oprichniki, nobles generalmente de nivel inferior que habían hecho un juramento especialde fidelidad al zar. Iván IV se trasladó con sus oprichniki a una nueva capital, Alexandrovskaya Sloboda.

Allí pudo cumplir su sueño de gobernar ejerciendo una autoridad absoluta, sin tener que negociar con los altaneros nobles ni temer sus conjuras. Los oprichniki cumplían ciegamente sus órdenes y formaban comandos que asesinaban, torturaban, saqueaban y expropiaban en nombre de su amo. Vestidos siempre de negro y luciendo escobas y cabezas cortadas de perro cuando iban a caballo, sembraban el terror allí donde iban.

Iglesia de la Crucifixión de Cristo

Iglesia de la Crucifixión de Cristo

Iglesia de la Crucifixión de Cristo, en el Kremlin de la ciudad de Alexandrov, donde vivió el zar Iván el Terrible. El edificio posee un singular campanario.

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El gran terror

Los príncipes y los boyardos intentaron reaccionar y en el verano de 1565 se reunieron para presentar una queja al zar, alegando que «ningún monarca cristiano tiene el derecho de tratar a los seres humanos como si fueran animales».

Un año más tarde, Iván reunió un gran consejo o Sobor para debatir la continuación de la guerra de Livonia. Cuando algunos nobles ofrecieron apoyar la guerra a cambio de suprimir la Oprichnina, Iván lo interpretó como un desafío a su autoridad y desencadenó una brutal represión. La mayoría de quienes se habían pronunciado contra la Oprichnina fueron arrestados de inmediato y sometidos a tortura.

Jenkinson, un comerciante inglés que se hallaba en Rusia, escribió en una carta a un compatriota: «Este emperador de Moscovia ha desplegado últimamente enorme crueldad contra su nobleza y sus caballeros, matando, flagelando y desterrando a más de 400, utilizando la confiscación de tierras y bienes por pequeñas ofensas.

Se ha ensañado especialmente con cuatro de ellos: a uno lo dejó a merced de los osos; a otro le cortó la nariz, la lengua, las orejas y los labios; al tercero mandó colgarlo de un poste y al cuarto, que le golpearan en la cabeza y lo hundieran bajo el hielo del río».

Busto de Ivan IV

Busto de Ivan IV

Reconstrucción facial de Iván el Terrible realizada por Mikhail Gerasimov en la década de 1960.

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La oposición al régimen de Iván IV tuvo como principal portavoz a los metropolitas de Moscú. Después de que dos de ellos fueran destituidos por pronunciarse contra la Oprichnina, fue nombrado para el cargo Filipp Kolychev, un abad de familia boyarda. Este exigió públicamente que el zar aboliese la Oprichnina y liberase a los presos como condición para aceptar el puesto, pero Iván se negó a hacer tal cosa y obligó a Filipp a ocupar el cargo de todas formas. 

En 1567, mientras Iván aseguraba haber descubierto una gran conjura entre los boyardos para entronizar a Vladimir de Staritsa, liderada por Iván Fedorov, el metropolita Filipp se atrevió a predicar abiertamente contra la Oprichnina.

«¿Cuánto va a durar esta injusticia? Los tártaros y los paganos y todo el mundo pueden decir que los pueblos tienen leyes y justicia. Solo Rusia carece de ellas». Y añadió, dirigiéndose al zar: «Recuerda que Dios quizá te haya alzado en la tierra, pero sigues siendo mortal y pedirá cuentas por la sangre inocente que han vertido tus manos».

De nada sirvió. Fedorov fue cosido a puñaladas por Iván en persona y Filipp se retiró a un monasterio, donde fue asesinado poco después. Dos años más tarde, Vladimir de Staritsa, su esposa y su hija de nueve años fueron obligados a beber un veneno.

«¿Cuánto va a durar esta injusticia? Dios pedirá cuentas por la sangre inocente que han vertido tus manos», exclamó el metropolita Filipp ante Iván el Terrible

En diciembre de 1569, Iván se persuadió de que las autoridades de Novgorod, rica ciudad del norte de Rusia, planeaban pasarse a la mancomunidad polaco-lituana. Se dirigió allí con su ejército decidido a hacer un escarmiento. Durante varias semanas sus oprichniki se dedicaron a saquear, torturar y matar indiscriminadamente, arrasando prácticamente la ciudad.

A los condenados se los ataba en grupos y se los arrojaba al río para que se ahogaran. Como el río bajaba helado, los oprichniki rompían el hielo con las botas para meter a las víctimas por el agujero. 

Los oprichniki

Los oprichniki

Los oprichniki. Óleo por Nikolai Vasilievich Nevrev. 1870. Museo de Bellas Artes, Biskek. 

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De vuelta a Moscú tuvo lugar un episodio particularmente impactante. Tras sufrir brutales torturas, trescientos nobles que habían sido apresados en Novgorod fueron conducidos a un lugar de las afueras de la capital donde se habían levantado veinte estacas. A ruegos de la multitud, Iván perdonó la vida a 184 de ellos.

Los otros 116 fueron atados a las estacas y murieron tras sufrir los suplicios más horribles, como la amputación de la nariz y los labios, baños alternativos de agua helada e hirviente, el desollamiento o el empalamiento.

El régimen de terror implantado por Iván no evitó que las malas noticias se acumularan en las fronteras. Con las tropas rusas atascadas en Livonia, los tártaros lanzaban sin cesar razias para conseguir esclavos por millares, que luego vendían.

En mayo de 1571, el kan de Crimea, Devlet Girey, invadió Rusia con 40.000 jinetes y ocupó Moscú. Girey se hospedó en uno de los palacios de Iván y luego incendió la ciudad. Decenas de miles de rusos fueron esclavizados. En julio de 1572, los crimeos avanzaron de nuevo, pero esta vez los rusos lograron detenerlos en Molodi, a solo 60 kilómetros de la capital. 

Un sombrío fin de reinado

Los asaltos tártaros contra Moscú hicieron recapacitar a Iván. Comprendiendo que el sistema de la Oprichnina no era militarmente eficaz, en 1574 decretó su disolución.

Mientras tanto, la guerra de Livonia seguía desgastando las fuerzas rusas. Entre 1578 y 1581, la ofensiva conjunta polaco-lituana y sueca arrebató a Iván casi todas sus conquistas de los veinte años anteriores. La tregua de Yam-Zapolsky selló la derrota de Rusia, que vio cómo suecos y polaco-lituanos se repartían el territorio livonio.

Trono de marfil de Iván el Terrible

Trono de marfil de Iván el Terrible

Trono de marfil de Iván el Terrible. Armería del Kremlin, Moscú.

Scala, Firenze

Justo antes ocurrió una tragedia familiar que marcaría los últimos años de vida del zar. En noviembre de 1581, Iván estaba en su palacio de Alexandrovskaya Sloboda cuando se encontró con su nuera, que descansaba en sus aposentos vestida con una túnica, cuando las normas de pudor exigían que llevase tres. Iván la golpeó con la mano en la oreja, la joven gritó y el hijo del zar, Iván Ivanovich, acudió en su ayuda.

En medio de una discusión Iván golpeó a su hijo en la cabeza con su báculo, como solía hacer cuando se enfurecía. El heredero se desplomó y murió dos días después. Además, la esposa del zarévich perdió el hijo que esperaba. Abrumado por el sentimiento de culpa, el zar acudió al entierro vestido como un penitente. 

El dolor de un padre

El dolor de un padre

El dolor de un padre. El zar Iván IV abraza desolado el cuerpo sin vida de su hijo y sucesor Iván, al cual ha dado muerte con su báculo en un arrebato de ira. Siglo XIX. Óleo por Ilia Repin. Galería Tretyakov, Moscú.

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Desde hacía un tiempo, Iván padecía fuertes dolores en la columna vertebral, lo que lo obligaba a desplazarse en litera. Pero murió de forma repentina en su cama el 18 de marzo de 1584, a los 54 años, cuando se disponía a jugar una partida de ajedrez con dos nobles de su séquito.

Corrieron rumores de que había sido envenenado, pero la existencia de esa conjura, como la de tantas otras que despertaron el pavor y la furia vengativa del zar, nunca ha podido probarse. 

Este artículo pertenece al número 243 de la revista Historia National Geographic.