carlos v

Un cuadro de Rubens que representa a Carlos V.

Historia, Religión

Los problemas del Imperio de Carlos V

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En la Europa con monarquías nacientes de carácter autoritario y nacional, que quieren desquebrajar la autoridad medieval cristiana, comienza a surgir dos poderes a principios del siglo XVI: el poder del Papa y del Emperador

Por un lado, tenemos el Imperio de Carlos V que quiere volver a implantar el Sacro Imperio Romano- Germánico. También está en auge el Imperio turco de Solimán el Magnífico pisando fuerte desde Oriente, llegando incluso a tocar las puertas de Viena. Por último, tenemos también el Gran Ducado de Moscú que fue unificado por Iván IV el Terrible y que se extiende por el Volga y Siberia.

Frente a estas tendencias unificadoras, aumenta la conciencia nacional, la consolidación de las monarquías territoriales y el autoritarismo. Carlos V intenta formar un Imperio Universal Cristiano, restaurando la idea de Universitas Christiana.

El objetivo: ordenar el mundo y conservar la paz bajo su tutela. Este proyecto no pudo cumplirse por la fuerza de los Estados modernos, la oposición de algunos reyes como, por ejemplo, los Valois de Francia y el avance de la Reforma Protestante.

Carlos no pudo dividir tampoco sus posesiones entre su hijo Felipe (Castilla, Aragón y Países Bajos) y su hermano Fernando (Austria, Bohemia y Oeste de Hungría). Pero consiguió defender la fe católica y hacer frente a los turcos y luchar contra el luteranismo.

En 1519 hay una elección disputada por Francisco I (Francia). Hacia 1520, Carlos es coronado en Aquisgrán como Rey de Romanos y, en 1521, se convoca la Dieta de Worms (donde Lutero es obligado a rectificar sus ideales hasta que finalmente es excomulgado). Se crea el Consejo de Regencia para paliar las ausencias imperiales y, en 1530, es coronado en Bolonia por Clemente VII como emperador.

Carlos se apoya en el Consejo de Castilla y en los Secretarios para tomar el gobierno después de la muerte del canciller Mercurio Gattinara.

Durante el XVI en Castilla, se da un despegue económico marcado por el sector primario. Tenemos un auge del Ilustre Concejo de la Mesta, que concede una mayor explotación de la lana.

Pero esto trajo algunos problemas, ya que al abrirse las puertas de Castilla a un comercio más amplio desde 1492, conllevaría una subida de impuestos para sostener la política imperial del reino, un incremento de la presión fiscal como, por ejemplo, al alcabala (impuesto indirecto del 5% sobre transacciones mercantiles), que era la principal fuente de ingresos de Castilla, y la incapacidad de la Hacienda imperial de hacerse cargos de los gastos bélicos. Esto tuvo como consecuencia la dependencia de banqueros y prestamistas como los Fugger y los Welser y el problema de la falta de dinero. Ante este último, la Corona se encargará de hacerse con parte del oro y de la plata que los particulares traigan de América.

Carlos intentará reconciliarse con la sociedad Castellana. Crea nuevos cargos y cada vez hay menos cargos extranjeros (Carlos tenía un consejo flamenco, porque se había criado en Flandes) y hay una castellanización de todo el personal. Crea instituciones nuevas con carácter centralizador, como el Consejo de Estado (1523), que ayuda al monarca.

En cuanto a la política exterior, se distinguen tres etapas: la primera, de inspiración borgoñona, relacionada con actitudes que Francia toma; la segunda, mediterránea, donde resaltan los conflictos con Francia y con los turcos; y la tercera, la Imperial, donde se dan las guerras con los protestantes y los asuntos germánicos.

La primera etapa se caracteriza por las guerras entre Carlos V y Francisco I (1520-1529) de Francia. Ambos monarcas fueron aspirantes al Imperio. Estos problemas vienen desde que Navarra entra en la órbita de Castilla, en 1512, y por lo que Francia no reconoció esta incorporación. Luego está Borgoña y el ducado de Milán, que es clave para controlar los Alpes y mantener el Camino Español. En Italia habrá pequeñas guerras hasta la definitiva, la batalla de Pavía, donde las tropas de Carlos derrotan a las francesas y hacen prisionero a Francisco I. Para conseguir la libertad, el rey francés, renuncia a Milán y a Borgoña mientras, por la espalda, reúne una alianza con los turcos. El Papa Clemente VII apoya a Francia y las tropas imperiales saquean Roma. Se firma la paz de Cambrais, en la que se cede parte de Borgoña pero se conserva Milán.

En la segunda etapa, el foco está en Milán, un ducado que está bajo la protección de la familia de los Sforza. Cuando muere el último Sforza, Francia intenta volver a hacerse con su dominio. La guerra finaliza con la tregua de Niza en 1538, llevada a cabo por el Papa con el objetivo de unir fuerzas entre Francia y el Imperio de Carlos contra el Imperio Turco. En 1541 Francia vuelve a ir contra Carlos y el emperador se alía con Enrique VIII (Tudor) y con los príncipes alemanes. En la Paz de Crépy de 1544, Francia renuncia a Nápoles y desiste de intentar anexionarse los Países Bajos.

Mientras tanto, los turcos, en 1521, conquistan Rodas y empiezan a amenazar la estabilidad del Imperio.

Otra etapa es la de Alemania y el protestantismo. Carlos va a convocar las Dietas como, por ejemplo, la Dieta de Worms en 1521 con el objetivo de intentar apaciguar el impacto de Lutero.

La Iglesia Católica estaba marcada por el absentismo y el analfabetismo de los clérigos. Por ello, Carlos solicita al Papa un concilio para la reforma de la institución, pero que no será convocado hasta 1545.

Carlos seguirá convocando Dietas, como la Dieta de Spira en 1526, cuyos temas fueron el absentismo del emperador y las protestas de los príncipes alemanes ante la mayoría de representantes en las Dietas de católicos.

La Dieta de Augsburgo de 1530 hay una ruptura entre católicos y luteranos. Ante esto, los príncipes protestantes crean una Liga: la Liga Smalkalda en 1531 con apoyo de Francia.

El Papa se da cuenta del error de no haber convocado un concilio antes y, debido a esto, el luteranismo se ha ido expandiendo por Europa. Ante esto, en 1545 convoca el Concilio de Trento.

Pero este concilio no crea ningún interés entre los protestantes y entrarán en guerra contra el Emperador en 1547 en la batalla de Mülhberg donde las tropas imperiales se alzarán con la victoria.

Finalmente, en 1555 se firmará la Paz de Augsburgo, en la que se reconocerá la religión luterana.

En 1556, Carlos V abdica a favor de su hijo Felipe II, cediéndole los territorios españoles, italianos y flamencos. A su hermano Fernando, los austríacos. Carlos muere en 1558.


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