Isabel de Baviera: la complicada historia de “Sissi”, la última gran emperatriz de Austria

24 de diciembre de 1837. La monarquía del extinto reino de Baviera se preparaba para recibir a un nuevo integrante: la hija del duque Maximiliano y la princesa Ludovica. A las 10:43 de la noche, el interior de una de las habitaciones del Herzog Max Palais se llenó de ruido. La emoción por el nacimiento de Isabel de Baviera se convirtió con el paso de los minutos en lástima. La pequeña había nacido con un diente fuera, que en ese entonces se consideraba como una señal de mala suerte. El rumor comenzó a esparcirse rápidamente: sobre la niña caería una especie de maldición que haría de su vida un suplicio.

Y así fue. De hecho, más allá de cualquier superstición, la historia de Isabel de Baviera está llena de pasajes lamentables que incluyeron infidelidades, linchamientos sociales, la muerte de uno de sus hijos y su asesinato a manos de un anarquista. Todo eso mientras lidiaba con haberse convertido, casi por accidente, en la última gran emperatriz de Austria.

¿Quién fue Isabel de Baviera?

Nadie puede decir que Isabel tuvo una infancia complicada. Al igual que sus siete hermanos, la descendiente imperial creció entre palacios y castillos, además recibió instrucción educativa en casa, por lo que no necesitó salir de su entorno. Eso le cobró factura con el tiempo, especialmente cuando sus pocas habilidades y destrezas la convirtieron en motivo de críticas por parte de su familia y su círculo cercano.

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En 1848, cuando tenía apenas 11 años, la joven conoció a Carlos Luis y Francisco José, sobrinos del emperador Fernando I, que habían llegado a la comunidad de Innsbruck escapando de la turbulencia provocada por la revolución social en Viena. Durante ese verano, Carlos Luis cayó enamorado de Isabel e incluso le prometió una vida juntos en cartas acompañadas de lujosos regalos. Años después, en 1853, la hija de Maximiliano y Ludovica se reencontró con los nobles –que también eran sus primos– bajo un escenario diferente: Francisco José había ascendido al trono y se había convertido en emperador de Bavaria.

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Durante ese periodo, el monarca estaba en busca de una esposa que le acompañara en sus tareas. La candidata más fuerte era Elena, hermana de Isabel. De hecho, su tía –la archiduquesa Sofía– pactó una reunión entre la familia de “Nené” (como le apodaban a la joven) y el emperador para que ambos se conocieran. Para sorpresa de todos, Francisco José prefirió a Isabel, que en ese entonces tenía solo 15 años; él tenía 23. Incapaz de rechazar al soberano de Baviera, “Sissi” aceptó casarse con el emperador.

La triste historia de Sissi Emperatriz

El 24 de abril de 1854, Francisco José I se casó con Isabel. Desde los primeros días de su unión, la pareja real estuvo rodeada de escándalos. Por ejemplo, la sociedad del reino no aceptaba a su nueva monarca y la tachaban de inculta. También criticaron su vida sexual, mencionando que no había consumado su matrimonio durante la noche de bodas y señalaron que era sospechosa su cercanía con otras mujeres; además la acusaron de haber engañado a su esposo con el conde húngaro Gyula Andrássy, a quien le achacaron ser padre de su cuarta hija, María Valeria. Por su parte, Francisco José sí tuvo muchas amantes.

Como si se tratase del cumplimiento de una maldición abrazada al nacer, la tragedia acompañó a la emperatriz en terrenos más personales. Quizá la mayor de sus desgracias fue la muerte de su primogénita, Sofía Federica, a causa de una fuerte enfermedad en 1857. Esto generó, además de una profunda depresión en la monarca, que no se le permitiera criar a sus tres hijos, Gisela (1858), Rodolfo (1858) y María Valeria (1868), a quien parió casi al mismo tiempo en que se convirtió en reina de Hungría.

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En sus últimos años de vida, Isabel de Baviera enfrentó una gran pena provocada por la muerte de Rodolfo, acuasdo de convencer a una mujer –la baronesa María Vetsera– de quitarse la vida. De acuerdo con ciertas versiones, gobernantes franceses intentaron convencer al joven de traicionar a su padre y arrebatarle el trono. Ante la negativa del hijo de Isabel de ejecutar tal plan, el servicio secreto galo le propinó una paliza que terminó con su vida. Tras la misteriosa muerte de Rodolfo, “Sissi Emperatriz” vistió solo de negro en señal de luto y abandonó Viena.

¿Qué pasó con Isabel de Baviera?

En la década de 1890, Isabel de Baviera mantuvo una relación distante con Francisco José, comunicándose con él solo a través de cartas. Compró un barco y recorrió Europa y una parte de África, dejando constancia de su paso en lugares como Argelia, Egipto, España, Francia, Grecia, Portugal, Marruecos, Turquía y Suiza.

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El 10 de septiembre de 1898, “Sissi” caminaba junto a una de sus damas de compañía –Irma Sztaray– por las orillas del lago Lemán de Ginebra cuando un anarquista italiano llamado Luigi Lucheni la apuñaló en el corazón. La emperatriz no sintió gran dolor sino hasta minutos después, cuando descubrió que sangraba. A pesar de los esfuerzos por salvar su vida, Isabel murió a causa de un taponamiento cardíaco.

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La historia de la mujer que no buscó encabezar un reino continuó siendo trágica después de su muerte. Como dijo Francisco José al enterarse del asesinato de su esposa y reina consorte: “en su imperio la desgracia no conoció el ocaso”. Ante la ausencia de un heredero, el emperador tuvo que dejar la corona a uno de sus sobrinos: Carlos Luis, nieto de su hermano homónimo. Este subió al trono en 1916, pero abandonó el cargo dos años después, cuando Austria se conformó como una república que daba la espalda a su pasado monárquico. Así terminó una larga historia que encontró en Isabel de Baviera a su representante más trágica.

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