ISABEL DE BAVIERA (1854-1898)

Conocida como Sissi, fue emperatriz de Austria y reina consorte de Hungría por su matrimonio con Francisco José I de Austria con el que tuvo cuatro hijos: Sofía Federica, Gisela, Rodolfo y María Valeria. De belleza espectacular, Isabel de Baviera era rebelde y muy avanzada para su tiempo. Cuidaba mucho su figura, hacía dieta, paseaba ocho horas y mantuvo su cabellera siempre larga y perfectamente cuidada. Hablaba cinco idiomas y sentía un gran aprecio por los animales.

Sufrió mucho para adaptarse a la estricta etiqueta practicada en la corte imperial de Viena, radicalmente diferente del ambiente en el que se había criado. Cuando su hija Sofía falleció, la hicieron sentir culpable y entró en una depresión que la marcaría de por vida. Fue gran impulsora del compromiso austro-húngaro de 1867 creando la monarquía dual entre Austria y Hungría. Tras la muerte de su hijo Rodolfo en extrañas circunstancias, conocido como el Crimen de Mayerling, la emperatriz abandonó Viena y se puso de luto riguroso.

Le encantaba viajar y se compró un palacio en Corfú desde donde, en la última etapa de en la vida, recorrió el Mediterráneo a bordo del vapor Miramar. En 1894 estuvo en Alicante y Elche, y allí, al ver la famosa palmera de siete brazos, exclamó que era digna de un imperio, por lo que recibió el nombre de “Palmera Imperial”. Isabel de Baviera fue asesinada por el anarquista italiano Luigi Lucheni con un estilete mientras paseaba por el lago Lemán de Ginebra.